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24. Conociendo a sus padres.

Hi~ Ante el inminente retraso parece que estaremos con este fic la primera semana de noviembre también porque la verdad caché que se hizo muy pesado, pero de que se acabó, onda, el final ya está escrito, se acabó el fic, así que espero que les guste, pese a sus altos y bajos esta dínamica ha sido una de las más bonitas sin contar con el tema de las autolesiones, obviamente que agradezco demasiado la consideración y el feedback que han tenido para un tema que igual tiene sus estigmas.

Mil gracias por el apoyo~

—Eiji Okumura ¿cierto?

—Así es.

—Ya veo.

Eiji tensa las palmas sobre el regazo notoriamente incómodo, los cafés que compraron de la máquina expendedora yacen hechos pegotes de almíbar, grumos de habas y plumavit carcomida por la bebida hirviendo espuma, la imagen no resulta apetitosa en absoluto, de hecho él ni siquiera ha probado lo que debería ser un americano pero se ve como tinta de lápiz pasta flotando, sus jades se enfocan en su pareja y supone que era necesario un aperitivo para bajar la tensión, después de todo por primera vez está conociendo a su suegro (sin contar a Max).

—El novio de mi hijo. —Jim repite aún constreñido, es irónico que aun teniendo dos hijos con parejas masculinas le cueste tanto hacer el duelo—. ¿Y tú qué haces?

—Eiji es saltador de pértiga. —Anuncia orgulloso.

—¿Saltador de qué?

—Esos que usan palos de metal para saltar.

—Ah. —Su padre arruga el ceño—. ¿Esos que trabajan en los clubes de caballeros?

—¡No! —Eiji gimotea totalmente ruborizado—. ¡Ash! ¿Qué clase de descripción es esa? —Y se queja como si él hubiera podido explicarlo mejor cuando ¿hola? Él tiene 200 puntos de IQ—. Es el salto de altura dónde se debe sobrevolar una barra sin pegarle, de seguro lo ha visto en los juegos Olímpicos.

—Oh, sí. —Arruga aún más el ceño—. A veces lo ponen en el bar, en el canal de deportes.

—¿Ves? Esa sí es una explicación.

—Bastardo presumido. —Chista—. También es fotógrafo.

—Fotógrafo. —Si antes su padre lucía confundido ahora parece que le va a explotar la cabeza—. Pese a todo lo que pasaste con el modelaje, no te entiendo, tu generación es rara.

—¿Cierto? Esos mocosos de hoy en día. —Max chista queriendo hacerse el amigable con Jim alzando uno de sus brazos para rodearle los hombros, provocando una mirada de un toro en la corrida viendo a un payaso de rodeo, va a hacerlo pedazos, lo sabe.

—Tu generación tampoco es mejor. —Brama quitándose el agarre de encima—. Griffin ¿en serio este tipo es tu novio?

—Ya conocías a Max de mucho antes.

—Sí, pero... —Jim lo escanea de arriba hacia abajo—. Mira, está bien que seas gay y que consiguieras novio en Irak, pero este sujeto se ve como un maldito hippie, mira las rastas que tiene.

—No son rastas, no me he lavado el pelo todavía. —De alguna manera, Max siente que eso no ayudó.

—Además ¿qué son esas fachadas para un profesor de universidad? Creo que podrías haberlo hecho mucho mejor, si anhelas le pido a Howard que te presente a su hijo, es un respetable militar. —Griffin le arroja una mirada repleta de incertidumbre que Ash corresponde, para ambos es igualmente irreal el insight que ha tenido el mismo borracho que se agarraba a golpes en el bar con las sillas de madera o le gritaba a su reflejo en el baño.

—No era necesario que vinieras. —Entonces se suaviza no porque lo haya perdonado, pero sí aprecia que no quiera seguirla jodiendo con esos comentarios retrógradas e invalidantes—. No era necesario que volvieras a Nueva York con nosotros para charlar con la psicóloga.

—Quiero entender esto, te dije.

—Lo sé.

—Yo apoyo a mi hijo gay, perdón, ¿qué dijiste que eras?, ¿demisexual? Bueno, lo que sea, soy aliado.

