8. Fuerte de almohadas.
Hola mis bonitos lectores~ Vamos en cuenta regresiva con los capítulos más enfocados al fluff y ya pasaremos más a la tensión, así que disfruten sobretodo los momentos domésticos de hoy que son muy importantes especialmente para el entendimiento de Ash y la validación de Eiji y mañana que tenemos una cita-no cita.
Mil gracias por el apoyo~
—No sabía que Eiji era tan talentoso sacando fotografías, te ves muy diferente acá. —El cumplido de Shorter resulta tan directo y franco que inclusive sino es para él aprecia a su torso inflarse del orgullo.
—Lo sé. —Ash baja el celular con suavidad—. Las cosas solían ser muy estrictas en el modelaje, hacer algo así de improvisado estaba fuera de los estándares que mi patrocinador quería representar y por poco olvido que esto podía ser divertido.
—Vaya.
—Sí.
Ash sonríe sin quitarle la mirada de encima a las imágenes, no desglosa si es la presencia de Eiji o tal vez que sea un fotógrafo, sin embargo, ha estado recordando muchas cosas desde que se lo presentó a Griff, a diferencia de las otras reminiscencias que se asemejan a síntomas de PTSD aunque nada le sucedió (en teoría) estos fragmentos son agradables. Sí. Son Aslan despertando en la mañana con el cabello desparramado, son sus pecas rojizas bajo el sol, nadando en el río de Cape Cod, usando aquel uniforme de las ligas menores que tanto le gustaba, son él y su hermano y por poco lo había olvidado.
Ver el estilo de fotografía de Eiji fue un reflejo digno de Eiji aunque diga lo contrario, es compasivo y tan honesto que llega a conmocionar al espectador, es como si tuviera la increíble habilidad de sentir la última y desesperada señal de auxilio que las personas envían.
—Es una linda manera de confesarte lo mucho que le gustas. —Shorter expresa, están tirados donde siempre se reúnen para almorzar y debe confesar que se ha acostumbrado a que Eiji lo mime y cocine platillos ya que sabe que si no lo alimenta vivirá a base de hot dogs y Coca-Colas—. Me refiero a esas fotografías que te tomó.
¿Gustarle a Eiji Okumura? Ni en sus sueños.
—¿Qué? —Por ende, Ash no procesa lo dicho—. ¿A qué te refieres?
—Que las fotos de Eiji parecen emanar una suerte de «me gustas» muy dulce. —De pronto, el viento se siente caliente revolviendo sus cabellos y acariciando su cara.
—No. —Concluye—. Eso no tiene sentido.
—No sé, dicen que los fotógrafos son muy honestos con las imágenes que toman, se supone que los artistas siempre dejan una parte de sí mismos impregnada a su arte, una puerta a su mundo interno.
—Estás delirante.
—Estoy sabio. —Rechista—. No te lo tomes a mal, puede ser un me gusta no amoroso, hay diferentes tipos de amor por sino sabías.
—Claro que lo sé. —Objeta—. Pero creo que estás exagerando con las fotografías, seguramente no quiso decir nada con ellas, ¿nos llevamos bien? Sí, bastante, es muy agradable estar con Eiji, siéndote honesto es el compañero de cuarto ideal, no obstante, hasta ahí.
—Ajá. —Shorter alza una ceja y lo mira con una profunda decepción en sus ojos, ni siquiera debe de sacarse los lentes para que la comprenda—. Si tú dices.
—¡Es verdad! —Gimotea—. No pasa nada entre Eiji y yo, es mera cortesía.
—Oye, tu almuerzo luce realmente delicioso por cierto. —Sus jades se posan en la lonchera de metal con el dibujo de estos terroríficos pajarracos pegado en la tapa—. No sabía que te gustara lo oriental.
—Eiji es bueno cocinando estas cosas. —Ash le explica, recuerda que tienen un nombre en específico porque cuando el japonés lo pronunció en su lengua natal, pensó que era lo más adorable del mundo entero, claro, no se lo dijo, en su lugar lo molestó, eh ahí el lenguaje del amor americano—. Es bento.
