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26. Una tradición familiar.

Hi~ Pudimos llegar a tiempo para subir este capítulo y hoy tenemos actualización de hollow point en conjunto para compensar la espera, el episodio de hoy es muy suavecito, tiene otra referencia a ver si me la pillan, pero sí da inicio al caos final por así decirlo, así que refuerzo mucho las advertencias para más adelante.

Gracias por estar acá, espero que les guste.

—¡Salud! —Las jarras retumban en el bar, Shorter se arregló de manera estilosa y sin duda marca la diferencia que esté vistiendo unos jeans de su talla, una cadena de plata con un anillo de pareja igual que el que usa Yut-Lung (vaya sorpresa) polo verde y encima una horrible camisa hawaiana con base negra y estampados morados de hojas, se ha arreglado y luce mejor que nunca.

—No seas tan presumido. —Sing chista.

—Solo estás celoso porque te gané.

—¡No!

—Aww, no tienes que avergonzarte porque tu maestro te pateó el trasero en boxeo. —Sing alza una ceja denotando su masiva indignación, sostiene una botella de cerveza de las más claras, arrendaron este lugar para poder celebrar en paz, sin embargo, Shorter está presumiendo en demasía.

—Fue suerte de principiante, yo soy mejor en el boxeo.

—Yo soy más fuerte. —Tararea—. Por eso te gané.

—Yo soy más fuerte, Wong. —La pandilla se queda en silencio ante la osadía que demuestra usando su apellido directamente—. Te derroto en las vencidas.

—¿Realmente crees que me puedes derrotar?

—Sé que puedo. —Sing acomoda un brazo sobre la barra, nadie mueve un solo músculo, el ambiente se torna cargado de una rivalidad amable diferente, no se parece a la envidia sana que aparece entre ellos sabiendo que ambos son bros, no, ahí es personal, eso es cuestión de honor—. Dame ese gusto.

—¿En serio quieres humillarte así frente a los chicos? —Sing no cede—. Bien, si en realidad necesitas una demostración pública de mi superioridad...

Paf.

Ni siquiera alcanza a terminar de presumir cuando Sing efectivamente le ha ganado en un santiamén con una sonrisa de comemierda y una mirada orgullosa, Ash no sabe ni un carajo de boxeo, por ende no puede juzgar si la pelea fue justa o hubieron otros factores que afectaron como por ejemplo, que el hermanastro de Sing haya asistido y quizás eso lo haya presionado, es decir, Ash preferiría mearse en los pantalones antes de tener que jugar enfrente de Max o Griff, pero al menos el enfrentamiento en vencidas ayudó a bajarle los humos a su mejor amigo, lo ama, más a veces le resulta insoportable.

—Te dije. —Todos en el bar enloquecen ante la derrota de Wong—. Estás viejo, algún día te retirarás de tu cargo y yo no seguiré tus pasos, los borraré.

—Te sientes bien engreído ¿eh?

—Tengo el derecho ahora, soy el más fuerte de acá.

—¡Eso es mentira! —Bones salta del fondo—. ¡El jefe es el más fuerte! Es el campeón invicto jugando vencidas. —¿Por qué de repente quedó en medio de un conflicto que sin duda no importa? Si aceptó venir fue para tomar alcohol gratis e intentar hablar con la pandilla (spoiler: le ha ido pésimo en eso).

—¿Te animas a jugar conmigo en ese caso? —La personalidad de Sing se adapta a su físico galante.

—¡Vamos, boss! —Lo peor es que los bastardos lo animan—. ¡Eres el mejor de todo Downtown! Nos puedes representar.

—Ash no es el mejor de todo Downtown. —Los chicos se congelan horrorizados cuando alguien dice eso como si fuera tabú desafiarlo—. Nunca has jugado a las vencidas conmigo.

—Eiji. —Se conmueve—. Por favor.

—¿Crees que no puedo ganarle a tus brazos flacuchos de devora libros? —Aunque el objetivo resulta ser insultarlo a Ash le parece sumamente encantadora su molestia, eso lo derrite.

—Adelante. —Apoya el codo sobre la barra—. Pruébame, onii-chan.

