34; La verdad.
❝LA VERDAD❞
El castaño al salir del instituto se dirigió a su casa para cambiarse de ropa e ir a verla más cómodo, pero al entrar se encontró con su madre y suspiró debatiéndose entre si debería preguntarle si lo que hacía era correcto o no, pues ella había despertado aquellas ideas en su cabeza que lo hacían enloquecer.
— Mamá, algo anda mal —dice antes de entrar a su habitación.
— ¿Ahora qué has hecho, Seojun? —pregunta frustrada.
— ¡¿Yo?! Nada —voltea a verla indignado—. ¿Por qué siempre crees eso?
— ¿En serio debo contestar? —alza una ceja y este suspira negando con la cabeza—. ¿Entonces?
— Algo le sucede a Sohyun.
Su madre se sentó en el sillón dándole palmadas a su lado indicándole que tomara asiento allí, por lo que obedeció sintiéndose desesperado por conseguir algún consejo de su parte.
Comenzó a contarle todo lo sucedido, despertando también la preocupación en ella, por lo que también estuvo de acuerdo en ir a aquella casa, pues necesitaba que su mejor amiga le dijera por lo que sea que estuviesen pasando.
Seojun se cambió rápidamente sin poder sacar de su mente todos los pensamientos sobre la pelinegra, pues su preocupación era demasiado grande e iba aumentando cada minuto.
En el camino siguió hablando con su madre hasta que llegaron a aquella casa, donde él quedó frente a la ventana de Sohyun mientras su madre tocaba la puerta.
En cuanto la vio pudo notar a pesar de la distancia lo mal que se encontraba y que hasta sonreír le dolía, por lo que entró. Saludó a Yangmi y a Sunkyun, los cuales estaban completamente desconcertados con su visita, pero aún así trataban de disimularlo.
— ¿Y Sohyun?
— Oh, ella está en su habitación —contesta algo nerviosa—. No sale de allí. Créemos que se debe a que ha terminado con su novio, así que tratamos de darle su espacio.
— ¿Puedo hablar con ella?
— Dudo que te responda —habla Sunkyun.
— Lo intentaré...
— Ve, cariño —interviene—. Sube las escaleras, dobla a la derecha y la última puerta es su habitación.
— Está bien. Gracias —sonríe a medias.
Caminaba rápidamente hacia su habitación, mientras rogaba en su mente que abriera la puerta. Necesitaba verla frente a él, confirmar que estaba bien y que todo era una equivocación.
Una vez que estuvo frente a la puerta blanca, tomó aire y tocó esperando segundos que para él fueron una eternidad al no recibir respuesta.
— Sohyun, soy Seojun —baja la cabeza—. ¿Puedes abrir? —un suspiro escapó de sus labios al no recibir respuesta alguna, volteó deslizando su espalda por la puerta hasta quedar sentado— Tengo muchísimo tiempo, así que me quedaré aquí hasta que abras, ¿sabes? —apoya las manos en las rodillas—. Por favor, abre...
— No lo haré —alza la voz para que la escuche, mientras se acercaba a la puerta para luego ponerse en la misma posición que él—. Deberías irte a casa.
— No lo haré. No lo haré hasta que te vea porque estoy preocupado por ti.
— No tienes porqué. Estoy bien.
— Has faltado tres días.
— Sólo es por lo de Haejin. Ya no te preocupes...
— Cuando te vea decidiré si debo o no preocuparme.
— ¿Por qué haces ésto, Seojun? —pregunta desconcertada.
— Porque te quiero, ¿no es obvio? —responde molesto—. Dije que estaría para ti y eso voy a hacer, sea lo que sea que esté pasando contigo...
Sohyun abrió la puerta provocando que este casi cayera al suelo, pero logró apoyar las manos a tiempo en el suelo antes que su rostro lo tocara. Levantó la mirada encontrándose con el rostro marcado de ella, lo cual le hizo levantarse rápidamente mirándola preocupado.
Cuando quiso llevar las manos a su rostro ella se hizo a un lado para cerrar la puerta rápidamente.
— ¿Qué te ha pasado, Sohyun? —la mira desesperado—. ¿Quién se atrevió a lastimarte? —ella se dirigió a su cama para sentarse sintiendo como un nudo se formaba en su garganta y se arrepentía de abrir la puerta—. Sohyun, háblame —se sienta frente a ella llevando la mano a su mejilla, mirándola detenidamente sintiendo una punzada en su pecho—. Di algo, por favor...
— N-No puedo —titubea bajando la mirada.
— ¿Quién te hizo ésto? —saca la mano de su mejilla por miedo a hacerle daño y ella se cubre un poco el rostro con el cabello al bajar la cabeza—. Dime algo...
