16. Una propuesta casi fallida.
Hi~ Lo prometido es deuda así que acá estamos, los comentarios no se preocupen, los responderé todos juntitos en un ratito, pero de verdad muchas gracias por darle cuerda a estas ideas y a estos eventos, despúes de todo, sin el cariño no creo haber durado tan constantemente participando en estas dinamicas, se les quiere caleta.
Espero que les guste y recuerden siempre las advertencias~
A veces parecen recuerdos de otras personas o fragmentos ficticios como si los hubiera leído en una novela cuyo nombre no recuerda, más, son mera ficción, a Ash siempre le toma tiempo darse cuenta de que lo que sucedió fue real, en ese sentido los cortes son un ancla no porque pretenda romantizar las autolesiones, Dios sabe que hay maneras más sanas de confrontar un trauma que mutilarse trozo a trozo el cuerpo hasta convertirse en un maldito queso rallado por todas las cicatrices pero se siente irreal.
No lo violó aunque ganas no le faltaron, no lo "tocó" y fue tan calculador con lo que hizo que si Aslan intentara explicar en voz alta lo sucedido sería incapaz de concretizar por qué o cómo lo transgredió.
Quizás por eso prefiere verlo como la historia de otro, igual que Hemingway lo hizo con ese leopardo de las nieves antes de suicidarse o Salinger antes de saltar al abismo en el campo de trigo ya que no solo vuelve más tolerable el sufrimiento incrustado a su corazón como una cuchilla sino que lo ayuda a encerrar las memorias en el sótano de su cabeza como si estuviera embrujado, el problema es que los fantasmas dejan caminos de migas y hay cosas que lo reactivan sacando el ático entero con todos los espíritus, los monstruos y cadáveres que enterró de niño.
Ver a Dino desentierra un cementerio que no sabía que existía hasta tenerlo enfrente: su agresor.
La persona que lo rompió.
—Ash Lynx. —Repite intrigado por esa reacción, el aludido no duda en ponerse una máscara lidiando con los gusanos que se comen la carne fresca y lo descomponen pedazo a pedazo—. Ha pasado toda una vida desde que nos vimos ¿no es así?
—Solo han sido un par de meses. —Para su desgracia—. ¿Qué haces acá? —Dino se para sonriéndole de manera altiva, sus ojos verdes y de un verde que lo atormenta en pesadillas lo repasa desde abajo hacia arriba y de pronto, se siente asqueroso por andar solo con chaqueta y traje de baño.
—Me hirió mucho que te fueras sin despedirte.
—¿Ahora te pones sentimental?
—Lo digo en serio, Ash.
—Tenía la opción de cambiarme de universidad ¿no? Es un país libre. —Ash se mantiene indiferente.
—Sí pero fue grosero terminar las cosas tan mal, ni siquiera estaba en el país. —El bastón enfundado en oro se hunde en la arena, sus ojos penden a la joya que yace en la parte superior, un jade, Ash se esconde tras una sonrisa deseando digerir el malestar fermentando, por supuesto que tiene un jade.
—¿Qué sentido habría tenido? —Chasquea hiperalerta—. No es como si te debiera algo, me aseguré de terminar apropiadamente los trámites de la matrícula y eso.
—Te di más de lo que merecías. —Le recuerda—. ¿Esto es lo que recibo a cambio? —El viento musita entre la conversación, la brisa se siente salada y quema gracias a las heridas de la pelea previa.
—He pagado el interés más de lo necesario.
—No, todavía no es suficiente. —La frente de Dino se arruga aún más, el comentario lo fastidió igual que esta actitud tan rebelde, más, ¿acaso eso no le fascinaba de Ash? Qué fuera salvaje e indomable.
Claro, a la gente solo le gusta lo indomable cuando lo pueden someter, no obstante, apenas muestra el mínimo atisbo de voluntad se convierte en un problema, asume que por eso Dino se obsesionó al punto de buscarlo en la universidad, en el mundo del modelaje está normalizada la mierda, de hecho se usa para escalar y por ende, los cerdos no acostumbran que se les responda de vuelta, Ash ni una sola vez mostró intenciones de ceder. Ni en cuerpo. Mente. Alma.
—¿Qué quieres? —Es directo. Cortante. Indiferente—. Ve al grano, no estoy de humor para soportar tus juegos.
