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35; Etapa oscura.



ETAPA OSCURA

Sohyun estaba completamente paralizada mientras su madre y hermano lloraban desconsoladamente durante el velorio. Las horas habían pasado demasiado rápido, para ella todo había sucedido en un abrir y cerrar de ojos cuando le informaron que su padre había sido atropellado.
Mihyang y Seojun se habían mantenido junto a ellos, eran un gran apoyo para la familia Kim.

El castaño se había mantenido al lado de Sohyun durante el velorio, esta no quitaba la vista del cajón sin saber qué decir, ni qué hacer, pero este trataba de ser un gran apoyo aunque la situación le trajiese recuerdos dolorosos que le jugaban en contra al tratar de ser su apoyo.
Su madre lo supo rápidamente por lo que salieron y esta tuvo que consolarlo por un momento.

A la hora de regresar Sunkyun terminó durmiéndose en el sillón, mientras los demás tomaban un café ya que se encontraban exhaustos, a excepción de Sohyun, la cual se dirigió a su habitación tirando su bolso en el escritorio y se quitaba los tacones negros. Se acomodó el vestido y se sentó en su cama tapando sus piernas con este para luego apoyar sus brazos en sus rodillas y su mentón en estos mirando a la nada, perdida en sus pensamientos sintiéndose completamente vacía y como se iba hundiendo en un pozo sin fin.

Mientras tanto Seojun le pidió permiso a su madre para resolver un problema, a lo que esta aceptó rápidamente, pues se daba una idea de lo que quería hacer.
Este estaba demasiado nervioso, el camino se le hizo bastante corto y por lo que al estar frente al departamento dudó bastante antes de tocar la puerta. Esperó impaciente caminando de un lado al otro, mientras los segundos pasaban y al ver a Haejin frente a él, quedó paralizado sin saber qué decir.

El pelinegro al verlo con camisa negra, pantalón de vestir y zapatos negros, frunció el ceño dejando notar lo desconcertado que se encontraba, pero aún así habló.

— ¿Qué haces aquí? —alza una ceja.

— Necesito hablar contigo —se puso frente a él, enfrentando su mirada.

— ¿Hablar? —ríe irónico—. No creo que tengamos algo de qué hablar.

— Escúchame, no es sobre mí...

— No me interesa, Seojun —lo interrumpe—. Lo que sea que necesites hablar, hazlo con otra persona. Tú y yo ya no tenemos porqué cruzar palabra.

— Es sobre Sohyun —habla frustrado.

— ¡Lo que pase entre ella y tú no me importa! —lo mira amenazante—. Haz lo que quieras con Sohyun, ya pueden ser novios...

— ¡Ésto no tiene que ver contigo, ni conmigo! —grita molesto—. ¡Su padre acaba de fallecer, Haejin!

— ¿Qué? —pregunta atónito sintiéndose paralizado.

— Te necesita más que nunca —habla más calmado—. Necesita el apoyo de sus amigos, Haejin. Ve a verla, por favor.

Suspiró tratando de volver a calmarse y comenzó a caminar hacia la casa de la pelinegra, mientras trataba de contactarse con Jugyeong, esperando que esta vez no fuese en vano, pues esta estaba atravesando por algo difícil por lo que faltaba al instituto.
Su secreto había salido a la luz, lo cual había provocado que todos se decepcionaran de ella y se sintieran molestos.

Seojun subía a la habitación de Sohyun, con un vaso de jugo de naranja exprimido y un sándwich. Al verla haciéndose pequeña en su lugar, aún con su mentón apoyado en sus manos mirando a la nada, sin mover ningún músculo lo hizo preocupar más.

— Aquí tienes, pequeña —deja las cosas en la mesa de noche para luego sentarse a su lado—. Sé que es una pregunta estúpida y que es demasiado detestable en estos momentos, pero, ¿cómo te sientes? —la mira curioso y con el ceño fruncido.

- No lo sé —responde en casi un murmuro inaudible—. Creo que no logro aceptar todo lo que sucedió. No lo entiendo, Seojun —lo mira desesperada—. ¿Cómo debo sentirme? ¿Qué debo hacer?

— ¿Recuerdas lo que te dije una tarde? Sólo apoya tu cabeza en mi hombro que yo sostendré tu mundo.

Esta sonrió por un momento con los ojos cristalinos para luego apoyar la cabeza en su hombro, mientras este pasaba los dedos por las hebras de su cabello oscuro ondulado.

— Algún día todo va a cambiar. Sólo tienes que aguantar un poco más —asegura en un murmuro—. Eres muy fuerte, Sohyun. La persona más fuerte que conozco —asegura—. Todo va a mejorar y yo seguiré estando a tu lado. Es una promesa.














Sohyun sentía que la vida cruelmente la había herido hasta ocupar el tamaño de su alma, pero ella seguía de pie tratando de absorber aunque sea un trozo pequeño de felicidad. No entendía cómo había llegado a aquella situación, detestaba ver a su madre destrozada y escuchar a su hermano llorar desconsoladamente, mientras que ella seguía sin poder comprender sus sentimientos.

Aún seguía con la cabeza apoyada en el hombro de Seojun. Llevaban varios minutos en un cómodo silencio cuando escucharon unos toques en la puerta que los hizo sobresaltar.

— Pase —habla Seojun.

