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43; Destinados.

DESTINADOS


Seojun no dejaba de ver sorprendido al pelinegro, mientras bebían y este le contaba cómo había comenzado con el modelaje y lo bien que le estaba yendo. Este trataba de prestar atención a cada palabra que la salía de su boca, pero no podía dejar de pensar si es que en algún momento, se le cruzó por la cabeza la idea de decirles lo que tenía planeado para su futuro, en vez de irse sin despedirse. Como también, en si en algún momento había pensado en él, en si lo había extrañado tanto como este lo hizo.

—Me gustó volver a Estados Unidos y vivir allí, pero extrañaba Seúl —admite haciendo una mueca.

—¿Recuerdas cuando decíamos de ir juntos?

—Podríamos hacerlo —menciona antes de darle un sorbo a su soju—. Quizás en un tiempo.

—Me gusta la idea —sonríe—, pero creo que eso debería esperar. Estoy demasiado ocupado con las prácticas.

—Ni pienses que me perdería tu debut. Vas a brillar —asegura con una sonrisa.

El castaño no pudo evitar sonreír emocionado al escuchar sus palabras, pues siempre que pensaba en su debut,  se imaginaba a las personas que más quería, viéndolo brillar en el escenario. Y entre ellos, quienes más se imaginaba era a su familia, a Sohyun y a Haejin, ya que este lo había apoyado más que nadie. Siempre había tratado de convencerlo para que cumpliera su sueño aunque este estaba negado.

—Tenía esperanzas de que regresaras y me vieras en el escenario como siempre quisiste —admite con una media sonrisa nostálgica.

—Pues, aquí me tienes, hermano —ríen.

—Gracias por estar aquí...

—No tienes que agradecer —bebe el soju que le quedaba de un sorbo, para luego servirse más y volver su semblante a uno más serio—. ¿Cómo está Sohyun?

—Está bien —responde sintiendo cómo una presión se instala en su pecho—. Ella es demasiado fuerte, así que supo enfrentar todo.

—No la he olvidado, Seojun —admite alzando una ceja—. Y veo que tú tampoco...

—Es mi novia, Haejin —confiesa sorprendiéndolo.

El pelinegro al escuchar esas palabras, sintió una punzada en su pecho, cómo corazón se rompía en pequeños trozos que no podía juntar. La tristeza y la desesperación se habían apoderado de él, mientras que los últimos recuerdos que tenía de ella aparecían torturándolo, provocando que se odie así mismo por haberse marchado. Pues, al volver, tenía la ilusión de recuperar a su amada y que el castaño la hubiese olvidado, pero al saber que ahora ellos estaban juntos, provocaba que le doliera en lo más profundo de su alma, y que supiese lo que había sentido su mejor amigo en el pasado.

—Es broma, ¿cierto? —pregunta soltando una pequeña risa amarga.

—No. Decidí confesarle mis sentimientos hace unas semanas y ella me ha correspondido —explica con seriedad.

—Vaya, te has tardado bastante —murmura sorprendido.

—Lamento romper tus ilusiones.

—¿Crees que me ha olvidado? —examina inclinándose hacia adelante.

—No lo sé —musita desviando la mirada—. Pero no quiero que la atormentes, Haejin.

—¿Tienes miedo de perderla si me acerco?

—Tengo miedo de que vuelvas a dañarla —masculla enfrentando.su mirada—. ¡Te fuiste sin despedirte! ¡Rompiste su corazón cuando ella más te necesitaba!

—No lo entiendes...

—Claro que no lo entiendo —lo interrumpe molesto— ¡Eras todo para ella!

—¡No toleraba la maldita soledad de mirar unos ojos que no eran capaces de verme!

—¿Qué diablos dices? —cuestiona desconcertado.

—Ella sólo te miraba a ti —murmura dolido y acaba su vaso de un sorbo—. Era a ti a quien necesitaba en todo momento, no a mí. Ni siquiera conversaba conmigo. No me amaba como yo a ella —presiona los labios, sintiendo sus ojos arder por las lágrimas retenidas—. Y yo tampoco podía tolerar el ver como tú sufrías por amar a la misma chica que yo, así que decidí elegirte a ti, antes que a ella.

