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23. Conociendo a mi ídolo.

Hi~ Vengo a dejarles los capítulos correspondientes a hoy de pasito, más tardecito me pondré al día con el resto de las cosas pero para mantenernos en el ritmo, acá venimos con uno fuerte y otro de transición. Y un importante recordatorio que nunca está de más es que los personajes son humanos, por ende, nadie sabe ni tiene por qué saber manejar al 100% esto, es decir, una persona que ama se está lastimando, es algo que ni siquiera se les pasó por la cabeza y obviamente los desmoronará en cierto punto, lo importante es ver qué hacer más adelante y cómo reconstruir. Refuerzo harto las advertencias, este capítulo dentro de todo es bien fuerte, contiene ideación suicida pasiva, pero está ahí y las autolesiones estan muy palpitantes todo el tiempo, así que ojito con el autocuidado.

Espero que les guste~

Las nieves en el Kilimanjaro narra la historia de dos viajeros que yacen varados, esperando recibir un rescate antes de que el frío de las montañas los mate, Harry está parado en la cuerda floja caminando entre la vida y la muerte con una pierna ensangrentada y al borde de la gangrena mientras que Helen es quien le da ánimos para no darse por vencido, la metáfora adquiere un nivel aún más sublime con la historia del leopardo con el que Ash se identifica.

¿Qué lo vuelve tan especial? Se preguntaba a sí mismo considerando que si proyectaba en una novela era el guardián entre el centeno por excelencia, le tomó tiempo entender que lo cautivó toda imagen alrededor del cadáver del leopardo puesto que se identificaba, llegó a la cima y nadie sabe cómo, no saben si se perdió siguiendo una presa o si se desplomó intentándolo, ¿puede volver o el hielo ya ha congelado su cuerpo y es muy tarde? Al igual que el leopardo, nunca le temió a morir si no al destino.

Sí.

Porque Ash sabía que esto tarde o temprano pasaría y se prometió que estaría listo, que no sería tan terrible que Griffin se enterara, es su hermano y le ha dejado más que claro lo incondicional del amor que le da, se dijo que lo aceptaría y que quizás no lo entendería, pero nunca lo juzgaría, vaya estúpido que fue para pensar eso ¿cierto? Ya que ahora no solo está atrapado en Cape Cod sin Eiji ni Max sino que está peor que nunca tajeándose en el baño porque la vida se ha vuelto imposible de tolerar, Ash no es tan fuerte, no puede arreglarse por sí mismo.

Así que acá está encerrado mientras que Griff y Jim no han dejado de gritarse en las últimas semanas.

—¡¿Cómo es posible que no supieras que se cortaba?! ¡Vive en tu mismo techo! —Ya no quiere más.

—¡Aslan estudia en la universidad! ¡Vive en un dormitorio!

—Excusas.

—¡¿Cómo podría haberlo sabido si no me cuenta nada?!

—Yo me di cuenta apenas llegué, vaya tutor de mierda que eres, estaría mucho mejor si lo hubieras dejado acá, al menos Jennifer podría haberlo criado bien.

—¿Desde cuándo te importa Aslan? —Puede escuchar a su hermano al borde de las lágrimas, ya no le importa, solo ansía que se detengan, está apretando sus palmas sobre sus oídos con tal brutalidad que la sangre chorrea en cascada hacia sus ropas, no da más, ya basta—. Ni siquiera te importó ese escándalo que se armó alrededor de su entrenador, podría haberle pasado algo.

Bah. —Chista—. Fueron rumores injustificados, el entrenador Wilson siempre fue ejemplar, fuiste un tirano al obligarlo a abandonar el béisbol por los cuchicheos.

—¡Deja de lavarte la culpa en mí!

—¿Lavarme la culpa? —Ríe—. No, yo no tengo nada que ver en que él tenga los brazos como si fuera un paquete de tocino crudo.

—No podía saberlo. —Griffin está llorando—. No podía haberlo adivinado, perdón.

—Pues tu novio sabía ¿verdad?

—Por eso se fue. —Su corazón se hace trizas—. Por eso no volverá, tú lo viste, ¿no es así? Ya lo sabes.