Así que los cinco terminaron en el edificio de salud mental estudiantil, Ash coordinó con su terapeuta para que le diera una extensa psicoeducación a su familia acerca de las autolesiones y cómo tratarlas, qué hacer en caso de crisis y por qué ese comportamiento no es manipulador sino que da cuenta de un dolor mucho más profundo, es decir, siempre hay personas que se victimizan e incluso se escudan detrás de su enfermedad y Ash cree que durante mucho tiempo él lo hizo, más, reconoce los cambios que ha tenido desde que empezó su proceso terapéutico y necesita que su red se mantenga al menos no destructiva, sí, se conforma con eso.

—Ash. —Y bueno, Eiji vino porque necesitaba recargar energías, no entrará, hace tiempo recibió una para saber qué hacer en caso de crisis en el dormitorio y vaya que ha sido de ayuda—. No me imaginé a tu papá así.

—No es así siempre. —Le susurra—. No sé qué mosca le picó.

—Quizás está intentando cambiar.

—Papá de mierda una vez, papá de mierda para siempre.

—Tal vez. —Entonces Eiji sonríe con una tristeza que le aprieta el estómago—. Mi papá tampoco fue un buen padre y ambos lo sabíamos pero en sus últimas semanas lo vi arrepentirse e intentar... daría lo que fuera por retroceder y darle la chance que se merecía y no lo digo para que lo disculpes puesto que solo tú sabes qué tan duro es el duelo que has vivido, pero sí que lo pienses, no permitas que el rencor nuble tu juicio como me pasó a mí.

—Eiji. —Musita—. Cariño.

—Estoy bien. —Le sonríe con el corazón en la mano—. Es decir, el tema aún me duele mucho porque no puedo cambiarlo, pero cada vez que lo hablo contigo me siento un poco mejor.

—Eso es bueno. —Ash aprieta su mano sobre el asiento de plástico—. Gracias por podérmelo contar.

—Gracias a ti por volver a mí.

—Irónicamente eso sí se lo debo a Jim. —Sus ojos se posan en su familia catastrófica—. Es incómodo.

—¿Qué cosa?

—Verlo intentar cambiar, es incómodo, estoy acostumbrado a encasillarlo en el papel de malo.

Porque James ha sido un idiota con sus hijos desde que tiene memoria ¿cómo se atreve a darle a un niño esos consejos de mierda? Nunca le enseñó a poner límites, al contrario, lo incitó a culpabilizarse por la responsabilidad de quienes lo agredían como si de víctima pasara a victimario, Ash no entiende cómo un adulto puede estar tan jodido para decir algo así de irresponsable y minimizar eso que pasó con Barba Azul por ejemplo, sin embargo, luego de escuchar lo ajeno que se profesa siendo papá, le hace sentido que suelte tantas estupideces.

Cuando su papá dice imbecilidades no cree que realmente lo vayan a escuchar, al observar tanto con sus cortes como con los traumas de modelaje que efectivamente lo oyó se siente responsable e inútil en el único trabajo que debía sacar adelante, desde que nacieron Jim no pudo amarlos, no de manera adecuada ni mucho menos protegerlos ayudándolos en sus necesidades básicas, por ende en vez de aceptarlo prefirió escamotearlo, restregándole sal a la herida y dañándose con esa mutilación verbal.

—Ya es hora de entrar. —Desconfía y no perdona, pero no se cierra, que sea lo que tenga que ser, su cerebro es una plasta derretida por tantas emociones vividas a estas alturas—. Vamos.

Así que entran los cuatro al consultorio.

La psicóloga los recibe con el típico mohín cortés y su mirada amable, les ofrece todas las nimiedades como vasos de agua, prender la calefacción o charlas acerca del clima para calmar el ambiente, Aslan quiere salir corriendo de esa habitación, siente que acaba de subirse a una montaña rusa sin cinturón en el vagón, con las tuercas sueltas, sin baranda de soporte y con las piezas a punto de desmoronarse por el movimiento inconsistente, Ash está listo para saltar y abandonarlos.

—Él es Griff. —Así que acelera lo inevitable en el sillón de terciopelo con la luz amarillenta que incita que luzcan aún más enfermos, vaya ironía en el edificio de salud estudiantil—. Mi hermano.