—Vaya que te has puesto altivo. —Bufa con cierta diversión—. ¿Qué te hace pensar que quiero algo de ti? —Las palabras flotan por la playa en una brisa fantasma, Dino se inclina, no hacia él ni tampoco a su set de fotografía improvisado sino que a las flores que yacen cerca, son orquídeas blancas y acá recuerda su fascinación enfermiza con los juegos mentales—. Como puedes ver, vine por mi trabajo.
—No te creo.
—¿Acaso no puedo filmar en la playa?
—¿Justo el fin de semana que vendría mi universidad? No, no te creo ni una mierda. —Basta solo de un tirón para que Golzine saque una orquídea sin consecuencia alguna.
—El mundo no gira alrededor de ti. —Ríe.
—Tú giras alrededor de mí.
—Por favor.
—Sabes que es cierto.
—Qué muchacho más ególatra. —Más tampoco lo niega—. ¿Cómo podría haberlo sabido? Este viaje no fue para todos, escuché que fueron para los equipos de deporte. —Y con este dato se lo confirma.
—Estuve en tu equipo de béisbol.
—Y te cambiaste con los perdedores. —Ash toma aire por la nariz igual que si estuviera ahogado, su presencia lo está sofocando y de pronto siente un escozor insoportable en la piel casi como si tuviera que arrancársela a rasguños. Respira. Respira. Respira—. ¿Recibiste mis cartas de amor?
—Cartas de amor. —Protesta—. Tus amenazas más bien.
—"Amenazas", pero que poco romántico.
—No tiene nada de romántico que me amenaces con volver. —Ash deja brotar la rabia de su tráquea e intenta mantener la presunta calma tal como el entrenamiento autoimpuesto le ha inculcado, Dino nunca puede saber el efecto que tiene, ni cómo alimenta el asco a sí mismo—. Puedes joderme todo lo que quieras pero si te metes con los sueños de Griff considérate hombre muerto.
—No me metería con tu familia.
—Ya lo has intentado. —Chista—. ¿Acaso crees que me olvidaré tan fácilmente de lo que hiciste con tal de mantenerme amarrado a tu lado? Te dejé pasar que me jodieras a mí con ese cerdo que tienes de amigo, pero si te vuelves a meter con Griff o lo mencionas en una de esas asquerosas cartas, eres hombre muerto, no te lo advertiré dos veces. —Saca garras ya que su hermano es terreno que nunca nadie tocará.
—Sigues resentido porque te asigné a Marvin de fotógrafo. —Bufa—. Eso no hubiera sido necesario.
—No sigo resentido por eso.
—Ash. —Dino se acerca para tocarle la cara y se paraliza, es todo, la memoria corporal lo deja siendo un niño totalmente desamparado que grita por su mamá pero su mamá lo abandonó, no le permitirá que vea a través de su fachada, va a aguantar por muy asqueroso, sucio y grasiento que sienta—. Ni siquiera tienes idea de lo mucho que te amo. —El aludido aprieta los puños—. Si estoy insistiéndote es porque quiero ayudarte, eso es amor en su forma más pura.
—No uses esas palabras conmigo. —No las manches así—. Nunca podrías saber qué es eso.
—Te acogí como mi hijo.
—¿A tus hijos también les haces eso? —Pregunta altivo.
—¿Realmente ansías saberlo? —Se le pone la sangre helada—. Este es el amor que mereces, alguien como tú... con tus talentos, esto es lo máximo que puede aspirar.
—Cállate.
—¿O realmente crees que alguien te querrá por más? No seas ingenuo, no te queda. —Dino le coloca la flor detrás de la oreja y Ash desea vomitar—. No seas estúpido y vuelve conmigo, puedo ser bueno con tu familia también, puedo darte lo que quieras, puedo darte el amor que mereces.
—Amor. —Repite—. No.
—Claro que sí. —Más, su dedo está sobre sus labios—. ¿Quieres que te lo recuerde?
