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3. La sonrisa más brillante.

Hi~ El capítulo de hot es muy rosita y lindo y da pie a cosas bien dulces en la trama, así que estoy emocionada de poderlo subir, fue uno de mis favoritos, pero siempre reforzaré que el i'm sobber nos estará respirando en la nuca de acá al resto del fic, porque es nuestro contador más fiel de progreso a fin de cuentas, mil gracias por el cariño y el apoyo.

Espero que les guste.

Ha aprendido muchas cosas desde que decidió llevarse "bien" con Eiji, en primer lugar su compañero tiene el peor gusto para vestir del mundo (eso es bastante considerando a Shorter) de alguna manera se las arregla para verse viejo y como un niño al mismo tiempo con sus pantalones caquis, los mismos mocasines de vejestorio que usa Max, sus camisas rígidas, sus suéteres mullidos e inclusive hasta ahí no sería tan malo, no obstante, ese estampado con el que está obsesionado, carajo, Ash no ha dejado de tener pesadillas con aquel pajarraco de mirada desorbitada, pico rancio, panza rechoncha y patas chuecas, no puede creer que sea una caricatura infantil, eso no es apto para niños.

Nori Nori, dice que se llama y francamente Ash ha tenido el instinto de botar todo lo que tenga aquel garabato.

Ash suspira repasando la pieza compartida, sin duda desde que existe más confianza Eiji ha mostrado más de sí mismo y asume que eso es algo positivo.

Ríe.

También ha descubierto que tiene un fetiche por la comida apestosa, no tiene gusto literario, todavía le cuesta pronunciar inglés sin estornudarlo, es terco y a veces tiene la impresión de que le gana tras comparar quién tiene la cabeza más dura, tiene hábitos de señora maniática, se despierta de mañana porque obviamente se odia a sí mismo, chismea con las trabajadoras de la facultad y es tan irracional.

Sí, esas son las cosas que sabe de Eiji, es decir, básicamente todas malas.

Maniático. Tozudo. Obsesivo.

Pero si debe rescatar una es su sonrisa, sin duda Eiji tiene la sonrisa más brillante que ha vislumbrado en su vida, no es que intente ser idealista, es la verdad y de hecho seguramente ni siquiera sea efecto de su sonrisa per ce, sino más bien de lo que transmite, como si retuviera una sinceridad tan inocente que resulta hasta refrescante, es dulce, ingenua y abierta, es una sonrisa de corazón sangrante y cree que por eso ha aprendido a bajar la guardia, Eiji es un buen sujeto y no parece querer herirlo o tomar algo de Ash, eso es raro, no malo, solo...raro.

—Ash. —Aunque claramente habló muy pronto—. ¿Puedo pedirte un favor? —Acá va, siempre es la misma conversación pero asume que es parte de la vida normal que tanto deseaba.

—¿Qué cosa? —No quiere mantenerse tan reticente y sin embargo, ya conoce las líneas de memoria.

Acá le pedirá lo que todos siempre le piden.

Eiji es igual que los demás.

—¿Puedes ayudarme a leer?

—¿Eh? —Ash parpadea. Una. Dos. Tres veces—. ¿Perdón?

Definitivamente escuchó mal.

No puede ser verdad.

—Sí. —Pero Eiji se está rascando la nuca con unos nervios visibles, clavando su mirada en el suelo al borde del tartamudeo, tensando y destensando su torso como si hubiera atravesado una travesía de autodescubrimiento para llegar a ese punto—. Eres la persona más inteligente que conozco, siempre que el profesor te pregunta algo lo sabes y lees muy rápido.

—¿Lo hago?

—¡Sí! —Eiji exclama como si fuera lo más extraordinario del mundo—. ¡Siempre acabas los capítulos! Tus ensayos son profundos y reflexivos, dijiste que literatura era tu área, así que quería saber si acaso me podrías ayudar porque ya me rendí yo solo, no entiendo, no puedo entenderlo por más que relea los mismos párrafos.

—Oh. —Frunce el ceño, ciertamente le llama la atención que, de todas las cosas negativas que podría haber retenido acerca de él hubiera elegido inteligente.

—Sino puedes lo entiendo, debes tener mejores cosas que hacer hoy.

—No. —No las tiene—. Puedo ayudarte, no es problema. —Pero podría haberle mentido en relación.

Se pregunta por qué no lo hizo.

—¡¿En verdad?! —La sonrisa de Eiji le responde por sí sola.

