I. chapter two
── II ──
«Headaches and Shifting»
Habían pasado dos semanas desde que había llegado a la Reserva. El cielo parecía estar negado a ser cubierto por las usuales pomposas y grises nubes que lo decoraban, el calor llegaba hasta los veintiséis grados centígrados y Talah podía decir que aquel verano la estaba pasando de maravilla a pesar de no estar con sus amigos.
En aquellas semanas se vio obligada a aprender sobre los cuidados especiales que necesitaba su abuela, ella sufría de lupus. Se le había diagnosticado esta enfermedad cuando era más joven, pero le aseguraron que pasaría mucho tiempo antes de que este despertara por completo y la afectara notoriamente. El lupus despertó hace algunas semanas atrás, cuando ella sufrió una fiebre de altas temperaturas sin razón alguna y los doctores le dieron el nuevo diagnostico.
Talah tomó las pastillas del estante sobre la heladera y sacó dos pastillas blancas, llenó un vaso de agua y se lo dio a su abuela. Aquellos medicamentos trataban el lupus, más no lo curaban. Por lo que la muchacha debía estar atenta a todo lo que necesitaba su abuela. También agarró un analgésico y lo tomó junto a su café, últimamente estaba sufriendo bastantes dolores de cabeza y no entendía el porqué
La castaña le había dicho a su abuela que quería conseguir un trabajo, y aunque la anciana le dijo que no hacía falta ya que con lo que tenían era más que suficiente, Talah insistió en que quería ayudar en la economía del hogar. Gracias a los cielos pudo conseguir un puesto de trabajo como mesera en una pequeña cafetería a unos cuantos kilómetros de la reserva.
Terminó su taza de café y lo puso dentro del lavavajillas antes de irse hacia el baño para peinarse un poco, aquel día debía hacer doble turno porque el día siguiente no iba a poder cubrir su turno usual de la mañana por tener que llevar a su abuela a hacer algunos estudios médicos.
── Nos vemos más tarde, abuelita – le dijo dejando un beso en la frente a la mujer.
── Cuídate mihija, y llámame cuando llegues – respondió ella dándole un largo trago a su café.
Tomó las llaves de su coche y al encender el motor se encaminó hacia su trabajo, su coche había sido un pequeño regalo de Charlie por su llegada, un hermosos Volkswagen beetle ahora llevaba su nombre. El día en que le dio las llaves de su nuevo coche ella no paraba de saltar y de gritar, incluso la vecina había salido para ver que ocurría y su abuela no dudó en contarle a la señora Call que su nietita ahora era toda una mujer empoderada.
Frenó en el pequeño estacionamiento de la cafetería y bajó del coche. Al entrar Jennifer, la dueña del lugar, la recibió con una sonrisa.
── Llegas temprano – le dijo apenas entró.
── ¿Qué puedo decir? Los Bathon somos muy puntuales – respondió con una sonrisa divertida mientras pasaba su boleto por la maquina para marcar el comienzo de su turno.
ˏˋ ☾ ˎˊ
La manada Quileute estaba en la playa, disfrutando de un hermoso día soleado. Algunos de los chicos se quedaban junto a sus parejas mientras se bronceaban, otros jugaban al futbol y los demás estaban disfrutando el refrescante agua del mar.
Un muchacho se abalanzó sobre su mejor amigo haciendo que ambos se cayeran al agua.
── ¡Quil! ¿Qué mierda...? – espetó la victima.
── ¡Lleven a Embry a la arena! – ordenó a Seth y Collin y los tres alzaron al muchacho de sus brazos y piernas.
Embry intentó, en vano, soltarse de ellos; pero iba a ser algo imposible ya que los cuatro eran hombres lobo con una extraordinaria fuerza, si uno ejercía fuerza, los otros lo duplicarían para impedir que se escapara.
Sintió que lo lanzaban en el suelo y lo llenaban de arena, como si fuese un pollo al cual rebosar en migas de pan. Se levantó rápidamente y se sacudió el cabello. Miró a los tres chicos y los empezó a perseguir para lanzarlos al agua. Se escuchaban la risa de los demás mientras los miraban, parecían niños.
── ¿Dónde están Jacob y Eyra? – preguntó Kim, la novia de Jared y su impronta.
── Están en una cita – murmuró un pelirrojo con cara malhumorada y se sentó junto a ellos.
── Venga Aren, sabías que tarde o temprano empezarían a salir – dijo Jared abrazando por los hombros a su novia y dejando un beso en su frente.
── Si, lo se... pero ¡Es mi hermana por el amor de dios! – exclamó él con histeria. Emily y Kim solo rieron.