La sonrisa lujuriosa de Dino le hiela la sangre, el gesto es lo suficientemente grotesco para retorcerle las tripas y obligarlo a apretar sutilmente el vientre, sus dedos se enganchan a la orilla de la chaqueta con el afán de cubrirse, ni siquiera necesita tocarlo para que sienta como si le hubiera quitado la piel del cuerpo, como si hubiera perdido la capacidad de sanar y su existencia se redujera a tiras de carne fresca sueltas que penden sin que haya una barrera real entre el mundo y Ash, ese nivel de desnudez es indescriptible y por eso, necesita recordarse a sí mismo que sigue ahí, que hay un cuerpo al menos para protegerlo, que puede dañarlo, mutilarlo y macerarlo y pese a todo, que lo cubre igual que una manta a un niño.
Plic. Plic. Plic.
Solo al sentir el ardor se percata de que su muñeca está sangrando ya que rascó demasiado inclusive con la muñequera puesta, pero no entiende a Dino, al principio le dio la impresión de amarlo al igual que se amaría a una especie de nieto con una mirada suave y cansada.
—No te tomará mucho tiempo. —Pero esta fachada no tardó en caerse porque eso es el amor, nadie ama sin esperar algo a cambio y así es la cosa—. Volverás.
—Hey. —La voz de Arthur lo congela—. No entiendo qué carajos está pasando entre ustedes porque siguen hablando en claves pero Lynx y yo estábamos discutiendo algo importante.
—Ja. —Golzine ríe genuinamente divertido—. Es cierto, debí verme grosero interrumpiendo ¿acaso los importuné?
—Lo hizo.
—Lo lamento. —Dino se aleja—. No quería interrumpir su charla.
—Claro. —Ash ríe con cizaña—. De seguro no tenías intenciones escondidas.
—Te mantendré informado a través de mis cartas. —Susurra sin voz—. No olvides que te amo y eres mío, sweetheart.
Con la misma petulancia que llegó Dino se da la vuelta extendiendo su bastón empapado en oro con un jade de trofeo para regresar al set de lo que impresiona una marca de ropa, Ash reconoce algunos rostros de quienes fueron sus compañeros y odia hacerlo, tensa sus dedos y los usa de torniquete a pesar de la sensación de transgresión que aún muerde su piel, no lo admitirá, no a sí mismo.
—¿Quién diablos era ese sujeto? —Arthur se escucha irritado—. Me dio escalofríos, su vibra era casi de pedófilo o algo así, ¿acaso era tu abuelo? Te trató con familiaridad.
—No. —Ash ríe sacándose la flor de la oreja para dejarla caer sobre la arena, mirando la sesión sobre la playa que Dino está llevando a cabo—. No lo era.
—¿Estás bien? —Lo descoloca que le pregunte.
—Lo estoy.
—¿Seguro? No es que me importe, te odio, pero...
—Estoy bien. —Lo calla—. Devolvámonos.
Ash deja caer la orquídea al piso, piensa en el significado que esconde: un amor puro e incondicional.
Quizás, este sí sea el amor que merece.
ೃ࿐♡
Ash repasa el océano que tiene enfrente con los ojos, parece un cuadro sin acabar contra los gráciles rayos del atardecer, es azulado, rojizo, dorado, verdoso e incluso púrpura, la espuma lo toca, a veces se arrastra lo suficiente como para empaparle el traje de baño, otras veces solo acaricia sus zapatillas antes de volverse a recoger, el piso se siente áspero e incluso doloroso donde se halla sentado y aun así, no se mueve, se queda inerte viendo el mar como si este pudiera darle alguna respuesta con los dedos encorvados sobre sus rodillas y los dientes tan apretados que seguramente se volvió a romper el labio.
Sabía que pasaría, tarde o temprano vería a Dino y eso está bien, se dijo que podía confrontarlo y lo hizo ¿cierto? Es decir, al final siguió con su sesión de fotografías y él vino a disociarse a la playa hasta arreglarse mágicamente y volver con sus amigos no obstante no se arregla, al contrario, la sensación de repudio a su cuerpo es tan grande que tiene la urgencia de arrancarse las muñequeras para poder meter sus heridas sangrantes en el agua salada y que arda, que se infecten, que queden irreparables, tal vez Dino deje de quererlo si se vuelve tan deforme que incluso para Ash sea insostenible observar el trauma andante en que se ha convertido, no lo hace, por supuesto, necesita privacidad para poder desquitarse y todavía no los dejan ir al hostal.