—Ash me ha contado mucho de usted. —Ella responde con calidez genuina—. Es un gusto conocerlo.

—El gusto es mío. —Griff lo mira orgulloso, poco a poco ha intentado abrirse más—. Gracias por esta instancia para entender más a Aslan.

—No es nada, fue él quien me la pidió. —Sus mejillas enrojecen por el reconocimiento, aún le cuesta validarse por su motivación—. ¿Y quiénes son estos otros caballeros que nos acompañan?

—Él es Jim. —Entonces escamotea—. Mi papá.

Bah, así que esto es un loquero. —Rueda los ojos, encantador como siempre—. Es más normal de lo que creí.

—Sí, sí. —Pasa la página—. Él es Max, mi otro papá.

—Oh. —La psicóloga luce tan descolocada—. No me comentaste que tu papá se había vuelto a casar.

—¿Qué? —Su estómago se retuerce—. ¡No! Qué asco. —Contiene una arcada—. Max es el novio de mi hermano.

—Y tu papá. —Repite perturbada.

—¡Eso no...!

—Está bien. —Lo calma—. Mi trabajo no es juzgar, sino explicar sobre todo lo que estás atravesando.

—Es su problema. —Se levanta lavándose las manos, esperando que ellos resuelvan el malentendido por su propia cuenta—. Son todos suyos por las siguientes dos o tres horas.

—¿No ansías quedarte? —Es importante que Griff se lo cuestione, no lo hace con un tono autoritario ni bruto, es mera preocupación por su comodidad y eso es lindo.

—No. —Se encamina hacia la puerta—. Si me quedo probablemente no le podrán preguntar todo lo que quieran para no incomodarme o lastimarme, esta es una psicoeducación para que tengan alguna idea de cómo ayudarme, qué decir y qué me está pasando, así que aprovéchenla.

—Vaya que has madurado. —Max lo valida sorprendido.

—Sí, bueno... —Se encoge de hombros—. Eso pasa cuando tu papá también es tu cuñado y profesor.

—¡Mocoso!

—¿Entonces son algo así como un poliamor? Otra vez, no juzgo.

—¡Vuelve acá, mocoso! Me las pagarás.

Ash sale con una sonrisa de absoluta satisfacción sabiendo que pasarán su primera hora tratando de explicarle sobre su verdadera relación y empeorándolo a cada instante.

ೃ࿐♡

Van a un rincón de la universidad, no pueden ir más lejos porque primero no tienen dinero y segundo le da demasiado terror lo que ese trío pueda hacer en su terreno, por ende, arrastra a Eiji al lugar de descanso que los estudiantes usan para fumar y tomar siesta entre ventanas, se apartan del universo mismo en un rincón con el pasto todavía húmedo, algunas flores blancas y amarillas creciendo frente a la maleza, la brisa primaveral y un árbol cuyo tronco el nipón utiliza de respaldo para sentarse pero él no es tan paciente y debe arrojársele, queda apoyado encima de su novio, con sus piernas abiertas a cada costado, con su cara contra su hombro, sus palmas en su espalda, se siente como si fuera una especie de panda bebé aferrándose de esta manera.

—Te extrañé. —Pero es inevitable, pasaron demasiado tiempo separados, no es que Ash sienta algún tipo de dependencia por el moreno, no obstante, cómo lo necesitó en Cape Cod—. No era consciente de lo mucho que me había acostumbrado a tu presencia hasta que me tocó dormir solo en mi cuarto.

—Yo igual te extrañé. —Eiji no repudia esta faceta infantil e incluso caprichosa, al contrario, acomoda su espalda en su totalidad contra el tronco para sostenerlos a ambos mientras desliza sus manos tan gentiles sobre una espalda con alas arrancadas, el toque arde igual que una fogata en plena tormenta o una vela que brilla demasiado en la oscuridad.

—Lo siento por no alcanzar a tomar las fotografías en el lago, sé que tenías planificadas varias tomas.

—Ash.

—Realmente quería que tu visión quedara perfecta.

—Eso da igual. —Eiji lo abraza, de repente está tan aferrado a Ash que puede sentir su corazón sobre su propio corazón, igual que aquella golondrina devota que murió a los pies del príncipe feliz—. Todo ese concepto de la casa del árbol estuvo más que bien para mi taller práctico, de hecho te tengo que agradecer por haberme dejado ir a tu casa, fue una exposición destacable ya que el modelo que tuve fue maravilloso.

