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42; Regreso.

REGRESO


—¡Ya basta! —ríe.

Sohyun se encontraba recostada en el sillón, mientras peleaba juguetonamente con Seojun, el cual no podía evitar también reír al verla desesperada por las cosquillas que le provocaba.
Había días desde aquella confesión, este trataba de dedicarle su tiempo libre aunque ansiaba verla todo el tiempo, pues desde que estaban juntos sentía que ella hacía sus días más coloridos.

Cuando no estaban juntos se mensajeaban cada vez que podían, y ambos siempre ponían una boba sonrisa en su rostro cuando se recordaban, lo cual Sohyun aún no era capaz de notarlo. La fémina para su sorpresa había llegado a su departamento con una rosa en su mano, lo cual le hizo sonrojar, ya que se le hacía muy tierno que tuviera esos pequeños detalles con él y no podía evitar enamorarse aún más de ella si es que era posible.
Esos detalles provocaban que él sintiese que estaba correspondiéndole como siempre deseó, por lo que su corazón brincaba de emoción.

—¡Estamos viendo la película, Seojun!  —trata de sacar sus manos de su abdomen que le provocaban cosquillas.

—¿No prefieres verme a mí? —sonríe coqueto.

—Pero es entretenida —dice provocando que él le mirara indignado, por lo que ella hizo un pequeño puchero.

—Y yo soy guapo —habla imitándola.

—No hagas esa cara, por favor —pide acariciando su mejilla—. No puedo contenerme.

Este sonrió al escuchar sus palabras y se acerca a ella rozando sus narices, mientras sus respiraciones se mezclaban. Sohyun estaba sorprendida, porque a pesar que al principio cuando este tenía la intención de besarla ella sentía como los nervios la envolvían, estos fueron disipándose con rapidez. El verlo y su cercanía, ya no provocaban para nada sus nervios, lo que hacía que cuando se diese cuenta no pudiese evitar preguntarse si estaba funcionabdo.
En cuanto sus labios se unieron este apoyó el peso en el brazo, mientras con la otra mano acariciaba la mejilla de su novia. Sus labios se movían al compás de los de él, era un beso lento que poco a poco este iba profundizando, pero en cuanto sus lenguas hicieron contacto, ella se separó.

—La película, Seojun —murmura sonrojada.

—Está bien —ríe.

Dejó un pequeño beso en sus labios, para luego ayudaría a sentarse y pasar el brazo alrededor de los hombros de la pelinegra que apoyó su cabeza en su pecho. Trató de volver su concentración en la película, pero no podía evitar pensar en porqué este no provocaba las dichosas mariposas, o porqué no aceleraba los latidos de su corazón, y esas miles de sensaciones que había provocado Haejin en ella.

Volteó a mirar al castaño que observaba concentrado la película, pero al sentir su mirada le regaló una sonrisa. Ella se la devolvió por un momento y fijó nuevamente la mirada la película soltando un suspiro. Se sentía muy bien con él, demasiado bien, pero era tanta la calma que se preguntaba: ¿dónde estaban las sensaciones de las que tanto hablaban en las relaciones?
Tenía miedo de jamás sentirlas, tenía miedo de terminar hiriéndolo, pero realmente estaba intentando enamorarse de él.

En un momento Seojun sacó la guitarra y comenzó a tocar una dulce melodía que fue acompañada de su cálida voz, la cual provocó que la piel de Sohyun se erizara al sentir el sentimiento con el que la cantaba.
Era una canción demasiado tierna que la hacía sonreír, el castaño la miraba por momentos lo que la hacia sonrojar, pues sentía que se la estaba dedicando algo que nunca antes le había pasado por lo que no sabía cómo actuar.

Cuando dejó la guitarra a un lado, Sohyun no dudó en abrazarlo diciéndole cuánto le había gustado la canción provocando que este sonriese al saberlo. Lo que él no sabía era que el sonido de su voz le había dado calma más de una vez.

—Suho y Jugyeong son demasiados tiernos —comenta Seojun, mirando su celular.

—Quiero ver —dice sentándose cerca de él.

Volteó su celular para enseñarle la foto que le había enviado Suho, donde salía abrazando a Jugyeong, la cual estaba mirando su celular sin notar que este los estaba fotografiando.

—Me gusta la pareja que hacen —admite con una sonrisa.

—Pero no se ven tan bien como nosotros —asegura tomándola entre sus brazos, llenando su rostro de besos—. Somos demasiados guapos, cariño.

Sohyun al escuchar el apodo se sorprendió, mientras que Seojun sentía sus mejillas arder por lo que bajó la mirada.

—Me gusta —confiesa con una sonrisa—. Suena tierno.

—¿En serio? —pregunta sorprendido.

—Dilo de nuevo —exige tirando de su brazo.

—Olvídalo.

—Por favor —lo mira rogante.

—Si me das un beso puede que lo haga.

Sohyun soltó una risilla negando con la cabeza, mientras este miraba hacia el frente, pues ya estaba acostumbrada a aquellos trucos de Seojun. Siempre solía pedir algo tierno a cambio de lo que ella quería, lo cual la hacía reír.
Se acercó lentamente a él dejando un pequeño beso en su mejilla lo que le hizo fruncir el ceño desconcertado.

—No era allí...

—Nunca aclaraste —sonríe.

Agh, está bien —se cruza de brazos y acerca sus rostros—. Cariño.

—Me gusta. Dilo de nuevo.

Seojun junta sus labios en un pequeño beso, sorprendiéndola, para luego separarse mirándola con una sonrisa.

—Cariño —ríen.

Hablaron animadamente por unos pocos minutos, hasta que llegó la hora de ella se fuese porque debía estudiar, por lo que el castaño decidió acompañarla hasta su casa como siempre solían hacer.

















Era de mañana y Sohyun caminaba hacia el departamento de Seojun, ya que era su único momento libre del día. Al pasar por una florería, compró sin falta una rosa para él, pues le había comenzado a gustar la idea de hacerlo cada vez que se veían, el saber que le hacía sonreír le emocionaba.

Jugyeong la había llamado para verse, pero al saber que se vería con Seojun comprendió que no podrían, ya que los horarios del castaño eran complicados.

Está bien. ¿A la tarde puedes?

—Claro, me parece bien.

—Oye, con Suho hablamos que quizás podríamos salir los cuatro...

—Me gusta la idea —admite con una sonrisa—. Seguro a Seojun le encantará.

Le gustaba demasiado ver a su mejor amiga ser feliz con el chico que tanto había amado hacía tiempo, sentía que a pesar de que se habían distanciado por dos años, todo entre ellos seguía igual lo que era agradable.

Una brisa fresca descomodó su cabello y erizó su piel, por lo que llevó el mechón de su cabello detrás de su oreja antes de cruzar la calle, pero al voltear y encontrarse nuevamente con la pantalla donde salía Haejin, suspiró.

—¿Cómo vas con Seojun? —pregunta burlona.

—¿Sohyun?

Una voz masculina logró que todo su cuerpo se paralizara y el oxígeno abandonara sus pulmones por un momento. Lentamente algo temblorosa volteó a ver de donde provenía, hasta que se encontró con aquellos ojos oscuros que provocaban que sus latidos se aceleraran.
Este sonrió al verla sintiendo un remolino de emociones, pues no podía evitar admirarla porque para él estaba más hermosa y sentía que iluminaba todo a su alrededor.

Los segundos pasaban lentamente, mientras ellos se miraban fijamente con sus latidos acelerados. Este no pudo evitar sonreír al verla tan radiante aquella mañana, pero al notar su ojos cristalizarse y su respiración pesada, se acercó preocupado.

—¿Sohyun...?

—No. Aléjate —ordena con voz débil, mientras se aleja y la rosa cae de su mano.

—Pero...

—¡Aléjate! —alza la voz.

Sin dudarlo más, comenzó a correr sintiendo ahogarse, mientras Haejin trataba de controlar su impulso de seguirla ya que comprendía que reaccionara de aquella manera. Era inesperado verlo después de tanto tiempo, y aunque él sintiera ganas de correr a abrazarla, ella aún no entendía qué había sucedido para que la abandonase de esa manera y en las situaciones difíciles que se encontraba.

Al llegar a su casa, se encerró en su habitación, echándose en su cama y abrazó sus piernas, mientras sollozaba desconsoladamente. Cerraba sus ojos con fuerza, repitiéndose que lo que había pasado había sido, simplemente, producto de su imaginación por su deseo de volver a verlo luego de tanto tiempo.
Deseaba haber evitado enamorarse de él porque sentía que había salido perdiendo, y verlo le causaba un dolor tan punzante y asfixiante.

Su celular comenzó a sonar dejándole ver el nombre de Seojun, pero lo volteó tratando de ignorar aquella llamada ya que no sabía cómo podría contestarle con el llanto. Volvió a sonar, lo cual la hizo desesperar, pero aún así, limpió sus lágrimas mientras tomaba una bocanada de aire, en un intento por contener su llanto.

—Sohyun, ¿estás bien? —pregunta preocupado—. ¿Por qué no has llegado?

—E-Estoy bien —titubea y cubre su boca.

—¿Segura? No te oyes bien.

—Estoy bien, Seojun. Pero no podré ir.

—Oh, está bien, pero...

—Nos vemos luego.

Al colgar, rompió en llanto nuevamente, dejando su celular a un costado soltando sollozos ahogados. Se preguntaba si algún día dejaría de dolerle Haejin, pues primero le había dolido demasiado su ausencia, pero ahora su presencia.















Los minutos habían pasado y Sooah junto a Jugyeong, se encontraban tratando de consolar a la joven pelinegra que seguía sollozando. Recordaba las falsas promesas, deseando jamás haber creído en sus palabras porque había caído profundamente, dejándole un gusto amargo a la vida al cerrarle la puerta y olvidarla como si nunca hubiese sentido nada.

—¿Por qué tuvo que regresar?  —pregunta desesperada.

Sohyun tenía la cabeza apoyada en las piernas de Jugyeong, mientras acariciaba su cabello y Sooah su pierna. Ambas la miraban con angustiadas, ya que odiaban verla de aquella manera.

—Quizás deberías hablar con él —opina Sooah.

—Exacto. Debe querer arreglar las cosas —asegura, Jugyeong—. Así como Suho conmigo...

—Suho no se fue de tu lado porque quisiera y mucho menos en tu peor momento —aclara con un hilo de voz.

Sooah miró a la castaña, presionando los labios ya que sabía que tenía razón que eran situaciones distintas.

—Lo sé. Lo siento.

—Pero quizás deberían hablar. Se deben una conversación —interviene la pelicorto—. ¿Y quién sabe? Puede que vuelvan...

—¿Acaso se olvidan que estoy con Seojun? —pregunta indignada, levantándose para observarlas.

Ambas se miraron sorprendidas, porque se habían olvidado por completo de ese detalle y se sentían culpables por eso, mas que nada la castaña.

—Lo siento. Sólo queremos que estés bien...

—¡Estaba bien hasta que lo volví a ver!

—Debe estar arrepentido —musita la Soaah.

—Ya es muy tarde para arrepentimientos.

Ya había pasado dos años. Dos años en que sentía que sus días perdieron un poco el color, en el que Haejin invadía sus pensamientos torturándola, la tristeza de la madrugada la abrazaba mientras sollozaba llena de melancolía rogando por su regreso.
Dos años en el que no había perdido la esperanza de volver a verlo, escuchar su risa, ver su encantadora sonrisa y el brillo en sus ojos al mirarla. Pero ya se había dado por vencida, sin esperarse que al poco tiempo, él decidiera regresar.

















Seojun se encontraba confundido por la actitud de su novia, por lo que durante la práctica, recibió algunos reproches por no concentrarse.
Una vez que acabó, decidió mandarle un mensaje, aunque no quería ser muy intenso, sabía que algo estaba mal y quería que supiese que contaba con su apoyo. Pues, lo que más quería era poder estar con ella y envolverla en sus brazos.

Hola, cariño
Espero que te encuentres mejor, sabes que puedes llamarme y estaré ahí para ti, llenándote de besos y abrazos.

Esperó impacientemente unos minutos, pero al no recibir respuesta alguna, suspiró saliendo del estudio.
Apenas llevaban pocas semanas, pero ya temía que no se sintiese cómoda con él y que tuviese ganas de terminar con la linda relación que llevaban. Al darse cuentas de los pensamientos torturantes que se habían instalado, sacudió su cabeza.

La brisa fresca chocaba contra su rostro, erizando su piel, eso le ayudaba a poder controlar sus pensamientos mientras caminaba a paso lento, y por momentos, revisaba su celular esperando una respuesta de la joven.
No sabía si debía hablar con Chorong o Suho, acerca de lo que sucedía ya que no quería parecer un idiota, demostrando su miedo.

Estaba tratando de mantener la calma y pensar lo bien que le estaba yendo en sus prácticas, hasta que una voz masculina, lo hizo paralizar.

—¿Han Seojun?

Este volteó tembloroso, y al verlo, se sorprendió por completo.

—¿Haejin?

—Ven aquí —ordena riendo, acercándose a él.

El cabello de Haejin caía en su frente, dándole un aspecto más serio. Al estar frente a él, se sorprendió de sentir que estaba más alto, pues de por sí apenas se notaba que Haejin era un poco más alto, pero ahora parecía ser mucho más visible. Este llevaba un tapado negro, una polera blanca, pantalón negro y zapatos del mismo color.

Al sentir el aroma a vainilla que emanaba Haejin, no pudo evitar sentir nostalgia porque le traía recuerdos de años atrás. Aquellos en lo que reían, bromeaban o peleaban juguetonamente, como también cuando uno de los dos necesitaba el apoyo del otro. Sin dudas, lo había extrañado demasiado, pero se había acostumbrado a su ausencia lo que provocaba que una presión se instalara en su pecho.

—¿Qué haces aquí? —pregunta desconcertado, mientras este palmea su espalda.

—¿Vamos a beber algo? —se aleja con una sonrisa en su rostro.

—Pero...

—Vamos —tira de su brazo para comenzar a caminar, dejándolo con mil dudas que lo atormentaban.


¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Será que el regreso de Haejin les traerá problemas?

¡Nos leemos pronto!

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