Al escuchar la puerta abrirse ambos miraron la puerta con curiosidad siguiendo en la misma postura, hasta que vieron que se trataba de pelinegro, por lo que Sohyun se alejó rápidamente mirándolo completamente sorprendida.

Este logró ver la posición en la que se encontraban anteriormente, pero trató de hacer a un lado sus celos y concentrarse en lo que había ocurrido.

— Haejin...

Al ver que también entró Jugyeong, se levantó rápidamente y se fundieron en un abrazo que provocó que ambas sintieran como algunos pedazos rotos volvían a unirse.

— Seojun me contó lo del instituto —murmura sin separarse—. Perdón por no estar para ti.

— Cállate —se aferra más a ella—. Siempre estás para mí.

Se separó lentamente a ella ambas se sonreían con sus ojos cristalinos, la pelinegra acomodó su cabello y volteó a ver tímidamente a Haejin.

— Quería saber cómo estabas y que supieras que estoy aquí para ti —explica algo nervioso.

— ¿Lo dices en serio? —un brillo de ilusión se refleja en su mirada.

— Claro que sí —este mira curioso su labio inferior lastimado y pasa su pulgar por este provocando que se estremeciera ante su tacto.

Seojun desvió su mirada al ver su cercanía y Jugyeong se sentó a su lado regalándole una media sonrisa al saber lo que le ocurría. Luego de unos segundos los demás se sentaron frente a ellos, la pelinegra al sentir la mirada de la castaña y el más alto, comenzó a contar lo que había sucedido provocando que ambos se sorprendieran al darse cuenta lo que había ocultado por tanto tiempo.

Sohyun no pudo seguir evitándolo y su voz se rompió provocando que ella también lo hiciese, pero contó con el apoyo de los tres que no dudaron en abrazarla haciéndola sentir menos sola y comprendida de cierta manera.
Jamás se había esperado contar con el apoyo de tantas personas en su peor momento. Siempre se imaginó sola y que la situación sería completamente diferente, pero estaba agradecida de haberse abierto con ellos y tenerlos en su vida.

— Nunca nos ocultes más nada —habla la castaña y la abraza— Estamos aquí para ti, no tienes que cargar con tanto peso tú sola.

—  En serio lamento no haber estado para ti cuando tu secreto fue revelado —suspira—. Quiero buscarla...

— No hace falta —interviene Seojun con una pequeña sonrisa—. Ya lo hice y no tiene razón, Jukyung. Eres fea hasta con maquillaje —bromea y todos ríen aunque la castaña golpea su brazo.

— No es cierto. No necesitas del maquillaje para verte hermosa —sonríe la pelinegra.

— No puedes valerte por lo comentarios de los demás —comenta Haejin—. Eso es estúpido. Tienes que saber lo que vales y mereces. Aprender a estar contigo misma sin tener miedo.

— Lo haré —asegura sonriente.

— No importa lo que opinen Suho, Haejin, Sohyun o lo que opine yo de ti
—vuelve a hablar Seojun—. Lo que realmente importa, es lo que opines tú de ti misma. Vales mucho, Jugyeong
—asegura—. Y estoy seguro que si trabajas en reconstruirte te darás cuenta.

Esta lo miró sorprendida por sus palabras, pues nunca esperó que fuese a salir algo así de su boca, pero aún así, asintió media sonrojada y con una tímida sonrisa en sus labios.

—  Yo también necesito amarme a mí misma, así que ambas trabajaremos en hacerlo —la pelinegra toma la mano de su amiga.

— Claro que sí —asegura con una sonrisa—. Bien, ya debo irme.

— Te acompaño afuera —dice Seojun, ya que sentía demasiada tensión por Haejin.

— Está bien. Cuídate y escríbeme —besa la frente de Sohyun, para luego darle un abrazo.

— Gracias, Jugyeong —sonríe.

— Te quiero. Adiós.

En el momento en que ambos se quedaron solos la tensión comenzó a crecer rápidamente. Este se encontraba perdido en sus pensamientos luego de que contara por lo que había pasado y ella lo había notado.

— ¿Cómo pude ser tan idiota como para no darme cuenta por lo que pasabas? —murmura jugando con sus manos.

— Nunca quise que lo notaras —pone la mano sobre la suya sorprendiéndolo—. Nadie lo notó, hasta que decidí hablar.

— Siempre sentí que había algo mal, pero no quería verlo. Sólo me preocupaba porque estuviesemos juntos. Hice las cosas mal, Sohyun —suspira.

— Yo también las hice mal —aprieta su mano—. Nunca me abrí lo suficiente como para que nuestra relación funcione.

— Ya no sirve hablar del pasado —la abraza—. Sólo quiero que sigas remando por más corrientes que se atraviesen. Prómeteme que lo harás pase lo que pase.

— Lo prometo, Haejin —se aferra a él.

Este besó su cabeza disfrutando de aquel abrazo que ambos habían anhelado por tanto tiempo mientras lo segundos pasaban y Sohyun sonreía al sentir su calor corpolar, aquel lugar que antes era su refugio.
Ella sentía que todo a su alrededor desaparecía, quería llorar por lo mucho que lo había extrañado demasiado, sentía que volvía a él luego de un episodio oscuro por el que habían pasado.


¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Será que ahora Sohyun podrá ser feliz?

Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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