—Me alegro. —Suspira satisfecho, hundiendo su cara contra esa curva que se forma entre su hombro y cuello y si le preguntan este es su lugar favorito en toda la faz de la tierra, se siente a salvo y amado.

—¿Fueron días muy duros en Cape Cod? —Asiente—. ¿Quieres hablar de eso? Está bien si me dices que no.

—A Griff y a Jim les costó entender, supongo que la gente tiene un estigma muy fuerte alrededor de las autolesiones.

—Yo tampoco las entendía al inicio. —Eiji acomoda las palmas sobre sus hombros para apartarlo, no mucho, más, sí lo suficiente para que se miren a los ojos—. Lo siento.

—Nunca las entendiste pero nunca las menospreciaste. —Entonces le explica lo mucho que significó.

—Por supuesto que no, el tema te lastima.

—Ya sé. —Suspira—. Vaya que lo sé.

—¿Qué les contaste?

—Les conté todo, les hablé de Dino, de lo que pasó con el modelaje, del cambio de ciudad, no quería pensar en lo vulnerable que estaba así que preferí arrancarme la cuchilla para sangrar de una en vez de esperar morirme en decanto, fue mucho para tolerar, lo sé, por eso le pedí a la terapeuta que por favor los recibiera y educara, al menos, después de la sesión ellos sabrán qué no hacer para no incitar mis recaídas, eso es más que suficiente, que no me jodan aún más, me conformo.

—¿Yo alguna vez he incitado una recaída?

—Tú eres la razón por la que me mantengo parado. —Ni siquiera duda—. Eres lo que me da fortaleza.

No es que Ash ansíe sonar romantizando los cortes porque quienes lo hacen es a raíz de la ignorancia inocente, no hay nada de hermoso en mutilarse pedazo a pedazo ni en el descontrol que aparece en los instantes que la cuchilla toca la piel y ve sangre, no existe nada de empedernido en querer morirse porque es demasiado duro vivir y tener que luchar cada puto segundo, no, las cicatrices no son lindas ni sus comportamientos son efectivos, lo sabe, odia las historias donde se vanaglorian los cortes y le da un cringe absoluto cuando uno de los personajes besa las cicatrices del otro, vaya cliché de novela juvenil, gracias a Dios la vida real no es así de decadente.

Pero...sus ojos descienden hacia sus nuevos cortes hechos costras porque tuvo una recaída, no desea que Eiji ame estas lesiones si ni él mismo las ama pero ya están ahí, no se irán y le resulta hasta crudo tener que castigarse insultándolas cuando ya es castigo suficiente el tenerlas marcadas en su cuerpo.

Su mente. Su alma. Su corazón. Su cerebro.

Hay que ser realistas ¿no es así? La verdad es que muchas personas se mueren de eso porque aunque las autolesiones y el suicidio no son el mismo espectro ni significancia es el primer escalón, lo percibe cada vez que abre la aplicación y lee los mensajes desahuciados de la comunidad, algunas personas son incapaces de salir del pozo no por falta de resiliencia, es que a veces la vida es jodida, te tocó, te tocó nada más, supone que por eso Arthur lo envidió tanto en un inicio, en teoría son dos chicos con las mismas circunstancias bases, no obstante, el universo solo favoreció a uno por capricho.

—No le dije a Griff el tema de la universidad.

—¿A qué te refieres?

—Griff no quedó en la universidad por mi culpa, no tengo pruebas sólidas pero Dino lo insinuó, tiene amigos poderosos, no debería ser extraño que pueda marginar así a alguien, sé que el tema le afectó.

—Ash.

—Antes de que descubrieran las autolesiones desee consolarlo, quedó dolido por una parte y sé que por otra quedo aliviado ya que al final refuerza lo que siempre ha creído de sí mismo: que es estúpido y es ridículo, es la persona más inteligente que he conocido y no necesita de un título que lo confirme pero él lo quiere, esa es la cosa, Griff sueña con ir a la universidad desde que soy niño, le tomó varios años juntar el coraje para dar la prueba y que haya fallado es un golpe...me da miedo que no se pare.

