O2; Asuntos pendientes.
❝ASUNTOS PENDIENTES❞
— ¿Tú? —preguntan al unísono, sorprendidos.
Estaba demasiado sorprendida que alguien supiera de ella, pues sentía que nadie del salón notaba su existencia, aunque conocía a la madre de él jamás este se había atrevido a ir a su casa, por lo que esperaba que este no supiera quién era. Pero al parecer Seojun a pesar de haber dejado por un tiempo el instituto, la había notado, lo cual la quería hacer sonreír.
En eso el sonido de unas motos sacaron a Seojun del trance, volteó a verlas y rápidamente le dio el casco a la pelinegra para luego comenzar a correr como si no existiese un mañana.
Sohyun volteó asustada ver las motos que lo seguían y rápidamente decidió también seguirlos.
Su curiosidad e impulsividad a veces la ponían en peligro, y esta era una de esas veces, en las cuales se maldecía por eso.
Luego de unos minutos en los que se insultaba mentalmente por esa razón, se asustó al ver como golpeaban en el estómago a Seojun, quien a pesar de todo seguía enfrentándolo y los demás reían por eso.
No se encontraba para nada sorprendida de eso, por lo poco que llegó a conocerlo, sabía que era demasiado orgulloso para demostrar debilidad ante las personas y no dudaba en enfrentar a quién sea.
Mientras que ella estaba desesperaba, necesitaba que lo soltaran, y empezó a mirar a sus alrededores tratando de encontrar alguna solución, para así ayudarlo, pues sentía que lo necesitaba a pesar de demostrarse divertido por la situación.
Al ver una palanca para hacer sonar la sirena, sonrió y corrió a bajarla, lo que hizo que el grupo de matones salieran corriendo, no sin antes amenazar a Seojun, quien después al ver a Sohyun bajando la escalera, soltó un suspiro.
— Funcionó —murmura aliviada.
— ¿Qué haces aquí? —la mira de forma intimidante lo que provoca que baje la cabeza.
— ¿De nada? —frunce el ceño desconcertada por su forma de actuar.
— No necesitaba ayuda —asegura.
— Como digas —habla por lo bajo despertando la molestia en él, que no esperaba para nada el hecho de que actuara de esa forma.
— ¿Qué haces aquí?
Al no saber que responder aprieta en casco en sus brazos y carraspea la garganta para luego mirarlo fijamente por unos pocos segundos—: Bien, adiós —dice nuevamente intimadada para luego comenzar a correr.
— ¿Adiós? —murmura al verla irse de esa forma.
En cuanto volteó para seguir su camino recordó que ella tenía su casco, lo que hizo que volteara a verla nuevamente de forma desesperada.
— ¡Oye, mi casco! —grita molesto—. ¡Sohyun! Maldita sea —murmura dándose por vencido.
Sohyun corrió sin parar hasta su casa lo cual la sorprendió, pues no tenía tan buen estado para eso, pero antes de entrar se dio cuenta que tenía el casco aún en sus manos.
— Maldición, olvidé porqué lo seguí —se lamenta—. ¿Por qué debo ser tan estúpida?
Sentía ganas de gritar, pues había quedado demasiado idiota frente a Seojun, pero quizás se debía a que no sabía socializar para nada y cualquier corta conversación que tuviera provocaba sus nervios por lo que respondía torpemente.
Al darse cuenta que él sabía de ella había creído que ayudándolo a escapar de ese grupo iba a poder quizás tener por primera vez lo que se llama una amistad, pero se había olvidado que se trataba del gran Han Seojun, quien no era demasiado amable con las personas.
Pero a pesar de eso se sentía bien al haber interrumpido aquello.
Una vez preparada mentalmente para entrar a su casa, se sorprendió al ver a su mamá cenando, junto a su hermano quien no quitaba la sonrisa de su rostro.
Eso se debía a que era raro los momentos de paz en aquella casa, y por esa razón comenzaba a arrepentirse de no haber llegado antes.
— Hey, cariño, hasta que llegas —sonríe.
— ¡Mamá! —corre a darle un abrazo.
— ¿Y ese casco? —pregunta confundida.
— Oh, no es nada —lo mira por un momento recordando lo sucedido minutos atrás.
— ¡Oh, lo quiero! —su hermano se levanta con intención de quitárselo, pero se aleja.
— ¡Ni siquiera tienes una moto!
— Ya, tranquilos —interviene su madre—. Vamos a cenar.
— Sí, muero de hambre —comienza a subir las escaleras—. Me cambio rápido, lavo mis manos y bajo.
— Si mi amigo viera ese casco también lo querría...—escucha decir a su hermano y rueda los ojos.