—En verdad. —Existe algo sumamente reconfortante en ver a sus hoyuelos asomarse con sus dientes perfectamente alineados y blancos y un sutil sonrojo en sus mejillas, puede que sea debido a que se conocieron con Eiji llorando, quizás es porque sabe que la está pasando mal—. Me gustaría ayudarte.

O quizás Ash está aprendiendo a ser un ser humano decente y ya.

—Pero quiero algo a cambio. —O quizás no—. Esa es mi condición.

—Claro. —Eiji se encoge de hombros—. ¿Qué quieres?

—Todavía no lo pienso, pero ya se me ocurrirá algo. —El mensaje es sumamente infantil, aunque, lo ayuda a mantener su reputación de rufián (poco a poco la está formando)—. ¿Trato hecho?

—Trato hecho.

—Entonces ven. —Ash palpa su cama—. Las clases empiezan enseguida. —Y se estira hacia su mesita de noche lo suficiente para tomar una copia de su libro preferido.

—¿Eh? —Eiji enrojece hasta las orejas—. ¿Quieres que vaya a tu cama?

—No lo hagas sonar como la gran cosa, ambos somos chicos.

—C-Cierto.

Eiji cruza con cautela hacia el otro lado del cuarto y la imagen le recuerda a un conejo olfateando en el aire en busca de posible peligro, meneando su nariz y avanzando con sus patas suaves lentamente hacia el terreno desconocido, intenta ser respetuoso con sus cosas y no pisar nada, más, no le resulta disimular su indignación por su ropa desparramada y sucia debajo de la cama, sí, extraña lo maternal que era Griff para las labores domésticas, no le va bien con eso.

—¿Acaso estás usando zapatos en la cama? —Eiji entorna los ojos en blanco—. Porque parecen estar un poco sucias y así vas a mancharla.

—Mi problema. —Se encoge de hombros y le resta importancia, casi puede ver cómo un tic obsesivo palpita en su ojo y le da algo de risa—. Ahora acomódate a mi lado y empecemos a leer.

—Bien. —Eiji suspira derrotado, se sube a su cama y se apoya a su lado—. ¿Cómo lo hacemos con la lectura?

—Tú lee y yo te explico en la medida que te surjan dudas. —Eiji asiente acunando la copia de su libro favorito sobre su regazo, colocándolo al medio y poniéndose cerca, más, es una cercanía cómoda.

—Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, aunque a mí personalmente no me interese y deba leerlo para que me vaya bien en clases y no pierda mi cupo.

—Eiji. —Lo regaña y él rueda los ojos.

—Probablemente lo primero que querrán saber es dónde nací, y lo asquerosa que...

Como Ash se sabe de memoria el resto de la novela deja de enfocarse en el texto para encauzar toda su atención en la voz que lo recita, el acento de Eiji es... distinto al inglés pesado o al chino desafinado de su mejor amigo o incluso al irlandés seco que su padre soltaba borracho, este es dulce y se aprecia como una caricia al alma, es relajante, melódico, de repente, se encuentra a sí mismo tan revitalizado por la presencia del contrario que está descansando su cabeza sobre su hombro y esto le es impropio a sus creencias ¿qué está haciendo? Odia el contacto físico ya que siempre es forzado, se siente igual que una obligación, algo que debería desear pero no lo hace y por ende evita y aun así, podría dormir acá sin problemas. Está tranquilo. Seguro. A salvo.

¿Qué será?

Quizás la presencia de Eiji es confortante y dada la cercanía forzada que implica vivir juntos aprendió a normalizar (e incluso disfrutar) su compañía.

—Esta parte me cuesta entenderla. —Eiji se crispa al percatarse de la pose, Ash tendería a retroceder porque es respetuoso y francamente la gente le produce rechazo.

—¿Cuál? —Pero se ha sentido tan incómodo en la universidad.

—Esta. —Y puede ser la nostalgia o la recaída constante, más, Eiji le evoca un hogar porque de seguro tuvo una infancia sumamente agradable con una familia amorosa—. Esto no lo entiendo.

Ash busca la línea.

Empieza:

Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie vigilándolos. Solo yo. Y estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecería una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.

—No entiendo.

—¿Qué no entiendes? Está sumamente claro. —Pero a juzgar por la expresión frustrada del nipón ni siquiera le han quedado claras las primeras líneas.