—Tú lo dijiste. —Entonces Eiji acuna sus mejillas entre sus cálidas palmas robándole un suspiro lleno de alivio, su corazón duele estimulado por esos ojos y esas caricias jodidamente cariñosas—. Él está lleno de resiliencia, el golpe puede dolerle ahora pero es valiente, volverá a intentarlo si es su sueño.

—¿Qué pasa si Golzine interviene de nuevo?

—¿Le comentaste algo de esto a Griff?

—No me creyó, no escuchó cuando se lo quise explicar porque es un cabeza dura, cree que el fracaso fue netamente por su responsabilidad y su falta de talento para la universidad.

—¿Qué quieres hacer con Dino?

—No quiero denunciar si eso me estás preguntando. —El tema ha sido una constante fuente de riña en su casa—. Me lo aconsejan, pero tengo un enfoque más pesimista y me da miedo hacerlo enfadar aún más, estaré bien mientras me deje en paz, no quiero que escale, no quiero que vaya a...

—Está bien. —Eiji lo tranquiliza—. No tienes que darme explicación, cada quien tiene su tiempo para hablar y eso no lo hace menos valioso, hay personas que nunca pueden verbalizarlo, tú lo hiciste, lo hiciste con tu familia, con tu terapeuta y conmigo, vaya que has sido valiente.

—Eres bueno para esto. —Ash ríe conmocionado—. Eres muy bueno haciendo que el mundo se vea más brillante a través de tus ojos.

—Te dije que no veía el mundo así siempre. —Sus toques ascienden arriba de sus oídos para enterrar el agarre en su cuero cabelludo, no es brusco ni demandante, es un mimo a un gato mañoso—. Solo a ti.

—Solo a mí. —Repite atontado—. Joder, en serio eres increíble.

—Me lo han dicho antes. —El bastardo se mofa con una sonrisa satisfecha y Ash tiene que pellizcarle una mejilla para recobrar el equilibrio de poder en la relación, así que acomoda sus dedos en su cara arrancándole un rubor, está listo para que Eiji chille, más lo besa, la cosa es que un beso pasa a llevar su muñeca y acá Eiji es consciente de lo dura que fue esa recaída, hace tiempo no veía sus cicatrices abiertas.

—Lo siento. —Ash se aparta—. Intenté mantenerme fuerte, pero recaí todos esos días.

—Ash.

—Sé que te lo prometí, realmente quería mantenerme bien, pero no pude y...

—Mi dulce Aslan.

Eiji no necesita de sus disculpas ni de sus explicaciones, al contrario, lo atrae hacia su pecho y apoya sus manos sobre su espalda, lo envuelve como si fuera una manta y lo deja reposar ahí, seguramente este es el momento en que Ash se vuelve consciente de lo mucho que ama a este hombre y la suerte que tiene por tenerlo en su vida, en verdad encontró a alguien que lo amara incluso si a veces siente que está más roto que armado, alguien que lo acuna con gentileza y no lo reprocha por sus dolencias sino que lo motiva para sanarlas, no puede creer lo afortunado que es.

Es la sensación más feliz del mundo.

Así que acomoda su nariz en el cuello de su novio y bebe de su aroma, se derrite en sus toques, sana en esta tranquilidad tan familiar y validante que han construido, es extraño no enfrentar su malestar a solas, es un poco intimidante y le da miedo, pero no deja que el miedo lo domine, pronto, la tibieza que desprenden sus cuerpos hace que la temperatura suba, aun así, no se quiere apartar, sus brazos se aferran a la espalda de Eiji como pueden, a la fibra gentil de su camiseta, hacia su nuca con onditas porfiadas en su cabello, en sus bíceps de pertiguista, en su ternura tan devota.

—Quiero besarte. —Entonces le pide mientras la tensión aumenta y escapa en paralelo igual que lo haría una tetera a punto de ebullir.

—Bésame. —Eiji le responde divertido—. He estado todo el día esperando que lo hicieras.

—En verdad eres un bastardo.

—Y tú eres un Holden grosero.

—Oh, ya cállate.

—Cállame. —Eiji es coqueto y lo desafía—. Si te atreves, claro.

