Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

19. La risa más dulce.

Como les comenté, acá vamos, los datos de Hemingway no lo sabía, pero son reales y los encontre de mera casualidad lo que le da toda una nueva capa de trauma a su leopardo, so, acá vamos con un capítulo más de transición para procesar todo.

Mil gracias~

Eran casi las siete de la mañana del domingo cuando Hemingway estaba desayunando en compañía de su familia, la escena no tenía nada de especial, era la clásica familia americana con platillos clichés que suelen despertar en Eiji una mueca por lo "poco saludables que son", era un día como cualquiera de los demás viéndolo desde afuera, más, ese domingo fue el primer día dónde Ernest pudo regresar a casa tras haber estado internado por su tercer intento de suicidio.

Sí.

Hemingway intentó matarse varias veces.

Existen varias teorías y cada quién tiene su opinión, el mismísimo García Márquez declaró de manera cruel en una columna que Hemingway no parecía pertenecer a la raza de los hombres que se suicidan puesto que sus personajes tienden a encarnar valores heroicos y valerosos, si le cuestionan a Ash el punto de vista le hace sentido y aun así, no puede estar de acuerdo en su totalidad con Márquez. Es cierto que los protagonistas de Ernest dan cuenta de sabiduría, fortaleza y enjundia, más de una vez dejó entrever la desmesurada soledad que sentía tanto en historias como las islas en el Golfo o entre la profecía autocumplida que escribió a través del leopardo.

¿Por qué escaló tanto la montaña? ¿Se perdió cazando a su presa hasta que llegó a un punto en el que no podía volver? ¿O subió y subió, poseído por algún instinto y se desplomó intentándolo? De cualquier manera, ese leopardo sabía que no volvería.

Según dijeron los psiquiatras más adelante la gran mayoría de las causas se deben a las adversidades en su infancia y los traumas que sus propios padres engendraron, A Ash eso no le importa porque si quisiera pensar en eso visitaría a Jim, no obstante, se sospecha que arrastraba tendencias depresivas que disoció a través del alcohol, eso hacen las personas cuando algo se torna intolerable: se disocian.

Hemingway se disociaba con el alcohol y terminó con una bala en el cerebro a los 61 años. Y Ash por otro lado se disocia automutilándose y está en un psiquiátrico a los 20 años.

Okey, psiquiátrico puede ser un término exagerado para los psicólogos que la universidad les ofrece a los estudiantes, pero no ve cómo contarle sus problemas a un desconocido que solo se sentará en su petulante sillón, con su bolígrafo de marca y su agenda aterciopelada mientras finge interés sobre sus ínfimos problemas y le suelta cosas como: mhm, ya veo, ¿eso cómo te hace sentir? Sea de ayuda.

Ash no quiere estar acá, preferiría tener una escopeta en la cabeza.

Sería tan fácil ahorrarse esto. Bang.

—Ya terminé de pagar el bono. —Pero ama a Eiji más de lo que se odia a sí mismo—. Solo nos queda esperar a que te llamen.

—Ya veo. —Y eso es un juego sucio—. Supongo que solo nos queda esperar que el loquero me llame.

—¿No quieres estar acá?

—No. —Traga duro—. Perdón.

—No te disculpes. —Eiji toma su mano, están sentados en asientos de plástico frente a un mesón al que no dejan de llegar estudiantes aquejados bajo luces amarillentas y olor a hospital—. Gracias por venir a pesar de que no quieras hacerlo, sé que debe ser difícil estar pidiendo ayuda ahora, de seguro debe ser aún más difícil dejarte ayudar, pero gracias por intentarlo.

—No lo estoy haciendo por mí. —Le explica—. Lo estoy haciendo por nosotros, porque deseo darnos una oportunidad.

