Capítulo Tres: ¿Amor a primera vista?
Ni bien llevaban las 24 horas en aquella nueva ciudad y ya eran rehenes en un atraco, que suerte la suya. Gustabo y Horacio junto a la cajera del establecimiento eran las víctimas de aquel crimen.
-Por favor, no de nuevo. Llévense todo lo que hay en la caja y váyanse de una vez.
-¿¡Te podrías callar!? O si no te pego un puto tiro en la cabeza.
Mientras la cajera lloraba por su vida, Gustabo trato de que ella mantuviera la calma.
-Señorita, tranquila. En cualquier momento la policía estará afuera dispuestos a negociar.
Mientras que Horacio veía todo aquello y recordó los atracos en su ciudad natal y como lograban abatir a los atracadores junto a su amigo. Eran los héroes de la ciudad. Él se caracterizaba por tener los tiros más limpios y certeros en toda la academia de policía y en la Interpol; mientras que Gustabo era la mente maestra de los planes al momento de desmantelar mafias u organizaciones y, con su famoso "pico de oro", lograba engañar y convencer a los delincuentes en atracos y en interrogatorios. Siempre ganaban reconocimientos y tenían una placa en la entrada de la Interpol, como los mejores agentes del país. Pero ahora estaban escondidos y, a pesar de que estaban por empezar una nueva vida, no descartaba el hecho de ser policías en aquella ciudad.
-¿Gustabo? Tú, ¿cómo crees que sea la policía de esta ciudad?
-Ni idea Horacio, pero por lo que me dice la trabajadora de aquí es que hay muchos delitos en este pueblucho.
-Ostia. ¿Y si entramos a la policía? Va a ser fácil entrar y hacer las oposiciones.
-Recuerda perfectamente que nos cambiaron identidades y que nos escondieron. Si vamos, tendremos que disimular bien, hacer creer que somos unos pringados.
-Perfecto, quiero conocer todo de aquí. He leído que el superintendente se llama Jack Conway y que ha trabajado con el FBI de encubierto.
-¿Enserio? No había escuchado hablar de él.
-¡Silencio! O si no, cuando llegue la policía rompo negociaciones y ustedes serán nuestros escudos.
En diez minutos, Conway y Volkov estaban estacionando el Z al otro lado de la calle.
*Greco, infórmame*
*Si super, son tres atracadores y tres rehenes, ya se revisó el perímetro y no hay indicios de algún tirador*
*Perfecto. ¿Quién va a negociar?*
*Siendo sinceros super, lo estábamos esperando*
*Menudos gilipollas tengo en el cuerpo, bien, voy para acercarme*
*10-4*
Conway llegó a la entrada –Buenas gilipollas. ¿Empezamos con la negociación?
-Más respeto abuelo o rompemos negociaciones.
-Abuelo tu puta madre, o te meto a perpetua en la federal.
-Tenemos tres rehenes, la cajera, el cresta y el rubito.
-Bien. ¿Qué quieres por el primer rehén?
-Quiero huida limpia, sin pinchos, obstáculos y helicóptero.
-Me parece bien. *Sale primer rehén, Greco encárgate de cachearlos*
Salió la cajera, agradecida abrazo a Conway para después ir con Greco.
-Bien, ¿qué más quieres por el segundo rehén?
-Danos tres segundos para huir.
-Denegado, solo puedo darte un segundo y medio. ¿Lo tomas o lo dejas?
-Maldita sea, lo tomo.
-De acuerdo. *Sale segundo rehén*
Salió Horacio que vio por primera vez a Conway. Este vio salir al chico que se dirigió a Greco. Horacio al salir del establecimiento vio a un oficial de cabello gris, piel blanca y guapo. Le gustó de inmediato. Cuando pudiera le preguntaría su nombre. Al igual que Volkov, vio al de cresta salir del lugar y le llamó la atención el cabello de este.
-De acuerdo, ahora el último rehén. ¿Qué quieren?
-La clave Robert.
Conway aceptó. –Está bien. Saquen al último.
En eso, vio salir a un chico rubio, con ojos color del cielo, pestañas largas, de piel blanquecina y unos labios carnosos. A Conway se le escapó un suspiro silencioso, se le hizo el chico más lindo del mundo. Le hubiera encantado conocerlo de una forma diferente, desgraciadamente después de este atraco no lo volvería a ver, hasta que se le ocurrió una idea y esperaba con todas sus ansias capturar a los idiotas que seguían adentro.
*Listo salió el último rehén, cachéenlo y pídanle su número telefónico para informarles y levanten la denuncia en comisaría contra estos gilipollas si es que los capturamos*
*10-4 super*
Gustabo salió del lugar y levantó la vista, vio a un hombre elegante de traje frente a él, se le hizo el hombre más sexy que haya visto, a pesar de las pocas arrugas que se le notaban se veía guapo. Su cabello negro, su piel medianamente morena, su mandíbula perfectamente sombreada por la barba creciente. Dios, estaba malditamente bueno el hombre. Lo malo es que después de esto no lo volvería a ver más, aunque la posibilidad de hacer oposiciones en el cuerpo de policía de esa ciudad no estaba mal. "Horacio, te amo por tu idea", pensó el rubio.
Holi de nuevo, tarde pero sin falta jaja.
Por cierto, tengo un libro con una historia bastante buena y quiero adaptarlo Intenabo.
Si les gustaría y creen que lo leerán, pueden decirme.
Nos vemos la siguiente semana.
Lxs quiero.
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