— Siempre quise que alguien me conociera lo suficiente como para darse cuenta lo rota que estoy —lo mira por un momento con sus ojos cristalinos—. Pero luego tú lo hiciste y me asusté.
Seojun recordó la pequeña discusión que tuvieron y cerró sus ojos por un momento suspirando, detestando no haberle insistido más.
— ¿Quién te hizo ésto? —pregunta tratando de mantener la calma.
— Mi padre —quiebra en llanto—. Mi padre lo ha hecho.
Este sin dudarlo la envolvió en sus brazos escuchándola sollozar, mientras se aferraba a él. En ese momento las palabras de su madre comenzaban a tener más sentido y se detestaba por no haberle insistido en saber en las anteriores veces.
Sentía como un nudo se formaba en su garganta y sus ojos picaban por las lágrimas retenidas, pero quería ser fuerte, ser su apoyo esa noche, aunque verla así y saber qué era lo que ocultaba le daba ganas de romperse.
— Seojun...
— Todo va a estar bien. Lo prometo, Sohyun —acaricia su cabello y limpia rápidamente la lágrima que cae por su mejilla—. No volverás a pasar por ésto.
— No es cierto —solloza.
— Ya sé lo que ocurre y haré hasta lo imposible para que ya no te haga más daño. Lo juro.
— Por favor...—se aferra más a él sollozando.
Nadie sabía cuantas veces ella había deseado desaparecer y pedía ayuda tan sólo con una mirada. Odiaba los días que caminaba sola y pensaba en lo fácil que sería pararse frente a un auto, porque la oscuridad se expandía por todo su cuerpo llenándola de malos pensamientos buscando la salida "fácil". Y en ese momento por unos segundos en aquel abrazo se sintió a salvo y creía en sus palabras que todo estaría bien, que su padre ya no haría de su vida un infierno.
Por primera vez gracias a sus palabras se sintió valiente y tomó su mano dirigiéndose hacia el living. Allí se encontraban ambas mujeres y el adolescente que al verla se sorprendieron, como también se asustaron al ver su rostro.
Ella estaba detrás del castaño porque así se sentía salvo, este apreto un poco el agarre animándola a hablar para acabar con todo lo malo.
Sus miradas se conectaron por un momento y la pelinegra asintió dándole a entender que aún se atrevía a hablar, por lo que le regaló una media sonrisa cuando ella hizo unos pasos hacia adelante, sentándose en el sillón pequeño sin soltar la mano del castaño.
Yangmi preguntaba desesperada quién le había hecho daño, hasta miraba al castaño buscando una respuesta mientras su hijo al verla sentía como las lágrimas caían por sus mejillas.
Sohyun comenzó a hablar contando toda la verdad que paralizó por completo a su madre, y Mihyang cerró sus ojos detestándose por haber tenido razón. Sunkyun se rompió al escuchar a su hermana decir la verdad y corrió a abrazarla.
— Lamento no poder ser el hermano que necesitas —solloza.
Sohyun sollozó abrazándolo y miró a su madre, la cual sollozaba sin poder creerse lo que su hija había contado, mientras que Mihyang llevaba la mano a su hombro en forma de apoyo. De su boca salían maldiciones por el hombre que tenía como marido y se levantó abrazando a su hijos que la necesitaban más que nunca.
Seojun miraba la escena con sus ojos cristalinos, soltó la mano de Sohyun para que pudiese abrazar mejor a su familia y se sentó al lado de su madre que pasó su brazo por su espalda.
La miró con una media sonrisa, mientras ella lo miraba orgullosa por el hijo que tenía, al saber que él la había ayudado a poder hablar, a dar ese paso tan importante para acabar con aquella situación que la hundía cada día más.
— Nunca más les hará daño. Lo prometo —asegura Yangmi limpiando las lagrimas de Sohyun y de Sunkyun—. Lamento tanto nunca haberme dado cuenta por lo que estaban pasando, por haberme obsesionado con el trabajo para traer algo de dinero y no haberles dado la atención necesaria...
— Eso ya no importa porque ahora lo sabes y todo estará bien —murmura Sohyun, volviendo a abrazarla.
Unos golpes en la puerta los sorprendió, las luces rojas y azules se reflejaban por la ventana lo cual desconcertó a todos. Yangmi se levantó y abrió la puerta encontrándose con un Oficial, por lo lo preguntó desconcertada que sucedía, este preguntó sobre su marido, lo cual la desconcertó aún más pero respondió.
Al escuchar lo que había pasado en ese momento todos se paralizaron sin saber qué decir o sentir, hasta que Yangmi cayó al suelo inconsciente por la noticia que había recibido.
¡BUENAS!
Al fin se supo la verdad, ya era hora, ¿no?
¿Les gustó el capítulo, amores?
¡Nos leemos pronto!
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