── Tarde o temprano debes aceptar que Jacob esta imprimado de tu hermana, Aren – consoló Sam, el alpha de la manada. Este palmeó el hombro del chico y le sonrió – cuando llegue tú momento, entenderás que es casi imposible estar separado por mucho tiempo de tu impronta.
── ¡Exacto! Y las primeras semanas son las más duras, apenas y podrás estar cinco minutos lejos de ella – agregó Jared y besó a su novia.
── ¿Creen que todos nos imprimamos? – preguntó Embry llegando hacia ellos, había escuchado a charla desde la lejanía y algo dentro de él se removió – Quiero decir... Antes era casi imposible.
── Pero ahora todos están encontrando a su alma gemela – le respondió Emily.
── Deben ser pacientes, muchachos – agregó Sam abrazando a su prometida – el destino tiene todo preparado, solo deben esperar.
Justo al finalizar de decir aquello, se escuchó un fuerte rugido por todo el bosque. Embry se levantó del suelo y miró al cielo en donde los pájaros volaban despavoridos ante lo ocurrido.
── Alguien se transformó – murmuró Aren mirando al Alpha, este asintió sin dejar de mirar el bosque.
── Seth, Brady y Collin, lleven a las chicas a la casa. Los demás, vienen conmigo – ordenó y se encaminó hacia los arboles junto al resto de la manada. Apenas habían sido cubiertos por los altos arboles, el calor recorrió su espina dorsal y el muchacho rápidamente se convirtió en un gran lobo gris.
La conciencia de sus hermanos se volvieron nítidas en su cabeza, era algo normal en una manada, todos podían oír los pensamientos de los demás en su mente cuando estaban en fase.
El alpha corrió hacia donde se había oído el rugido y los demás lo siguieron sin dudarlo. Los arboles se habían vuelto manchones verdes en su vista mientras corría. La sensación de libertad que le brindaba la naturaleza cuando pasaba por sus bosques era gratificante y placentera, el viento golpeaba su pelaje y sus patas parecían volar por la velocidad en la cual iba.
Se escucharon a lo lejos unos lloriqueos, Sam se transformó en humano frente a ellos y tomó unas bermudas que habían escondido dentro de un tronco. Un lobo de pelaje castaño claro miraba hacia todos lados con miedo y con la cola entre las patas, soltaba lamentos y chillidos cuando veía una y otra ves lo que antes eran sus pies y se agachó con temor cuando vio a Sam caminar hacia él.
── Hola muchacho, tranquilo – dijo con voz calma él, levantó sus manos en son de paz cuando el lobo le gruñó – Mira, necesito que intentes transformarte en humano para poder explicarte ¿Vale?
El lobo lloriqueó histérico, como si intentara explicarle que no podía, ni tampoco sabía cómo. Sam le explicó que debía de hacer para volverse humano otra vez y toda la manada estuvo esperando varios minutos hasta que sucedió.
Un muchacho de apenas catorce años estaba desnudo en el suelo, abrazándose mientras sollozaba.
Embry sintió pena por el chico, recordando que él también se había sentido así cuando tuvo su primera transformación.
ˏˋ ☾ ˎˊ
El día en la cafetería fue tranquila, tuvo que atender a algunos clientes y llevar los pedidos de los comensales en la bandeja de mesera. Por poco casi se le caía todo un pedido, pero gracias a los cielos un muchacho la ayudó a recomponerse antes de que cayera al suelo, su cara se había vuelto toda roja cuando le agradeció.
Charlie llegó a eso de las cuatro de la tarde junto a una muchacha de cabello castaño ondulado y piel blanca, dedujo que era su hija al ver el parecido que ambos tenían.
── Aquí está mi detective preferida – saludó Charlie cuando ella llegó con su bloc de notas y su bolígrafo. El hombre sacudió su cabello de manera juguetona haciendo que algunos rulos se escaparan de su coleta y ella lo miró mal por aquello.
── Pareces de buen humor Sheriff – murmuró con una sonrisa.
── Así es – respondió él – Talah, ella es Isabella, mi hija.
La muchacha alzó su mano con algo de incomodidad y le dio una sonrisa forzada.
── Un gusto Isabella, soy Talah Bathon – se presentó ella extendiendo su mano.
── Un gusto – le respondió en voz baja – llámame Bella, por favor, Isabella es muy formal.
Talah rio por aquello y asintió.
── Bien, ¿Qué van a ordenar? – preguntó. Charlie pidió un café americano con un sándwich de jamón y queso; Bella, por su parte, pidió un Té frio con algunos bizcochos de chocolate.
