7. Toma mi mano y no me sueltes.
Hola mis bonitos lectores~ Vamos muy bien con el evento, de verdad lo siento prometedor, como que hace mucho no me gustaba tanto un fic que escribía, a veces paso por crisis en donde siento que ya no sé escribir, pero este en verdad está hecho con mucho amor y creo que se nota, así que gracias por darle apoyo y apañar siempre.
Se les quiere muchito.
—Tú realmente me odias. —Ash dice de brazos cruzados, están plantados enfrente del apartamento que solía habitar antes de ir a la universidad—. Debes odiarme demasiado.
—¡No te odio!
—¡Sí!
—Ash. —Eiji gimotea—. ¿Por qué dices eso?
—¿Tenías que usar eso para conocer a mi hermano? —No es que Ash le dé demasiada relevancia al encuentro de hoy no obstante entiende lo fundamental que es para la paz mental de Griff vislumbrar que está haciendo las cosas bien como si la vida se tratara de llegar a un podio y gritar "estoy arriba".
—No entiendo qué tiene de malo. —Eiji espeta con una terquedad digna de, bueno, Eiji—. Me dijiste que no podía llevar nada de Nori Nori así que, me puse la ropa que me prestaste cuando fue la fiesta.
—Sí, pero... —De repente su cara está roja—. Se puede hacer las ideas equivocadas si usas mis ropas.
—¿Ideas equivocadas? —Eiji ladea la cabeza como si genuinamente no lo descifrara, lo peor es saber que no es un acto, realmente no lo entiende—. ¿Cómo qué cosas?
—Ya sabes. —Lo mira de pies a cabeza—. Cosas.
—No, no sé, por eso te pido que me lo expliques. —Más, Eiji se mantiene terco—. ¿Cómo qué cosas?
—Cómo... —Le cuesta ponerlo en palabras—. Cosas raras.
—Aslan. —No alcanza a ponerlas en voz alta o a digerirlas cuando Griff abre la puerta salvándolo de otra humillación, se ha vuelto talentoso para hacer el ridículo enfrente del nipón, es ilógico pero sus flamantes 200 puntos de IQ se apagan a su lado—. ¿Por qué no me avisaste que estabas acá?
—Griff. —Los ojos azules se posan de inmediato en la otra silueta—. Él es Eiji, el amigo del que hablé.
Amigo.
Es la primera vez que usa esa palabra en voz alta y ambos lo notan, Eiji juguetea nerviosamente ante las mangas de la chaqueta de mezclilla que le prestó y esquiva mirarlo mordiéndose el interior de la mejilla mientras su piel bronceada se espolvorea con un sutil rosado, Ash sonríe, es tan transparente el impacto que tuvo la palabra qué por un momento lo hace desear decirla otra vez, quiere ser amigo de Eiji, ¿para qué anda con rodeos? Es solo que, la gente normal no tiene que andarse preocupando de autolesiones, ni emociones que están fuera de control, ni imágenes que aparecen intrusivamente para recordarle los lugares en dónde ha estado y de los que nunca saldrá.
Es simple.
Eiji es normal, Ash no.
—Entonces, tú debes ser Eiji. —Griff es el que los salva de ahogarse nuevamente dándole dimensión.
—¡Ah! ¡Sí! —El aludido se espabila—. Es un placer conocerlo, soy Eiji Okumura.
—Griffin Callenreese. —El moreno frunce el entrecejo, lo apuñala con la mirada casi como si hubiera tenido que contarle de su apellido o algo así.
—Callen-reese. —Intenta pronunciarlo y acaba pareciendo cualquier otra cosa—. ¿Lo dije correcto?
—No es personal contra nuestro apellido, si te hace sentir mejor él estornuda mi nombre. —Tararea.
—¿Estornuda tu nombre? —Griff luce sumamente intrigado mientras los deja pasar, Ash se atribuye la confianza de abrazar al más bajo por los hombros.
—Así es, dice Ash-u.
—¡Yo no estornudo tu nombre! —Adiós a la fachada de madurez, ya mostró sus verdaderos colores.
—Lo haces, lo estornudas.
—No lo hago.
—Lo haces.
—¡Ash! —Patea el piso e intenta librarse.
—Salud.
—Estoy empezando a pensar que tú me odias. —Espeta con la mirada entrecerrada.
—Quizás somos uno de esos clichés literarios de enemies to friends. —Canturrea sin comprender la fuente de dicha confianza.
—O un enemies to lovers. —Ash se tensa apenas nota una cuarta voz—. Hola, mocoso.