Su madre había estado en un viaje de tres días por el trabajo, si no era por eso que no estaba, era porque se la pasaba todo el día en su oficina. Pero a pesar de eso tenían una muy buena relación, y Sohyun siempre había sido muy apegada a ella hasta que creció.
También lo había sido por unos pocos años con su padre, hasta que esté perdió su trabajo, la empresa que tenía junto a su esposa la llevó a la quiebra, y eso lo llevó al alcohol.
Al contrario su mujer no había dejado de buscar trabajo, pues no se daba por vencida porque tenía dos hijos a quienes criar y los amaba con su vida.
Las pocas horas que sabía estar en casa se la pasaba discutiendo con su esposo, rogándole que buscara un trabajo, cosa que hacía a veces hasta que lo echaban. Lo que no sabía, era la forma en la que maltrataba a su hija, pues Sohyun le daba miedo lo que podría llegar a suceder.
No quería que discutieran más de lo que lo hacían, no quería que a su madre le rompiera más el corazón.
Subía las escaleras del instituto tranquilamente hasta que vio pasar a un pelinegro que reconoció rápidamente, por lo que un chillido escapó de sus labios y bajó la cabeza haciendo que su cabello tapara su rostro. El miedo a que la reconociera había comenzado a crecer, no podía creerse que aquel chico fuera al mismo instituto.
En eso sintió un choque en su espalda, y volteó rápidamente encontrándose con la chica nueva por lo que soltó una pequeña risa que la hizo olvidarse de su mala suerte.
— Veo que tropiezas seguido con las personas.
— Oh, lo siento —sonríe sonrojada.
— Kim Sohyun —estira su mano.
— Lim Jugyeong—estrechan su mano con una sonrisa en sus rostros mientras comenzaron a caminar juntas—. Compartimos clases, ¿cierto?
— Vaya, dos personas saben de mi existencia —murmura para ella misma y Jugyeong la mira desconcertada—. Lo siento, es que suelo pasar por desapercibida —deja de caminar.
— No para mí —sonríe.
— Quítate —habla un chico detrás de Jugyeong. Sohyun quien está desconcertada voltea a ver a Suho, pues tenía demasiado espacio para pasar por sus costados, pero aún así decidió molestar a su nueva amiga—. Dije que te movieras.
Jugyeong nerviosa se hizo a un lado para que él pasara.
— ¿Qué le sucede? —Sohyun hace una mueca de molestia.
— No lo sé, no lo conozco —murmura obvia, hasta que se escucha el sonido de una motocicleta—. Vamos.
Tomó el brazo de Sohyun para que caminen rápidamente hacia un costado dejando pasar a la motocicleta que pasó demasiado cerca de Suho.
Los demás se quejaban de aquel chico, mientras que Sohyun al ver de quien se trataba se sorprendió.
— Ha vuelto —murmura haciendo una mueca de decepción.
— ¿Quién? —pregunta curiosa.
— Han Seojun...—dice al unísono con Sooah.
— ¿Quién es Han Seojun?
— La tierra tiene el Triángulo de las Bermudas y el espacio tiene el agujero negro —comienza a explicar Sooah— y nuestra escuela tiene dos chicos que son como puertas giratorias sin salidas. Una vez que entras, nunca podrás salir —habla rápidamente—. El frío y distante Suho, y Seo rudo y salvaje Jun. Es más difícil elegir entre ellos que algo dulce o salado —asegura—. Las dos bellezas de Saebom. Los dos tacos...
— Creo que ya entendió —se atrevió a decir incómoda, Sohyun.
Taehoon comenzó a reclamarle a su novia por hablar de ellos de esa forma provocando que ella le hablara tiernamente y los demás del grupo rieran.
Seo jun y Suho se miraban de manera amenazante, mientras los de a su alrededor no dejaban de hablar de ellos y mirarlos atentamente.
— ¿Qué sucede entre ellos? —pregunta curiosa, Jugyeong mientras caminan todos hacia la entrada.
— Solían ser mejores amigos, pero ahora son enemigos —comenta Sohyun.
— Es como Siberia cada vez que se encuentran ahora —agrega Sooah.
— ¡Han Seojun! —grita una voz masculina provocando que dejen de mirarse—. ¿Me extrañaste, idiota? —lo mira amenazante.
Este al voltear se sorprende pero vuelve a su rostro serio—: ¿Haejin?
Sohyun no dejaba de mirar aquella escena sorprendida, sintiendo sus latidos acelerados al darse cuenta rápidamente de quién se trataba.
Sentía que iba a desvanecerse, pues aquellos dos chicos parecían conocerse a la perfección y con ambos tenía asuntos pendientes.
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