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22; Ángel.



❝ÁNGEL

Sohyun se encontraba en el instituto en receso por lo que decidió tomar aire, aún no había cruzado palabra con Haejin, pues el día anterior mientras estaba en la sesión de fotografía este le había llamado y no había podido contestarle.
Sentía que se encontraba algo molesto, pero no se animaba a acercarse a hablar.

Al ver a Seojun sentado en una banca perdido en sus pensamientos con las manos en los bolsillos de su chaqueta, decidió sentarse a su lado. Lo miró sonriente por lo que este frunció el ceño mirándola desconcertado.

— ¿Por qué sonríes?

— ¿Y tú por qué tan serio? —lo empuja levemente con su hombro y este no puede evitar sonreír.

— Soy así, ¿no lo recuerdas? —alza una ceja.

— Porque antes no eras mi amigo, pero ahora que lo eres te haré sonreír más seguido —asegura.

¿Acaso había una persona más tierna que Sohyun? Se preguntaba mientras miraba su sonrisa que lo dejaba embobado, comenzaba a verla como un ángel y detestaba eso, porque cada vez que pensaba en ella se sentía un idiota por lo cursi que se ponía.

— Tengo algo para ti —saca una tarjeta de su chaqueta y ella lo mira confundida.

— ¿Qué es eso?

— En el café que trabajé quieren contratarte —explica mientras la pelinegra lee la tarjeta—. Llamé con anticipación, así que pasa más tarde.

— ¿En serio? —pregunta ilusionada.

— Claro.

— ¡Oh, eres el mejor!

Lo abrazó emocionada mientras él quedaba completamente paralizado, sintiéndose embriagado con su dulce aroma. Levantó sus manos temblorosas con la intención de corresponder a su abrazo, pero cuando rozó su espalda ella se separó aún con un sonrisa en su rostro.

— Gracias, Seojun...

— ¿Sohyun? —una voz masculina que los sorprende.

Haejin que tenía el semblante serio conectó su mirada con su mejor amigo por un momento, estaba tratando de mantener el control y no crear una discusión. No le había gustado ver a la pelinegra abrazarlo y mucho menos notar que este le correspondía.

Sentía demasiados celos, por lo que la tomó del brazo para luego entrelazar sus dedos y comenzar a caminar dejando al castaño atrás.
Este veía como ella seguía sus pasos apresurados aún emocionada por lo que le había dicho. No pensaba intervenir, no podía hacerlo porque era lo mejor para los tres. Pero en cuanto ella se fue sintió como si una brisa fría lo envolvía, mientras comenzaba a desear poder ser Haejin, para tomar sin problemas la mano de Sohyun.

Cuando el pelinegro dejó de caminar ella volteó a verlo confundida, pues lo notaba demasiado tenso.

— ¿Sucede algo? —pregunta preocupada.

— ¿Por qué no contestaste ayer mis llamadas? —pregunta frustrado.

— Estaba ocupada...

— Pudiste haberme enviado un mensaje.

— Ya, lo siento —murmura bajando la mirada.

— ¿De qué hablabas con Seojun?

— ¿Te molesta que hable con él? —cuestiona incómoda.

— Es que estabas abrazándolo...

— Sólo estaba emocionada por algo —explica.

— No me gusta que lo abraces —admite rascando su nuca por los nervios.

— ¿Acaso estás celoso? —frunce el ceño.

— Sí —contesta en un murmuro casi inaudible.

A Sohyun no le estaba gustando su manera de actuar, pues tenía miedo que aquello causara una discusión.
Haejin al darse cuenta de eso soltó un suspiro y la abrazó con miedo de que decidiera acabar lo que sea que tenían.

— Lo siento —acaricia su cabello—. Sé que no debería ponerme celoso porque Seojun es mi mejor amigo y no somos novios...—murmura triste.

— No somos novios —se aleja para ver su rostro—. Pero tenemos algo lindo y especial —sonríe causando la suya.

— No quiero que pienses que no me gusta lo que tenemos —acaricia su mejilla—. Aunque más me gustaría que seamos novios...

— Quizás pronto esté preparada para eso.

— Esperaré —intenta juntar sus labios pero ella baja su cabeza haciendo que bese su frente, y la mire confundido.

— Estamos en el instituto —le recuerda.

— Está bien —ríe entrelazando sus dedos—. Vamos.

Sohyun algo sonrojada comenzó a caminar junto a él entrando al instituto, mientras algunos los miraban curiosos y sorprendidos que fuesen tomados de la mano, hasta que ella pocos segundos después la soltó al sentir sus mejillas arder por las miradas.














Sohyun ya tenía el uniforme que usaban en la cafetería, se sentía demasiado nerviosa pero a la vez ansiosa por su primer día y la mujer que le indicaba qué hacer se le hacía alguien muy dulce, lo cuál la hacía sentirse más cómoda y que sus nervios disminuyeran.

— Memoriza los elementos del menú lo antes posible. Las recetas están todas escritas, pero limítate a tomar pedidos y lavar los platos hasta que te acostumbres a trabajar aquí —explica mientras ella escucha atenta—. ¡Bienvenidos! —saluda cuando ve a unos clientes entrar—. Olvidé lavar las tazas, ¿podrías empezar con eso?

— Por supuesto —asiente con una sonrisa.

La fémina estuvo lavando hasta el cansancio, pero lo hacía emocionada pues iba a poder ayudar a su madre con los gastos ya que no le alcanzaba para todo lo que necesitaban sólo con su sueldo. Además también, le agradaba la idea de que cuando acababa el horario de trabajo aún le sobraba tiempo de llegar a casa.