—Viejo. —Le reclama a Griff en su mirada—. Pensé que seríamos nosotros nada más. —El periodista está tumbado en el sillón con un periódico a medio leer, tarde o temprano le iba a contar a Eiji sobre su verdadera relación con su profesor, sin embargo, no lo proyectó así—. Son pareja. —Le explica al japonés que parece no desglosar nada—. Desde hace mucho lo son.
—Ah. —Eiji se ríe visiblemente nervioso—. No lo sabía, se ven muy bien ustedes juntos.
Ash ya ve el desastre que esto será.
ೃ࿐♡
—Así que. —Para su desgracia Griff está fascinado con Eiji y lo ha abandonado al cuidado de la figura paterna más cercana que tendrá—. Trajiste a Eiji.
—Así es. —Lo esquiva—. ¿Algún problema?
—No, no es eso. —Max se burla con una sonrisa satisfecha—. Pensé que no te interesaba nada sobre él, parecías muy recio a conocerlo.
—Sí, bueno, las cosas cambian, ¿no? —Se encoge de hombros amurrado—. Eiji es agradable y punto.
Pero Eiji es mucho más que "agradable".
Lo ha pensado una y otra vez, primero se dijo a sí mismo que era curiosidad porque pese a lo simplón que impresiona el japonés algo no termina de encajar, mientras más lo conoce menos lo comprende, eso lo mantiene deslumbrado tal como una luciérnaga cegada por las estrellas, a estas alturas piensa que es por las cosas implícitas alrededor de Eiji, no es su sonrisa, ni son sus ojos, ni es su personalidad sino lo que transmiten en conjunto y eso es su perdición, esa franqueza inocente que no desglosa si temer o admirar, esa cortesía natural o ese altruismo determinado para hacer las cosas ya que siente que son correctas y punto, eso no termina de entender de Eiji, por ende sí, agradable se queda corto para describir el efecto que tiene como una lágrima que al caer invoca un tsunami.
—No lo decía para molestarte. —Max suaviza su expresión.
—Lo sé.
Realmente lo hace, más, la relación con Max es complicada, Ash sabe que nadie lo conoce por lo que verdaderamente es, todos se conforman con alguna fachada que piensa fríamente para mostrarle a los demás ya que teme preocuparlos, Griff no sabe de las autolesiones, Shorter no sabe del modelaje y Max no tiene idea de por qué el cambio de carrera, ninguno sabe de Dino, por supuesto, más, sabe mentirse a sí mismo y decirse que está bien, que no necesita ser amado por lo pútrido que es, ¿acaso escucharía tantas voces intrusivas si eso fuera cierto? Tal vez teme que el desprecio a sí mismo yazca justificado y eso lo acabe de matar, así que si debe vivir una vida de mierda, pero que se vea normal...
Va a hacerlo, puede hacerlo.
—No sabía que fueras modelo, Ash. —Se lo dice una y otra vez y aun así cuando Griffin saca el álbum que lo metió en todo esto quiere llorar, aborrece la reacción que esas imágenes tienen en los demás.
—Ah, sí. —Ríe ansioso—. Solía modelar. —Una vez plasmado así pasa a ser un trozo de carne, suelen alabar lo talentoso del artista por captar perfectamente su esencia (una puta, aparentemente).
—Mhm. —Pero Eiji—. El concepto no me gusta para ti.
—¿Qué?
—El concepto no me gusta, no eres tú.
—¿Eh? —Ash parpadea igual que una lechuza y se limpia los oídos, debió escuchar mal, una cara tal como la suya, un cuerpo, una mente, solo sirven para una cosa—. ¿A qué te refieres?
—No quiero decir que sean malas fotos. —Eiji alza las manos en señal de disculpa—. Pero te ves tan incómodo.
¿Cómo? ¿Cómo te diste cuenta?
—¿Se ve así? —Max se acerca para mirar el álbum que tienen sobre la mesa, Griff se enorgullece de sus múltiples talentos porque hubo un tiempo dónde genuinamente disfrutó de modelar—. Shunichi dice que heredaste su ojo por la fotografía, supongo que es eso. —A veces, olvida que entre ellos se conocen y que la trama se resume a Max y sus amigos—. Creo que Ash es bastante guapo.
—No digo que no. —Eiji niega colorado—. Pero... ¿cómo explicarlo?
—Podrías tomarle una foto. —Griff propone—. Así entenderíamos mejor, claro, si ambos consienten la idea.
Ash odia las fotografías desde que conoció a Dino.
—Quiero saber cómo me ves. —Pero con Eiji tiene la esperanza de que las cosas sean diferentes, así que se pone en la línea del fuego y se arriesga—. Aunque sea con una.