Está decidido a hacer trizas a su amado de la manera más gentil posible, fingirá estar dando su 100% para que la deshonra no sea tan inmensa, sin embargo, ¿cómo puede concentrarse cuando Eiji ni se puede acomodar bien? Es que está vistiendo una camiseta blanca que le queda inmensa (porque se la quitó a él) y no puede arremangarse bien, por supuesto, no es de ayuda que use un suéter mullido sin mangas que le dificulta aún más los movimientos con unos pantalones cafés que lo hacen ver un poco lindo con su cabello esponjado y sus ojos brillantes, la botella de cerveza verde sin abrir todavía porque probablemente sea un horrible borracho y...

—Ya se acabó.

—¿Eh? —Ash parpadea, regresando a la realidad, viendo que su mano se encuentra derrotada sobre la barra ¿cuándo pasó? Ni siquiera sintió que la pelea había empezado—. ¡No estaba enfocado!

—Una victoria es una victoria. —Eiji se lava las manos—. Ahora contra Sing. —El aludido esboza una sonrisa sumamente suave antes de darle en el gusto.

—Será un placer. —Y como es un presumido acomoda su codo encima de la barra, la actitud de Sing sin duda ha madurado desde que lo conoce como si un día se hubiera dado cuenta de que era grande y alto, tenía una cara decente y un cuerpo trabajado, su personalidad se adaptó a esa apariencia por sus chispas de Don Juan—. ¿Listo?

—Sí.

Sing pierde en un segundo, es una derrota sumamente sobreactuada, más, es lo suficiente para que Eiji sonría como si esto fuera lo más maravilloso que le hubiera pasado en la vida, de pronto recuerda que Shorter le mencionó que había quedado deslumbrado al verlo saltar y eso lo pone algo nervioso.

—Creo que me quedará herido el brazo. —Exagera—. Eres demasiado fuerte, Eiji.

—Lo siento. —No sabe qué es peor: el pánico adorable en la cara de su novio o esa mirada satisfecha en la cara del mocoso—. ¿Puedo ayudarte a sanarlo?

—Creo que estaré bien. —Eiji luce culpable—. Aunque me sentiría mucho mejor si me acompañaras.

—¡Puedo hacer eso!

—Grandioso. —Sing se lo lleva hacia las máquinas de juegos que tienen acomodadas por la orilla de la cantina y Ash no puede creer que esto esté ocurriendo—. Te mostraré mis verdaderas habilidades, hago maravillas con los dedos.

—¿Quién le enseñó esas porquerías a mi niño? —Yut-Lung está infartado—. ¿Ves lo que pasa si solo le muestras cosas de fuckboy?

—Lo entiendo. —Se lamenta—. Me arrepiento.

—Pero... —Ash no sabe ni qué decir.

—Lo lamento, bro. —Shorter le da palmadas en la espalda—. Creo que te quitó al novio, ganó limpio.

—¡No dejaré que un mocoso me gane!

—No es culpa del mocoso que tú estés viejo. —Yut-Lung le pega donde más le duele, camina a través del bar hasta que quedan frente a frente, la ¿amistad? entre ellos es incomprensible—. Veinteañero.

—¡Retráctate! ¡Veinteañero tu novio!

Shorter sonríe sin quitarle la mirada de encima a su mejor amigo, se ve como un chico normal, piensa contento, bueno, "normal" para alguien que impresiona estar buscándole competencia en estilos al rey auto instaurado que refiere ser Yut-Lung, debe confesar que se esmeró con su crop top a cuadros sobre una camiseta negra, su pantalón gris de tiro alto junto a un cinturón de cuero que combina al son de la perfección, debe admitir que le sorprende lo mucho que ha cambiado desde que el japonés se metió en su vida, le alegra, tiene atisbos del camino de mierda por el que ha pasado Ash y es duro tener que testificarlo sin poder hacer nada de manera más activa, es jodida la dualidad: si lo presiona se desarma y si lo deja solo no es un apoyo real, ¿dónde está la línea?

—Crees que se ve mejor que yo. —Yut-Lung concluye provocando que se atragante, su inferencia le resulta a lo menos irracional—. Crees que su crop top es más bonito que el mío.

—¿Qué? No. —Brama—. Además ¿de dónde surgió el miedo? Tú siempre te burlas del estilo de Ash.

—¿Es mi culpa que se vista con cosas de Walmart?