—Entonces gracias por intentar darnos una oportunidad. —Y algo en esas malditas palabras se mete en las entrañas al punto de quererlo hacer llorar, no sacará ninguna lágrima, no en el pasillo de salud estudiantil frente a estos petulantes, así que toma la mano del moreno e intenta recoger pedazo en pedazo los resquemes de su carcasa—. Gracias por intentarlo.

—Intentarlo. —Ja.

Porque eso se supone que está haciendo, ¿no? Lo está intentando, no es que no haya querido buscar ayuda antes o compartirlo con Griff o incluso Max, no obstante, el temor a que lo empezaran a mirar como él se percibe a sí mismo fue horroroso, no toleró esa idea de que quienes ame lo traten aunque no sea a su cara de manera tan inhumana, suficiente tiene consigo mismo, así que sí, venir acá atenta contra cada uno de sus instintos.

Corre, vete de acá, te van a encerrar puesto que eso hacen con la gente como tú, se grita en la mente.

—Me cuesta entenderte, ¿sabes? —Lo dice con una voz tan baja que no se parece a la de un hombre.

—¿Por qué? —Eiji se lo pregunta con sus ojos repletos de tanto cariño que lo hacen concebir indigno de semejante devoción, se siente culpable y dicha culpa se arrastra bajo su piel, se enrolla como una víbora entre sus huesos e inyecta sus colmillos para engullirlo vivo—. ¿Qué te cuesta entender, Ash?

—No le estoy haciendo daño a nadie con esto. —¿Por qué debería cambiarlo?

—Claro que estás haciendo daño.

—Solo a mí mismo, no le estoy haciendo daño a nadie más así que ¿por qué no puedo seguir de esta manera? Me ha servido.

—Me estás haciendo daño a mí.

—¿Cómo? —Las manos de Ash tiemblan, el primer instinto es apartarlas de Eiji para usarlas y aplacar el creciente malestar que lo carcome cual ácido corrosivo—. Solo me hiero a mí.

—No es cierto.

—¿Cómo te podría lastimar a ti? Antes ni siquiera sabías.

—Me lastimas lastimándote. —Eiji no lo dice con maldad, al contrario, da cuenta de una gran tristeza cuando se lo refiere—. Así que de todas maneras me hieres.

—Pero no directamente. —Le explica—. Me lo hago a mí, es diferente, es la manera en que yo puedo liberarme, es difícil de poner en palabras, al resto no le debería incumbir.

—Nos incumbe porque no queremos perderte.

—Pero no es para matarme. —Reafirma como si necesitara hacerlo—. Lo prometo, te dije que nunca he buscado activamente la muerte aunque no me de miedo, no pretendo ser un leopardo, no lo soy.

—No lo haces para matarte. —Eiji repite con crudeza, no lo suaviza ni usa palabras más lindas—. Tal vez lo ves así, pero es mentira, de hecho, te estás portando tal como un leopardo y eso es lo que me duele más que nada de la situación. —Sus ojos, esos ojitos repletos de ternura se alzan hinchados e irritados porque todas esas lágrimas que Ash no puede derramar para sí mismo, Eiji ya las lloró hasta hacerlas ríos, mares, cataratas y pozos de deseos.

—¿Por qué lo dices?

—Porque te estás matando lentamente con eso. —Sus dedos presionan sus muñecas—. Pero en vez de hacerlo de una vez lo haces a largo plazo, en cuotas.

—¿Crees que me estoy matando en cuotas? —Ríe intentando aligerar el ambiente con humor negro.

—Sí. —Pero Eiji no lo deja—. Y aunque te amo y estoy aquí para ti, me mataría quedarme en primera fila mientras tú te destruyes a ti mismo sin poder hacer nada.

—¿Crees que me pueden arreglar ahí adentro? —¿Crees que alguien alguna vez logre arreglarme si estoy tan jodido?

—Creo que te pueden ayudar. —Eiji clava los ojos en el suelo—. Si dejas que te ayuden, si te permites dar esa oportunidad.

—No sé si la quiero. —Traga duro—. Nunca antes la he tenido, no me imagino mi vida sin ese escape.