—Ash. —La sonrisa de Shorter muere apenas lo vislumbra—. ¿Pasó algo? —Un traje de baño con un estampado fosforescente de piñas es lo único que lo cubre además de la capa de agua que resguarda sus músculos igual que una segunda piel.
—No.
—Te ves enfermo, te pasó algo.
—Me expulsaron de las actividades por hoy. —No miente, deja que Shorter se tumbe al lado con las dos botellas de cerveza que viene cargando—. Arthur me sacó de mis cabales y la pelea escaló.
—Oh. —El chino le extiende una cerveza—. Eso explica tu cara moreteada.
—No quedé magullado.
—Amigo, tu labio está sangrando.
—¡Debiste verlo a él! —Bromea—. Él sí quedó hecho mierda luego del encuentro, le pateé el trasero.
—Ajá. —El bastardo alza una ceja, sin creerle.
—¿Y tú qué haces acá? Se supone que las actividades duran todo el día. —Shorter estira sus piernas encima de la arena, las olas rompen empapándolo hasta el estómago e incluso entrando a la cerveza, más, no impresiona importarle.
—Depende del club. —Dice—. Son autónomos en ese sentido, ninguno de los chicos de boxeo quería perderse un día tan bonito reforzando el "compañerismo" así que estamos libres desde hace tiempo.
—Afortunados. —Chista—. ¿Por qué yo tuve que aguantar todas esas cursilerías sobre camaradería?
—Es distinto, béisbol es un deporte de equipo a diferencia de boxeo, supongo que por eso les exigen más confianza.
—Supongo. —Objeta—. ¿Cómo está Eiji?
—Ah, Eiji acabó hace rato también. —La sonrisa del chino le pone los pelos de punta—. Está jugando con Sing, mi discípulo puede tener el cuerpo de un macho pero la mente de un crío.
—Eiji. —Ash repite, encogiéndose aún más sobre sí mismo, encerrándose en un ovillo sobre la arena.
—Eiji. —Shorter le da el pie para desahogarse.
—Creo que me gusta.
—¡Aleluya! —La cara de indignación del lince lo frena—. Lo siento, me portaré bien, seré respetuoso porque esto debe ser importante para ti. —Vaya nivel de insight, no se lo esperaba.
—Gracias.
—Entonces te gusta. —Ash frunce el ceño, reticente.
—No sé. —Ash juguetea con la botella de cerveza, está empapada y tan helada que sus yemas yacen pegadas limitando el movimiento—. Creo que me gusta, pero no estoy seguro.
—Crees. —Dice sin querer ser despectivo—. ¿Cómo puedes no saberlo? Es algo instintivo, bro. —Lo que le daba miedo de compartir esto era justamente recibir semejante invalidación no porque Wong sea un mal amigo o algo similar, más, asume que como para él es evidente a todos les pasa igual, no pasa igual, Ash mataría para que lo hiciera—. ¿Has probado?
—¿Qué cosa?
—¿Has probado que te guste alguien? —Se saca sus lentes de sol y de repente, la conversación tiene una incomodidad cargada que se torna más evidente cada latido—. Tener un acercamiento del tipo amoroso o sexual ¿cómo puedes saberlo si nunca lo has probado?
—Tú dijiste que no tenían que pasarte las cosas para saberlo. —No tienen que romperte el corazón y aun así sabes que duele.
—Déjame reformularlo, me estoy expresando mal. —El chino entierra la botella en la arena—. ¿Qué hace a Eiji tan diferente para que sospeches eso si nunca te ha pasado antes? —Ash arruga las fosas nasales, los gritos de los demás estudiantes retumban a lo lejos, es el apogeo de la juventud, más él se lo está perdiendo por esta estúpida crisis existencial.
—Con Eiji las cosas se sienten distintas. —Concluye—. No sé por qué, no sé si en verdad está pasando o si es por esa enfermiza necesidad que tengo con sentirme normal, no sé si es real y no quiero joder las cosas con él tampoco, es decir, si estuviera seguro podría decirle pero no sé si me estoy forzando.
—Ash.
—A veces todo se siente forzado. —Suspira hundiendo su mentón contra sus rodillas—. Amo al terco y lo hago con una certeza absoluta ¿pero sentir atracción? Es duro.
—Se escucha duro.