—Estoy escuchando ¿saben?

—Te ves decente desde que dejaste esas camisas con pájaros feos que tanto usas. —Yue tira veneno con una sonrisa sañosa y una mirada brillosa que le recuerda a una víbora antes de atacar a su presa.

—Yo no uso Nori Noris. —Se defiende con las manos en la cintura.

—Los usas. —Yut-Lung no cede—. La cosa es que no te das cuenta pero siempre tienes al menos un pájaro feo en tu ropa, en tu espalda usualmente.

—¡Ah! Esa pequeña mierda. —Brama entre dientes—. Ya me las pagará.

—Pues yo lo veo muy cómodo con Sing. —Yut-Lung le arroja leña al fuego, aun si su intención pueda parecer dudosa a primera vista, Shorter entiende perfectamente lo qué está haciendo porque pelear por banalidades tan tontas ayuda a restarle seriedad a temas más sofocantes como sus autolesiones o lo que sea que esté pasando con Dino, sin duda Golzine es un tema que aún sangra a carne abierta.

—¿Me estás provocando adrede?

—Te estoy diciendo que vayas por tu hombre. —Yut-Lung tararea deslizando su brazo alrededor de la cintura de su novio—. Antes de que el campeón lo reclame de premio.

—Hey, él no me ganó en vencidas. —Shorter esboza un puchero—. Yo lo dejé ganar para protegerlo.

—Claro que te creo, amor. —Yut-Lung se suaviza—. Eres el hombre más fuerte del mundo, eres todo un semental.

—¿De verdad lo crees?

—Lo creo. —Juntan sus narices, Ash siente que en realidad debe contener una arcada o va a vomitar.

—Son asquerosos. —Declara lavándose las manos y saliendo de la barra—. No sé cómo los soportan.

—¡Hipócrita!

Ash no se quedará a escuchar más reclamos de la pareja, así que cambia de actitud, toma una botella de cerveza con una de sus manos y la azota contra la barra, la tapa no tarda en salir, la espuma gotea hacia sus puños empapándolo por completo, no le importa, el gesto solo provoca la admiración ante el público de la cantina, sigue caminando con firmeza, se alza su fleco para atrás con una sensualidad digna de las pasarelas de revistas, sus jades se enfocan en Eiji, sonríe, resulta tan interesado en estos juegos de niño con Sing que incluso le da ternura, más, él sabe cómo captar su atención.

—Hola, onii-chan. —Canturrea en su oreja, sus palmas están afirmando la cintura del moreno, utiliza tal fuerza que puede sentir cada uno de sus músculos cincelados a través del suéter mullido que usa y eso le encanta—. ¿Ya te aburriste de los juegos de niños?

—Ash. —Su novio se da vueltas con esos grandes ojos de cervato que le quitan la respiración, es tan injusto, piensa, él vino a coquetearle ¿por qué termina siendo el embelesado? Eiji es injusto—. ¿Qué pasa?

—No es nada. —De repente, olvidó todas esas líneas baratas que le aprendió a Max, Ash maldice en su cabeza, bueno, en parte es su culpa por siquiera creer que su papá tendría habilidades románticas de cualquier tipo cuando obviamente luce como un divorciado que no paga pensión.

—¿Te sentiste solo sin mí? —Entonces Eiji se acomoda contra la máquina de Pac-Man, se para en la punta de sus pies (porque es enano, reitera) y le acuna las mejillas, Ash se derrite en esos toques así de gentiles—. ¿Me echaste de menos?

—Sí. —Se permite ser doméstico—. Me sentí solo sin ti. —Las pupilas de Eiji relumbran y su boca se queda trabada con la forma de una "o" puesto que al parecer no se esperaba esa respuesta honesta.

—¿Quieres hacer algo juntos?

—Quiero jugar pool. —Mentira, apesta en el billar, pero ha visto la suficiente cantidad de escenas a blanco y negro para entender que esto tiene un tinte sexual escondido—. ¿Me acompañarás?

—No sé jugar. —Eiji es ingenuo.

—Yo te ayudo a sostener mi palo para que entren las pelotas.

—¡Amigo! —Shorter le grita del otro lado de la cantina—. ¡Eso se escuchó asqueroso! ¡No fue lindo!