Y por supuesto que lo hace, existe algo sumamente sanador en los besos del nipón que lo hace sentir que otra vez está entero, siendo honesto, se encuentra muerto de miedo por las expectativas y Dino y la imposibilidad de cumplir lo que sea que esperen de él, pero nada de eso importa entre sus labios.

ೃ࿐♡

—Últimamente me pasan cosas raras con Eiji. —Ash se arranca la duda apenas ponen un pie dentro de Chinatown, su amigo insistió en que vinieran a pasar el rato y de tan aislado que estuvo encerrado en Cape Cod siente craving social por primera vez en la vida.

—Cosas raras. —Shorter corea, Eiji, Sing y Yut-Lung están discutiendo acaloradamente en el extremo opuesto del comedor, nadie más está prestándoles atención, por eso puede ser brutalmente franco.

—Cosas raras. —Intenta acomodar sus ideas—. No sé, algunas veces siento muchas ganas de tocarlo en lugares donde no lo toco usualmente o de apretujarlo contra mí, de besarlo y no en la boca, verlo con expresiones distintas, primero pensé que eran ganas de ir al baño, pero últimamente siento que es más recurrente, es una sensación de estómago y de fiebre al mismo tiempo, no logro pensar bien cuando eso sucede ¿tiene sentido que quiera tocar tanto a alguien?

—Quieres manosear a Eiji. —Ash le pega en el hombro arrancándole un grito dramático digno de su novio histérico—. Bro, solo estoy siendo honesto.

—La otra vez toqué su trasero y me gustó. —¿Por qué diablos le está contando eso?—. Solo pégame.

—Ese es mi chico, todo un semental.

—Debería meterme en un convento. —Gimotea estampando su cara sobre la mesa, ni siquiera tomó como para estar diciendo incoherencias, tal vez su cerebro se dio por vencido y abandonó su cráneo.

—Estás caliente por tu novio, eso no tiene nada de malo.

—Caliente. —Repite—. Yo nunca he sentido eso.

—¿Se te para cuando estás con él?

—Voy a matarte.

—Solo estoy tratándote de ayudar y me sales con tu actitud de mierda. —Brama ofendido—. Deseas a Eiji, eso no tiene nada de terrible, probablemente sea mutuo además.

—Pero. —Su cara quema con fuerza—. Creí que era asexual en mi totalidad, usualmente el contacto me provoca tanto rechazo que debo tragarme mis arcadas.

—¿Recuerdas lo que te dije de la demisexualidad? —Se burla con una sonrisa de sabelotodo, es casi como si hubiera estado esperando este momento para decirle: te lo dije—. Pues lo demisexual habla acerca de que la atracción romántica y/o sexual vienen si se le antecede un vínculo emocionalmente significativo, es decir, con personas que únicamente te sientas conectado por totalidad y parece que tú y Eiji han encontrado maneras de estar cada vez más cerca ¿te extraña que busques más cercanía?

—No. —Traga duro—. Tiene sentido para mí.

—No te rompas la cabeza por eso, bro.

—Me siento como un adolescente al que recién le pega la pubertad.

—¡Ese es el espíritu!

Ash gimotea apoyando la cara contra la mesa, desde que Shorter se lo mencionó piensa identificarse con aquella parte del espectro, sí, emocionalmente le quedó claro que necesita sentirse acogido por el otro para que exista "romance" de por medio, no obstante, como la demisexualidad es una gama en donde sentir atracción romántica no garantiza que haya atracción sexual, nunca fue tema, estaba resignado a no experimentar eso, le da risa, porque no debería sorprenderle que Eiji reescriba sobre todas esas cosas que le duelen para volverlas algo hermoso.

Lo hizo con las fotografías. Lo hizo con sus cicatrices. Lo hizo con las pesadillas. Lo hace con él mismo.

—¿Entonces qué tengo que hacer?

—Una paja.

—¡Shorter! —Chilla pegándole con la cara tan roja que saca humo por las orejas, no es que sea todo un ignorante en estos temas, más, extrapolarlos a Eiji es tan vergonzoso que quiere morir.

—Lo siento, lo siento. —El hijo de puta se ríe—. Pero no "tienes" que hacer nada, permítete que las cosas solo pasen por sí mismas.