—¿Eso es ser demisexual o arromántico o una de esas otras cosas?
—Creo que solo tú puedes contestar eso.
—Ese es un consejo de mierda. —Ash lo molesta intentando aligerar el ambiente.
—Sí, bueno. —Shorter se encoge de hombros respondiendo esa cortesía—. Te dije que había pasado por todo el espectro de colores antes de encontrarme ¿cierto? Aunque a estas alturas descubrí que soy Yuesexual.
—Ah, entonces te gustan las víboras, vaya furro.
—¡Tú! —Su mejor amigo se atraganta sin haber tomado gota alguna—. Quizás tú eres Eijisexual, tal vez no eres nada de eso pero creo que es importante hablarlo con él, no tienes porque hacerlo ahora ni precipitarte, no obstante, si la situación fuera la inversa ¿no te gustaría que él lo hiciera?
—Te odio. —Concluye—. Realmente te odio.
—Quizás hay algo que te impide entregarte totalmente a Eiji. —Sus jades penden a la sangre oculta.
—Quizás. —Concluye metiéndose debajo de su chaqueta y agradeciendo que esté tan sucia que sea imposible distinguir de qué son las manchas.
—Cómo sea, deberíamos ir a jugar y a comer helados, hombre, estamos en la playa. —Ash eleva sus ojos hacia el cielo vislumbrando el atardecer quemado, es el clima perfecto para una fogata—. Anda.
—Iré en un rato. —Le promete—. Tengo algo que hacer antes.
—Ash.
—Lo digo en serio. —Lo mira a los ojos asegurándose de que le crea y esta es la cosa con las personas ingenuas: siempre ven lo mejor de un mentiroso.
ೃ࿐♡
¿Estás seguro de que deseas restablecer tu fecha de inicio a hoy? No te sientas avergonzado de volver a empezar. Deberías estar orgulloso de haberlo intentado.
Sí.
¿Deseas restablecer tus pensamientos?
Sí.
Me siento... asqueroso, no puedo quitarme la sensación de que sigue encima, solo quiero arrancarme el cuerpo.
ೃ࿐♡
La fiesta se encuentra más calma cuando regresa del baño, la fogata es inmensa y cada grupo parece tener una propia, claro que Shorter es el centro de atención entre los atletas logrando la admiración exuberante de un Sing simp, Ash sonríe, definitivamente sigue siendo un niño.
Sus ojos repasan la playa, aunque es inmensa, la facultad impresiona estar achoclonada, hace frío y el agua todavía le acaricia los pies, está descalzo, su chaqueta sigue abierta y su boca está tan reseca por la arena que tiene la sensación de que lleva una vida sediento sin embargo la desesperanza dura poco puesto que ahí, acurrucado en la orilla a solas, vislumbra a Eiji a la perfección. Hermoso, piensa.
—Hey. —Dice para hacer obvia su presencia—. ¿No deberías estar con los demás pertiguistas? —La mirada de Eiji se despega del mar provocando que pierda el aliento, sus pupilas brillan más que las estrellas esta noche y asegura que forman sus propias constelaciones.
—Yo te podría hacer esa misma pregunta. —Ríe en broma—. ¿Quieres sentarte? —Es una invitación.
—No tienes que pedirlo. —Ash se sienta primero a una distancia prudente, más, sus pies se empujan entre la espuma y en un abrir y cerrar de ojos están hombro contra hombro.
—Escuché que te peleaste con Arthur.
—¿Cómo sabes?
—Porque él vino preocupado a contarme. —La respuesta lo descoloca, debe tenerlo escrito en toda la cara a juzgar por lo sobresaltado que luce Eiji tras soltarlo—. Dijo que estabas raro.
—Vaya. —Ríe—. No sabía que Arthur y yo tuviéramos esa consideración de enemigos, le voy a pegar en otro lado a la próxima, no en la cara.
—Ash. —El moreno lo regaña—. No me gusta que pelees.
—¿Por qué? Se lo merecía.
—Porque no me gusta que te hagas daño. —Una abrumadora ola de culpa le vuelca las entrañas, ni siquiera ha visto la punta del iceberg del trauma que es ¿cómo podría gustarle Eiji? No le permite el que lo conozca, no obstante, tal vez le da miedo que la fantasía se quiebre apenas sepa, tal vez Aslan es egoísta y quiere con todo su corazón conservar esto—. Por eso.