—¡Lo dice el que llama a sus conquistas "pollitas"!

—¿Tú qué? —Yut-Lung luce a lo menos ofendido con la declaración, así sabe que lo metió en un lío.

—¿Dónde estábamos? —Ash se voltea con una sonrisa coqueta solo para encontrarse al hijo de puta tapándose la boca con ambas palmas, apretando los párpados con mucha fuerza llegando hasta que se le salgan las lágrimas para contener una carcajada—. ¡Eiji! ¡No es gracioso!

—Es gracioso para mí. —Chista todavía entretenido—. ¿Realmente te funciona ese tipo de carácter?

—Claro que sí, ¿por qué lo cuestionas?

—Porque es tan forzado.

—¿Forzado? —Eiji asiente.

—Se nota demasiado que no eres tú. —Ash parpadea. Una. Dos. Tres veces.

—Oh.

Ash baja la cabeza, sus jades se enfocan en la botella de vidrio, mira a través de sus matices verdosos cómo la espuma se desinfla al punto de ser una catarata nítida, es extraño que le diga eso ya que su carrera de modelo se basó en engatusar al resto, en poner el tipo de ojos con que ansiaban ser vistos, en esbozar una sonrisa pero no demasiado cierta, en mantener una imagen eterea e inalcanzable al ser el trofeo de Dino, su historia se basó en esa farsa que vestía porque debajo de eso solo prevalecía un espiral de sangre, abuso, gritos y dolor que plasmó a través de los cortes.

—¿Ash? —Entonces sí, sabe que estuvo caricaturizando su actuación y que seguramente Eiji no logra tomarle el peso a su comentario, más, significa tanto para él ser visto, la conmoción le hace trizas el corazón—. Lo siento, no quería molestarte, fue un buen coqueteo.

—Gracias. —Es lo que suspira hundiéndose en su hombro, no quiere hacer un espectáculo ni mucho menos frente a sus conocidos, más, sin las autolesiones es difícil ocultar sus emociones, es aterrador el desbordarse y hacerse pedazos con tal facilidad—. Gracias por decirlo.

—¿Estás bien?

—Lo estoy. —Chista encogiéndose aún más sobre el hombro del nipón—. Me siento realmente bien.

Nadie lo entenderá, Ash lo sabe.

Pero mierda, incluso antes que Dino procuró no ser él mismo, en este entonces ni siquiera podía ser sincero con su hermano para no cargarlo con más problemas, fue un niño bueno, aguantó ya que el mundo era así y él no era especial para romper el patrón, entonces, sí, es fuerte que Eiji distinga por sus nimiedades su verdadera personalidad, lo hace sentir que es más que un trauma en movimiento.

—¿No vamos a decir nada?

—Cállate, Bones. —Kong susurra—. Sigue con lo tuyo.

Los chicos no dicen nada y fingen no estarle prestando atención, no porque no les interese, sino por benevolencia.

Es algo lindo de ver para todos, son conscientes del cariño (que estos dos tórtolos que parecen ser los únicos seres humanos inconscientes de lo enamorados que están) se tienen, al principio los tomó desprevenidos: el imponente y solitario lince de Nueva York es domesticado por un conejito, incluso se trataron de convencer diciendo que su ternura era causa de su amistad excepcional hasta que les fue imposible mantenerse ciegos más tiempo. Porque el jefe luce genuinamente feliz, vivo e incluso inocente, es reconfortante encontrarlo de esa manera, cuando lo conocieron no solo se veía cargado de un odio rebosante, sino que parecía jodidamente infeliz, ahora no.

—Supongo que solo puede ser así con Eiji. —Shorter susurra para sí mismo—. Es un alivio que pueda.

Claro que Ash tiene momentos de vulnerabilidad y felicidad con la pandilla, en especial con Shorter, fueron los primeros en creer en él y en ayudarlo a preservar su humanidad mientras la crueldad del mundo lo consumía devorándole hasta los huesos y royéndole el alma y no obstante, con Eiji es más difícil de explicar la sensación, se ve brillante, realmente brillante, se ve como...

Un niño.

Porque Ash solo puede volver a ser un niño cuando está con Eiji.