—Bento. —Repite intrigado.
—Sí, estas cajas de alimentos son bento pero Eiji se preocupa de equilibrarlas, por ejemplo... —Basta de un tirón para que saque la tapa y su estómago gruña por tan apetitoso aroma—. Aunque está esa gran porción de verduras, si te fijas también lo equilibró con carne roja y blanca, dice que a los felinos les debe gustar el pescado y eso es ofensivo. —Más, está riendo—. También me suele poner Post-It.
—Te deja notas. —Shorter lo dice con esa voz altanera que prefiere ignorar—. Notitas muy cariñosas.
—Claro que lo hace y a veces las leo en clases cuando me aburro. —Tararea arrancando la nota diaria que pegó en la tapa—. Es un gesto lindo. —Musita—. Él es lindo.
—Tu compañero de cuarto es lindo.
—No tiene nada de raro. —Se defiende y Shorter suspira desviando su atención para los ingredientes de la lonchera, deteniéndose en su esquina preferida.
—¿Qué es eso? —Apunta a las bolas de arroz—. No parecen onigiris.
—Lo son pero les da formas de animales. —Le explica posando su atención en el arroz humeante que fue esculpido para asemejarse a un conejo—. Obvio que moldeó eso, él es un conejo.
—Tienes razón, eso es algo que hago por todos mis amigos.
—Cállate. —Chista golpeando su hombro—. Tu comida mata a tus amigos, por eso ninguno la quiere.
—Mis amigos no hablan con tanto cariño de mi comida.
—¿Qué insinúas?
—Nada. —Alza las palmas en el aire y bota los restos de su emparedado, le resulta irónico que siendo dueño de un restaurante y estudiando para chef no sea capaz de prepararse comida prefiriendo esos sándwiches pútridos de las máquinas o la bencinera—. Solo que, ninguna chica te gustó lo suficiente.
—No eran mi tipo.
—Los chicos tampoco. —Ash se tensa, acá es cuando Shorter nota que no es normal—. ¿Acaso te ha gustado alguien alguna vez? ¿Tienes "un tipo" de preferencia?
—¿Qué diablos insinúas? —Se pone a la defensiva.
—Qué la sexualidad es un espectro muy grande.
—Shorter.
—Quizás seas demisexual o asexual, siento que te estás forzando a encajar y está bien sino "encajas".
—No sabes ni un carajo de mi vida. —Se pone defensivo y Shorter lo nota, por ende, deciden asesinar el tema—. ¿Por qué estás con pijama? A todo esto. —Un intento desesperado por salvar el ambiente.
—¡Ah! —Más, es lo suficiente para que Shorter lo deje pasar—. El club del orgullo tendrá noche para ver películas, es una pijamada, aunque bueno, veremos una serie.
—Una pijamada en la noche.
—Exactamente.
—Son las tres de la tarde. —Shorter alza una ceja casi como si le dijera: "¿y eso qué tiene?". Le cuesta recordar que esta universidad no tiene las mismas reglas que la otra, aquí les importa un carajo todo.
—Debo estar preparado. —Se justifica a sí mismo—. Lo del desayuno en la cama me dio tiempo para explicarle mi punto de vista, más sigue enfadado y estoy haciendo méritos con esto del club para así alivianarle la carga, Yue se toma realmente en serio las cosas académicas aunque parezca que la vida misma le es indiferente, tiene un corazón muy cálido cuando lo conoces.
—Ah, vaya. —Escucharlo hablar con tal dedicación de Yut-Lung hace que un mordisco de celos lo tire para abajo—. Me alegro por ti.
—¿En verdad? —No, claro que no y se aborrece por eso.
—Sí. —Pero está tan celoso.
Suspira.