Todo iba demasiado bien aunque estuviese exhausta, hasta que chocó con su compañera de trabajo provocando que un poco de café cayera sobre su mano.

Mordió su lengua para no soltar un grito de dolor y no preocuparla aunque esta corrió por hielo.

— Estoy bien —le regala una sonrisa tranquilizadora—. No te preocupes.

— ¿Estás segura?

— Sohyun, ¿estás herida? —pregunta la propietaria de la cafetería sorprendiéndolas.

— Sí. Sólo fue una quemadura de contacto menor. Estoy bien —asegura.

Ambas mujeres estaban preocupadas por ella, pero luego de convencerlas por unos minutos se dirigió a cambiarse ya que la dejaron irse a su casa.

Saludó amablemente a las dos mujeres y cuando salió de la cafetería se sorprendió al ver a Seojun, el cual dejó de correr y se acercó preocupado mirándola atento, mientras su pecho subía y bajaba.

— ¿Estás herida?

— Sólo me quemé la mano con café...

Este tomó cuidadosamente su mano mirándola, lo cual hizo reír a Sohyun.

— Es una quemadura de contacto menor —asegura—. No te preocupes.

— Eres tan torpe —suspira.

— Y por esa razón te preocupas por mí —sonríe—. Espera, ¿viniste corriendo hasta aquí sólo por mí?

Seojun se asustó ante su pregunta, pues estaba reaccionando a lo que había hecho. Si dijera que sí, ¿eso pondría en evidencia sus sentimientos? Esa pregunta había aparecido en su mente y de tan sólo pensarlo se tensó sin saber qué contestar.

— Eres muy lindo —lo abraza sorprendiéndolo nuevamente—. No tenías porqué hacerlo.

— Somos amigos, ¿no? —miró como sus manos temblorosas esta vez correspondían a su abrazo.

Se encontraba preocupado de que pudiera sentir como su corazón iba a salirse de su pecho, hasta que habló.

— No vuelvas a correr así —se separa—. Tu corazón late muy rápido por eso.

Bajó la mirada nervioso sin saber qué decir, mientras llevaba la mano a su pecho sintiéndose frustrado por lo que ocasionaba.

— ¿Que puedo hacer por ti?

— Ya que has venido hasta aquí podrías llevarme a comer algo, ¿no crees? —lleva su mano a su vientre—. Muero de hambre.

— Vamos —ríe.



















Mientras esperaban la comida conversaban animadamente, a Seojun le sorprendía y le agradaba la facilidad que tenía para hacerle reír.
Sentía que podía ser él libremente en aquellos pequeños momentos, aunque luego volvía a la realidad que detestaba porque el dolor volvía a instalarse en su pecho.

— ¿Por qué necesitas el dinero? —pregunta curioso.

— Quiero ayudar a mi mamá con los gastos —explica llevando un bocado a su boca.

— ¿Y tu padre?

Al notar que se tensó por su pregunta se golpeó mentalmente, quiso volver a hablar pero fue interrumpido.

— Hace tiempo dejó de hacerlo —responde desviando la mirada—. Pero además de ayudar a mi madre lo hago también para la Universidad.

— ¿Qué quieres estudiar? —la mira atento.

— Psicología —sonríe.

— ¿Sabes qué creo? —lo mira atenta—. Que serás una psicóloga brillante.

— ¿En serio? —sonríe ilusionada.

— Claro. Tienes un don para hacer hablar a la gente —asegura—. Hasta quiero contarte mis secretos más oscuros —bromea provocando su risa.

Al verla así se sintió satisfecho, pues había logrado que volviese a sentirse cómoda y olvidara aquella pregunta, aunque sentía demasiada curiosidad por saber qué sucedía con su padre.
Sohyun masticaba mientras tomaba su celular que vibraba por los mensajes de Haejin, el cual le pedía la fotografía que habían pedido que le sacaran el día anterior. El castaño al notar como miraba embobada su celular se lo quitó, encontrándose con una fotografía que lo hizo quedar paralizado.

— Olvida lo que viste —dice rápidamente quitándoselo.

Este trataba de reaccionar, pero sentía como un dolor distinto se instalaba en su pecho. No quería que le doliese ver felices a las dos personas que le agradaban, no quería ser egoísta con ellos, pero una pequeña parte de él lo era aunque tratara de ignorarla.

— Ya, no es de mi interés lo que acabo de ver —aprieta la mandíbula mientras desvía la mirada.

— De todas formas Haejin te lo ha contado, ¿cierto? —pregunta curiosa.

— No y no quiero saberlo...

— Creí que lo sabías —murmura sorprendida—. Bien, te lo diré porque somos amigos...

— Sohyun, no...

— Haejin y yo estamos juntos, pero no —habla tímida.

Este al escucharla la miró confundido sin saber cómo sentirse al respecto, pues no entendía a qué se refería.

— ¿Ahora eres torpe hasta para hablar?

— Cállate —le tira la servilleta en el rostro—. Es que no me siento preparada para que seamos novios —hace una mueca.

— Entonces, ¿no están juntos? —pregunta tratando de restarle importancia.

— Sí, pero no —hace una mueca.

Seojun no quiso saber más nada sobre esa conversación, pues una parte de él comenzaba a crearse ilusiones. Por más que intentara frenar sus sentimientos estos seguían creciendo y sentía miedo de que llegase el momento donde comenzara a luchar por ella. Lo que él no sabía es que quizás, ya lo estaba haciendo y no era capaz de asumirlo.

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