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«¿Por qué no solo acabas con este sufrimiento? Acepta juntarte conmigo, charlemos y así lleguemos a un acuerdo como hombres civilizados. No puedes seguir escondiéndote siempre de mí, Ash.

Sabes que soy parte de ti».

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Ash suspira, sus uñas penden encima del teclado del celular, la barra negra titila en la pantalla dando cuenta de su incapacidad para redactar una respuesta, si bien a estas alturas se siente acostumbrado a los acosos de Dino que se haya modernizado para mandarle chats por WhatsApp es otra cosa, cree que las cartas eran menos intimidantes al sentirse descompasadas, impersonales, eran algo tangible en caso de que necesitara pruebas (idea que no le agrada) pero los mensajes se borran, de hecho ni siquiera le aparece más la propuesta que le mandó, no tiene prueba de que es Golzine pero tampoco hay que ser un genio para deducirlo.

Se toma toda una botella de cerveza de golpe, asume que el acoso lo ha tenido más estresado de lo que se admitirá a sí mismo, que por esto se desmoronó encima de Eiji. Dino ha sido un dolor de culo.

Si bien, es cierto que podría contarle a Griffin o a Max (e incluso a Jim de ser necesario) sabe que se sentirá presionado a poner una denuncia formal y Ash no es ajeno a lo traumatizante de ese proceso, ni siquiera le ha podido comentar todo lo sucedido a su psicóloga, además ya le dijeron que no tiene evidencia lo suficientemente sólida para construir el caso, agradece la claridad de parte del abogado.

Boss. —Esto lo ha tenido de arriba hacia abajo dando vueltas, no quiere abrirlo, no hoy, quizás por eso se presionó en coquetear tanto con Eiji antes de que el tiro le saliera por la culata y protagonizara la escena más patética del mundo—. ¿Tiene tiempo para hablar?

—Estoy ocupado en estos momentos.

—Ash. —La voz de Alex es dura—. Nos has estado evitando.

—No.

—No vale la pena que lo niegues. —Nunca lo había visto tan confrontacional como hoy—. Lo haces.

—Sí. —Se arranca la espina—. Lo hago.

—¿Por qué?

Porque los defraudé a todos, porque estoy asustado de lo fuertes que son mis traumas y de las pocas capacidades que tengo para afrontarlos, porque quiero que me sigan admirando, porque me encanta que seamos Gru y sus minions y eso va a cambiar si ven todo esto, odio esa idea, por eso me distancio.

—Por nada. —Escamotea.

—Creo que merecemos saberlo. —Kong pone el tema en la mesa—. Aunque nos ignore o no, todavía es nuestro líder y por ende, somos su responsabilidad.

—Mierda. —Chista entre dientes—. ¿Quieren tomar algo mientras hablamos? —Se rinde a los dulces brazos del alcohol, sino puede cortarse que recurra a una manera más "sana" de disociarse entonces.

—Estamos en un bar. —Alex le responde con más suavidad—. Vamos a un mesón.

Y así lo hacen.

Se acomodan en una de las mesas del rincón, a pesar de lo estruendosas que pueden ser las pandillas el ambiente sin duda es elegante e incluso refinado, llegan cervezas de autor para los chicos mientras que él opta por un trago más suave, es uno azul, burbujeante y lleno de cubos de hielo, al arribar Eiji no paró de chillar acerca de que ese era su trago dándole un espectacular despliegue de su madurez, pero como Ash es malo obedeciendo las reglas que no quiere obedecer se lo pidió de todas maneras, Eiji lo nota en la barra y le saca la lengua, Ash alza el vaso y se lo traga de golpe.

—Entonces. —Por poco se olvidaba de la seriedad del ambiente—. Nos has estado evitando, ¿cierto?

—Lo he hecho. —¿Tiene sentido negarlo?—. Lo siento. —Ash cree que no.

—No vinimos por una disculpa, boss. —Bones apoya sus colmillos contra la orilla de la botella, el eco del cristal es inmediato, ni siquiera escucha la música alrededor, está tan nervioso que su cerebro se siente absorbiéndolo todo sin retener nada—. Solo queremos entender si hicimos algo mal.

—No, no. —Sus dedos se hunden en el vaso de cristal, sus yemas se congelan, cuando las saca yacen marcadas sus huellas digitales incluyendo el pulgar—. Es mi culpa.

