lvii. where do broken hearts go?
lvii.
¿dónde van los corazones rotos?
Harry no estuvo solo ni un momento desde aquella noche y, en gran parte, lo agradeció. El ataque de los mortífagos y la muerte de Dumbledore habían dejado a todos en Hogwarts conmocionados.
A aquello, había que sumar la propia carga de Harry. El descubrimiento de que el Horrocrux era falso aún le quitaba el sueño por las noches. Aunque no tanto como lo hacía Brigid, que apenas era capaz de pegar ojo desde lo sucedido con Crouch.
Si Harry era sincero, trataba de no pensar en ello. No le gustaba recordar a Brigid, no en ese momento, cuando ni siquiera parecía ella. Había hablado con una voz que ni siquiera era la suya, sonreído como ella jamás lo hubiera hecho. A Harry se le habían puesto los pelos de punta. Y, aunque no podía dejar de pensar que Crouch se merecía aquello, le dolía en el alma ver a Brigid tan confundida por todo aquello.
Ella había intentado describirle con exactitud lo que había sucedido, lo que había sentido, todo lo que le había pasado por la cabeza. Pero parecía ser incapaz de encontrar las palabras adecuadas. Finalmente, le había hablado de Vega. De cómo había tenido que hacerlo para salvar su vida, para que no sucediera lo mismo que había pasado con Jason.
—Hiciste lo correcto —le susurró Harry, viendo cómo se quedaba en silencio después de aquello. Brigid le había dirigido una mirada angustiada y se había encogido de hombros. No habían vuelto a tocar el tema.
Sus padres se quedaron un día entero junto a él, pese a que Harry sabía cuánto deseaban regresar a casa, con su hermana. Lo agradeció infinitamente. Lo necesitaba. La mayor parte del tiempo, estuvieron en la enfermería, donde Bill se recuperaba de sus heridas tras el ataque de Greyback. Podía no ser el mejor lugar ni momento, pero Harry no podría quejarse.
El funeral de Dumbledore era al primero que asistía. Le impresionó la cantidad de gente que acudió, aunque no debería haberle sorprendido. Brigid no fue, al contrario que la mayor parte del alumnado de Hogwarts. Harry no se planteó ni discutir con ella por ese motivo. La dejó junto a Regulus, prometiéndole que volvería con ella tan pronto aquello terminara. Necesitaba hablar con ella.
—Harry. —La voz de su madre le hizo suspirar. Había tratado de llegar al lugar oculto, cubriéndose con una ilusión fácil. No quería que nadie le viera. No quería que nadie le hablara.
Pero Ariadne podía verle, desde luego que sí.
—Hola, mamá —respondió simplemente él, volviéndose hacia ella—. No quería...
—Lo sé —le tranquilizó ella, mirándole tristemente. Pasó el brazo por encima de los hombros de su hijo. Harry respondió a aquel gesto cubriéndoles a ambos con la ilusión—. ¿Qué es lo que no puedes sacarte de la cabeza? Sé que son muchas cosas, pero... —Los ojos de su madre eran tan tristes como su sonrisa. Vestida de funeral parecía más nostálgica de la cuenta—. Tengo la sensación de que hay una que no puedes quitarte de encima y no se la has dicho a nadie. Puede que Ron...
—Quiero cortar con Bree.
Aquellas cuatro palabras salieron atropelladamente y casi sin permiso de la boca de Harry. Vio con claridad la sorpresa atravesar el rostro de su madre, antes de que éste recuperara la tristeza.
—¿Crees que así lo harás más fácil? —quiso saber.
—Mamá... —Harry dudó. ¿Cómo decir algo así en voz alta?—. Voy a tener que irme. Si queremos ganar, si queremos que todo esto acabe para siempre, hay algo que debo hacer. Y Brigid no puede venir conmigo.
«Los Horrocruxes poseen magia de muerte, Harry, la misma que la señorita Black controla. Es una mezcla arriesgada, que puede tener consecuencias catastróficas. Por ello me preocupa los rastros que su magia hayan podido dejar en ti ahora que vamos a enfrentarnos a uno.»
