Capítulo cinco
Sonrío cuando mi abuela me golpea con la cuchara de palo que tiene en su mano.
—No me hables así, niño, estoy muy mayor para que me faltes el respeto.
—Abu, no digas eso—me río—. Pero deberías descubrir tus horizontes, ya sabes, salir con alguna otra persona que no sean tus amigas y...
—Tu madre debería estar llegando en cualquier momento, ve a prepararte.
Así es como me hace pararme y me dirijo a mi habitación. He estado emocionado desde que me dijo que mamá vendría, más cuando hace unos días me dijo que lo haría hoy.
Ayudé en las cosas de la casa a mi abuela antes de darme una ducha y colocarme ropa de deporte para venir a comer.
Reviso mis mensajes una vez estoy en mi habitación y sonrío con lo que leo.
Hollycopter: Espero que vaya todo bien hoy, cualquier cosa estaré en mi casa, no dudes en venir.
Respondo un rápido gracias antes de apagar lo y comenzar a vestirme para salir. Me pongo unos jeans negros lisos, una camiseta blanca y encima de ella una camisa azul, los tenis negros que nunca fallan y por último mi pulsera. Nunca salgo sin la pulsera que me regaló mi abuela.
Mis manos tiemblan y estoy inquieto, me molesta que de alguna forma parezca desesperado por verla. Es como si no Pudiera pensar coherentemente.
Mamá es de las personas que luego de su divorcio se centró solamente en su trabajo, ha viajado alrededor del mundo desde que no está con mi padre. Me alegro que le esté yendo super bien en su ámbito laboral, pero no miento cuando digo que a veces me siento un poco celoso de que haya preferido su trabajo antes que a mí.
Regularmente la veo dos veces al año, un cambio drástico, si me lo preguntan, ya que antes nos veíamos todos los día.
En cambio, papá trata de venir a verme con más regularidad, pero me ha dicho que conoció a alguien y que su tiempo libre se divide entre esa persona y yo.
La verdad, nunca fuimos cercanos, así que es parecido a cuando estaba en casa.
Mi celular comienza a sonar con una llamada y salto a tomarlo pensando que puede ser mamá, pero me apago un poco cuando veo que es Holly... claro, hasta que me doy cuenta que es ella quien llama y mi entusiasmo vuelve a crecer.
—¿Alo?—digo una vez que respondo la llamada.
Hay unos segundos de silencio hasta que escucho un sollozo.
Mis alarmas se disparan rápidamente y ni siquiera me he dado cuenta lo que estoy haciendo hasta que mi cuerpo se posiciona frente a la casa de Holly. Toco desenfrenadamente la puerta y sale ella con el celular en la mano y lágrimas en las mejillas.
Sin pensarlo, corto la llamada y la abrazo.
Podría acostumbrarme a esto fácilmente.
—Necesito que me digas qué está mal para poder solucionarlo, Holly—pido con voz suave.
—Yo... siento haberte preocupado—trata de apartarse, pero rápidamente la atraigo hacia mi cuerpo—. No quería arruinar tu encuentro con tu mamá, pero es que no sabía a quien más contarle. No tengo amigos y en estos momentos estoy sola en casa, ni siquiera sé me vino mi familia a la mente antes de que aparecieras tú.
Se me incha el pecho, la respiración se entrecorta en mi sistema y la emoción desborda por todos mis poros. Pero me recuerdo que está llorando y todavía no sé porqué.
—Muchas gracias por eso, Holly. Ahora, ¿me quieres contar por qué las lágrimas están ensuciando tu rostro?
Asiente.
—Hace un par de meses he enviado un manuscrito a una editorial... hoy me ha llegado un correo diciendo que están interesados en publicar mi historia—cuenta mientras una lagrima se suma a las otras de su mejilla.
Bien, aquí hay que aclarar tres puntos importantes:
1.- Fui la primera persona en quien pensó para contarle algo que claramente le importa. (Déjenme disfrutarlo un poco más, no me juzguen)
2.- Nunca la había abrazado por tanto tiempo (se siente bien, no pienso apartarla ahora), mucho menos la había visto llorar.
3.- En mi vida hubiera pensado que Hollycopter pudiera ser de esas personas que escriben. No la subestimo, pero nunca lo había mencionado.
Entonces aquí está la cuestión: Estoy cayendo tan malditamente rapido que asusta y emociona al mismo tiempo.
—Felicidades—digo por fin—, es una excelente noticia. Espero que me muestres ese manuscrito, lo leeré con gusto. Pero también necesitas dejar de llorar, porque, aunque aún te veas bonita, no quita el hecho de que me está matando verte así.
—Sí, lo siento—se aparta de mi.
Niego quitandole importancia.
—Tu madre, Dios, no pensé en eso hasta que te tuve enfrente de mi puerta.
Sonrió.
Me ha gustado que haya recurrido a mí en primer lugar.
Me quedo un rato más con ella disfrutando de su emoción y anhelando siempre verle esa gigante sonrisa en su rostro.
.
Ha pasado un par de horas desde que llegué de la casa de Holly. Me impresiona el hecho de que haya podido alejarme de ella.
En estos momentos estoy sentado con mi abuela en la sala mientras vemos una serie de televisión dramática que la tiene embobada mirando.
Río cuando el que supongo que es el protagonista se cae "accidentalmente" para que la chica le preste atención.
Podría ser perfectamente yo tratando de llamar la atención de Holly.
Algo vibra en mi muslo. Mi celular. Me aseguro que mi abuela siga en lo suyo para ver el mensaje que ha llegado.
Mamá: Erko, me surgido algo de último minuto, lo siento. Te veré más o menos en la fecha de navidades.
Me aseguro que lo que leo sea cierto.
¿Esa es mi mamá?
Hasta el iceberg era más cálido.
No me doy cuenta que hago, pero entro en trance. En uno largo.
—Mamá no vendrá.
Mi abuela me mira sorprendida.
—Mamá no vendrá.
Se acerca para envolverme en sus brazos, pero me levanto rápidamente.
Estoy enojado. Estoy furioso.
Estoy dolido, me siento engañado. Prometió que vendría.
—Si llama, por favor dile que no es necesario que venga para las navidades—informo con el nudo en la garganta—. Lo siento abuela, necesito espacio.
Corro hacía mi habitación y me encierro en el lugar.
Lágrimas caen y mi mano tiembla. Quiero golpear algo, gritar, llorar.
Y lo único que termino haciendo es acostarme de lado y mirar fijamente la foto que descansa en la pared.
Es de hace más de un año en mi cumpleaños. Somos mamá y yo en una cabaña decorada con globos y serpentinas, nos veíamos felices. Hasta había olvidado que se suponía que tendría que quedarse una semana y solo estuvo tres días.
No entiendo porqué me decepciona y me duele que no haya venido. No es la primera vez que termina faltando a su palabra, rompiendo una promesa y desgastando el dejado hilo de co fianza que me queda con ella.
La amo, pero, al igual que con papá, su amor duele.
Hola, espero que estén bien.
Lamento mucho no haber podido publicar algo antes, pero necesitaba tiempo para mí.
Pero ya terminé mi último año de escuela, estoy muy emocionada y asustada por esta nueva etapa.
Este capítulo en especial me dolió mucho escribirlo, sobre todo la última parte, porque me representa muchísimo, ojalá y no sea el caso de alguna persona que lea esto.
Besos y abrazos, cuídense.
Prontamente más capítulos.
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