Este se detestaba a sí mismo por seguir pensando en Sohyun, porque sus ojos cafés siempre le dijeron lo que su alma callaba, y ahora estaba con su mejor amigo. Mientras que ella era su primer pensamiento al despertar, seguía acelerando los latidos de su corazón cuando veía una foto en la que saliese, y tenía el impulso de buscarla, decirle cuanto la había extrañado y lo mucho que la seguía amando.


























Sohyun corrió las cortinas admirando el cielo nublado, sintiendo sus ojos hinchados después de tanto llorar. Al verse al espejo, soltó un suspiro al notarse más pálida de lo normal y con grandes ojeras por pasarse la noche estudiando para un examen, por lo que se duchó para luego arreglarse y verse presentable.

—¿Qué tienes? —pregunta preocupado su hermano.

—Me pasé la noche estudiando...

—No te creo —junta sus labios en una fina línea, mirándola fijamente—. Te preparé un jugo de naranja.

—Gracias. Era todo lo que necesitaba —acaricia su espalda y toma un sorbo de su jugo.

—¿Pasó algo con Seojun? —inquiere curioso.

—No. Estamos más que bien —responde dándole un mordisco a su tostada.

—¿Con Jugyeong? 

—Volvió Haejin —confiesa desganada—. Pero ya, no quiero hablar de eso...

—Aún no entiendo porqué nunca nos hablaste de él.

—Teníamos suficiente con nuestro padre —explica desviando la mirada—. Temía que él se enterara de Haejin, y me alejara...

—Siempre le tuvimos mucho miedo. Pero ya, estamos bien y puedes estar con quien elija tu corazón —dice con suavidad y toma su mano para regalarle una sonrisa tranquilizadora—. Ya no tienes nada que temer.

—Gracias —musita abrazándolo—. Has crecido tanto —lo mira orgullosa, pellizcando su mejilla causando que este suelte un quejido.

La pelinegra adoraba la relación de hermanos que ahora tenía con Sunkyun. Era todo lo que siempre había querido, porque siempre que necesitaba un consejo se lo pedía a él, pues se había vuelto alguien demasiado maduro para su edad debido a los problemas que habían enfrentado.























El silencio reinaba en el living del castaño, este podía notar en su mirada lo triste que se encontraba, lo que lo hacía desesperar. Pues, le había pedido tanto al universo la posibilidad de poder estar junto a ella y, ahora que pasaba, volvía quien había robado primero su corazón. Eso le demostraba que había conseguido lo que quería, pero que quizás no estaban destinados a estar juntos, lo cual lo asustaba de gran manera ya que los días maravillosos que había pasado a su lado, provocaron que se enamorara aún más si es que era posible.

—Lo viste —confirma en un murmuro, desviando la mirada, Seojun.

La pelinegra lo miró completamente sorprendida, sin saber qué decir al respecto, pues no se había esperado para nada que él supiese de su encuentro.

—¿Cómo lo sabes? 

Seojun había vuelto al pasado, cuando estaba frente a Haejin, bebiendo. Sentía que los minutos pasaban lentos y como su rabia crecía al saber que las cosas no habían cambiado para nada, pues su amigo estaba dispuesto a luchar por quien tanto amaba y había anhelado por mucho tiempo tenerla junto a él.

—La vi —sonríe—. Sigue tan hermosa como siempre, incluso me atrevería a decir que más.

—¿Cuándo la viste? —pregunta desconcertado, sintiendo un escalofrío recorrer su espina dorsales de sólo imaginarlos juntos.

—Esta mañana, ¿no te lo ha dicho? —pregunta con un tono burlón y este niega—. Vaya, creí que tenían una buena relación...

—Déjala en paz, Haejin —ordena endureciendo sus facciones—. Tú ya tuviste tu oportunidad y la dejaste cuando te necesitaba. Yo fui el que estuvo para ella, así que me merezco esta oportunidad.

Haejin se sorprendió por sus palabras, mientras jugaba con el vaso entre sus dedos y no podía evitar sentirse culpable al escucharlo hablar así. Pues, sabía que tenía razón, pero su tonto corazón quería buscarla.
Antes lo había elegido a él, pero al ver que este no haría lo mismo, le hacía reprocharse por haberlo hecho tiempo atrás cuando, quizás, si no hubiera pasado, aún estaría junto a ella.

—Porque también me encontré con él.

—¿Por qué ha vuelto? —pregunta angustiada.

—Supongo que quiere recuperar lo que ha perdido...