¿Cómo explicarlo? Quizás para él sea más fácil puesto que se proyecta en Holden, es consciente dado que ninguno de los dos pudo ser niño, Holden lo dijo, ¿no? "A veces actúo como mucho mayor de lo que soy" y la gente a su alrededor impresiona normalizarlo, eh ahí la fachada que se crea encima, se trata de ser cauteloso y desconfiado al punto de confundirse con frío, seguramente por eso empatiza con el protagonista del libro, el guardián entre el centeno es una metáfora que habla acerca de ansiar rescatar a los niños para que puedan seguir siendo críos, por eso evita que caigan, Ash ríe, mira a Eiji y se pregunta si podrá atrapar a Eiji antes de que caiga por el acantilado de centeno.

¿Podrá atraparlo?

—Es una metáfora de no querer pasar a la adultez, el precipicio es este momento en que no se puede volver a la infancia nunca más y Holden es como Peter Pan en ese sentido, un niño eterno, al que las circunstancias de la vida lo hicieron adulto y no quiere que el resto padezca lo mismo.

—Oh. —Eiji parpadea con esos grandes ojos de gacela antes de soltar el libro—. Pareces comprender muy bien la trama y los personajes.

—Sí, bueno. —Se encoge de hombros con modestia—. Es mi libro favorito después de todo. —Eiji se aguanta una risa contra el dorso de la palma y el gesto se le hace sumamente grosero ¿perdón?

—¿Ese es tu libro favorito? —Sus dedos se crispan tras percibir un leve tono que da cuenta de crítica.

—¿Algún problema con que lo sea?

—No, no. —Eiji alza las manos en el aire—. Solo me resulta un poco aburrido.

—¿A-Aburrido? —Casi se atraganta con semejante insulto—. ¿Y cuál es tu libro favorito, señor culto?

—No me gustan mucho los libros.

—Ah, cierto, los japoneses leen mangas nada más ¿verdad?

—¡Eso es racista! —Gimotea, es lindo escucharlo gimotear—. Tenemos más cosas además del manga y del anime ¿sabes?

—Cierto. —Ash engancha un dedo en el suéter de Eiji—. Tienen pájaros deformes.

—Ya no quiero discutir contigo.

—¿Es una discusión si siempre estuviste perdiendo? —Entonces el moreno infla las mejillas como si hubiera acumulado semillas dentro y fuera un hámster a punto de invernar, la imagen mental le roba una risita—. No te enfades. —Canturrea con una confianza desconocida atribuida.

—No me puedo enfadar contigo, eres mi compañero de cuarto.

—Puedes y podríamos ignorarnos.

—Sí, pero... —Eiji se tensa repentinamente y esto lo pone alerta—. No quiero pasar por eso otra vez.

—¿Otra vez?

—Ah. —Eiji se ríe rascándose nerviosamente la nuca—. La cultura asiática es un poco diferente sobre la intimidad y las relaciones interpersonales. —Ash no dice nada, dándole pie para seguir—. No debe de hablarse de temas personales con los amigos o la familia, si la estás pasando mal, debes aprender a llevarlo solo o es mal visto.

—Eso es una mierda. —Chasquea para sí mismo—. ¿De qué te sirven los amigos en ese caso? —Está sonando demasiado hipócrita en estos instantes—. ¿O la familia? —Ya lo arregló, ya que aun si se ha mantenido impermeable con ciertas dolencias Griff ha sido su apoyo incondicional.

—Eso mismo me pregunto a veces.

—Eiji.

—Creo que vine esperando establecer relaciones más reales.

—Más reales. —Repite—. ¿Acaso las que tienes no se sienten reales? —Ni siquiera le incumbe.

—No. —Pero Eiji se lo dice con una sonrisa tan dolorosa—. Nunca fueron reales, ese es el punto, Ash.

࿐♡

Las palabras de Eiji se quedan con él los siguientes días, aunque las piezas caen por decanto mientras más conoce a su compañero menos sentido le hace como si fuera un caleidoscopio con colores como contradicciones en el que cada giro da paso a un nuevo universo, le gusta que estimule su curiosidad, pero le da miedo estarse involucrando demasiado, bueno, no es que hayan hablado tanto o se hayan vuelto íntimos, sin embargo, el espacio mental que usa sin duda lo está afectando, es que Eiji, mierda que no lo entiende y además, es el único que lo confronta sin temor, quizás no está consciente de la reputación que se está armando o no tiene sentido de autoconservación.

Como sea.

Da igual.

—¿Acaso me estás escuchando? —Pero si le diera igual sería capaz de concentrarse con Shorter y el almuerzo que están compartiendo, se ven poco y extraña a su amigo—. ¿Ash?