—¿Por qué? —Insiste apoyando sus piernas sobre la arena mojada, acercándose, consiguiendo que ambos respiren entrecortado—. ¿Por qué te afecta?
—Porque eres importante para mí.
—Importante. —Ríe con cierta decepción ¿decepción por qué? Estos sentimientos confusos los odia por lo mucho que lo remecen—. Sí, tú también eres importante para mí.
—Arthur me dijo que te encontraste con alguien.
—Un viejo conocido. —Es cortante.
—¿De la industria? —Pero se le olvida que Eiji puede ver con una impresionante facilidad a través y que probablemente comprenda lo que está pasando, de hecho, sus manos se han entrelazado y está apretándolo como si su vida dependiera de esta caricia—. ¿Una persona desagradable?
—Bastante. —Ash no lo aparta aunque esté muerto de susto—. Me dejó con una sensación horrible.
—Lamento tanto que te hagan daño, sé que no puedo evitarlo, pero. —Sus ojos cafés bajan ansiando ocultar lo que ocurre dentro de estos—. Pero daría lo que fuera para que estuvieras bien, te mereces que te pasen cosas buenas y que conozcas a personas entrañables y me da mucha impotencia, deseo hacer algo para ayudarte, lo que sea, daría lo que sea para defenderte.
—Eiji. —Ash sonríe mirándolo como si le hablara de una fantasía o un sueño—. Gracias.
—¡Lo digo en serio! —Gimotea—. Puedo defenderte.
—Cierto, cierto. —Ash lo consuela—. Puedes golpearlos con una pértiga, onii-chan.
—Me estás tratando como un niño.
—Te estás portando como un niño.
—Mph.
No lo ayuda a reafirmar su punto inflar las mejillas, fruncir el ceño y echarse amurrado haciendo del ovillo aún más redondo, Ash lo mira embelesado memorizando su belleza etérea, el cómo su cuerpo brilla entre el reflejo de la fogata y la oscuridad de la noche, su cabello esponjado, los racimos negros de pestaña que aletean contra el agua, su piel más bronceada de lo usual, sus labios rojizos, mojados y carnosos. Traga duro sintiéndose raro. ¿Alguna vez ha querido besar a alguien? No ya que tal como Dino le dijo el amor que merece es del tipo codicioso, obsesivo y brusco, del tipo que duele, arrastra, toma y sin pedir disculpas jamás.
—¿Qué? —Eiji impresiona notar que lo está viendo fijo y Ash no sabe cómo más excusarse.
—¿Alguna vez has besado a un chico? —Los colores se le suben a la cara.
—T-Te dije que no. —Es cierto, lo recuerda—. Ya tuvimos esta conversación.
—¿Alguna vez has querido besar a un chico? —Entonces la cambia, Eiji lo mira con esos ojos repletos de esperanza casi como si esperara que pasara algo.
—Sí. —Musita en la brisa—. He querido besar a alguien.
—Ah.
—¿Y tú?
—Creo. —Ash se encoge sobre sí mismo—. Aún no estoy seguro, me da un poco de miedo arruinarlo.
Así que desliza su meñique hasta tocar el de Eiji y Eiji lo mira repleto de terror, a estas alturas resulta una competencia de quién está más aterrorizado que el otro.
—¿Me besarías a mí? —Finalmente Eiji se lo pregunta y Ash queda pasmado, ve cómo esos ojos, los ojos más bonitos del mundo se cristalizan anticipando el rechazo—. Perdón, no sé en qué estaba...
—Eso creo. —Susurra igualmente herido—. Creo que te besaría.
—Creo. —Eiji repite como sino fuera suficiente—. Está bien.
Y aunque no comprende lo que está pasando, tiene la sensación de que a Eiji se le ha roto el corazón.
Yep, ese "creo" será temita, no porque Eiji sea inconforme ni nada, pero es entendible que le dé miedo arriesgar algo tan valioso como la conexión que tienen por un Ash heterocurioso, no es el caso, obviamente, pero sin comunicación se puede interpretar de esa manera, aunque no nos dura mucho ese mood, mañana se pone intensa la cosa.
Nos vemos, cuidense muchito.
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