Si a Dumbledore le habían preocupado los rastros que podían quedar en Harry, ¿qué sucedería si Brigid se enfrentaba a uno por su cuenta? No podía saber lo que le hubiera sucedido a sí mismo al no haber encontrado un Horrocrux auténtico, pero no podía arriesgar a Brigid. Era de esperar que él se pusiera en peligro, pero ella no tenía nada que ver con eso. Daba igual cuánto insistiría ella cuando se lo dijera. No podía arrastrarla con él sin saber lo que podría sucederle.
—¿Realmente crees que es lo mejor para ti y para ella, Harry? —Ariadne no le quitaba el ojo de encima. Harry se encogió de hombros.
—Es Bree, mamá. Ella es... —Se quedó callado. No sabía ni cómo describir a Brigid. Todo lo que dijera se quedaría corto al lado de lo que verdaderamente Brigid significaba para Harry—. Desde que la conocí, ha estado ahí. Hemos soportado cientos de cosas juntos. Me conoce mejor que nadie. N-no quiero dejarla, pero tampoco quiero que sea definitivo. Yo no, al menos. Igual ella opina algo diferente. Pero, con todo lo que viene ahora, siendo yo quien soy... Puede que sea más fácil así. Ir cada uno por su lado. Y si todo acaba bien, tal vez...
Su madre le abrazó y Harry parpadeó. Los ojos le picaban. Sentía un nudo en la garganta. No quería hacer nada de ello. No quería dejar a Brigid, no quería separarse de su familia y amigos, no quería ir en busca de los Horrocruxes de Voldemort, no quería tener nada que ver con aquella guerra. Pero de nada servía desear que las cosas fueran diferentes, no cuando era Harry Potter. Cuando parecía haber estado destinado a todo aquello antes incluso de nacer. No cuando era el Elegido.
Cuánto detestaba Harry todo aquello.
—No tienes por qué hacerlo solo, Harry —le susurró su madre, con la voz rota—. Si en cualquier momento nos necesitas, solo avísanos. A cualquiera de nosotros. Y sabes que eso incluye a Brigid. Siempre vamos a estar ahí para ti. Sé que esto no es fácil, pero... —Su madre se echó hacia atrás y le miró directamente a los ojos, del mismo color que los de ella. A Harry le había sorprendido el modo en que su madre le miraba la primera vez que la vio, en la enfermería, tras el Torneo. El amor que había en sus ojos y que, tras dos años, aún le impresionaba—. No hay nada que quisiera decirte más que no es así. Que te quedes en casa con nosotros, que te protejas. Ojalá pudiera hacerlo así. Pero, si tienes que irte... —Su madre no lloraba, pese a su voz rota, pero Harry estaba cerca de hacerlo—. Puedes con esto, cariño. Lo sé. Y volverás sano y salvo, ¿no es así?
—Te lo prometo —le susurró él, volviendo a abrazarla.
No era la despedida, no aún, pero lo parecía. Tal vez, por ello sus ojos picaran más incluso al ver acercarse a su padre con Medea en brazos. Sostuvo a su hermana en brazos hasta que sus brazos le dolieron. Dejó que su padre comentara sobre su pelo fallidamente peinado y sonrió cuando vio a James rodear a Ariadne cariñosamente con el brazo. Y, muy a lo lejos, le pareció reconocer la silueta borrosa de Felicity, aunque ésta se desvaneciera a los pocos segundos.
El funeral comenzó y acabó. Harry no pudo concentrarse especialmente en él, con la excepción de la aparición de Fawkes. Harry se las ingenió para evitar a los funcionarios del Ministerio, incluido a Rufus Scrimgeour, el ministro. Su padre le animó a marcharse, a lo que Harry asintió. Se preguntó si James se imaginaba lo que iba a hacer. Se preguntó si su madre se lo habría contado. Le gustaría saber lo que James pensaba de todo ello, pero no tenía tiempo para preguntarle.
Aún tenía el mapa del merodeador. Lo usó para encontrar a Brigid, a solas, en la Torre de Astronomía. Harry no había subido allí desde la batalla. Sabía que Brigid tampoco. Con un suspiro, se dirigió hacia allí.
