4
_Papá, ¿haz perdido la cabeza? ¿cómo se te ocurre contratar a esa tipa después de lo que me hizo? ¡es una delincuente!
_¿podrías calmarte? - exigió con enojo - no te permito que me hables de ese modo. Y si la contraté fue por ti.
_¿Por mí? - rió sin poder creerlo - Pues gracias, padre, por contratar a alguien que casi me rompe un brazo.
_Te lo merecías.
_¿Qué? - preguntó incrédula - ¿cómo puedes decir eso? ¡soy tu hija!
_Vi la manera en que la trataste, ¿crees que haces bien en actuar de esa manera con gente con menos estabilidad económica? No solo la contraté por ti, también como una manera de disculpa.
_¿Quieres ofrecerle una disculpa? Bien, solo ofrecele dinero y asunto arreglado, esa gente lo acepta sin dudarlo. Pero no la quiero aquí.
_Ya está hecho, Jennie. Ella se queda, da las gracias que ya no recibiras miradas porque a ella no le interesas.
_¡Ah, pues que bien miente!
_Bajale a tu ego, Jennie - comenzó a retirarse.
_¡No es ego, es la verdad! ¡Ya verás que ella tambien será una pervertida! ¡Seguro por eso aceptó, porque le gusto!
El señor Kim cerró la puerta y suspiró, esa chica le daba dolores de cabeza. Se dirigió al comedor donde Lisa estaba esperando y la pelinegra se puso de pie al instante en que lo vio ingresar.
_¿Te hice esperar mucho? - sonrió amable.
_No, señor. Estaba distraída admirando su hogar, tiene una hermosa casa - la verdad era que estaba distraida viendo toda la comida que estaba sobre la mesa, era la misma cantidad que la de una cena navideña para ella.
_Muchas gracias. Ven, sigueme, te mostraré los exteriores de la casa.
Lisa asintió y aceleró su paso para alcanzarlo, estaban saliendo al patio de la casa cuando cruzó miradas con Jennie, ella estaba bajando por las escaleras y se notaba que tenía un humor de perros.
_Parece que no le agradó que me haya contratado - pronunció Lisa.
_Ya se le pasará, tú solo no le prestes atención, ¿está bien?
_Sí.
Jennie los siguió a una distancia prudente, no confiaba en esa chica. Su padre le mostró todos los exteriores, indicándole cada tarea que debía realizar y cuales arboles tenía permitido dar forma. Le mostró el lugar donde podía descansar y guardar sus cosas, era un pequeño cuarto que estaba a un extremo de la casa, tenía una comoda cama, un televisor, un baño y ducha propia.
Le recordó que si tenía algún aperitivo que solo se lo pidiera a alguna de las sirvientas, ellas se los traería, agregando además, que si tenía algún emergencia, diera aviso a alguien que se lo pueda notificar y podría retirarse.
¿era un buen jefe? Sí, lo era, y eso todos sus trabajadores lo sabían y era la razón por la cual lo respetaban.
(La casa Kim)
_Entonces, espero estés cómoda. Bienvenida a la casa Kim - sonrió amable y estrecharon manos - me tengo que retirar, este señor tambien tiene trabajo por hacer - rió - que tengas buen día.
_Claro, usted también - dio una reverencia y el señor Kim comenzó a retirarse.
_Comportate - advirtió a su hija al pasar por su lado.
_¿Qué? Eso debes de decirle a ella - reprochó. Su padre la ignoró y ella solo giró a ver a la pelinegra, Lisa procedia a quitarse su gran bolso y su sudadera para poder trabajar, Jennie solo la observó con desagrado y dio media vuelta para irse.
Horas después, Jennie se pintaba las uñas de los pies mientras conversaba por videollamada con sus dos amigas. Estaba sentada en la cama y con su laptop a un lado, sus amigas estaban de igual manera.
_No tienes porqué preocuparte, solo haz tus ejercicios de todas las mañanas y verás que deja su trabajo solo para verte, eso siempre pasa - aconsejó Jeongyeon.
_¿Y si esta vez no? - comentó Rosé.
_Por dios, Rosé. Nuestra amiga es una diosa, cualquiera queda tarado al verla.
_Lo sé, pero el punto aquí es la manera en que se conocieron.
_Vuelvo a decir - interfirió Jennie - fue ella quien se lanzó al carro, yo no tuve la culpa.
_Lo sabemos - respondieron sus amigas estando de acuerdo.
_Ve e intentalo - siguió Jeongyeon - haz tus ejecicios, verás que no dejará de verte y asunto arreglado.
_Eso haré - se puso de pie - al fin y al cabo, nadie puede resistirse a mis encantos - sonrió coqueta y con confianza.