—Ah. —Eiji está obviamente ansioso al ser el centro de atención—. Todavía no tengo todas las clases que me deben dar, así que no creo que sean muy buenas.
—No seas modesto. —Max lo anima—. Shunichi dice que eres aún más talentoso que él y yo le creo.
—Alto. —Y Ash se da cuenta—. ¿Estudias fotografía? —De que no sabe nada de Eiji aunque se siente como si lo conociera de toda la vida.
—Sí. —Ríe apenado con sus músculos tensos y los ojos de antílope atropellado—. Estudio fotografía.
Un fotógrafo y un modelo, pero qué cliché.
—Hagámoslo.
Con mayor razón se atreve a enfrentar sus temores, no posa, no poseen mucho además de la antigua cámara que Max usaba en los días que se creía Indiana Jones para los reportajes, se queda en el sofá mientras los adultos intentan disimular el orgullo que sienten de que su crío esté grande no obstante las cosas se sienten distintas con Eiji, no hay lujuria como acostumbra, ni cosificación ni inhumanidad glorificada, es solo un chico tomándole fotos a otro chico porque quisieron hacerlo. Clic. Clic. Clic. El flash hasta se escucha divertido y de pronto se encuentra a sí mismo riendo, no podía sonreír en sus sesiones ¿cómo dicen en el lujo? Que cada centímetro de sonrisa, disminuye un 3 % el precio, ja, por eso siempre detestó ese ambiente tan presuntuoso y pomposo.
Detestaba que Dino le dijera que parecía nacido en la aristocracia por lo mismo, nunca le resultó así.
—¿Qué tal? —Cuando Eiji baja la cámara sus ojos resplandecen tanto que se siente avergonzado por primera vez—. Quiero que seas honesto.
Ash toma la cámara y empieza a pasar las cinco fotografías que tomó, la composición a pesar de ser improvisada es mucho mejor a varios famosos con quienes trabajó puesto que acá hay autenticidad.
—Me veo distinto. —Concluye.
—Distinto. —Eiji repite como pasó con la piedra y los pingüinos—. ¿Eso es bueno o malo?
—Me gusta mucho más. —Suelta con una sonrisa y tan conmocionado que su corazón se aprieta en niveles que no sabía que podía sentir, se ve completamente diferente, puro, blanco y feliz, no es ese cúmulo de piezas rotas que tiende a arrastrar, acá está bien, no "normal" pero sí bien y eso es mejor.
—También me gustan mucho más. —Griff apoya y no lo hace por cortesía, se toma con seriedad esa carrera que creyó que construían—. Te ves mucho más Aslan en sus fotos.
—¿Eso qué diablos significa? —Se arrepiente de maldecir enfrente, más fue con humor, no con mala intención.
—Lo sabes, Aslan. —Su hermano se suaviza—. Sabes a qué me refiero. —Para su desgracia es cierto.
—Yo creo que ambas son bonitas. —Max peca de ingenuo—. Pero esta te ves mucho más tú que en las del catálogo, ahí pareces otra persona.
—¿Cómo puedes saberlo? —Se le escapa el pensamiento.
—Porque te conozco.
—No me conoces del todo.
—No necesitas conocer a alguien del todo para conocerlo. —Esas palabras—. Ni tampoco me parece necesario para amarlo. —Ash y Eiji se miran recordando fugazmente lo que conversaron tirados bajo Chinatown con el alba saliendo, todavía con alcohol en su sistema y abriéndose por primera vez aun sin entender del todo el motivo.
Si nunca le presentas tu versión real ¿cómo podría tener sentimientos reales a ti? Los tendría pero para la fachada que armaste, para eso que pensaste que le gustaría al otro.
Pero no hay fachada en las imágenes que Eiji tomó, no de parte de Ash al menos y la manera en que esos grandes ojos cafés impresionan verlo es cautivadora, algo en la presencia de Eiji le trae una paz desmesurada de la que no quiere apartarse y tal vez venir y presentarle a Griff fue un pretexto al no tener el coraje de pedírselo directamente, Ash apesta haciendo amigos, le da miedo hacer amigos y que vean quién realmente es, más, alberga la esperanza de que sea distinto con Eiji.
¿Por qué? Porque además de pieza parecen compartir mucho más, incluso sino lo entiende del todo.
—Aslan. —Griff lo llama en medio de ese caos mental—. ¿Me ayudas a ordenar las fotografías? Temo que me emocioné demasiado mostrándoselas a Eiji y no puedo volverlas a acomodar solo. —Es obvia la excusa para hablar a solas con él.
—Claro. —Pero acepta, ¿cuándo le negaría algo a su hermano?—. Vamos a mi pieza para guardarlas.
Así que lo sigue y se quedan a solas dentro del cuarto del niño que se hizo adulto y del adulto deseoso por matar al niño, Ash repasa de arriba hacia abajo sus viejas cosas, no entraba desde hace años, no porque no pudiera, Griff siempre le abrió las puertas, pero estar en la universidad, el modelaje y ese ambiente lo convirtieron en otra persona, no se sintió correcto venir y tomar el lugar de alguien más.
Aún no se siente correcto y Griff impresiona notarlo.
Pasa un latido de silencio. Dos. Tres. Cuatro.
—Eiji me gusta. —Griff se lo dice de frente—. Es un buen chico, se nota que te quiere mucho. —Y de repente su corazón está saltándose latidos como si hubiera un mensaje escondido tras los ojos azules de su hermano y eso no puede ser verdad—. Se nota que lo quieres mucho.
—Exageras. —Chasquea.
—No, no lo hago.
—¿Cómo puedes notarlo?
—Te ves feliz. —No deja que le reste importancia—. Estuviste un año en la otra universidad pero tras cada una de tus visitas me quedaba la sensación de que te veías peor, nunca me quisiste dar detalles, respeto eso, eres un adulto, no te puedo obligar a hablar, asumí que me lo contarías cuando sintieras que es el momento y aún lo hago, pero te ves feliz con Eiji y eso me hace feliz a mí.
—Oh. —Se queda sin palabras—. Es un buen amigo, tiene un carácter de mierda, pero es muy bueno.
—Y si fuera más que un amigo está bien ¿sabes? Es decir, Max y yo somos los dos hombres por si no lo has notado todavía.
—¿Qué? —Ash tumba su mandíbula, su cara hierve—. ¡¿Qué diablos estás insinuando?! No soy gay.
—Está vistiendo tu ropa.
—Los amigos se prestan ropa. —No miente, se ha prestado ropa con sus conocidos, es una pena que sean tan pocas las prendas que pueda salvar del clóset de Shorter o tendría un argumento más sólido sobre el cual caminar—. Lo hacen.
—Lo siento si lo malentendí, pero te demoraste mucho en presentarme a Shorter.
—Eiji es mejor portado que Shorter.
—No hables de tus amigos como si fueran perros. —Lo regaña alzando una ceja—. Se preocupan de verdad por ti. —¿Lo hacen? ¿O de la versión que les ha mostrado?
—Gracias. —No quiere arruinar el momento—. Supongo que sí lo hacen.
—Aslan.
—Ojalá algunas personas puedan hacerlo.
—Aslan. —Griff toma su mano y no la suelta—. No sé qué está pasando por tu vida, eso me aterroriza en verdad, no porque quiera tener el control y ser un papá estricto o algo así, sé que no es mi papel.
—Griff.
—Y por eso me debatí mucho si contarte esto o no, Max me dijo que sí, que sino seguiría haciéndose caldo en mi cabeza. —Claro que el vejete diría algo así—. Y quiero decirte que te amo, que lo que te pasa es importante y muy importante para mí, no me decepcionarás, no sé por qué renunciaste a tu beca y preferiste ir por otra carrera, pensé que era por Shorter, que querías estar más cerca, más, sé que están en residencias distintas, estaba listo para verte mal, como antes y yo... hoy fue lindo.
—Oh. —Es mucho que procesar—. Sí, creo que me he sentido más feliz últimamente, no sé, es mejor el ambiente en general y si ayuda tener a Shorter y al vejete cerca.
—Me alegro. —Es genuino—. De todo corazón.
—Griff. —Aún hay una espina que ansía sacarse—. No esperes a que yo esté bien para hacer tu vida.
—¿A qué te refieres?
—A qué...
No cree que pueda poner en palabras todos los sacrificios que ha hecho su hermano, le parte el alma saber que tampoco lo podrá conocer en su totalidad, porque Griff lo ha cuidado tanto deseando que no atraviese por ninguna de las carencias que le tocó y Ash sabe que si llega a enterarse de los cortes, los traumas, las pesadillas y esas fotografías mentales que ha tirado en un baúl bajo el agua, no hará su vida, no de verdad, al contrario, se culpabilizará, no obstante, tampoco es sano para Ash mantener una fachada de que está 100% bien para que Griff dejé su propio nido.
