A la mañana siguiente, un rayito de sol se coló entre las cortinas de la ventana del hotel y golpeó directo en los párpados del rubio, que comenzaba a abrir los ojos por la molestia de la luz. Cuando sus cinco sentidos estaban activos comenzó a levantarse y movió a su compañero que estaba a un lado de la cama.

-Horacio, Horacio despierta.

-Otros cinco minutos más por favor.

El rubio se rio y comenzó a hacerle cosquillas para que despertara de una vez.

-Joder, Gustabo ya estoy despierto. Eres un hijo de puta, no me dejas descansar.

-Calla ya caranabo, vamos a desayunar y saldremos a darle un recorrido a la ciudad. Al menos si, vamos a empezar una nueva vida en esta ciudad, hay que empezar a conocer todo, también hay que conseguir empleo.

-Yo quiero conocer la comisaría de este lugar, por lo que vi en internet el superintendente de esta ciudad es el jefe supremo, además quiero seguir con legado de nuestros padres.

-Horacio, es una nueva vida, dejemos atrás eso y comencemos con otra cosa.

-No, me niego a dejar lo que teníamos en Washington, recuerda, éramos los mejores agentes estábamos al mando.

-Tú dijiste, estábamos-. Remarcó la última palabra y dio punto final – Ya Horacio, levántate. Saldremos a buscar comida y caminaremos.

-De acuerdo Gus.

Era impresionante la rapidez con la que se familiarizaron con los nuevos nombres, a veces para una persona que cambiaba de identidad era imposible que se aprendiera todo, pero para los hermanos era sumamente fácil. Son inteligentes, nunca olvidarían las cosas.

Ya aseados salieron de la habitación en la que estaban hospedados y salieron al mundo.

Entraron al badulaque que estaba en frente del hotel y se dispusieron a comprar cosas como para su aseo personal o para comer.

-Horacio ¿Quieres unas papitas?

-Si por favor, voy a buscar cepillos dentales.

En ese momento un grupo de hombres armados con máscaras entraron al establecimiento.

-¡Todos abajo! Esto es un atraco-. Uno de los tipos comenzó a disparar al aire y comenzaba a reír como un loco.

Eran las seis de la mañana, Conway se había despertado en comisaría, tenía un dolor fuerte de cabeza y muchas náuseas producto del alcohol. Levantó su cabeza y caminó hacía la salida de su despacho, se daría una ducha rápida y comenzaría a dejar en orden para otro miserable día de trabajo.

Unos minutos después salió de las duchas y caminó directo a vestuarios, ahí tenía un traje de emergencia por si se quedaba a emborracharse. Ya aseado y vestido, volvió a su despacho para terminar el papeleo de los capullos de sus trabajadores.

-No me lo puedo puto creer, procesé es con c y s, no con s y c. Gilipollas de agentes que tengo.

Mientras terminaba de arreglar los papeles, todos informaban en radio que habían llegado y procederían a hacer su 10-33. Volkov llegó al despacho con un café para su jefe.

-Superintendente, buenos días. Le traje un café como a usted le gusta.

-Gracias Volkov, en verdad lo necesito-. Cuando despegó su mirada de los documentos, el ruso vio las ojeras que cargaba y en un cubo de basura estaba una botella vacía de whisky, se dio cuenta que su jefe había pasado la noche en comisaría y que había bebido.

-Joder, Conway ¿Se quedó aquí toda la noche?

-Qué te importa, gilipollas.

En ese momento, en la radio se escuchó la voz de Greco.

*Código 3 en badulaque, tenemos dos cupos disponibles ¿Alguien viene?*

Volkov contestó-*Conway y yo 10-7, vamos para allá*

Los dos salieron corriendo de comisaría, caminaron con pasó rápido al aparcamiento, Conway sacó su Z, subieron a la patrulla y partieron a badulaque.

Holi de nuevooo.

Ya pasó la semana y les traigo otro capítulo más.

Apenas estamos iniciando y se viene cosas buenas.

Si tienen duda o algo pueden decirme.

Los quiero, nos vemos la siguiente semana.