—Qué conflicto de intereses. —Eiji ríe, es una sonrisa dulce, la sonrisa más dulce del mundo.

—¿Conflicto de intereses?

—Sí, porque te amo, te necesito vivo, no puedo imaginarme una vida sin ti y mucho menos una vida donde te tenga siendo sumamente infeliz, así que por favor inténtalo, ¿crees que puedas entrar a la consulta con esa disposición?

—Sí. —Miente—. Creo que puedo intentarlo.

Eiji le sonríe queriendo creerse su mentira.

Lo llaman para entrar.

ೃ࿐♡

Ash se tira las mangas de la camisa para abajo, es esa negra que suele combinar amarrándose alguna franela a cuadrille a la cintura, las converse golpean las baldosas en un eco sordo. Tap. Tap. Tap. Los focos titilantes le confieren un semblante enfermo, de repente, su piel no es más del pálido angelical que Dino solía vanagloriar sino que se convierte en una cáscara amarillenta, el matiz es similar a ese color que adquieren los cadáveres cuando pasan el rigor mortis, sonríe por los propios pensamientos presionándose las muñecas todavía heridas, se pregunta si será una especie de muerto en vida quien finge ser un humano igual que el lobo que usa la piel de la oveja o quizás ni siquiera puede engañarse más a sí mismo.

Es un lobo con piel muerta sobre la espalda, jugando a pertenecer, a ser como el resto cuando aprecia que es mentira al igual que esta señora que tiene enfrente.

—Entonces, Aslan Callenreese.

—Ash Lynx. —La corta—. Todos me dicen así, usted no será la excepción. —Vieja momia sabelotodo.

—Ash Lynx. —Tiene la decencia de corregirse—. ¿Qué te trae por acá?

—Nada.

—¿Nada?

—Nada. —Tararea removiéndose en la silla, ni siquiera pudieron pagar un sillón cómodo, no, se nota que llevan al menos una década con esos muebles en la consulta, el box es un cuchitril—. Estoy bien.

—Si estás bien ¿entonces por qué pediste hablar conmigo? —Sus uñas se clavan en sus muslos, trata de no arañarse enfrente de ella, así que empieza a moverse el labio intentando romperlo y así poder saborear la sangre.

—No pedí hablar con usted. —Enfatiza—. La asignaron y ni siquiera sé quién es, debe ser charlatana.

—No a mí específicamente, pero al psicólogo. —Se vuelve a corregir, carajo, para ser una profesional sí que comete errores ¿a esta persona le debe confiar su salud mental? Mierda, no.

—No sé. —Escamotea—. Está de moda hacerlo. —Prometiste intentarlo—. Ya sabe, cosas que hacen los adolescentes en los retos de tik tok o para poner en mi perfil de tinder que estoy terapiado, estar bien es lo atractivo de hoy en día.

—Ah. —La psicóloga frunce el ceño y se acomoda los marcos de lentes sobre la nariz, es mayor y ya parece haberse dado por vencida con él, está bien, vino, trató, fracasó—. ¿Acaso ansías ser atractivo para alguien? Te lo pregunto porque lo mencionaste.

—Para mi novio, obviamente. —Alto, Eiji ni siquiera es su novio oficial.

—Tu novio. —No obstante la terapeuta lo ha atrapado—. ¿De casualidad viniste por él? —Que se lo pregunte tan directo hace que se sienta desnudo en el consultorio, de repente, hace frío, demasiado frío dentro del box y debe abrazarse para no ser un cadáver en una carcasa.

—Quizás. —Escamotea sin ganas.

—¿Cómo se llama? —Eso lo hace sonreír.

—Eiji. —Musita—. Se llama Eiji, creo que aún no somos novios, no sé qué somos, pero sé que lo amo y él me ama. —Alto, ¿por qué le está contando esto?