Sohyun, al escucharlo, frunció el ceño sintiéndose completamente confundida, mientras que Seojun la envolvió en sus brazos sintiendo miedo de que se vaya de su lado, dejándolo con el corazón roto en mil pedazos y con millones de preguntas. Pues, sabía que aún le faltaba tiempo para hacer a un lado a Haejin, de su mente y de su corazón, pero la verdadera pregunta era, ¿tendría el tiempo para hacerlo o ya había perdido a su amada?

























Sohyun se encontraba riendo por las palabras de su mejor amiga. Habían planeado una cena para los cuatro, Seojun y Suho, estaban concentrados en su conversación que por momentos reían y Jugyeong le contaba anécdotas a la pelinegra.
Todos estaban disfrutando aquel momento, era demasiado agradable y lo habían planeado hacía días, sólo esperaban el momento libre de Seojun.

Este por momentos miraba a su novia y acariciaba su cabello regalándole una cálida sonrisa. Pues, le gustaba verla divirtiéndose, sacando de su cabeza los pensamientos que tuvieran que ver con Haejin, ya que desde que habían hablado de aquel encuentro, las cosas estaban algo tensas entre ellos aunque trataran de evitarlo.
Sohyun, en esos momentos, se balanceaba cerca de él, mirándolo tiernamente haciéndole saber que estaba todo más que bien. Eso le daba algo de tranquilidad a su corazón, pero Seojun estaba comenzando a sentirse inseguro.

—¿Cómo te está yendo en la universidad? —pregunta curioso, Suho.

—Por el momento bien —contesta la pelinegra—. Pero estoy algo nerviosa por el próximo examen.

—Te va a ir más que bien —asegura mirándola con una tierna sonrisa, Seojun—. Eres muy capaz, cariño.

Al escucharlo no pudo evitar sonrojarse, por lo que el castaño soltó una risilla, removiendo su cabello oscuro, mientras la pareja los miraba con una sonrisa en sus rostros, pues se les hacían demasiado tiernos.

—Gracias, Seojun —musita antes de besar su mejilla, aún sintiendo las suyas arder.

Este miró a su amigo algo sorprendido, pero sonrió al sentir el beso de su novia, tratando de concentrarse en las palabras del pelinegro.

—¿Quién diría que te vería tan enamorado, Seojun?

—Basta, mi mejor amiga parece un tomate —bromea, Jugyeong.

—Bien, bien —alza ambas manos—. Pero me gusta verlos tan felices, hacen una linda pareja —admite con una sonrisa.

—Claro que sí —Seojun mira los ojos cafés de la pelinegra y esta asiente.

En ese momento, pensó en Haejin, pues desde que lo había visto, este se instalaba por momentos en sus pensamientos, y no podía evitar tener miedo de perder toda la estabilidad que había conseguido en el tiempo que había pasado, hasta temía que sus días volvieran a tornarse algo oscuros. Por lo que por debajo de la mesa, tomó la mano de su novio dándole un pequeño apretón, este frunció el ceño desconcertado y la miró con curiosidad, mientras la castaña hablaba.

Sabía que algo había comenzado a molestarle y temía que fuese los recuerdos de Haejin, pues anhelaba hacerlo a un lado de una vez.

—Soojin me ha defendido de Chenny —llama la atención de ambos, Jugyeong.

—Aún me siento indignado de que hayas querido relacionarme con ella —menciona haciéndolos reír, Seojun.

—¿Cómo está Soojin? —pregunta Sohyun.

—Ha cambiado. Creo que sería una buena idea que nos viéramos con ella.

—¿Tú crees? —el castaño las mira no muy convencido—. ¿Qué tal si sólo les hace pasar un mal momento?

—No pasará —Sohyun aprieta el agarre, regalándole una mirada tranquilizadora—. No tienes que preocuparte.

—Está bien —responde calmado.

—Eres demasiado buena, Jugyeong —dice Suho—. No todas las personas le darían otra oportunidad luego de lo que te hizo.

—Fue hace demasiado tiempo —suspira—. Creo en su arrepentimiento.

—Si tú le crees, yo también —sonríe la pelinegra.

Ambos hombres se miraron algo desconfiados, pues ninguno quería que sus novias pasaran un mal momento por Soojin. Tan sólo querían asegurarse de que estuviesen bien en todo momento.

—Propongo un brindis —Suho levanta su vaso y sonríe—. Por la amistad.

—Por los buenos tiempos —habla Seojun.

Los cuatro brindaron y tomaron de un gran sorbo lo que quedaba en sus vasos, para luego hacer muecas por lo fuerte que era la bebida y reír.






















Sohyun se encontraba en clase, por momentos compartía opiniones con su compañera Jeon Nabi. Hacía tiempo habían comenzado a sentarse juntas y a hablar, hasta podía decirse que habían formado una pequeña amistad, pues pasaban gran tiempo juntas y hablaban sobre sus vidas conociéndose cada vez un poco más.

Nabi era de baja estatura, tez blanca, delgada, cabello rubio y corto hasta los hombros, ojos oscuros intensos, labios carnosos y rosados. Solía ser muy intensa lo cual le recordaba a su amiga Sooah, y creía que si se conocían se llevarían más que bien, pero aún no había tenido la oportunidad de presentarlas.

Una vez que acabó las clases, Sohyun se compró un jugo de naranja mientras su amiga se compró una leche de frutilla. Ambas tomaban mientras conversaban animadamente sobre lo que harían en la noche.

—Yo sólo quiero dormir unas veinte horas —comenta exhausta, Sohyun.

—Y yo beber hasta olvidarme de quien es Le Bon —ríen—. Oye, vi fotos de que anoche saliste y, por cierto, tu novio está cada día más guapo —la mira con picardía—. Tienes mucha suerte de estar con Han Seojun.

—Sí, es demasiado atractivo —asiente con una sonrisa.

—Es el fuckboy que todas las chicas desean...

—Pero no lo es —aclara arrugando levemente la frente—. Es el hombre más tierno que existe.

—¿Lo dices en serio? —pregunta sorprendida—. Siempre en sus fotos parece un chico malo.

—Pero cuando lo conoces te das cuenta que es muy dulce —asegura—. Soy afortunada de tenerlo en mi vida.

Al salir de la Universidad, la brisa chocó contra su rostro removiendo su cabello, por lo que se aferró a su chaqueta rosada, mientras reía por el comentario de su amiga acerca de su novio.
Fue así hasta que al mirar al frente, se encontró con la mirada penetrante de quien aceleraba los latidos de su corazón, al punto de sentir que iba a salirse de su pecho.

—¿Haejin? —pregunta sorprendida.

—Oh, ¡es el modelo! —grita emocionada—. ¡¿Qué hace aquí?!

Este subió los escalones hasta llegar frente a ellas, sin quitar su mirada de la pelinegra. Sentía cómo el oxígeno abandonaba sus pulmones al tenerla tan cerca y ver aquellos ojos cafés que demostraban su confusión y dolor, lo cual le provocaba una punzada en el pecho al saber que era el causante.

—¡Park Haejin!

—¿Puedo hablar con Sohyun a solas? —pregunta de forma amable.

—¡Oh, Dios! —exclama y cubre sus labios—. ¡Eres tan afortunada! —murmura tomándola de su brazo, para luego sonreírle al pelinegro y alejarse.

—¿Q-Qué haces aquí? —titubea aferrándose aún más a su chaqueta.

—Estás hermosa —dice con una sonrisa.

—¿Qué haces aquí? —su voz suena más fuerte e intenta enfrentar su mirada.

—Quiero hablar contigo.

—¿Por qué? —cuestiona dolida y este la mira tenso—. ¿Por qué me haces ésto, Haejin?

No sabía que contestar al ver sus ojos cristalinos, hasta se recriminaba por causarle dolor, anhelando volver el tiempo atrás y jamás haberse ido de su lado por los sentimientos de su mejor amigo.
Quería volver a causar su sonrojo y su encantadora sonrisa que aceleraba sus latidos, quería poder volver a sentir sus suaves labios rosados que tanto les gustaba y extrañaba, pero ahora sólo obtenía sus lágrimas que lo lastimaban de gran manera.

¡Hola!

¿Creen que Haejin se vuelva un verdadero problema? ¿Será que la relación de Seojun y Sohyun puede llegar a romperse?

Tomé la decisión de intentar actualizarles seguido, ya que faltan como unos tres o cuatro capítulos para el final y quiero acabarla de una vez jajsjs

Espero que les haya gustado, si es así, no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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