Eh ahí la peor parte y lo que debió prevenir que pasaría gracias a su reticencia, Max terminó pagando sus platos sucios y él terminó arrebatándole el efímero pedacito de felicidad que su hermano amaba al ser incapaz de explicarle que él chantajeó al adulto para que guardara silencio, que miró lo maldito que fue dejarlo en una posición en dónde: perdía al desconfiar de su palabra o perdía por quebrantar su confidencialidad negándole toda posibilidad de recibir un tratamiento digno o más bien, el mayor no lo pudo escuchar.

—Max debió haberme contado, estuvo mal que me lo escondiera.

—Quizás qué otras cosas le hizo ese maricón.

—Max nunca le haría nada.

—Parece que no lo conocías tan bien ¿eh?

—¿Puedes parar? Estoy tratando de pensar en qué diablos hacer.

—Pues ¿cómo te ha ido con eso los últimos diez años? Ya que cuando Aslan se fue era un niño alegre pero ahora es un adolescente desesperado por atención que se mutila a sí mismo.

—¡Ya sé! —Griff se rompe—. ¿Crees que no me afecta que él no sea normal? Yo nunca me imaginé...

Ash no escucha más.

No puede.

Le resulta irónico que esas dos personas se estén matando verbalmente en la cocina para que "esté" mejor cuando lo único que provocan es que se encierre en el baño con sus cuchillas, es horrible, Ash en verdad lo estaba intentando lo mejor que podía, llevaba varios meses sobrio, empezó terapia, se abrió con sus amigos y hasta resistió una recaída habiendo visto a Dino, lo intenta cada puta mañana que despierta y sabe que lo espera una nueva guerra, nunca un descanso y no obstante lo único que decidieron que valía la pena retener es un: no es suficiente.

No lo estás haciendo lo suficientemente bien. No eres lo bastante normal. No estás tratando en serio.

Es doloroso estar dando más de lo que nunca ha dado y que no baste, ahora que lo considera, no es solo Clementine que se ahogó o el leopardo que se congeló, es el chico que siempre vive con ideación suicida pasiva, no hace nada para morirse, no planifica, no hace cartas de despedida, más, al instante de irse a dormir desea cerrar los ojos y no abrirlos más para no seguir aguantando, no desea seguirse enlistando en guerras contra él mismo.

—Yo igual desearía que las cosas fueran diferentes. —Musita para sí mismo—. Yo también odio esto.

—¡Si no fuera por tu crianza el mocoso sería normal, no un suicida!

A esto se ha resumido su existencia: en un problema que hay que resolver, no es un ser humano, no tiene la fuerza para seguir y está harto de resistir, está agotado de tener que mantenerse hiperalerta en cada respiración que da como si la vida fuera un campo minado, vivir no debería ser difícil y lo es.

—¡El mocoso es un puto problema ahora! ¿Qué carajos hacemos? ¿Esperar que se raspe toda la piel como si fuera un queso rallado? ¿Crees que yo pedí esto? No, yo quería hijos normales, de hecho no quería hijos pero a pesar de todo los acogí lo mejor que pude.

—¡Pues yo tampoco elegí ser hermano! Y me tiraste esa carga, yo tuve que criarlo, Aslan era un bebé y no se podía valer por él mismo, pero me quitaste mi vida, ¡me la quitaste!

Las cosas estarían mucho mejor si estuvieras muerto, solo das problemas acá, eres un estorbo incluso para Griffin.

—¡Ah!

Ash clava la cuchilla como si fuera un hacha en su muñeca, fue un corte profundo, aunque fue ínfimo lo siente llegar hasta el hueso, saca la cuchilla y ve la piel dividida en dos trozos, la escena le recuerda a cuándo Moisés cortó las aguas y de repente, la gruta blanquecina se ve azotada por un mar carmesí que arde, no solo porque el roce del aire físicamente quema, sino que...

Sus jades penden al contador llenos de lágrimas.

He estado libre de autolesiones durante:

0 horas, 03 minutos, 12 segundos.

"La vida es una mierda, pero es una mierda que quiero vivir" junto a las fotografías de Shorter siendo Shorter, de la pandilla animándolo en el partido, de Max con sus lentes en la oficina, de Griff jugando béisbol cuando eran niños, de Yut-Lung y Sing discutiendo, de su piedra, de sus libros, de sus sueños que poco a poco han ido aflorando, de sus heridas y de Eiji. Todo esto fue en vano. Falló para quienes ama y peor: se falló a sí mismo. Su dedo ensangrentado baja al final del diario mural y se detiene en una imagen que nunca nadie ha visto de él mismo cuando pequeño.

—Te fallé a ti también ¿verdad? —Dice encogido sobre sí mismo, intentando patear la cuchilla puesto que si la mantiene cerca acabará matándose, no quiere, por favor—. Lo siento. —Las lágrimas brotan por primera vez por su propio dolor—. Lo siento mucho por no haberte podido cuidar mejor, lo siento por no poder ser normal.

—¡Deberías irte de esta maldita cabaña, tú lo estás enfermando!

Ash se encoge sobre sí mismo queriendo acallar los gritos. Cállense. Cállense. ¡Cállense! ¡Ya cállense!

—El mocoso arruinó nuestras vidas con eso ¿crees que si se enteran nos tratarán normal? Ni siquiera le importó habernos arrastrado con él al barranco.

¿Estás seguro de que deseas restablecer tu fecha de inicio a hoy? No te sientas avergonzado de volver a empezar. Deberías estar orgulloso de haberlo intentado.

ೃ࿐♡

—¿Por qué estás tan encerrado en tu cuarto? —Ash no se levanta de la cama, teme que ha caído en una especie de cuadro depresivo desde que Griff se enteró y junto a Jim decidieron vigilarlo en Cape Cod hasta que supieran qué diablos hacer con su problema—. Puedes salir, ¿sabes? Si quisieras sanar deberías hacer cosas, ya sabes, motivarte a vivir o algo así, la vida es bella y ese rollo, además, existen otras maneras de llamar la atención.

—Jim. —Ni siquiera se esfuerza en abandonar sus frazadas—. Vete. —Le advierte.

—No tengo por qué oírte. —Brama sentándose en la cama en contra de su voluntad—. Soy tu padre.

—Es obvio que tú no entiendes nada del tema. —Entonces le explica de manera muy pausada puesto que ansía que el mensaje le entre incluso a una cabeza tan dura—. Y tampoco impresionas quererme entender, así que no pierdas tú tiempo.

—Podrías aprovechar este receso para trabajar en el comedor conmigo, siempre pensé en heredarlo.

—Para. —Le advierte desesperado—. Solo para, ni tú ni Griff lo entienden.

—Entonces explícame.

—¡No vale la pena explicarte! Tú y Griff ya decidieron qué creer alrededor de eso sin darme la chance de mostrarles lo lejos que había llegado, ¡no! Solo se horrorizaron por lo grotesco que soy ¿en verdad piensan que no lo sé? Sé que no soy normal, sé que hay algo sumamente jodido y podrido dentro de mí pero sino me cortara estaría muerto, no podría tolerar vivir todo el tiempo con la puta voz adentro de mi cabeza que me grita una y otra vez lo que está mal conmigo y me lleva a lugares desagradables.

—Aslan.

—¿Crees que no sé eso? No lo hice para arruinarles la vida pero me tratan como si... ni siquiera quise que se enteraran, solo pasó, estaba manejándolo por mi cuenta, había estado bien, mira ahora cómo estoy. —Se levanta de la cama enrabiado, sus fosas nasales se abren y se cierran, sus pulmones arden contrayéndose como si no pudiera respirar y el torniquete improvisado no funciona—. No soy tarado y sé que parezco un paquete de tocino crudo.

—Nos escuchaste. —Por primera vez su padre muestra un atisbo de culpa—. Nos oíste discutir antes.

—Es imposible no escucharlos si es todo lo que hacen, miren, si les doy tanto problema pueden dejar de preocuparse por mí y fingir que no saben nada, pueden cortar el contacto conmigo, pero si siguen tratándome así me moriré de culpa, ya no aguanto esto, ¡¿por qué debo aguantarlo?!, ¿por qué vivir para mí debe ser tan difícil?, ¿por qué me cuesta tanto cambiar?, ¿por qué nadie ve lo duro, lo jodido y traumatizante que es cortarse? No lo entenderán, ya lo sé, no lo entenderán ya que la gente normal no se anda haciendo tiritas de carne cruda en los baños.

Su papá lo mira completamente horrorizado y Ash se deleita con esa expresión, se arranca el vendaje y le muestra lo sucio, lo roto, lo dañado que está para que vea el sufrimiento provocado, si grita a los cuatro vientos cómo él anda arruinándoles la vida porque no consideró cómo sus putas autolesiones podrían repercutir en su "familia" qué tenga las bolas para ver la piel sobrepuesta, las heridas encima de las que Eiji escribió estrellas y volvieron a ser costras, que vea las veces en que no tuvo a nadie al sentirse inamable, que piense en todas esas noches dónde fueron él y su cuchilla encerrados adentro de un baño sucio y mohoso, que vea los traumas desnudos e imposibles de sanar, ya no tiene fuerzas.

—Llevaba meses sobrio antes de venir acá, vi a mi abusador incluso y me mantuve firme, pero asumo que no existe nada más doloroso que una familia que te enferma, me da pena, ¿sabes? Sé que Griffin hace lo mejor que puede aunque a veces eso lo lleva a ser sofocante con sus expectativas, sé que no puedo esperar nada de ti y por eso pensé que no me afectaría, supongo que una parte de mí todavía te estima y no se puede despegar de su papá y por eso... por eso... sí.

—Lo siento. —Ash alza la mirada, incrédulo—. No estaba midiendo el efecto de mis palabras, ustedes me conocen, saben que no pienso cuando hablo, tengo problemas, lo sé, no soy su papá, tu hermano tenía razón cuando me dijo que le tiré esa carga, es cierto, me asusté, no me hice responsable y todo esto me genera tanta culpa que solo les grito cuando los veo, hay mucho que quiero decirles y sonará a una excusa, pero no logro hablarles bien, no me dejo, no sé qué está mal conmigo pero parece que estar roto es de familia.

Ash lo mira boquiabierto, ve lo mucho que Jim está luchando para poner sus pensamientos en frases que no sean insultos y también, siente pena por lo solo que se ve, es un ovillo de ropa sucia tumbado en una de las esquinas del bar, es una sensación casi física de abandono, si bien hay cosas que no es capaz de perdonar de su infancia, hay cosas que sí atesora y a veces vivir con esas dos cosas opuestas tratando de conciliarse es enloquecedor.

—Me sentí celoso de que tu hermano hiciera un mejor trabajo que yo, sé cómo suena, los dejé a su suerte, es irracional, lo entiendo, pero no me necesitaban, era más peligroso tenerme cerca, tomaba hasta no recordar ni mi nombre, todavía tomo, menos, pero tomo, hay cosas de las que no estoy tan orgulloso y eran normales en mi generación, pregúntale a cualquiera de los vecinos, lo siento por no haberte puesto más atención ni por ser un papá para ti, no entiendo esta cosa de los cortes, yo nunca me los he hecho, así que no lo entiendo, aun así, no quiero que te los hagas más.

—¿Por qué? ¿En qué te afecta?

—Porque sigues siendo mi hijo incluso sino tenemos esa relación.

—Vaya. —Se queda sin palabras.

—Estoy intentando... —Frunce el ceño—. Quiero entenderlo.

—No esperaba nada de esto. —Le confiesa.

—¿Por qué?

—Porque tú no me quieres. —Se arrepiente apenas ve cómo los ojos de Jim se quiebran—. No te he escuchado decirlo ni una sola vez.

—Pero lo sabes, son cosas que se saben, se dan por hecho.

—No. —Le explica con más calma—. No se dan por hecho.

—La familia se quiere.

—Tal vez pero yo no te quiero a ti. —Mierda, se muerde el interior de la mejilla al ver que se enfrenta a un anciano, su papá es una persona mayor que ha sobrevivido siendo una roca, supone que pedirle responsabilidad afectiva está más allá de sus posibilidades—. La mayoría de las veces no puedo amar, ni a ti, ni a nadie.

—El chico que estaba contigo.

—Eiji.

—Sí. —Su boca tirita mitigando el desagrado—. Lo amas a él. —Y le cuesta un infierno atentar contra sus prejuicios.

—Mucho.

—Estabas bien cuando estabas con él. —Hace el insight y Ash asiente—. Habla con Griffin, regresa a tu universidad, retoma tu vida normal.

—Él nunca me dejará volver, rompí su confianza. —Ríe conteniendo las lágrimas, vaya, sin duda está llorando todo lo que no había llorado en una vida—. No me volverá a dejar solo, nos amarré a ambos.

—Explícale. —Entonces su papá le da un consejo útil por primera vez—. Lo que dijo mientras peleaba conmigo no fue en serio, solo está dolido, siente que te falló, siente que fracasó haciendo lo único a lo que debía avocarse al no poderte proteger.

—Ese es el problema. —Le explica—. Griff nunca pudo impedir que hiciera mi vida sea bueno o malo.

—Deberías decírselo así.

—No me escuchará.

—Lo hará. —Lo confronta—. Tú eres su ídolo, claro que te escuchará.

—Ja. —Ash sonríe mirándolo—. Esta es la primera vez que hablamos en serio.

—Cierto. —Jim luce visiblemente incómodo—. Pueden cuestionarme cómo persona y padre todo lo que quieran, pero nunca cuestionen que me importan.

Se levanta y le da la espalda.

—Y que a pesar de haberles dado una mierda sucia de paternidad, fue mucho más de lo que yo tuve.

Quizás, Jim es el papá que intenta salvar a Clementine pero no sabe nadar.

ೃ࿐♡

No necesita ir muy lejos para encontrar a su hermano, lo vislumbra hecho trizas en el pórtico con su mirada hinchada, sus manos envolviéndolo alrededor de sus piernas como si fuera un ovillo y su cara con una expresión de desesperanza que de repente se le hace mucho peor que los cortes, la dualidad es extraña, por un lado Griffin es la persona que considera familia y por otro lado para preservar este ideal de hermano perfecto que se siente forzado a llenar no le habla nunca.

Hablar es difícil, entonces piensa.

Porque a fin de cuentas la gente te resiente cuando le cuentas que estás enfermo, es más sencillo el jugar a la casita y fingir que las cosas son perfectas. Sí.

Una vez rompes la idealización de la otra persona es necesario prepararse a que las cosas nunca sean como antes, siempre existirá miedo e hiperalerta hacia todo lo que haces, la desconfianza, el que sin importar lo que hagas nunca se irá completamente la duda en la mirada de quién alguna vez te adoró porque la franqueza no se repone y al final conocerte fue una tranca y era mejor tener la idealización.

—Griff. —Entonces lo llama, el aludido ni siquiera eleva la mirada, impresiona ahogado en su cabeza.

—Aslan.

—No fue culpa de Max. —Es lo primero que le explica, lo hace con calma, sentándose con cautela a su lado—. Yo lo amenacé con que guardara silencio, solo me vio una vez, nunca había visto mi brazo.

—Ah. —Sus ojos azules se clavan en sus muñecas desnudas, se olvidó de ponerse un polerón porque quería aprovechar su coraje mientras durara, el nuevo corte sobresalta y Ash escucha cómo eso otra vez le hace mierda el corazón a su hermano—. No los vio. —Dice divertido—. Pero yo tampoco te vi así que no soy nadie para criticarlo ¿verdad?

—Griff.

—No sé si pueda perdonar.

—Max no merece que lo castigues así. —Entonces eleva la voz como nunca lo ha hecho—. Me quiere de verdad, me cuida incluso sino se lo pido y aunque le prometí que no lo haría más fue maldita esa situación en que lo encerré, al final, lo puse contra la espada y la pared, Max no podía derrumbar lo poquito de confianza que teníamos y nada aseguraba que al hacerlo yo no intentaría algo peor, trató de confiar en mí y de apoyarme en la medida que yo lo dejaba entrar, pero no fue su culpa quererme.

—Aslan.

—No fue su culpa, Griff.

Las palabras se le traban, no sabe cómo seguir hablando, recuerda esa ocasión que Max lo vio, no lo abrazó porque no lo dejó, tampoco lo juzgó, lo ayudó a limpiar la sangre en silencio mientras se hacía el fuerte apretando la boca y conteniendo el llanto, una vez terminaron Max le dijo que "era su niñito y lo amaba sin importar quién hubiera sido" fue un puñetazo al estómago porque a fin de cuentas el viejo adoptó al Aslan que conoció de niño, pero eso vino más tarde con todo un cúmulo de dolencias que todavía no podía desenredar como si fuera una bola de estambre.

—Max es un buen papá. —Dice frustrado por no poder explicarle lo mucho que significó la compañía muda que le ofreció, el cómo a pesar de que se quejara lo cuidaba en clases, cómo le presentó a Eiji, cómo reconoció y validó su mejoría, eso lo hizo malditamente feliz, le hizo pensar que valía más que sus traumas acumulados—. Nunca le di asco, no sabía cómo cuidarme, está bien, yo tampoco me sé cuidar, aun así hizo lo mejor que pudo, yo lo puse entre la espada y la pared, yo lo embosqué, estaba aterrado de que te enteraras, no podías saberlo.

—¿Por qué no me pediste ayuda? —Ash regresa al pórtico de la cabaña, aterriza—. Soy tu hermano.

—Mira cómo estás.

—¡¿Cómo quieres que esté?! —Griff se frota la frente en círculos—. Mi único trabajo era protegerte.

—Ese no era tu trabajo, se lo dijiste a Jim. —La culpa le deforma la cara al percatarse de que escuchó las discusiones que han tenido y al ver su muñeca recién infectada.

—Era mi único trabajo. —Insiste—. Debía protegerte.

—Me protegiste de las cosas que pasaron acá. —Balbucea—. Me protegiste de las cosas que... nunca te conté que me herían, pero me dejaste cambiar de carrera, me protegiste del mundo exterior.

—Pero no te pude proteger de ti mismo. —Ash se calla—. ¿De qué me sirvió cuidarte tanto? Al final tú estás atentando contra tu vida.

—No atento contra mi vida. —Le explica, la conversación le recuerda demasiado a cuándo Eiji lo vio.

—Quizás no te estás intentando matar, pero lo haces en cuotas. —No debería sorprenderle que den la misma explicación si son tan parecidos—. Mierda, no sé qué hacer con esto.

—Apóyame. —Le ruega.

—No sé cómo apoyarte ¿qué hago?, ¿te interno?, ¿te dejo acá?, ¿te encierro?, ¿dejo que te vayas y me resigno a esperar que la policía me llame diciendo que te moriste porque un corte fue demasiado lejos? Esto es jodido.

—Perdón. —Aslan baja la mirada, sus ojos queman y se siente como debajo del agua por lo asfixiante que se está volviendo vivir—. Intenté arreglarme, de verdad, estoy yendo a terapia e incluso me abrí a la posibilidad de ver a un psiquiatra dentro de mi realidad económica.

—Nunca te he negado nada.

—¡No te estoy pidiendo nada! —Explota—. Escúchame, no estoy haciendo esto porque te odie y te quiera castigar, estoy haciéndolo porque no sé, en un momento eso me alivió, de repente fui incapaz de pararme a mí mismo con los cortes, me ayudan, me ayudan mucho.

—Aslan.

—No es porque te odie y te esté castigando, no es por ti, es por mí, es porque me odio tanto que en un nivel físico no logro soportarlo, es como si me estuviera ahogando, como si hubiera tanta presión que me sintiera a punto de explotar y debiera abrir una salida para que eso escape, Max no tiene la culpa de no saber cómo manejar esto, perdónalo.

—No estoy resentido con él, tampoco contigo, ni siquiera con papá.

—¿Entonces con quién?

—Aslan.

—Deberías estar resentido conmigo.

—Estoy resentido conmigo. —Se muestra vulnerable—. Estoy tan mal preparado para lidiar con esto de las autolesiones, la mayoría de las personas son fáciles de lidiar porque sus desdichas son iguales a las que yo tengo, puedo entenderlas, puedo saber qué hacer con ellas, pero esto... —Griffin solloza al tomarlo de la muñeca—. No sé qué hacer, mira tus bracitos, ¿cómo no me va a...? Estás lastimando a quién más amo, lo más valioso para mí, eso me hace sentir que todos mis sacrificios han sido vanos porque al final terminé haciéndolo tan mal en tu crianza que atentas contra ti.

—No lo lleves a ti. —Le pide.

—Es imposible no hacerlo, ni siquiera tuviste la confianza para contarme lo que te estaba ocurriendo y eso es lo que más me duele, saber que te tocó vivirlo solo porque no soy un soporte, no uno bueno.

—No es eso. —Se calma y deja que lo mire por quién realmente es—. No lo hiciste mal, pero necesito que dejes de depender así de mí, mi estabilidad y mi salud no pueden ser tu punto de partida porque si no la vida se te pasará y me resentirás, sé que lo haces, tal vez no a mí pero sí a la vida injusta que te tocó, así que por favor, déjame ir en ese sentido.

—Aslan.

—Puedes apoyarme, puedo explicarte qué hacer, puedo hablarte de por qué lo hago con más detalle pero no puedo perdonarte que yo sea un ancla para tu vida.

—Está bien. —Traga duro—. Está bien, lo entiendo.

—¿Me vas a escuchar realmente?

—Sí. —No duda—. Lo prometo.

Así que Ash habla, le cuenta de todo lo que sucedió en el modelaje y cómo la convivencia con Golzine se convirtió en el infierno, habla de Marvin, de cómo los golpes lo aliviaban luego de las sesiones de fotografía, de cómo las autolesiones estaban normalizadas, de cómo el primer corte lo sanó y cómo el medio lo alentó a hacerlo hasta que se volvió adicto, le cuenta sobre sus recaídas, de sus cicatrices que hacían de barrera contra Shorter y Max, le habla de cuándo Eiji se enteró, de sus visitas a terapia, de cómo lo extrañó y las miles de veces que quiso contarle, le muestra la aplicación, el cómo siempre lo tuvo de motivación incluso sino era capaz de verbalizarlo.

Griffin luce totalmente descompuesto a lo largo de su relato, sin embargo, lo escucha en silencio, lo escucha de verdad, no le hace preguntas pero tampoco suelta sus manos, no respira muy fuerte, no emite sonido alguno, Aslan solo vomita todo lo que sucedió antes de que se acobarde deseando que lo entienda.

Al acabar, ambos se miran, ninguno sabe qué decir.

No me odies.

Puedes sentir asco, puedes decepcionarte e incluso rechazarme como hermano.

Pero no me odies.

—Te amo, Aslan. —Es lo único que dice—. Te amo y lo siento.

—Yo también. —Hipea.

—¿Puedo abrazarte?

Ni siquiera lo duda, se tira a los brazos de su hermano y ambos se quedan sollozando en silencio tal como les hacía falta hacerlo, Ash se pregunta si Griff tendrá sus propias cicatrices que refieran acerca de sus traumas sin resolver y lo mata la idea.

—Gracias por venirme a hablar. —Entonces su hermano expresa—. Yo no tenía cabeza para hacerlo.

—Fue idea de Jim.

—Oh. —Griff está genuinamente sorprendido—. ¿Qué te dijo?

—Algo tonto. —Ríe más calmo—. Dijo que yo era tu ídolo o algo así.

—Diría que eso es lo único inteligente que papá ha dicho. —Se mofa—. Porque eres mi ídolo, Aslan.

—Qué raro. —Se ríe acurrucándose sobre su hermano—. Porque tú eres el mío, Griff.

Jim siempre será un personaje controversial para mí y no es la excepción acá, pero lo importante es que no nos reste, si bien, es cierto que hizo cosas imperdonables al menos está tratando de hacerse responsable y de ahora no joder las cosas, menos en una situación tan delicada como la de Ash así que veamos cómo resulta esto.

Nos estamos viendo~

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