Quiero un beso.
Un beso de limón.
Un beso de fresa.
Un beso de caricias.
Un beso que diga "te quiero".
Un beso sin igual.
Un beso de mandarina.
Un beso de terror.
Un beso ilusionado.
Un beso de película.
Un beso de amor.

Solo quiero un beso tuyo.

O, al menos, lo quería.
Porque al verte besándola, sentía como todo se derretía dentro de mí.
Porque la estabas besando a ella.
No a mí.
Nunca a mí.

Y sentí algo que aún no había experimentado, una emoción de la que todos hablan.

Celos.

¡Merlín, tenía ganas de gritar!
¡Merlín, tenía ganas de matar!

¿Nunca has oído la expresión de que los celos matan?
¿No?
Puede que me la haya inventado.

Pero los celos...

Matan.