—Eiji debe amarte mucho para haberte traído. —Ella lo infiere con voz suave—. Seguramente debe sentirse preocupado por algo. —Ash asiente—. Algo relacionado a ti.

—Sí. —Desvía la mirada—. Creo que sí.

—¿Puedes contarme?

De repente, es horrible y Ash tiene muchas ganas de llorar, no es fácil hablar del tema, teme que los demás no lo entiendan y solo lo clasifiquen como un adolescente que buscaba llamar la atención, el simbolismo de las autolesiones lo mantiene cuerdo, le da miedo ser invalidado y tener que escuchar sea de un profesional o de quienes ama que no sufrió lo suficiente como para hacer del rey del drama con un cúter contra la piel porque entonces tendrá que admitírselo a sí mismo: que es débil, que no está buscando soluciones activas, que quizás tendrá que vivir con esto para siempre.

—Me corto. —Dice sin mirarla a la cara—. Me autolesiono.

Los cortes, cicatrices, quemaduras, moretones simbolizan el trauma y la incapacidad que posee para superarlo.

Eso es lo mierdoso de todo.

Comenzó a utilizar las autolesiones para procesar sentimientos de vergüenza, dolor, impotencia, de pérdida y transgresión a los que no podía hacerle frente al lado de Dino, empezó dañándose con los golpes luego de que le asignaran a Marvin y su cuerpo se sintiera recubierto con una capa tan gruesa de suciedad que sino reemplazaba el asco por otra cosa más fuerte terminaría arrancándose capa a capa la piel, le dio una sensación de control, hizo que sus perpetradores vieran que lo que hacían no quedaba en el olvido, sino que dejaba huellas que él podía controlar, le permitió recuperar una leve sensación de control sobre su cuerpo incluso a través de infligirse dolor a sí mismo, es estúpido pero cada tajo para Ash significaba un nuevo intento de afrontar el trauma como podía cortando lo roto.

Es irónico, ¿verdad? Porque aun si sus autolesiones son para recuperar el control al final son razones para avergonzarse de sí mismo. En parte siente que Dino gana: lo rompió. En mayor parte Ash siente que gana: elige romperse.

—Me corto y Eiji lo vio. —Entonces debe retomar el hilo—. Y tengo miedo de haber arruinado...todo.

—¿Nunca le habías contado a nadie? —Niega—. ¿Desde cuándo...?

—Más de un año, casi dos. —Musita—. Quizás tuve algunas de niño, pero eran golpes, no sabía que eran autolesiones en ese entonces, crecí en un pueblo jodido, mi hermano me crio y por eso necesito estar bien para él, quiero que él haga su vida, anhelo que la gente no me mire diferente, el novio de mi hermano me encontró una vez, estaba en el baño, mi corte fue diminuto, lo forcé a que me dejara en paz, pero veo lo alerta que está todo el tiempo y odio eso, me hace sentir más enfermo de lo que estoy.

—Ash.

—Quizás por eso tengo un tema con el romance y con lo otro, mi cuerpo ha sido marcado de tantas maneras que no estaban en mi control, ahora continúo haciéndolo intencionalmente, nunca me han violado, ya sabe, nunca han ido tan lejos, pero en el modelaje hay muchas cosas normalizadas y creo que eso me afectó más de lo que me gusta admitirme a mí mismo, en ese entonces era peor.

—¿Cuándo estabas modelando?

—Sí. —Traga duro—. Sentía que sino salía de ese lugar acabaría muerto.

—Acabarías muerto. —Repite—. Saliste porque querías seguir vivo.

—Yo no... —Se calla—. No lo había pensado así. —¿Quería seguir vivo?—. Nunca he intentado tener un intento ni lo he planificado, no intento morirme, no es eso, pero creo... creo que Eiji tenía la razón cuando me dijo que me estaba matando en cuotas.

—Y creo que eso le preocupa, por eso probablemente te trajo ¿cierto? —Asiente aceptándolo, teme que no tiene sentido seguirlo negando.