Eso intenta verbalizar, Ash precisa que Griff haga su vida independiente de sí esté bien o no, necesita tener la libertad de estar mal y que alguien lo ame a pesar de eso, o incluso por eso, él no elige caerse o ahogarse, no puede controlar eso, no puede controlar cuándo vienen pensamientos suicidas o una crisis autolesiva, pero sí puede elegir a quién mostrárselo: a nadie, ni siquiera a sí mismo. Aunque lo mantiene aislado ese tipo de mentalidad, al menos protege a quienes ama (y así se protege) no ansía saber si existe esa persona o no, prefiere evitarlo.
—A qué yo estoy bien. —Aprieta su mano de vuelta—. Estoy bien y puedes seguir con tus proyectos personales ¿querías ir a la universidad? Eso me dijiste hace años.
—Estoy muy viejo para ir. —Ríe con tristeza—. Mi novio sería mi profesor, ¿qué clase de ejemplo te daría?
—El que siempre me has dado. —No lo deja minimizarse—. Uno de resiliencia.
—Aslan.
—Por favor, Griff. —Sus manos tiemblan—. Haz tu vida. —Porque no puedo con la carga que tu amor me pone encima.
—Déjame pensarlo. —Se apartan—. Te prometo que lo pensaré, solo sigue visitándonos ¿ya? Tienes una vida allí afuera, probablemente tengas una novia o un novio. —Carajo, no abrirá ese tema, basta de traumas por hoy—. Y estoy bien con eso, pero me preocupo cuando desapareces, adentro o fuera de la universidad nosotros como familia seguimos ahí ¿entiendes?
—Sí. —Realmente lo hace—. Lo hago. —Pero es más complicado, Dios sabe lo sano que estaría si el poder del amor pudiera solucionar las cosas, no obstante, no puede.
Y Ash suelta esa mano.
ೃ࿐♡
—Entonces. —Están de regreso a los dormitorios luego de un ajetreado sábado—. Eres un fotógrafo.
—No todavía. —Eiji ríe con la mirada clavada en el cielo, está anocheciendo y hace mucho frío, Aslan agradece haberle prestado una chaqueta para la fiesta y que se esté acurrucando dentro de ella.
—Estás siendo modesto. —Lo incita—. Me tomaste grandiosas fotografías.
—No sabía que eras modelo.
—Ah, sí. —El tiro le sale por la culata—. Estudié modelaje antes de venir, un sujeto me descubrió en el pueblucho del que vengo y se ofreció a pagarme lo que quisiera con la condición de que modelara para las marcas que representaba, francamente odiaba cómo me veía.
—Te veías inalcanzable. —Esa era la idea.
—Entonces captaron bien mi esencia ¿cierto? —Bromea porque si no lo hace le dolerá mucho aquel tema—. La gente suele decir que soy inaccesible.
—No creo que seas inaccesible. —A veces olvida que Eiji es sumamente terco—. Pero sí selectivo en relación a quienes dejas entrar.
—¿Eso es malo? —El nipón niega.
—No es malo ni bueno.
—¿Entonces?
—Es la manera en que haces las cosas y ya. —Mete las palmas en sus bolsillos e impresiona divagar.
—En tus fotos no me veo así. —Confiesa apenado—. En tus fotos me veo...
Humano.
Sí, lo único que exudaban las imágenes que tomó en la casa de Griff fue una humanidad tierna y eso fue refrescante en comparación a todo el glamour, la sensualidad y hostilidad que solían vanagloriar.
Lo trataban como si fuera un mito, no una persona, lo ponían en un pedestal en donde le reclamaban que derrochara sensualidad para luego culparlo y lavarse las manos, Ash aprendió a normalizar para sobrevivir y a odiar por no luchar más, eso lo llevó a asociar la fotografía con gente que tomaba pese a su voluntad o lo que consensuara, eso lo llevó a destruirse y a acumular por tener que aguantar la destrucción que el resto ejercía, con Eiji no fue así, fue cotidiano, fue un chico tirado en el sillón con un libro y ya.
Le gustó. Le gustó demasiado.
—Me gustaría volver a posar para ti. —Entonces dice sin entender bien el motivo—. Me gustaría ver aún más a través de tus ojos.
—No siempre es así de lindo. —Eiji suspira—. No siempre veo el mundo así.
Y Ash se pregunta por qué.
Y el otro sigue la misma línea de profundidad entre ellos dos, de verdad que Ash y Eiji se vuelven cercanos en muchos sentidos y eso hace que Ash inherentemente se cuestione muchisimas cosas acerca de él mismo, aún nos queda fluff más que nada, así que relajense a disfrutarlo, pronto vendrá el drama para que no se me aburran.
Nos vemos mañanita~
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