—Ese es un consejo de mierda ¿sabes?

—Pero el mejor consejo de mierda que recibirás. —Ash suspira aliviado de que su mejor amigo fuera tan ligero en relación al tema, le es incómodo profundizar en su sexualidad e inevitablemente tiende a compararse con Shorter dada la inmensa brecha de experiencias que tienen—. ¿Recuerdas cuándo te dije que enamorarse apestaba?, ¿qué lo más importante era el sexo?

—Lo recuerdo.

—Mentí. —Admite enfocando su mirada en la mesa, no hace falta que se quite los lentes de sol para saberlo, a estas alturas lo conoce—. El sexo no me daba miedo porque era un trámite, podía salirme antes de que las cosas se pusieran serias y aun así decirme que estaba satisfecho porque podía tener a quién quisiera si así me lo proponía pero cuando lo haces por hacerlo, para llenar un vacío se torna una manera poco sana de disociarte de la que cuesta mucho salir.

—Oh. —Parpadea procesando lo dicho—. No lo había pensado así, haces que se vea tan... instintivo.

—Con Yue las cosas han sido diferentes.

—No quiero detalles sexuales de ustedes dos. —Advierte asqueado.

—No hay detalles sexuales para darte. —Su mejor amigo se lo refiere con la cara roja, la boca tiritona y las manos constreñidas en el borde de la mesa—. Es la primera vez que siento que conecto con un ser humano de manera genuina y eso me mata de miedo, cada día me estresa la posibilidad de joder lo que tengo con Yue porque él me hace feliz, tan feliz que me duele el corazón y por eso te admiro.

—¿Qué? —No entiende—. ¿Me admiras? —Asiente—. ¿Por qué?

—El miedo nunca te detuvo para entregarte a Eiji.

—Yo no me entregué. —Bufa rascándose la mejilla ansioso—. Él no me dio chance de detenerlo sino que voló, vio lo peor de mí y se quedó. —Su muñeca punza y debe apretarla para recordarse que se sostiene a sí mismo, que poco a poco ha aprendido a contenerse y acompañarse.

—Ash. —Acá cae en la cuenta de algo—. Tus cicatrices.

—Nunca hablamos del tema.

—No parecías quererlo hablar. —Le explica—. Yo respeto eso, todos lo respetamos, nunca te sientas forzado a andarte explicando.

—Gracias. —Lo dice sinceramente—. Estoy un poco cansado de hablar del tema, así que...

—Está bien. —Pero Shorter lo entiende, aprieta su mano para transmitirle que incluso si jamás se lo cuenta él seguirá ahí por el mero hecho de ser amigos—. Gracias por mostrármelo.

—Carajo. —Traga duro—. Eres sentimental.

—Tú me pones sentimental.

Y Ash no cree poder agradecerle lo suficiente por respetar su silencio, es agotador tener que andarle abriendo trauma tras trauma a todo el que ve sus cicatrices y siendo franco es una bocanada de aire fresco el que respete su privacidad, pero así han sido siempre las cosas con Shorter, él no transgrede porque no tengan un vínculo genuino o por falta de interés, lo hace para darle eso que tanto se negó el universo a darle: respeto a su consentimiento.

—Entonces estás caliente por Eiji. —Shorter retoma el tema y transmite mucho más de lo que podrá expresar a través de esa pregunta tan estúpida—. ¿Quieres que te explique cómo hacerte una paja?

—¿Quieres que tire tu estúpida piedra?

—¡Ah! ¡Sabía que tenías a Shorter junior de rehén!

—Ahora es Holden. —Sonríe con malicia—. Pingüino que se duerme se queda sin huevo.

—¡Bastardo!

Ambos ríen y hablan de tonterías el resto de la tarde sintiéndose sumamente afortunados por estar en la vida del otro.

Se vienen un par de capítulos muy suavecitos antes de meternos en el último conflicto bien fuerte del fic, así que pueden relajarse por estos días, algo que rescato harto del capítulo es la importancia del ambiente para estos procesos porque si bien, una persona siempre puede cambiar por sí misma ayuda caleta que el ambiente esté sincronizado y poco a poco hemos construido eso.

Nos vemos mañanita~

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