La muchacha puso el pedido en la cocina y Ralph, el cocinero, empezó a cocinar. Unos minutos más tarde empezó a sentir que aquel dolor de cabeza que sufría últimamente, volvió con más fuerza, llevó su mano a su frente, como si aquel gesto pudiese "calmar" el dolor que sentía.
Llevó los pedidos de Charlie y Bella con algo de dificultad y fingió una sonrisa cuando su padrino alagó la comida.
Para cuando los Swan se fueron, Jennifer se acercó hacia ella y posó su mano sobre su frente. La preocupación era visible en su rostro.
── Estas ardiendo en fiebre – le dijo.
── Estoy bien, es solo un poco de dolor de cabeza – murmuró la muchacha ganándose una mirada desaprobatoria de la mujer.
── Ve a casa y duerme un poco, llamaré a tu abuela y le diré que te prepare un té de manzanilla – ordenó y Talah no la contradijo, se sentía bastante mal como para discutir.
Jennifer Brown era una mujer con un instinto maternal muy fuerte, y eso era algo obvio ya que ella era su madrina. Tenía el cabello largo y ondulado, la mayor parte del tiempo lo llevaba trenzado en su costado izquierdo. Era alta y con una postura muy autoritaria y seria, podía intimidar a cualquiera que la mirase. Jennifer era muy protectora con los suyos al igual que su marido John, un hombre bastante carismático y dulce.
Dos dias después de que ella había llegado a Forks, les comentó que andaba en busca de un trabajo y Jenn no dudó ni un segundo en ofrecerle un lugar en su cafetería.
Talah pasó su tarjeta por la maquina, terminando así su turno y se subió a su coche. Eran apenas las cinco de la tarde cuando vio que el sol empezaba a bajar lentamente y a esconderse detrás de los arboles, el dolor de cabeza se había intensificado a un punto inaguantable, a tal punto que apenas y podía concentrarse en el camino.
Con su mano izquierda tapó su oreja, sintiendo como todo subía el triple de volumen. Los sonidos del bosque junto a la carretera, el ruido del motor y hasta su respiración errática eran sonidos tan claros que hasta ella misma se estaba asustando de lo que le sucedía.
Un calor empezó a recorrerles la punta de sus dedos, como si sus manos estuviesen sobre las llamas de un horno, aquel calor empezó a tomar lugar lentamente por sus muñecas, luego sus antebrazos y cuando llegó hasta la altura de su cuello fue que decidió estacionar el auto a la orilla de la carretera y salir despavorida hacia la entrada del bosque.
Apenas era consiente de lo que la rodeaba, caminaba con ambas manos en sus orejas, intentando en vano callar los sonidos saturados del mundo exterior. Mantenía sus ojos cerrados, como si se convenciese de que aquello no era más que un mal sueño y que debía de despertar.
El calor abrumó todo su cuerpo, al igual que un intenso dolor en sus músculos y un ardor en sus huesos. Gritó, como si aquello la librara de su dolor, pero en ves de eso solamente sintió como su cuerpo empezaba a deformarse, a quebrarse y a moverse inconscientemente.
Cuando decidió abrir sus ojos, supo al instante en que algo andaba mal. Su vista era perfecta, podía notar las agujas de pino en el suelo y las partículas de polvo que resplandecía en la luz del atardecer. Su olfato se había intensificado, el olor al rocío y tierra mojada abundaba en aquel bosque y los sonidos de la naturaleza se oían claramente gracias a su audición mejorada.
Estaba embobada por su alrededor, pero aquello apenas había durado unos segundos ya que empezó a lloriquear al ver que sus manos ya no eran sus manos, sino dos patas de perro gigantes. Intentó gritar, pero lo único que salió de ella fue un aullido de miedo causando que el terror en ella se duplicara, incluso triplicara.
Escuchó unos cuantos pasos detrás de ella, por lo que se giró con la cola entre las patas. De los arboles salió un muchacho, el mismo chico que le había ayudado aquella tarde en la cafetería. Detrás de él estaba una bonita de muchacha de cabello rojo, quien la miraba con curiosidad.
── Oye, hola... está bien... – murmuró el chico dando unos pasos hacia ella y con sus manos extendidas al frente.
«¡No te acerques! » – espetó ella, más aquello fue un gruñido en ves de palabras.
── Escucha, no te haré daño, lo prometo – dijo este ignorando aquello y mostrando sus manos alzadas en señal de paz.
Talah sintió un nudo en su garganta y sus ojos se llenaron de lagrimas, se vio sus manos y lanzó un lloriqueo desesperado ante no entender exactamente que le ocurría. Ella no había sido mordida por un hombre lobo como lo había sido Scott, ni nacida de una familia de lobos como Derek. Estaba desesperada ante la falta de respuesta a lo que le sucedía.
La pelirroja se acercó hacia ella con pasos cautelosos y le regaló una sonrisa tranquilizadora.
── Se que estás nerviosa, lo entiendo. Pero confía en mí, déjame ayudarte – le dijo. Talah por alguna razón desconocida decidió confiar en ella y asintió – Escúchame, para volverte humana debes pensar en cómo eres. Piensa en tus manos en lugar de patas, nariz en lugar de un hocico. Inténtalo, sé que puedes.
Ella asintió a lo que decía y se enfocó en aquello, sonaba fácil y lo había visto muchas veces la transformación de Scott y Emma.
── Jake, ve por la ropa por favor – la pelirroja dijo haciendo que el muchacho asintiera y fuese a quien sabe donde.
Talah cerró sus ojos, enfocándose en aquellas instrucciones que le daba la desconocida. Imaginó sus manos, sus manos humanas amoldándose en aquel cuerpo, al igual que sus piernas, torso, cabello y brazos. Intentó cuantas veces, sintiendo un cosquilleo en la punta de sus dedos, pero no lo lograba. Intentó una ultima vez, aquel fuego pasó a través de todo su cuerpo y se sintió más desabrigada. Al alzar su vista notó que estaba acuclillada en el suelo y completamente desnuda.
La chica se acercó hacia ella mientras se quitaba su chaqueta y la envolvía con ella, tenía un olor peculiar, como si fuese mágico, pero a la vez salvaje. El muchacho llamado Jake se acercó hacia ambas y dejó un bolso junto a ella, este por su parte olía casi de la misma manera que la pelirroja, pero era un aroma más fuerte, mucho más salvaje que el delicado aroma de la chica. Este se giró para irse hacia un árbol y quedarse allí, dándole la privacidad que necesitaba.
── Cámbiate y acompáñanos, te lo explicaremos todo – dijo la pelirroja. Talah asintió sintiendo su labio inferior temblar a la cual la muchacha acarició su mejilla. Aquello la tranquilizó y tomó el bolso con ambas manos antes de darse la vuelta y esconderse detrás de unos arbustos.
Encontró ropa interior, shorts y un top deportivo negro, se lo puso y se sorprendió al notar que le entraba perfectamente. Salió con timidez de los arbustos y se arropó más con la camiseta que le había dado la chica. Esta sonrió al ver.
── Hola cariño, soy Eyra Callaghan – se presentó. Eyra era una hermosa chica de cabello rojo, tez blanca y con un rostro decorado con muchas pecas. Era de estatura alta y tenía bastante musculatura, como si entrenara para algun deporte. Esta apuntó por encima de su hombro– y el que esta detrás del árbol es mi amigo Jacob. ¡Ven Jake!
Rápidamente pudo vislumbrar a un muchacho de tez morena y cabello oscuro, era grande, de brazos anchos y de belleza descomunal. Se acercó hacia ambas y se puso junto a la pelirroja, casi de manera protectora.
── Un gusto, Jacob Black – dijo este tendiendo su mano. Ella sintió sus mejillas enrojecer y estrechó su mano con el de él.
── Talah Bathon – murmuró casi tan bajo que dudó en que la hayan escuchado.
── Bien Talah, ven y acompáñanos. Tenemos cosas por explicarte y gente al cual presentarte – Eyra dijo con un pequeño ápice de emoción en su voz.
La morena asintió siguiendo a la muchacha hacia el auto. Eyra le pidió que subiera a su propio coche mientras que Jacob se encargara de atar una cuerda en su beetle para remolcarlo. Talah se sentó en los asientos traseros y miró por la ventana del coche.
¿Que demonios le había pasado?
¡Hola Hola amores! ¿Cómo andan? Que felicidad poder traer un nuevo capitulo de LOVER :D Espero que les haya gustado muchísimo y no se olviden de comentar que tal estuvo y su opinión aquí mismo 👉
Lamento mucho la tardanza con el segundo capitulo. El día en que lo iba a publicar me sentí muy mal (para no decir que me sentía que iba a morir xd) y además estuve de vacaciones, por lo que no estuve 100% del tiempo con mi teléfono. ¡PERO YA VOLVIMOS!
Talah tuvo su primera transformación muy rapido, lo se, pero entenderán que la trama general se enfocará cuando ella ya haya pasado por esto. ¡Ya quiero ver sus reacciones al siguiente capitulo!
Ya sin nada más que decir, recuerden que los quiero mucho ¡Y no se olviden de comentar y votar! Ayuda muchísimo y me incentiva a continuar con esta historia. Manténganse las manos limpias 24/7 🙌 y sigan cuidándose
RiderStilinski ── 18/03/2022
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