Daba la sensación de que le estaba esperando, puesto que se giró hacia él tan pronto le escuchó, con una débil sonrisa en el rostro. Harry deseaba abrazarla, besarla, hacerla reír como tantas veces había hecho. Le dolía verla así. Pero no podía pensar en todo aquello, no si iba a hacer lo que ya habían decidido. No podía...
—Hola —le saludó ella. Estaba apoyada en la barandilla. Él se acercó lentamente hacia ella e imitó su gesto. Sus hombros se rozaron y Harry sintió la carne de gallina—. Me preguntaba cuánto tardarías en llegar.
—Lo he retrasado un poco —confesó él.
Brigid negó con la cabeza. Sus dedos rozaron los de Harry. Sus ojos grises le escrutaron.
—Sé lo que vas a decir. Mi pregunta es, ¿por qué?
—Bree...
—Nos prometimos una vez que no cambiaríamos esto. Que no nos apartaríamos el uno al otro. Harry...
—Voy a tener que irme, Bree. —Su voz tembló al pronunciar su nombre—. Tengo que encontrar el resto de Horrocruxes y destruirlos. No ganaremos si no.
Brigid suspiró. Apoyó la cabeza en el hombro de Harry, haciendo que el chico se tensara. Involuntariamente, su brazo la rodeó. Acarició con suavidad su espalda, sintiendo el calor de su cuerpo contra el suyo. No quería perderla. No podía perderla.
—Déjame ir contigo.
—No puedes.
—Harry...
—No es porque no te crea capaz de venir, Bree —susurró él—. Son tus dones. Tu magia de muerte. Dumbledore me advirtió sobre ello. Sobre lo que podría pasar si te acercabas a un Horrocrux. Si vienes, si te pongo en peligro... —Harry negó con la cabeza—. No quiero que te pase nada. Lo sucedido con el collar... No podría volver a soportar algo así. No dejaré que eso se repita. Lo que podría hacerte un Horrocrux...
Brigid asintió. No parecía preocupada, sino resignada. Una débil risa se le escapó.
—Ya me esperaba que esto sucediera, y aún así...
Harry había sufrido muchos tipos de dolores a lo largo de su vida. Pero ninguno se parecía al que experimentaba en esos momentos. La voz temblorosa de Brigid le quemaba por dentro.
—No quiero que esto termine, Bree. Pero si voy a tener que marcharme por quién sabe cuánto tiempo y ni siquiera sé... —«Ni siquiera sé si voy a sobrevivir».
—Terminarás por volver, Harry —respondió ella—. Siempre lo haces.
—No sé cuánto podré tardar —replicó él—. No me parece justo tenerte esperando sin saber...
Una nueva carcajada de Brigid. Echándose hacia atrás, separándose de Harry, se irguió de modo que él pudo verle la cara de nuevo. No había lágrimas en sus ojos, aunque sí una profunda tristeza.
—Te esperaré de todos modos, estoy bastante segura de ello —fue su respuesta—. Pero si es más fácil para ti marcharte sin esa carga, lo entiendo y lo respeto.
—Tú nunca serás una carga, Bree —murmuró él.
—Pero tú te ves a ti mismo como una para mí —le discutió ella.
Harry no podía discutirle aquello. Dejó escapar el aire despacio.
—Si vuelvo, espero ya no verlo así. Pero ahora...
—Está bien, está bien. —Brigid sostuvo su mano, negando—. No te preocupes. Aunque tendrás que esperar un poco para irte, ¿no crees? Tenemos dos bodas antes.
Harry rio suavemente.
—Parece ridículo ahora mismo.
—El amor tiene una parte un tanto ridícula —opinó ella—. Pero en una guerra...
—Lo sé. —No podía quitar los ojos de ella, aunque doliera. Quería tocarla, abrazarla, besarla. Pero se lo prohibía a sí mismo. Si lo hacía, no la dejaría ir nunca. Le diría que huyeran juntos y se olvidaran de todo. Pero no podía hacer eso—. Si vuelvo, me...
—No lo digas —le cortó ella, negando con suavidad—. Ambos estamos pensando en lo mismo. Pero es mejor no decirlo.
—Está bien —respondió él.
Brigid vaciló, desviando la mirada tan solo un instante. Su sonrisa se desvaneció. Harry frunció el ceño.
—Cuando Crouch... —Brigid se interrumpió al momento, tragó saliva y negó—. Morrigan me reveló cómo murió mi padre, Harry. Aún no se lo he dicho a él, pero lo sé. Trataba de destruir los Horrocruxes también. Encontró uno en una cueva. Un lago lleno de...
—De inferi —completó Harry, comprendiendo. Sacó de su bolsillo el guardapelo falso que había encontrado. Mostró a Brigid la nota de su interior. Y ella asintió.
—Regulus Arcturus Black —dijo, después de leer la nota. Tragó saliva—. El Horrocrux...
—No sé dónde está —confesó él—. Tengo que encontrarlo, igual que el resto.
Brigid asintió. Contempló el guardapelo durante varios segundos más, antes de devolvérselo. Harry la detuvo.
—Quédatelo, igual...
—No, no lo quiero —respondió ella, negando—. Quédatelo tú. Fuiste quien lo encontró, después de todo.
Harry no discutió aquello. Nada podía importarle menos que el guardapelo falso en ese momento. Se lo guardó de nuevo en el bolsillo. Ambos se quedaron mirándose uno al otro en silencio. Ya no había más que decir. Uno de los dos tendría que marcharse en algún momento, inevitablemente. Pero Harry no quería, no aún, y tenía la impresión de que Brigid tampoco.
Ella se aclaró la garganta entonces.
—Alguien ha venido antes a verme, por cierto.
Harry la miró, confundido.
—¿Quién?
Brigid hizo un gesto con la cabeza a su derecha y Harry se volvió. Tragó saliva al ver, inmóvil y con expresión avergonzada, a Felicity. Su hermana mantenía la cabeza gacha, pero levantó la mirada lo suficiente como para que sus ojos se encontraran. Harry jadeó.
—Fely.
—Harry, lo siento tanto —susurró su hermana. Harry deseó ser capaz de abrazarla. Le había echado muchísimo de menos. Avanzó hacia ella, sabiendo que no podría tocarla—. D-después de la batalla del Departamento de Misterios, ninguno parecíais poder verme. Ni Brigid ni tú ni otros fantasmas. Estaba totalmente sola. Entonces, Malfoy me habló un día. Sospechaba desde hacía bastante que podía verme, pero nunca me hizo caso, hasta que... —Felicity tragó saliva—. Estaba tan asustado, Harry. Tenía una misión y no quería hacerla, pero no parecía tener opción. Como nadie más podía verme... Nunca creí que él.
—No importa, Fely —la interrumpió Harry, observando el rostro arrepentido de su hermana—. Da igual ahora.
Brigid se colocó junto a Harry. Sus nudillos rozaron los de ella e, instintivamente, él sostuvo su mano. Brigid se volvió hacia él con una sonrisa triste.
—Será mejor que me vaya ya. Mi padre me está esperando —dijo, acariciando con el pulgar el dorso de la mano de Harry—. Aunque creo que nos veremos antes de que te vayas, ¿no es así?
—Sí —respondió Harry con voz ronca—. Eso seguro.
Brigid apretó su mano con algo más de fuerza un segundo, antes de soltársela. Sonriéndole una última vez a Felicity, se alejó hacia la salida y Harry la vio desaparecer por el umbral de la puerta.
Le dolía el corazón, pero se dijo que aquello era lo correcto en aquel momento. Que no tenía que ser para siempre. Porque Harry Potter no podía existir en un mundo sin Brigid Diggory. Quería creer que, si todo aquello terminaba bien, volverían a encontrarse. Confiaba en que así fuera.
FIN DEL CUARTO ACTO
y un acto terminado más jejej
queda el quinto y último que 1) será un poquito más largo que éste y 2) tendrá bastante au porque no seguiré la caza de horrocruxes jsjs subiré el apartado muy pronto
espero acabarlo más o menos rápido y mantener las actualizaciones cada dos semanas o cada mes, pero no puedo prometer mucho ahora mismo :((
igual solo quiero añadir que lom ha superado ya las 300k palabras (wtf wtf) y está muy muy cerquita de las 90k lecturas 🥹
mil gracias a quienes hayáis seguido a harry y bree hasta este punto, hayáis llegado hace poco o llevéis ya mucho por aquí, estoy deseando poner fin a su historia!! <333
ale.
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