Está celoso, pero no de Shorter ni de Yut-Lung, está celoso de todos aquellos que pueden sentir amor del tipo romántico o atracción sexual, Ash en serio lo ha intentado, sin embargo, el resultado siempre es un asco desmesurado porque lo están tocando, no es un santo, Dios sabe que no e incluso disfruta algunas novelas de romance, más, pensar en que él debe hacer eso hace que quiera vomitar y es ahí cuando el autodesprecio se alimenta y acaba con alguna crisis autolesiva. Desearía ser normal.
—Bro? —Shorter lo nota ido—. ¿Estás bien?
—Estoy fantástico. —Miente mirando con tristeza el bento, de repente, no tiene hambre pero Eiji se pondrá triste si le lleva la comida de vuelta y no tiene corazón para tirarla—. Tendrán una especie de pijamada al aire libre en las canchas, es como si fuera un auto-cinema sin autos.
—Esa es la vibra. —Chasquea orgulloso—. Veremos toda la primera temporada de heartstopper, hoy queremos ser gays felices, cuando queramos estar tristes ya veremos una de las millones de películas queer que acaban en tragedia.
—Ja. —Ríe con desaires—. Te deseo suerte en tu cita en ese caso.
—No es una cita. —Lo dice medio rojo y ansioso—. Solo somos Yue y yo organizando, también estará Sing en todo caso y todos los que se inscribieron la primera semana y seremos muchos, pero, sé que no tiene sentido alguno pero me coloca feliz ayudarlo en cosas que para él son importantes, en serio.
—¿Así sabes que te gusta? —Shorter niega.
—Así hago el luto.
—¿Luto? —Asiente—. ¿Por qué? ¿Por qué tendrías que hacer luto?
—Porque parece que me estoy enamorando.
—Joder.
—Y enamorarse es horrible.
ೃ࿐♡
[Hoy te empaqué camarones extras para darte ánimo, no sigas faltando a tus entrenamientos porque dijiste que te gusta el béisbol y me gustaría un día verte jugar].
Ash maldice entre dientes sin dejar de leer la nota que Eiji le empacó junto al almuerzo, está huyendo de un deporte que él mismo ansió, usando un cupo, defraudando a compañeros que ni siquiera trató de conocer y todo porque Arthur lidera este equipo, no es que le guarde resentimiento, más, batalló durante un año entero cara a cara contra el aludido y cree que es personal, no sabe cómo reaccionará al verlo dentro de su territorio y más si es jefe de su propia residencia, pero Eiji le pidió ir y Ash quiere mostrarle lo que puede hacer y que quede embelesado así como le sucedió con el salto.
Así que va y para su suerte están tomando las medidas para el uniforme, el entrenador lo regaña por haber faltado (lo que era esperable, por supuesto) su equipo lo ve con un deje de irritación y es todo.
No fue tan terrible.
—Lynx. —O esto creyó hasta que Arthur se abre paso, a juzgar por las leves diferencias en su atuendo asume que es capitán del equipo y se le hace un maldito cliché—. Así que los rumores son reales, te cambiaste de la universidad de niños ricos.
—Sí, bueno. —Se encoge de hombros, están en medio de las canchas y el sol pega con fuerza—. Me aburrí del otro ambiente.
—Y te metiste en mi terreno. —Arthur lo confronta, tiene el ceño arrugado y los dientes tensos, para ser honesto la expresión le recuerda a un cavernícola—. Y más encima eres líder de Downtown.
—No lo elegí, me postularon.
—Sea como sea, me estás declarando la guerra.
—Estamos en el mismo equipo. —Enfatiza—. Si quisiera declararte la guerra los haría perder, pero a estas alturas ambos sabemos que soy malditamente bueno ¿no? Es decir, pateé tu trasero hasta que perdiste durante un año por si se te olvida.
Los chicos de alrededor hacen un círculo, empiezan a arrojar ruidos de monos, Ash puede imaginarse en un documental de vida salvaje en dónde dos machos alfas deben enfrentarse hasta la muerte por el control de la manada ¿qué diablos? Definitivamente tanta charla con Shorter le está afectando las neuronas, deberá reconsiderar su amistad, ni modo.
—No me estorbes. —Entonces lo amenaza envolviendo sus puños alrededor del cuello de su camisa.
—Lo mismo digo. —Ash no baja la cabeza—. No me estorbes y estaremos bien, para ser capitán eres más arrogante que talentoso, deberías compensarlo o abrirle paso a alguien que sí tenga el talento.
—¿Viniste a quitarme el liderazgo? Porque no planeo cederlo. —Gruñe entre dientes—. Sé lo que eres y no cederé mi posición, no a alguien como tú.
—¿Viniste a perderlo contra alguien como yo? Porque te escucho ladrar mucho y morder poco. —La expresión de Arthur se deforma por culpa de la rabia.
—¿Me acabas de decir perro?
—Woof. —Se burla.
—¡Bastardo! —Arthur está a punto de estamparle un puñetazo en la cara, más, lo atrapa, ni siquiera requiere mucho esfuerzo, solo lo amortigua con su palma.
—¿Crees que no sé pelear solo porque fui modelo? —Ash ríe tirándole el puño hacia atrás, sacándole un grito de puro dolor, bien sabe lo mucho que duele que te crujan los huesos así, Jim era una escoria violenta, más sin querer le enseñó a defenderse—. ¿Crees que me puedes amenazar porque esta es "tú" universidad?
—Suéltame. —Gimotea—. Para.
—Pues te tengo noticias. —Ash se aparta dejándolo en el suelo sosteniéndose la muñeca—. También es mi universidad.
—Te voy a matar. —Se queja como si se la hubiera roto lo que es una exageración—. No te perdonaré.
—Entonces quizás debamos tener una contienda para decidir el liderazgo más adelante. —¿Por qué? Ash no comprende el motivo, sin embargo está enojado—. Si me sigues hostigando te retaré y vamos a arreglarlo como hombres, puño a puño ¿entendido?
El resto del equipo vitorea como respuesta.
Ash se siente jodido.
ೃ࿐♡
El panorama sin duda no mejora cuando llega a su cuarto, Eiji está empacando almohadas y frazadas, viste un pijama celeste que le da una apariencia aún más suave, de repente, toda esa rabia y malestar que le produjo la práctica deportiva se derrite en su estómago como si se tratara de caramelo, helado o algodón de azúcar, su estómago se siente raro al verlo, no es que tenga hambre, asume que pueden ser nervios pero nervios diferentes a los previos antes de las sesiones o a la ansiedad que le producen los cortes, son nervios que confunde con ganas de ir al baño, es raro.
—Estás usando pijama. —Pone lo obvio en voz alta.
—Sí. —Sin embargo, Eiji impresiona orgulloso como si se hubiera probado una gran cantidad de ropa antes de decidir—. Iré a la proyección de películas que darán en las canchas, es una pijamada.
—Pero la hace el club del orgullo. —La primera vez dejó pasar el tema, no obstante, Eiji juguetea con las mangas de su pijama celeste, es imposible ignorarlo—. Me dijiste que de ahí conocías a Yut-Lung.
—Así es. —Impresiona avergonzado, no una vergüenza de mejillas rojas e infladas o ceño fruncido a la par que estornuda su nombre, esto es casi como si tuviera que disculparse por ser quién es, parece que así lo hace, Eiji no dice esas palabras en voz alta, más lo mira con sus ojos a punto de romper en llanto e inclina la cabeza hacia abajo—. Pertenezco al club.
—¿Eres...?
—Gay. —Se arranca la espina antes de que se infecte—. Soy gay, Ash.
—Oh. —La confesión lo toma por sorpresa, no es que lo haya pensado demasiado, sin embargo, cree que imaginarse a Eiji con una mujer simplemente está... mal, no encajan—. Ya veo.