Lisa ataba el pañuelo en su cabeza para evitar que su cabello le estorbara. Volvió a inclinarse y continuó cortando la mala hierba que habitaba la mayoría del patio.
Jennie se asomó tras la puerta y divisó el lugar donde estaba la pelinegra. Sonrió con malicia al verla y salió de la casa con su ropa deportiva, la más sexy que había encontrado.
Se colocó al centro del patio y mirando con disimulo a Lisa, comenzó a hacer sus ejercicios matutinos.
Lisa solo continuaba arrancando la hierba, no se había dado cuenta de su presencia.
Jennie se detuvo al darse cuenta que no la estaba mirando, debía de llamar su atención de alguna manera. Se le ocurrió una idea y continuó haciendo sus ejercicios mientras comenzó a cantar.
Lisa se distrajo por aquella voz y giró a verla, era Jennie quien estaba cantando mientras hacia ejercicios.
Le importó menos y continuó con su trabajo.
_Pero qué...- Jennie quedó incrédula, ¿cómo es posible que no la esté mirando?
Seguro era algún error y no la vio bien, retomó los ejercicios y continuó cantando, esperando su mirada de tonta en ella.
Siguió así por media hora hasta que Lisa se puso de pie y se fue al otro extremo de la casa para continuar quitando la hierva de ese lugar.
Jennie se detuvo y la miró con enojo, ¿pero quien se había creido? Refunfuñó en una rabieta y se marchó malhumorada dentro de la casa.
Lisa la vio con disimulo y luego solo rió en silencio, era evidente que quería echarla, pero se la iba a dejar difícil, porque a ella no le parecía para nada atractiva.
Legada la tarde, Lisa almorzaba cómodamente sentada a un lado de su trabajo, había terminado de quitar la hierva y ahora estaba nivelando el suelo, sí que habían descuidado por completo el jardín.
¿y como no hacerlo? Si Jennie a estado echando a cada nuevo jardinero durante un año y ocho meses, tiempo en que su madre ya no podía cuidar ella misma de su jardín, como siempre le gustaba hacerlo.
Jennie la miraba desde su ventana, solo la miraba con amargura y desprecio ¿como su padre podría contratar a alguien como ella? Solo era necesario verla en como se viste, seguro en la menor distracción, se robaría algún objeto valioso de la casa, no le sorprendería, después de ver la calle de donde viene, es lo que más se espera de ella.
_¿como dices que se llama? - Jeongyeon se acercaba a su lado, tambien viendo a la jardinera.
_Lisa - respondió entre dientes - la idiota de la jardinera.
_Lisa...- pronunció por lo bajo, no dejaba de verla, había un toque de curiosidad en su mirada hacia esa chica.
_Necesito echarla - volvía a su cama - no puede estar aquí después de lo que me hizo, no soportaría verle la cara todos los días.
_Tengo un plan - Rosé se sentó sobre la cama - hazle la vida imposible, hartala hasta que ya no quiera quedarse - sonrió - si no puedas echarla, haz que quiera irse.
_Mi padre se puede enterar.
_¿Y qué es lo que puede hacer? - Jeongyeon se acercaba - no puede desederarte, eres su única heredera, lo máximo que podría hacer es castigarte por unos días, luego entendería que tú y esa jardinera no pueden estar en la misma casa y la echará, claro, siempre y cuando se entere de tus planes.
_Pero sé cautelosa - siguió Rosé - no hagas un lío en el primer día, ve de a poco, así llegará el momento en que explote y se vaya por su cuenta.
_¿tienen un plan en especifico? - preguntó Jennie.
_Claro - respondió Jeonyeong - algo ligero.
****
Lisa acomodaba su plato sobre la silla y tomaba la pala para continuar, cuando sorpresivamente para ella, una gran cantidad de agua caía sobre su cabeza, dejándola sorprendida y jadeante por lo helada que estaba.
_Upps, lo siento - escuchó risas y giró aun sorprendida a verla, Jennie sostenía en una de sus manos un balde, y sonreía como una dulce e inocente niña.
_¿por qué...hizo eso? - se veía a si misma, toda su ropa estaba empapada - ¿qué diablos le ocurre? - alzó la voz con enfado.
_Será mejor que no me hables en ese tono, estás hablando con la hija de quien te da de comer, ¿oíste? Y no hice nada, solo vine a ayudar - volvió a sonreir - es más fácil quitar la tierra cuando está mojada, pero te metiste en mi camino - alzó los hombros - lo siento - dejó caer el balde al suelo y comenzó a retirarse - y procura no entrar a la casa así, ¿quieres?
Lisa la observaba desafiante, murmurando entre dientes todos los insultos que no podía decirle - en la cara.
_Me la vas a pagar - se quitó el pañuelo con endado - idiota niña mimada, lo vas a hacer.
Los capítulos serán cortos 😌
Voten ❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro