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38; Consejo amoroso.


CONSEJO AMOROSO

Sohyun aquella mañana sentía los nervios a flor de piel, pues tenía el examen de ingreso para psicología. Había estudiado demasiado, y a pesar de que la mayoria de veces le iba bien en los examenes, esta vez era distinto.
Muchas dificultades se hicieron presentes en los últimos meses, que habían provocado que no se pudiese concentrar en los estudios, los cuales eran lo único que la podían mantener ocupada aunque sea pocas horas, pero ahora también ocupaba su tiempo yendo a terapia, al igual que su hermano. Pues, sabían que toda la familia lo necesitaba para poder sobrellevar lo sucedido.

Las horas pasaron rápidamente, y una sonrisa apareció en su rostro en cuanto le dijeron su calificación. El alivio fue demasiado, y daba pequeños saltos de alegría por más que la mirasen extraños.
Su celular vibró en el bolsillo de su casaca, por lo que lo sacó llevándose la sorpresa de que se trataba de Seojun, el cuál solía acompañarla cuando tenía que ir a terapia, y apreciaba mucho que hiciese eso junto a Jugyeong.

Seojun
Avísame cómo te va, pequeña

Sonrió ante su mensaje y decidió llamarlo, pues en ese momento quería gritarles a todos que había aprobado.

¿Cómo te fue, pequeña?

—¡Aprobé! —exclama emocionada—. ¿Puedes creerlo?

—Claro que puedo creerlo —la voz a su espaldas la sorprende—. Por cierto, tu grito se escuchó a más de una cuadra.

Sohyun volvió a gritar emocionada y lo abrazó sorprendiéndolo, pero aún así la envolvió en sus brazos sintiéndose contento por ella, ya que hacía demasiado tiempo no la veía de esa manera con esa intensidad que solía definirla y extrañaba.

—Estoy muy feliz por ti —admite pasando los finos dedos por las hebras de su cabello oscuro ondulado.

—Tú también tienes que concentrarte en lo que quieres —apunta tratando de mirarlo con seriedad, para que así supiese que hablaba en serio—. ¿Entendido?

—Está bien. ¿Qué te parece si te acompaño a terapia y luego vamos a comer algo? —pregunta con una tímida sonrisa.

—¿Vamos a festejar que aprobé?

—Claro que sí.

—Entonces, debería llamar a Jugyeong, Sooah y...

—No —la interrumpe desconcertándola.

—Pero, ¿no íbamos a festejar...?

—Sí, pequeña, pero también quiero hablar contigo —murmura nervioso, mientras desvía la mirada rascándose la nuca.

—¿Hablar? ¿Qué sucede? —inquiere con el ceño fruncido.

—Ya lo sabrás —ríe un poco, llevando su mano a su espalda para comenzar a caminar—. Ahora vamos que se nos hace tarde.

Tomaron el autobús, mientras este sentía nervios, porque por fin se le confesaría a sabiendas que no sería corrrespondido. Pues, lo de Haejin aún se le hacía muy reciente y sabía que no podía hacerlo a un costado de su corazón, aunque sea aún no.
Pero ya no podía seguir callando sus sentimientos, y si este aún se encontrara presente en sus vidas, le pediría permiso para poder hacerlo.

















—Cuéntame, Sohyun, ¿cómo te ha ido esta semana? —inquiere observándola curioso—-. ¿Comenzaste a enfrentar tus emociones como quedamos?

Jeong Taehyun era un psicólogo de cuarenta y tres años, tez canela, cabello oscuros, bajo de estatura, ojos cafés y nariz respingada. Este escuchaba atento las palabras que salían de la boca de la pelinegra.
Desde el primer momento en que hablaron, esta supo que había tomado la decisión correcta al haber elegido comenzar terapia, el cual era el primer paso para saber sobrellevar el dolor.

—Sí, aún no entiendo cómo fue que pasó.

—Es lo normal —asiente con los labios presionados por un momentos—. Hay siete etapas durante un duelo, ya sea por el fallecimiento de un ser querido o por un desamor —Sohyun lo escuchaba atenta, pues estaba pasando por ambas—. Primero está la negación, pues ésto se activa como un mecanismo de defensa, por lo que la persona se convence de que no ha ocurrido. Segundo viene la confusión. Tercero la ira y el enojo. Cuarto el dolor y culpa. Quinto la depresión. Sexto la aceptación y por último el restablecimiento.

—Pues, ya quiero llegar a la última —suspira.

—No puedes apresurar las etapas. Sólo tienes que dejar que el tiempo pase y que esa furia desaparezca.

—Es que...él me hizo tanto daño, y me gustaría poder odiarlo para eso, porque  quizás así sería más fácil —dice con un hilo  de voz.