—No me trates distinto. —Aunque se mantiene firme su voz se escucha tan quebrada y gastada ¿has tenido esta conversación antes?, ¿te han acogido como tú acoges a los demás?—. Si estás incómodo puedo hablar con el asesor de dormitorios e irme a otro edificio, escuché que aun hay cupos en otras residencias y tú estás cómodo acá, fue mi culpa por no decirte del inicio.
—¿Por qué deberías decirme del inicio? No me debes explicaciones. —De repente está muy enojado.
—Lo siento.
—Eiji.
—En verdad lo siento.
Pero no con Eiji sino con quién le hizo sentir que debía andarse disculpando y explicándose por quién es sin ser capaz de vislumbrar las miles de razones para quererlo, Eiji no es un gusto adquirido ni una persona que queda de trasfondo como un extra, no es falto de personalidad, es valiente y terco, sabe saltar más alto que nadie, juzga por su propia cuenta, tiene un corazón malditamente grande, guarda una naturaleza tan honesta que descoloca, porque Shorter tenía razón, no solo son sus fotos, Eiji con cada cosa que hace le entrega un «me gustas» que lo limpia, sana y purifica.
No es romántico, ciertamente y eso está bien, porque Eiji es esa clase de persona que todos deberían conocer al menos una vez en la vida, Ash fue afortunado, le duele que Eiji no vea lo hermoso que es.
—¿Tienes otro juego de pijamas? —Así que esto es todo lo que puede hacer, porque está roto, teme arruinar las cosas y teme aferrarse a Eiji cuando no está aferrado ni a la vida.
—¿Por qué?
—Porque iré contigo. —Traga duro—. Si quieres, claro.
—Ash.
—Somos amigos ¿cierto? —Es la primera vez que lo dice directamente—. Somos amigos.
—Pero soy gay.
—¿Y? Supongo que eras gay cuando te conocí, eso no cambia en nada quién eres para mí, onii-chan.
—Tú. —Eiji parece a punto de llorar—. Tengo un pijama de Nori Nori que te quedará perfecto. —Ash sabe lo importante que fue este momento para la vida del nipón incluso sino lo verbalizan y de forma progresiva empieza a encajar eso que Eiji le dijo sobre mostrarse abiertamente y ser amado por esto.
—Si me prestas uno de Nori Nori, lo tiraré a la fogata. —Ash iría sin pijama sino fuera por las lesiones.
—Entonces serás un exhibicionista. —Eiji se toma las cosas con humor, rebusca en su clóset y le lanza un conjunto celeste que hace que parezca como si fueran pareja, aunque claro, el pajarraco yace en la espalda y en las piernas.
—Tendrás un pánico gay si me ves así, supongo.
—No. —Se lo toma con ligereza—. No eres mi tipo, no me gustan los Holdens.
—¡Pequeña mierda!
Entonces están riendo, bromeando y tirándose las almohadas ya que algo cambió o mejor dicho algo se hizo más fuerte entre ellos dos.
Eiji sigue siendo un misterio ante sus ojos y eso lo encandila de maneras inexplicables, es como si su cerebro estuviera programado para orbitar alrededor de Eiji, a veces eso lo hace sentirse tan ansioso que no puede respirar y otras veces es tan natural que siente que podría quedarse con Eiji sin decirse nada y estaría bien. Con Eiji no hay necesidad de esforzarse o pensar demasiado en qué personalidad debería usar para agradarle como si se pudieran vestir, Eiji saca el lado más Ash y Aslan que hay, cree que sería en vano mostrarle cualquier cosa por lo mismo, lo más sorprendente es que a Eiji le agrada.
Sí.
Eiji parece quererlo porque es él.
Sus ojos penden hacia su muñeca, su mente piensa en la caja de cuchillas que tiene oculta, su celular pesa con el conteo de sobriedad ¿lo seguiría queriendo a pesar de eso?
¿Lo seguiría queriendo a pesar de ser Ash?
—¡Llegamos a tiempo! —No es capaz de sostener el pensamiento, llegan a la cancha y está lleno, no han empezado a preparar la serie, más, una pantalla gigante y un proyector sobresaltan como en las clases donde los profesores solo dejan correr PowerPoint y eso debe bastar—. Hay que prepararnos.
—¿Prepararnos? —Ni siquiera alcanza a preguntarle, pronto Eiji está apilando las almohadas encima de las frazadas para que quede un fuerte—. Ah, hiciste una cueva.
—No es una cueva. —Lo mata con la mirada como si fuera una ofensa.
—Ah, hiciste un nido como una mamá pingüino responsable. —Cree que ha logrado molestarlo, más, Eiji sonríe con malicia y anticipa que perderá.
—¿Y tú? ¿Trajiste a nuestro huevo como un buen papá?
—Los pingüinos machos no llevan los huevos.
—Los llevan. —Espeta con tanta seguridad que no se atreve a dudarlo—. Y para tu información, ellos eligen parejas y no necesariamente heterosexuales, eligen a quienes quieren.
—Entonces hay pingüinos gays.
—Ash. —Eiji suspira—. Siéntate a ver la serie nada más.
Está muerto de la risa y tiene muchas más ganas de fastidiarlo, no obstante, obedece y se tumba ahí.
Es agradable estar recostado con Eiji mientras fingen ver una serie que remueve muchos traumas de familia que no quiere poner en la mesa hoy y si bien, el moreno impresiona estar totalmente absorto en la trama prefiere prestarle toda su atención a Ash como si fuera lo más interesante del mundo, le inclina la cabeza con genuino interés, ríe de sus bromas malas, escucha sus anécdotas de pueblo, no tiene idea de por qué le empezó a contar tantas banalidades de él, pero lo hace.
—Deberías llevarme a esa biblioteca uno de estos días. —Eiji propone, sus ojos brillan como si fueran estrellas del mismo cielo y Ash puede sentir su respiración en cada bocanada de aire ansiosa que da.
—Me gustaría llevarte. —Le corresponde—. Así te podría presentar comida americana.
—Ya no me gustó tanto el panorama.
—Eres un desgraciado. —Ash le pellizca la mejilla y Eiji gimotea—. Lo sabes ¿verdad?
—Lo dice el desgraciado que se proyecta en Holden.
Quiere seguir discutiendo, más sus ojos penden hacia un Shorter acurrucado con un Yut-Lung todavía enfadado aunque domesticado.
—Yue está enamorado de Shorter. —Eiji dice para sí mismo—. Pero le da miedo que esté jugando en relación a toda la reputación que tiene y lo que vio, ya sabes.
—Sí. —Suspira—. ¿Cómo puedes saber cuándo estás enamorado?
—No sé. —Eiji suspira haciéndose un ovillo—. Creo que es un poco como esto.
Eiji apunta la pantalla, es el final de la primera temporada dónde los protagonistas están a mitad de una escena tensa en los camarines y tomados de las manos, entonces el rubio (Nick, aparentemente) dice:
Sé que te han lastimado. Y crees que yo estaría mejor sin ti, pero necesito que sepas que mi vida mejoró muchísimo porque te conocí. Y lo seguiré diciendo hasta que me creas. No me importa meterme en peleas, hacer enojar a mis amigos, ni nada de eso. Todo vale la pena para estar contigo. Eres la persona más buena, considerada, cariñosa e increíble de todo el mundo. Y si tú quieres que nos separemos respetaría tu decisión, pero yo quiero estar juntos. Eres mi persona favorita.
¿Dejare de poner referencias de HS? Nunca, porque este fic me da muchas vibes del multiverso de la Alice Oseman, así que vamos a aprovechar eso para darle sus tintes de hojitas que vuelan y todas esas otras cosas lindas que tiene. Mil gracias por seguir acá, mañana empezamos con las citas no citas que estos tienen sin saberlo y de ahí nos vamos para arriba hasta estrellarnos no más.
See ya~
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