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3. We have bigger problems than your love life

"Tenemos problemas más grande que tu vida amorosa."























El camino a casa de Nancy era dolorosamente incómodo. Apenas le dirigía la palabra a Steve y él lo notaba. Un ramo de rosas reposaba en el asiento de trasero de su auto. Él toqueteaba el volante con la punta de sus dedos, estaba muy nervioso.

Y como para no estarlo. No sabía nada de Nancy desde que terminaron, ni siquiera iba a clases. Por lo que Steve decidió ir a disculparse por dios sabe qué cosa.

Sin embargo, me dijo que quería que yo estuviera ahí, porque "eso es lo que hacen los amigos". Cada vez que recordaba sus palabras era como si me estuvieran apuñalando mil veces en la garganta.

Cuando el auto se detuvo en la casa, Steve se miró varias veces en el espejo, arreglándose el cabello.- Tu cabello se ve más grande que nunca.- musité burlonamente. Él me miró con preocupación.

-No es momento para bromas, no estoy seguro de lo que estoy a punto de hacer.

-Entonces no lo hagas.- respondí.- Además, nunca sabes qué hacer.

-De acuerdo, iré a hablar con ella. No sé si me arrepentiré, pero tengo que hacerlo.

Steve se bajó del auto con el ramo de flores en su mano, me dio una última mirada antes de cerrar la puerta, yo sólo le di unos pulgares arriba completamente seria.

Vi como rodeaba el auto mientras decía algo para sí mismo. Sin embargo, al llamó mi atención. La casa de los Wheeler tenía una bicicleta aparcada en el jardín, bueno más bien tirada en el suelo. Tras unos segundos de analizarla recordé que era la bicicleta de Dustin. Abrí la puerta rápidamente cuando vi de lejos al antes mencionado.

-¡Dustin!- exclamé de pronto.

Steve se detuvo a medio camino bastante confundido. Dustin se sorprendió al vernos, aunque parecía estar enfadado o preocupado por caminaba.

-¿Son para la señora Wheeler?- preguntó Dustin burlescamente. Me acerqué rápidamente a ellos, uniéndome a la conversación.

-No.- respondió Steve.

-Bien.- Dicho esto Dustin le arrancó el ramo de rosas de las manos, empezando a caminar hacia el auto.

-¿Qué haces?- preguntó Steve intentando seguir a Dustin.

-Nancy no está en casa.- dijo Dustin.

Steve se detuvo.- ¿Dónde está?- preguntó.

-Eso no importa.- Dustin se acercó a la ventanilla del auto.- Hola, Amy.- saludó. Acto seguido comenzó a subirse en el auto.- ¡Tenemos más problemas que tu vida amorosa!- reprimí una carcajada que me moría de ganas dejar salir.- ¿Todavía tienes ese bate?

-¿Qué bate?- preguntó.

-El de clavos.- le recordé.- Espera, ¿Por qué necesitaría ese bate de nuevo?- cuestioné confundida.

-Lo explicaré en el camino.

-¿Ahora?- preguntó Steve confundido.

-¡Ahora!


[...]

Con el tiempo, el asunto del mundo del revés se había vuelto una prioridad secundaria. Hace un año que realmente ninguno de los involucrados lo mencionaba. De hecho puede que lo haya intentado apartar de mi mente, ya que ese tipo de recuerdos es mejor dejarlos de lado. Pero cuando Dustin nos dio la noticia de que todo se estaba repitiendo una vez más, sólo podía pensar en que tal ves esos pensamientos nunca se fueron.

"Hammer to fall" de Queen sonaba en las bocinas del auto de Steve, había escuchado esa canción muchísimas veces, usualmente Steve y yo la cantaríamos a todo pulmón. Sin embargo, el ambiente en el auto era más tenso de lo que me gustaría admitir, hasta el punto que la canción parecía escucharse más lejana de lo que verdaderamente estaba.

-Espera... ¿Cómo de grande?- preguntó Steve.

-Primero era así.- respondió, demostrando con sus dedos.- Ahora es así.

-Por dios.- murmuró Steve.- Eso no es más que una lagartija.

-Te juro que no es una lagartija.- insistió Dustin.

-Dustin, ¿Cómo puedes estar tan seguro de eso?- cuestioné.

-¡Porque se comió a mi gato!- El silencio se hizo presente más rápido de lo que pensaba. Suspiré pesadamente llevándome una mano a la frente, ya me comenzaba a doler la cabeza.

El resto de trayecto hacia la casa de Dustin fue demasiado silencioso. Una vez que llegamos, Steve se dirigió inmediatamente a la parte trasera de su auto, resulta que el bate seguía ahí. Sin decir palabra alguna, Dustin nos dirigió al lugar donde se encontraba su lagartija-monstruo.