—¿Su culpa?

—Sí. —Traga duro—. Yo los defraudé.

—¿Qué? —Los chicos se miran entre ellos, anonadados—. ¿Cuándo nos defraudó?

—Siempre. —De repente, esa sensación de vacío se amplía en su pecho al punto de que se aprecia sobrepasado—. Desde que me nominaron líder no he hecho más que fallarles.

—No entendemos. —Lo peor es que no lo hacen.

—¿Por dónde empiezo? —Ash juguetea con los puños de su camisa negra, el crop top se siente tenso alrededor de su cuello y no lo deja hablar, está seguro que los chicos han visto sus autolesiones, más, han sido lo suficientemente amables para no comentar nada, a pesar de lo desatinados que parezcan en una primera instancia tienen corazones de abuelas, no están hechos para la crueldad—. Creo que elegirme para empezar.

—¿Cómo? —Alex lo calma—. Explícanos más, por favor.

—No soy un buen jefe para ustedes, chicos. —Lo dice sin rodeos, coge con sus manos la cuchilla que está incrustada en su pecho y poco a poco se la empieza a tirar, no debería, tiene experiencia y sabe que al arrancar demasiado abrupta una navaja no dejará de sangrar—. Ha sido divertido tenerlos de subordinados. —No—. De amigos. —Se corrige—. Y creo que por eso dejé que esto siguiera, fui muy egoísta con lo que quería y no los antepuse como un buen jefe hubiera hecho.

—Lo dices por el partido. —Alex infiere—. Sientes que no estás dando tu 100% para confrontar a las otras residencias, ¿es eso?

—En parte. —Se aprieta la muñeca—. Mi vida está en un momento complicado y muy jodido y siento que soy patético por ni siquiera poderlo verbalizar, estoy seguro de que sino me hubieran abordado, no habría tocado el tema nunca ¿qué clase de pilar es ese? Me dejo llevar muy fácil por mis conflictos y no merecen que los arrastre dentro de ellos, por eso creo que deberían buscar a alguien mejor.

—Ash.

—Perdón, ni siquiera sé qué estoy diciendo, todo suena como una excusa ¿verdad? Como un trabajo en grupo donde uno de los integrantes no hace nada y da excusas para que no lo saquen, lo lamento.

Ni siquiera sabe por qué le da tanta pena, lo más responsable es renunciar a su rol en Downtown, cree que en estos momentos más que nunca se están confirmando todas sus creencias crueles en relación a sí mismo al no ser capaz de manejar su recaída y a Golzine en paralelo, ha sido mucho que tolerar y odia cómo cada día se hace más consciente de lo mal que lo está operando, ya ha arrastrado a las suficientes personas, Griff, Max, Shorter y Eiji quedaron enredados, ¿va a seguir contagiando al resto como si fuera una enfermedad autoinmune que busca destruir su cuerpo?

No.

No es justo para ellos.

—Creo que Alex haría un grandioso trabajo de líder. —Dice e intenta pensar en que no es el fin, pero se siente demasiado ansioso como para aplacar la catástrofe escalando—. Por eso creo que los evité.

—Ash.

—No quería hacer lo que debía hacer.

—Eres un grandioso líder. —Alex lo contradice e intenta traerlo a la realidad, le cuesta, en serio que es duro tener que hacerse cargo de años de traumas que se han acumulado y más si requiere hacerlo de una manera sana—. Te lo dije hace tiempo, te elegimos por algo y no hemos cambiado de parecer a pesar de todo lo que nos has dicho, el partido nunca nos importó.

—¡Sí! —Bones salta medio indignado—. Solo queríamos divertirnos y fue divertido.

—Pero...

—El tema con las otras residencias es lo mismo, son intimidantes y ladran pero no son competencia.

—¿Acaso escucharon algo de lo que les dije?

—No.

—¡Ustedes!

—¿Sabes que creo, Ash? —Alex intenta hacer algo que solamente haría un buen amigo—. Desde lo que me has dejado conocerte he entendido que te saboteas mucho a ti mismo, creo que te da miedo finalmente sentirte cómodo donde estás y que buscas una forma activa de arruinarlo. —No admitirá en voz alta lo certero de ese comentario porque son defensas que a veces normaliza—. No lo harás.

—¿Qué?

—No dejaremos que hagas eso con nosotros. —Alex reitera—­. Sí, puedes renunciar al cargo de líder si así lo deseas más adelante, cuando se acabe el semestre pero no estás tomando esta decisión con la cabeza fría, sino porque nos empezaste a considerar como amigos.

—¡No! —Gimotea—. Debería molestarles que solo les haya traído derrotas.

—¿Les importa? —Bones y Kong niegan al unísono—. ¿Ves? Ahí está tu respuesta.

—Ustedes son unos bastardos sin remedio.

—Quizás. —Alex tararea—. Pero eso te convierte a ti en el rey de los bastardos sin remedio.

—Los odio.

—¡Mentira! —Bones chilla ofendido—. Nos quiere, nos quiere y nosotros lo queremos, jefecín. —Y no debería sorprenderle que de alguna manera este encuentro haya salido mil veces peor, pero cree que está agradecido en el fondo, es cierto, se tiende a sabotear a sí mismo y eso inherentemente lo lleva a aislarse, así que supone que es afortunado de tener a quiénes son capaces de mirarlo a través.

—Ahora vamos a celebrar en serio, este es el evento de Shorter ¿no?

—Tienes razón. —Ash sonríe, es forzado.

—Estamos bien. —Entonces Alex le refuerza para calmarlo—. En verdad estamos bien, además estás pasando por algo difícil, lo notamos, si algún día quieres contarnos también lo entenderemos, no te perderemos el respeto ni nada por ser un humano al que le pasen cosas humanas.

—Lo haces sonar tan simple. —Ríe.

—Porque es simple jefe. —Kong lo abraza de los hombros—. No siempre las cosas deben ser jodidas.

—Con Eiji lo haces ver simple.

Cierto, todavía le cuesta procesar que eso realmente esté pasando, Ash entiende que haría cualquier cosa por Eiji, mataría, moriría, iría al infierno de ida y vuelta no una, sino miles de veces mientras se mantenga su sonrisa, vencería al ejército más vil jamás existido y le vendería su alma al diablo si eso hace falta, él haría cualquier cosa por Eiji, incluso amistarse con la pandilla, ir a terapia, abrirse tanto a sus amigos como a su familia, sin embargo, hay una cosa que nunca haría.

ೃ࿐♡

—No pensé que realmente vendrías.

—Tú me llamaste, ¿no es así?

—Sí. —La sonrisa de Dino se aprecia repleta de complacencia, se encuentran en su oficina, las tazas de té humean enfrente, pero él no ha venido a satisfacer ninguna cortesía, está acá por obligación moral a sus seres amados—. Tienes toda la razón.

—¿Qué quieres?

—Qué frío. —Se mofa—. Me estás tratando como si fuera un extraño.

—¿Qué quieres? —Dispara—. Me has acosado por todos los medios posibles y no tengo la paciencia para tolerar tus juegos.

—Bien, seré directo en ese caso. —Dino deja de lado la taza de té—. Modela para mí.

—¿Qué?

—Mis patrocinadores te han visto y no han querido a nadie más desde ese entonces, la única manera en que pare y te deje tranquilo es si me haces este último favor. —"No" quiere decirle, son solo dos letras, es una palabra tan corta y fácil, es un sonido que incluso un crío es capaz de emitir, solo debe abrir la boca.

—¿Me dejarás en paz en ese entonces? —Asiente—. ¿Y a las personas que me rodean?

—No tuve nada que ver con eso, pero sí, tampoco influiré en lo que pase con tu familia. —Ash tensa sus puños sobre sus muslos—. Anda, sabes que este desfile es tradición familiar.

—Para.

—Y que yo siempre te he amado como a un hijo mío. —Ash conoce el trasfondo grotesco de dichosas palabras—. Si te portas bien incluso podrías ser Ash Golzine, ¿no sería lindo? —"No" debería ser tan fácil pronunciarla.

—Es un trato. —Dice en su lugar—. Modelaré para ti.

Mañana se viene el inicio de la intensidad, así que nos vamos con todo no más, mil gracias por todo el apoyo y el cariño, noviembre será un mes para terminar las dínamicas que están a medias y merecen cierre antes de meterme a cualquier otro evento, tengo fe.

See ya.

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