—No tienes que juzgarte por sentir dolor por haber perdido a tu padre, tienes que reconocer tus sentimientos, incluso los que te desagradan, tienes que dejarlos salir a flote. Hablarlo con amigos o familiares es importante, por difícil que pueda resultar hacerlo con tu familia, es importante que sean transparentes. Es un momento estresante, sí, pero tienen que tenerse consideración entre sí.

Así la hora pasó, y Sohyun salió sintiéndose más aliviada al haber hablado de lo que ocurría con sus sentimientos. Seojun la esperaba impaciente, pues no podía quitarse de la cabeza lo que quería confesarle, pero en cuanto la vio salir por primera vez sin sus ojos enrojecidos, se sorprendió.
Las primeras veces fueron demasiado difíciles para ella y lloraba en todo momento de la terapia, pero estaba comenzando a sobrellevar la situación y eso le agradaba.














Se encontraban en un restaurante comiendo, mientras conversaban, ella le contaba lo que había hablado en terapia y él la escuchaba atentamente.

—Es bueno saber que todo está mejorando.

—Sí, creo que sí, pero ya no hablemos de eso —le resta importancia—. Diablos, podría comer ésto por el resto de mis días...

—No hables con la boca llena —reprocha haciendo una mueca de disgusto, y le tira una servilleta en el  rostro, provocando que ella suelte una gran carcajada.

—Me gusta molestarte —admite sonriendo divertida—. Ahora dime de qué quieres hablar.

En ese momento una tensión comenzó a formarse, ya que el castaño había olvidado por completo por lo que la había invitado a comer. No se sentía preparado, a pesar que mientras la había esperado durante su sesión de terapia, había practicado una y otra vez cómo iba a decírselo. Toda su seguridad había desaparecido.

—Ésto lo pagas tú —intenta cambiar de tema de conversación, concentrándose otra vez en su comida.

—Oye, no me cambies el tema de conversación —reprocha—. Y lo pagas tú, porque dijimos que íbamos a celebrar que aprobé.

—Está bien —a Seojun le costaba no dar el brazo a torcer cuando se trataba de ella. Al pensar que ya debía hablar, se acomoda en el asiento sintiéndose incómodo, lo cual hace que Sohyun, tenga que reprimir la risa—. Quiero un consejo amoroso.

—¿Me lo pides a mí? A mí me abandonaron y no sé porqué —intenta bromear y suelta una risa amarga.

—Bien, no es un consejo —hace una mueca, pensando cuál sería la palabra correcta, pero al no encontrarla, suspira—. Ambos somos malos para ésto del amor.

—Cierto.

—Me gusta una chica.

—¿Se lo has dicho? —pregunta rápidamente, apoyando los brazos en la mesa, mirándolo curiosa.

—No, porque es como...prohibida —hace una mueca.

—Ya sé quién es —sonríe y este la mira asustado con los ojos abiertos a la par—. Es Jugyeong, por eso insistías en acompañarme a terapia cuando ella también iba —ríe—. Recuerdo que en el viaje escolar la cuidaste, peleabas hasta con Suho por ella.

—Sólo me acercaba a ella para molestar a Suho, torpe —rueda los ojos—. Y eso ya acabó.

—¿Es Sooah? —pregunta sorprendida.

—Eres demasiado torpe —lleva las manos a las sienes masajeándolas al sentirse frustrado.

—Entonces, dime.

Este conectó su mirada con sus ojos oscuros e intensos, y se sentía temblar de sólo pensar que las palabras escaparían de su boca. Pensaba en las miles de formas en la que podría ser rechazado, y el temor de que ella pudiese alejarse, se hacía presente.
Pues, ya había perdido a su mejor amigo y no quería perderla a ella también. No sabía cómo iba a soportarlo.

—Es un secreto y olvídalo que la superaré.

—Aburrido —le saca la lengua—. Pero ya, debarías decirselo, cualquier chica quedaría enamorada de ti con lo atento y tierno que eres.

Cualquier chica menos tú —pensó sintiendo una punzada en su pecho.

—Si no fuese porque estoy enamorada de Haejin, seguramente, estaría en la larga fila de chicas que están locas por ti —asegura sonriendo divertida.

—Y si no fuese que eres muy torpe, yo también estaría loco por ti —trata de bromear, pero su torpeza era algo que también le gustaba de ella.

Siguieron conversando animadamente, olvidando por completo ese tema de conversación. El momento que pasaban juntos era agradable, hasta que recibió una llamada que trataba sobre el padre de Suho, por lo que los tres fueron a buscar a donde se encontraba con Jugyeong pasando el día. Lamentaron darle la triste noticia de que su padre había sufrido un colapso, debido a un derrame cerebral, por lo que lo acompañaron al aeropuerto donde sacó un pasaje para Estados Unidos.
Jugyeong quebró en llanto en cuanto este se marchó, y Sohyun junto a Seojun le dieron su apoyo.


¡Hola!

¿Creen que si Seojun se hubiera animado de decirle, Sohyun lo hubiera rechazado?

Prometo que el siguiente capítulo lo van a amar

Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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