Era un sótano que se encontraba en el patio trasero de Dustin. Estaba cerrado con cadenas y un candado. Pero era demasiado silencioso como para un monstruo del mundo del revés.- No oigo una mierda.

-Está ahí dentro.- respondió Dustin con seguridad. Steve le dio un golpe leve a la puerta, seguido de uno más fuerte, para alarmar al monstruo. Steve se impacientó, se giró hacia Dustin con la linterna directamente a sus ojos.

-Te juro que si esto es una broma, te mato.- dijo sin quitarle la linterna del rostro.

-¡Que no es una broma!, y deja de apuntarme.- se quejó Dustin.

-¿Tienes la llave?- pregunté.

Steve abrió dudosamente la puerta, Dustin intentaba apuntar con la linterna pero la mano le temblaba demasiado, así que Steve se la quitó.

-Debe de estar al fondo.- sugirió Dustin.- Me quedaré aquí por si intenta escaparse.

Steve lo miro incrédulo y acto seguido negó con la cabeza, aunque decidió bajar por su cuenta.

Sólo se escuchaban los pasos de Steve bajando por las escaleras y la pesada respiración de Dustin. En un momento inesperado, se escuchó como Steve encendía la luz del sótano, pero no se escuchó nada más.

-¿Steve?- preguntó Dustin.

De pronto Steve apareció al fondo de las escaleras, con la linterna apuntándonos una vez más.- Bajen aquí.- sonó como una orden.

Dustin y yo no dudamos en bajar en seguida.

-¿Qué es eso?- pregunté asqueada al encontrar lo que estaba colgando del bate. Era como una clase de capa fina y podía ver un poco a través de ella.

-No tengo ni idea.- respondió Steve.

-Mierda.- murmuró Dustin.

Steve no dijo ni una palabra, sólo apuntó con su linterna a otra dirección, mostrándonos un agujero en la parte baja de la pared, era un clase de túnel.

-Creo que tu pequeño animal ha estado ocupado con otras cosas.- murmuró Steve.

Nos acercamos un poco más al túnel y no parecía terminarse allí, debido a que tenía un pequeño giro hacia la derecha. 


[...]


Todo lo que escuchábamos era "código rojo, código rojo", era Dustin que no paraba de intentar alerta a Lucas.

-Los teléfonos son más útiles.- le sugerí.

-Pero pueden ser interferidos.- respondió.

-¿Te crees que un walkie talkie no?

Nuestra pequeña conversación se vio interrumpida por Steve, quien dejó caer un balde con carne fresca al suelo.- Necesito ayuda aquí, les recuerdo que estamos en esto juntos.- se quejó.

-Oh, por supuesto.- Respondió Dustin.- No te distraigo de tu novia de nuevo.- murmuró, lo suficientemente alto como para que yo lo escuchara, así que se llevó una ligera patada en la rodilla. Steve nos ignoró y sólo seguía con los baldes.- Alguien tiene que crear la tensión, ya me lo agradecerás.- me susurró y acto seguido se puso junto a Steve.

Me acerqué a ellos avergonzada, mientras los ayudaba a descargar lo que quedaba. Sin embargo, el walkie talkie de Dustin comenzó a emitir la señal de Lucas.

"Código rojo, código rojo."

Dustin se alejó un poco de nosotros, para responderle.

-Mira quién es.- habló Dustin sarcásticamente.

-Lo siento, Dustin. Mi hermana lo había apagado.- contó.

-Pues mientras tanto, Dart ha vuelto a crecer, se ha escapado y creo que es una cría de un demogorgon.

-Mira, hasta le ha puesto nombre.- comentó Steve.

-¿Qué?- preguntó Lucas confundido.

-Te lo explicaré después. Te veo en el depósito de basura con Steve y Ames.

-¿Steve?- cuestionó.

-¿Qué te sorprende, Lucas?- pregunté en voz alta.

Dustin me miró sonriendo.- Trae también tus prismáticos y tu cohete de pulsera.

-¿Steve Harrington?- volvió a cuestionar Lucas.

-De acuerdo, todo listo. Vámonos.- Anunció Steve, lo suficientemente alto como para que la incredibilidad de Lucas se resolviera.

-Tú sólo ven. Cambio y fuera.



[...]


-El plan suena sencillo en la teoría, pero supongo que será mucho más difícil llevarlo a cabo.- me dijo Steve.

-Como el comunismo.- respondí distraída.

-Exacto.

Dustin caminaba a unos metro de nosotros, todos tirábamos carne cruda por donde pasábamos para atraer al monstruo llamado Dart.

-Vale, Dustin. A ver si entendí.- habló Steve.- ¿guardaste algo peligroso para impresionar a una chica que acabas de conocer?

-Algo que tú harías.- respondí bromeando.

-Oh, cállate.- respondió Steve intentando ocultar su risa.