—¿Ah?

Bro!

—Lo siento. —Niega sacándose a Eiji de la cabeza—. ¿Decías?

—No fuiste a la reunión del club de deportistas.

—Alto. —Lo frena—. ¿Cómo sabes?

—Yo me inscribí en boxeo junto a mi discípulo.

—No tienes discípulo. —Ash entrecierra la mirada con suspicacia, Shorter no puede haber cambiado tanto como para de repente ser líder de una secta china ¿verdad?

—Claro que tengo. —Más, su mirada es convincente incluso a través de los lentes de sol, están afuera de los dormitorios, comiendo al aire libre emparedados con bebidas en latas—. Dirijo Chinatown.

—¿Tienes que hacerlo sonar como una pandilla? —Ash alza una ceja dándole un mordisco al insípido sándwich de queso aguado y mozzarella, en esos momentos extraña más que nunca la comida casera de su hermano mayor.

—Es como una pandilla. —Espeta tragándose su almuerzo de una mordida—. ¿Y qué tanto gimoteas si eres el líder de la tuya? —Ash parpadea. Una. Dos. Tres veces.

—¿Qué?

—¿No sabías? —De repente, el sándwich cae al piso.

—Yo nunca me ofrecí para eso.

—Lo sabrías si vinieras a las reuniones de las cosas que tú mismo te anotaste porque dijiste que sería algo divertido de intentar y ahora estás evitando como un cobarde.

—Yo no... —Las palabras son justas—. No he tenido tiempo para asistir a reuniones o algo similar, he estado adaptándome a mis clases y a mi nuevo compañero de cuarto.

—Pues así no conseguirás una novia. —Ash ríe con una notoria incomodidad—. Eso es lo que quieres más que nada ¿no es así?

—Sí.

Una novia.

Claro.

O al menos eso le dijo a Shorter en su universidad pasada, aunque no es alguien que cede a la presión social sí lo hizo sentir... roto que todos tuvieran una relación amorosa, romántica, sexual o de lo que sea y él no, todos lo halagaban por su belleza salvaje, eso escaló, escaló al punto que abandonó tanto la carrera de modelaje como su facultad ya que aparentemente ser atractivo y estar soltero es clamar a gritos por atención indeseada, Ash concluyó dos cosas luego de aquel incidente: una novia ayudaría a que lo dejaran en paz por estar "tomado" y también lo haría sentir más normal, como si finalmente tuviera eso que todos dicen que debe querer tener.

Tal vez le pueda gustar una chica si realmente lo intenta, nunca le ha gustado nadie y aparentemente eso lo convierte en alguien roto al que se precisa arreglar.

—Habrá una fiesta este fin de semana en Chinatown, estamos invitando a más gente porque siempre vemos las mismas caras y los chicos quieren poder coquetear con chicas bonitas, así que es una gran oportunidad para que te ligues a alguien.

—Oh. —La idea lo hace querer vomitar—. Nunca me he ligado a una chica.

—Con tu cara no tendrás que hacer nada.

—Ja. —No se lo toma personal, ha escuchado demasiado esta clase de comentarios como para hacer de esto una riña—. Gracias. —Así que interioriza sus dolencias para destruirse a sí mismo—. Aunque agradezco que estés ahí, no me sentiría cómodo solo.

—Soy anfitrión y no podré estar contigo, tengo que estar atento a todos mis invitados por igual, bro.

—¿Qué? —Frunce el ceño—. ¿Realmente me dejarás solo? Pero si me acabas de invitar.

—Sí, pero para que coquetees.

—Necesito sentirme cómodo primero. —Le explica—. Con alguien conocido.

—Pues invita a otro de tus amigos y ambos salen con novia.

—¡No tengo más amigos!

—Pero debes haber hablado con alguien.

—Bueno, sí. —Eiji es la única persona que se le viene a la mente—. Con mi compañero de cuarto, él dijo que también quería conocer a más personas.

—¡Es perfecto! —Shorter vitorea—. Así ambos ganan, invítalo a la fiesta y así ambos salen con chicas.

Y Ash odia que lo haga sonar como un 2x1.

Este arco es muy universitario, slice of life, vida social y está más enfocado a la sexualidad de Ash más que nada, así que es bien light en ese sentido, los dos capítulos que siguen son muy bonitos también así que tenemos una semana agradable en ese sentido. Mil gracias por el apoyo.

Nos vemos mañanita~

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