—Me cuesta querer vivir para mí, es muy agotador. —Ash alza sus jades, la luz amarillenta titila ante los ojos y debe entrecerrarlos para mantenerlos en el cuarto, para quedarse ahí—. La vida no tendría que ser tan difícil de vivir, no creo que todos tengan que hacer un esfuerzo tan grande.

—¿Qué te está pasando con eso?

—Me da pena. —Admite avergonzado—. Me da pena haber llegado a este punto, no poderme parar.

—Ash.

—Pero me lastimo a mí mismo a veces porque me siento así ¿sabe? Me siento deforme, es raro, por un lado realmente quiero amar a Eiji y permitirme estar ahí y quiero intentarlo con todas mis fuerzas porque me siento más feliz que nunca a su lado, pero por otro lado cada día quedo más deforme de manera física, emocional, todo en realidad, entonces pienso ¿cómo podría alguien amarme? No veo cómo es posible, no de manera honesta al menos, así que el ciclo continúa puesto que esa lucha en mi interior no cesa y me drena.

—No has podido desarrollar mecanismos de afrontamiento más saludables.

—No. —Traga duro—. Nunca he podido hacer eso.

—No sé qué pasó con el modelaje, no debes forzarte a abrir el tema sino estás listo pero parece que en ese ambiente solo podías darte el lujo de sobrevivir y ya, estás siendo muy duro contigo.

—¿Acaso está bien que me corte? ¿Está diciendo eso? Porque puedo seguir cortándome, no preciso que ningún profesional me lo indique para hacerlo.

—Estoy diciendo que deberías validarte el haber venido.

—No vine por mí. —Saca garras—. Vine por Eiji.

—Pero viniste, hablaste y estás llorando a pesar de todo.

—Yo no estoy...

Está llorando.

Pero no está llorando por él mismo ni por la incapacidad que tiene para dejar su pasado, sino porque le da pena estar arrastrando a Eiji a esto, no es justo, Eiji siempre cuida a los demás, nunca tiene ese espacio para sí mismo y Ash se prometió dárselo, sin embargo, si se sigue cortando habrá un instante en que la piel no le dará y será el resto de un humano, ¿de qué le servirá en ese entonces? No piensa que le pueda servir, recuerda su carita repleta de horror la noche que lo encontró, cómo lloró siendo miles de pedazos casi como si cada corte que tuviera en su brazo Eiji lo hubiera sentido al verlo, Ash no quiere hacerle eso, ni a Eiji ni a nadie que ame y eso apesta.

—No me puedo arreglar.

—No hay nada malo en ti para arreglarte, eso es lo primero que hay que trabajar. —Sigue reticente.

—No creo que la terapia sea para mí. —Ash mete las palmas en sus bolsillos para escapar del helero.

Hay algo en sus jeans, Ash lo saca encontrando una de esas notas coloridas que Eiji le suele dejar en el bento para animarle el día, la desdobla inclusive sabiendo que se puede arrepentir y a Eiji le bastan dos palabras para hacerlo trizas.

«Te amo».

Por favor, vive.

Incluso sino logras vivir para ti todavía, vive por quienes te amamos, no para siempre, solo por ahora.

Entonces cavila en lo malditamente asustados que deben vivir Max y Eiji al ser testigos, en la manera que deben despedirse mentalmente en cada encuentro por si se corta mucho o se desangra, el susto que debe darles que Ash vaya al baño, lo hiperalerta que están a las cuchillas, la impotencia de estar en primera fila viendo cómo se mata sin poder hacer nada y se siente horrible por obligarlos a mirar.

—No creo en la terapia pero podría intentarlo. —Se saca de su zona de confort, lo necesita—. Quiero que Eiji sonría, esa es mi motivación, no puedo pensar en algo para mí mismo, pero la risa de Eiji es muy dulce, es la más dulce del mundo y no me perdonaría que él dejara de reír por mi culpa ¿eso se puede usar de motivación?