Dustin nos miró fastidiado y prosiguió a responder su pregunta.- Eso es simplificar las cosas muchísimo.

-¡Espera!- exclamé.- ¿Es esa chica pelirroja?- pregunté riendo.

Steve me miró con una mueca.- ¿Sabes quién es y no me dijiste nada?- preguntó haciéndose el ofendido.

-Con tu bajón de los últimos días creo que era lo último que querías escuchar.

-Al contrario, me hubiera alegrado un poco.- respondió sonriendo.

-Sigo aquí.- recordó Dustin, girándose hacia nosotros. Realmente no había notado lo lejos que estaba.

-Lo siento, Dustin. Continúa. ¿Por qué a la chica le gustaría una cosa tan asquerosa como esa?

-¿Es broma?, Es una babosa interdimensional.

-Sinceramente..- interrumpió Steve.- creo que te esfuerzas demasiado.

-No todos tenemos tu cabello perfecto.- se quejó Dustin, lo cual me hizo reír.

-No es sobre el cabello. El truco con las chicas, es hacer como que las ignoras.- le dijo Steve.

-Dustin, te recomiendo que no lo escuches. Estoy segura que algunas chicas prefieren a alguien atento.- interrumpí rápidamente.

-No pensabas eso cuando te gustaba Tommy.- murmuró Steve.

-No me gustaba Tommy, me parece atractivo, pero eso no significa que no me parezca un imbecil.

-Pues creo que es un bueno truco.- contestó Steve.

-¿Incluso si realmente te importa?- preguntó Dustin.

-Exacto, las vuelve locas.- le respondió Steve con total seguridad. Giré los ojos ignorando la conversación mientras continuaba tirando la carne.

-Y luego...- dijo Dustin.

-Luego esperas a que... Lo sientas, supongo.

-¿Sientas qué?

-Es como antes de una tormenta. No lo ves pero es como una especie de electricidad, ¿sabes?

-¿Como el campo electromagnético cuando las nubes...- de pronto Steve lo interrumpió.

-No, es mas bien como una electricidad sexual.

-De acuerdo, ahí es donde te detengo.- hablé en voz alta.

-Pues realmente estoy aprendiendo mucho.- contestó Dustin, Steve se encogió de hombros.

-Sientes eso y haces tu jugada.- continuó Steve, llevándose un golpe en el hombro de mi parte.

-¿Entonces la besas?- preguntó Dustin inocentemente.

-No, para el carro, Romeo.- Dustin se disculpó en voz baja.- Vale, sí hay chicas que les gusta que seas. directo.

-No todas.- remarqué.

-Ya sabes, fuerte, macizo, como un león.- Dustin asintió.- Pero a otras les gusta que seas lento y sigiloso, como un ninja.

-Es una de las cosas más estúpidas que has dicho.- murmuré.

-¿Qué prefiere Nancy?- soltó Dustin de repente, yo lo miré un poco avergonzada.

-Supongo que ella era diferente.- respondió notablemente incómodo.

-sí, supongo que parece ser especial.- dijo Dustin. Yo me había apartado un poco de ambos.- Pero esta chica es especial, tiene algo que no sé qué es..- Steve lo interrumpió, deteniéndose.

-Wow, oye.

-¿Qué?

-¿No te estarás enamorando de ella?

-No.- respondió dustin dudoso.

-Vale, bien. No lo hagas.

-No lo haré.- le aseguró Dustin.

-Te partirá el corazón y eres muy pequeño para eso.

De pronto un silencio un poco incómodo se formó entre nosotros. Parecía que Steve se había reflejado un poco en sus propias palabras.

-Oye, ¿Y el cabello?- pregunté finalmente. Steve se giró rápidamente dándose cuenta de lo apartada que me encontraba, así que se detuvo por unos segundos hasta que estuve de nuevo a su lado.

-Es fabergé.- habló Steve, aunque dustin parecía confundido.- uso Fabergé organics. Usa el champú y acondicionador, y con el cabello húmedo, ¡no mojado!- advirtió, deteniendo a Dustin.- ¿Vale?, cuando esté húmedo.

-Húmedo.- repitió Dustin.

-Cuatros golpes con la laca de Farrah Fawcett.

-¿Farrah Fawcett?

-¿Para eso me pedías prestada la laca de mi madre?- pregunté aguantando la risa. Steve me miró serio.

-Sí, Farrah Fawcett. Se lo cuentas a alguien y estás jodido. Estarás muerto, Henderson. ¿Lo entiendes?- le advirtió Steve.

-Sip.- Fue lo único que Dustin respondió.

-De acuerdo.- Steve suspiró y volvió a mirarme.- lo de aquella vez fue una emergencia, y la mujer de la laca estaba buena.- aclaró con una sonrisa.

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