—Sí. —La terapeuta le sonríe con suavidad y de pronto, Ash se da cuenta de que sus prejuicios eran puras defensas—. Esa es una grandiosa motivación para partir el tratamiento.

—Bien.

—Pero sí necesito que vengas cada semana, si quieres que esto funcione en serio necesito que estés dispuesto a aprender otras habilidades, a comprometerte e intentar dejar las autolesiones ¿puedes?

—Por mí mismo, no. —No todavía—. Pero si por Eiji.

Y eso es suficiente.

ೃ࿐♡

No fue tan terrible ir al psicólogo, es decir Ash todavía sigue reticente en cómo podría sanarse yendo una vez por semana a los mugrientos box que ofrece la universidad, no obstante estar haciendo algo de esa índole es mucho más de lo que ha hecho desde que partió el modelaje, sabía que autolesionar su cuerpo no era una manera eficaz de tratar el trauma pero era más tolerable a tenerlo que explicar en voz alta, decirlo no solo lo vuelve más real, sino que le da el poder a un externo de invalidarlo, le da una connotación devaluadora a algo que ni siquiera vivió, ¿con qué derecho...? Ash ríe, se detiene pensando en Hemingway y se cuestiona si sus dolencias también provendrán de su infancia, si Griffin y él no son más que un producto roto e indeseado de un papá que no supo ser papá.

—¿Qué diablos haces acá? —De cualquier manera, lo saca de sus pensamientos escuchar esa voz ya que no se la esperaba.

—¿Yo? —Ash se detiene y mira frente a frente a Arthur—. Te podría hacer la misma pregunta.

—Este es el pasillo de salud mental.

—Exactamente. —Ash mete las manos en sus bolsillos y acaricia la nota—. Este es el pasillo de salud.

—Lo es. —Ash se muerde el labio, no sabe cuándo se hizo el hábito de cargar con las cosas que suele escribirle Eiji en su día a día, más, sabe que le da fuerzas y que eso en más de una ocasión ha ayudado a evitar una autolesión, no porque Eiji lo sane con el poder del amor, pero a veces necesita aferrarse a algo (lo que sea) para resistir.

—Vine al psicólogo. —Así que le confiesa queriendo convencerse a sí mismo de que no tendría razón para avergonzarle esto—. Eso hago acá.

—Oh. —Arthur luce descolocado con su franqueza—. Yo también.

—¿Sí? Ya era hora.

—¡Oye!

—Lo siento. —Se muerde la lengua—. No lo dije despectivamente, solo me callaré, es la costumbre.

—Vine por mis problemas de ira. —Arthur rueda los ojos, se mete las manos en los bolsillos y suelta un chasqueo seco—. Al parecer no canalizo de manera constructiva mis emociones y debo comenzar a hacerlo o me pueden sacar del equipo, ¿puedes creerlo? —Puedo creerlo completamente.

—¿En serio? Eso apesta. —Ash frunce el ceño, pensativo—. No creo que nadie canalice las cosas de manera positiva todo el tiempo, eso suena muy autoexigente.

—¡Exacto! No somos robots para andar analizando todo lo que hacemos, a veces estallan y creo que está bien dejar que las cosas estallen, claro sé que no está bien andarle partiendo la cara a cada uno de los idiotas que me topo en la calle, pero aun así, es mejor que partirle a quienes no se lo merecen.

—Al menos estás con actitud de cambio. —Arthur ríe genuinamente.

—Lo notaste, claro que lo estoy.

—Espero que te vaya bien en tu proceso.

—Tú. —Arthur lo escanea de pies a cabeza—. ¿Por qué diablos estás tú acá? Esto es para gente con la cabeza jodida.

—Dijiste que yo soy esa clase de persona ¿no?

—Lo dije porque te envidio. —Ash no sabe si es efecto de la terapia o estar compartiendo un secreto, sin embargo, nota un cambio de disposición casi vulnerable en el pandillero—. Siempre te eligen, te recuerdan una y otra vez que eres especial por ser tú y el resto debemos aceptar eso ¿cómo es justo que me tenga que conformar con ser inferior? Tú naciste con todo, talento, dinero, tienes amigos e incluso te hiciste un novio, lo tienes todo resuelto.

—No tengo nada resuelto. —La ironía.

—Pues pareciera que lo tienes, que tienes toda tu vida lista y que siempre tendrás ese rol de especial para los demás, Lynx. Eres tan libre.

Ash pone los ojos en blanco sin procesar la disonancia entre la imagen que proyecta al desastre que emocionalmente es, a los ojos de Arthur es un privilegiado que abusa e incluso alardea de lo que no le ha costado nada, por supuesto, esta distorsión no puede estar más alejada de la realidad, más así puede empatizar con la cólera y la agresión acumulada que vuelca en instancias conjuntas y aun así, Arthur lo defendió cuando se encontró con Dino, asume que no es tan mala persona.

—Vine porque tengo mucha mierda sin resolver. —Le explica—. Tenías algo de razón acerca de Dino, si quedé en esa universidad fue por su beca y sí, quería usarla bien.

—¿Eras becado? —Eso genuinamente le sorprende—. Tienes fama de ser élite en la facultad, incluso antes de llegar la tenías.

—Probablemente se debe al tipo de cosas que filmaba o las marcas que representaba, el equipo me decía que parecía nacido en la aristocracia, nada más lejos de la realidad.

—Oh. —Eso parece cambiar algo en Arthur—. Ese viejo fue desagradable, no deberías acercarte más a él.

—Trato de no hacerlo. —Ash se levanta de la pared—. Esto fue raro.

—Sí. —Chasquea—. No hay que repetirlo.

—Concuerdo.

—Nos estaremos enfrentando en los juegos entre residencias, mis chicos le patearan el trasero a los perdedores de Downtown. —Ash sonríe más relajado.

—Ya lo veremos.

ೃ࿐♡

—¿Estás listo, Ash? —Eiji está apretándole una mano mientras con la otra sostiene el celular, aprecia cómo los dedos del moreno sudan y tiemblan por la ansiedad.

—Adelante, puedes hacerlo, quiero saber el tiempo exacto en que sostendremos esto.

—Bien.

¿Estás seguro de que deseas restablecer tu fecha de inicio a hoy? No te sientas avergonzado de volver a empezar. Deberías estar orgulloso de haberlo intentado.

.

¿Deseas reestablecer tus pensamientos? ¿Quieres a alguien con quién hablar?

«Aunque me cueste entenderlo por mi cuenta, mi vida es valiosa porque personas valiosas me aman y se preocupan por mí. Quiero intentarlo en serio. Quiero estar bien».

He estado libre de autolesiones durante:

0 minutos y 0 segundos.

Creo que en este punto ha quedado bastante claro la diferencia de espectros entre autolesiones y suicidio, porque una autolesión no necesariamente se hace con la finalidad de morir, más, ambas conductas dan cuenta de un sufrimiento desmesurado, está bien que no lo entiendan del todo porque cada uno lo vive diferente, pero por favor si les toca ser cercanos a algo así nunca digan que es "para llamar la atención" o invaliden, es real, muchas veces las autolesiones son la única manera de canalizar y castigarse a uno mismo que la persona cuenta, de hecho, el hielo es la herramienta que más se usa para cambiar una autolesión por una quemadura de hielo por el dolor que infringe en las muñecas y lo rojo que las deja, aún así, es mejor quemarse con frío que lastimarse, está bien pedir ayuda en esta clase de situaciones y en especial a un profesional, no hay nada de que avergonzarse chiquillos.

Y bueno, acá vemos eso con Ash, ya saben, los procesos siempre son desagradables, pero sanan y por eso es que la gente sigue haciendolos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro