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Un año después, otoño de 1822.
-Mira amor, el caballito.-murmuró la mayor, colocando la pequeña mano de Matty sobre la cabeza del caballo.
-Cabaito.-dijo sonriente, acariciando al animal.
-Si, muy bien.-celebró, dejando un beso sobre su regordeta mejilla.-Ahora te voy a dejar aquí, mientras tomo unas fresas, no te muevas.-dijo, sentando al pequeño sobre el pasto.-¿Puedes decir 'fresas'?-preguntó levantándose con la canasta en su mano.
-Fesas.-gritó aplaudiendo.
-Muy bien mi amor.-elogió la mayor, arrancando un par de fresas rojas.-¿Que color es este?-preguntó mostrándole la fruta.
-Azul.-respondió, mirando atento al caballo.
-Es rojo bebé.-corrigió la rubia.-¿Que color es?-el menor miró atento la fresa entre los dedos de su madre.
-Dojo.-susurró, sintiendo como el caballo pegaba su rostro a su pequeño cuerpo.
-Muy bien.-dijo orgullosa, comenzando a recolectar las fresas maduras.-Hoy te pondremos más guapo, iremos a la feria del pueblo, habrán juegos y comida muy rica, si te portas bien te compraremos todo el pastel que quieras.
-No creo que sea bueno que coma tanto pastel.-la amielada saltó levemente del susto, sacándole una risa al rubio, que caminaba con Albert a un lado suyo.
-Dios, no me asustes de esa forma.-regañó Delilah, lanzándole una rama al mayor, quien solo rió.
-¿Ya viste lo que Matty está haciendo?-preguntó divertido, señalando al pequeño.
La rubia suspiró profundamente al mirar cómo el bebé dejaba un largo beso en la cara del caballo.
-Te dije que dejaras de besar a los caballos enfrente suyo Luke.-regañó caminando hacia el pequeño, cargándolo con facilidad.
-Pero amor, es inevitable cuando me ven con la mirada.-la menor rodó los ojos divertida.
-No le des besos a los caballitos corazón, están sucios.-murmuró, bajándolo frente a Albert.-¿Por qué no van a jugar con los conejos Alby?-preguntó de forma dulce.
-Si tía.-respondió el moreno, tomando la mano de su 'primo' para caminar hacia el corral de conejos de forma lenta, aunque estaba solo a unos cinco metros de distancia.
-No se vayan de ahí.-ordenó sin despegar la mirada de los dos pequeños.
-Tienes que relajarte un poco.-susurró Luke, comenzando a masajear sus hombros.-Últimamente estás estresada por todo.
-Es que...a penas camina por sí mismo y se lleva a la boca todo lo que se encuentra, mira, le está chupando la oreja al conejo.-murmuró preocupada.
Luke apretó los labios para no soltar una risa ante la imagen de su hijo con la mitad de la oreja de un conejo bebé en su boca, como si de un biberón se tratase.
-¡Matty, no!-gritó la menor, ocasionando que el pequeño sacara rápidamente la oreja de su boca, dejándola llena de saliva.-Ay por Dios.-susurró negando.
-Ya mi amor.-susurró, abrazándola por la espalda.-No me gusta verte cansada por cuidar de Matty todo el día. Deberías ir a descansar.
-No Luke, tu te la pasas trabajando más que yo, llevo dos meses sin hacer entregas contigo, tu y los chicos se han pasado los últimos meses agrandando la casa, también estás cansado.
-Conozco a nuestro hijo, es un inquieto de primera y te hace estar preocupada todo el día.-besó su mejilla.-Anda, ve a dormir un rato, yo cuido a los niños y termino con las fresas.
-Luke no, estoy bien, de verdad.-murmuró recargando su cabeza sobre el hombro del mayor.
-Que vayas Lilah, descansa un rato, lee algo, dibuja o escribe un rato o duerme un poco, yo bañaré a Matty y estará listo para la feria.
-¿Estás seguro de que no te molesta?-preguntó en voz baja, girándose hacia él, Luke negó sonriente.
-No cariño.-besó su frente.-Te ves cansada, te hace falta.
-Gracias.-susurró, dejando un beso sobre sus labios.-Pero despiértame para bañar a Matty, siempre dejas el piso mojado.
-Disculpa, pero nos gusta pensar que es un monstruo marino.-murmuró ofendido.
Delilah soltó una risa llena de ternura.
Ella lo sabía, los había visto jugar en la tina cientos de veces, el pequeño siempre le arrojaba agua a Luke mientras ambos reían.
-Tal vez te despierte para que los tres tomemos un baño antes de irnos.-la menor asintió sonriente.
Adoraba esos pequeños momentos que tenían los tres, la tina era lo suficientemente grande para que ellos tres cupieran dentro, normalmente Matty se sentaba en medio de ambos, mientras ellos lo empujaban delicadamente de un lado al otro, haciendo al pequeño reír a carcajadas.
-Eso me gustaría.-admitió, dejando un beso sobre sus labios, que no duró más de medio segundo porque el rubio se despegó bruscamente de ella.
-¡Matty es la última vez que te metes su oreja en la boca!-gritó, haciendo a Delilah girarse solo para ver cómo el menor dejaba apenado al pequeño conejo en el piso cuidadosamente.
-Ay, igualito a su papá.-susurró divertida, Luke le sacó la lengua.-A ver si sigues dándole besos a los animales enfrente suyo.
-Esta bien, esta bien, lo aprendí.-murmuró divertido, dejando cortos besos por todo el rostro de Delilah, haciéndola reír tiernamente.-Anda, ve a descansar.-susurró, dejando una suave palmada sobre su trasero.
-Bien.-aceptó, comenzando a caminar hacia la gran casa.
-¡Mami!-gritó con lágrimas en los ojos el pequeño al verla alejarse de ahí sin llevárselo a él y a Alby.
-Matty, mamá va a ir a casa, pero papá estará aquí con ustedes, él los va a cuidar ¿okay?-ambos pequeños asintieron.-Y tú jovencito.-señaló al rubio.-No quiero que vuelvas a meterte alguna parte de cualquier animal a la boca ¿me entendiste?
El ojiazul asintió.
-Bueno.-dijo sonriente, besando las frentes de ambos niños.
Y comenzó a caminar de regreso hacia la casa.
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Luke limpiaba la cara llena de chocolate de Matty mientras Delilah lo sostenía en sus brazos, cuando sintieron una rápida luz sobre ellos.
-Hola.-saludó Joseph, desde atrás de su cámara.
-Hola.-respondieron animados los menores.-¿Que haces por aquí?-preguntó Delilah sonriente.
-Pues me enteré que habría una feria, así que le ofrecí mis servicios de fotografía al organizador, tomaré fotos todo el día por dos monedas. Aunque ésta será un obsequio, porque es muy tierna.
-Muy amable de tu parte.-dijo Luke sonriente.-¿Como te va con eso?
-Muy bien, ya hice otros tres prototipos que vendí por bastante dinero a la prensa, solo te diré amigo mío, mi casa está a dos habitaciones de convertirse en una mansión.-avisó orgulloso.
-Muchas felicidades.-respondió la amielada.
-Gracias Delilah. Bueno, ahora iré a mi puesto, espero se pasen por ahí para una nueva foto, para su colección.-dijo alegre, tomando la gran y pesada cámara.
-Claro, seria agradable tener unas fotografías en la feria.-respondió Luke, dándole una pequeña mordida a su manzana llena de caramelo.
Matty alargó sus manos hacia el dulce y Luke, tuvo que dejarlo en sus manos con un suspiro, ese bebé nunca lo dejaba terminar de comerse nada.
Joseph soltó una risa al ver la escena.
-Bueno chicos, nos vemos en un rato.-se despidió, comenzando a caminar.
-Oh, ¿y tu esposa?-preguntó Delilah.
-Creo que está con la adivina, o tal vez en el concurso de pasteles.
-¡Pastel!-gritó el pequeño Hemmings emocionado, haciendo a los tres adultos sonreír con ternura.
Joseph se alejó de ellos después de despedirse por tercera vez, diciéndoles que después les entregaría su fotografía.
La pequeña familia pasó el resto del día jugando y comiendo, mientras conversaban, reían y compartían besos.
-¿Quieres pasar?-preguntó Luke, cuando quedaron frente a la carpa de la adivina, donde ya no había tanta gente formada como horas atrás.
-Claro, ¿por qué no?-preguntó animada.
Luke asintió, tomando en brazos a Matty, quien ya estaba tallando sus ojos con cansancio mientras se recargaba contra su pierna, pues estaban intentando que dejara de acostumbrarse a ser cargado.
El pequeño se abrazó al cuello de su padre, recargando su cabeza en el hombro del mayor sintiendo sus ojos cerrarse con lentitud.
Delilah entrelazó los dedos con los del ojiazul, caminando hacia la carpa.
-Adelante.-dijo la mujer de adentro, ambos se miraron con las cejas elevadas por la sorpresa.
Delilah abrió la 'puerta' que era simplemente una cortina, dejando pasar a Luke.
-Gracias.-susurró el rubio cuidando de no hacer algún movimiento que despertara al menor.
Matty tenía el sueño muy ligero y aún se ponía a llorar cuando lo despertaban o algo le molestaba entre sueños, a fin de cuentas, solo tenía un año y dos meses, todavía era un bebé.
-Hola.-saludó la mujer.-Tomen asiento, señores Hemmings.
Ambos la miraron con el ceño fruncido, Luke comenzó a hablar.
-¿Como sabe...
-Yo lo sé todo.-respondió la mujer sonriente.
-Está bien...-murmuró Delilah aún un poco confundida, sentándose en el banquillo alargado frente a la mesa llena de cosas extrañas, Luke sentándose a un lado suyo.
-Percibo una fuerte energía aquí...-murmuró la mujer, mirando de Luke a Delilah consecutivamente.
-¿Fuerte energía?-preguntó Luke, mirándola atento.
La mujer asintió.
-Si, ha llenado el lugar desde antes de que ustedes entrasen.-los adolescentes la miraron confundidos.-No se preocupen, es una energía positiva.
Eso no eliminó la confusión de ninguno.
-No estoy entendiéndole.-admitió Delilah.
La adivina sonrió abiertamente.
-Que lindo collar, ¿te lo dió tu esposo?-preguntó curiosa, la rubia asintió.-¿Que tan importante es para ti?
-Mucho.-asintió.-Me pidió compromiso con este collar.-informó sonriente.-Nunca me lo quito.
-Eso es muy tierno.-admitió la pelinegra.-Bueno, necesito queme lo entregues por un momento.
-¿Por qué?-preguntó Luke con el ceño fruncido.
-Para sentir su energía, es necesario un objeto que ambas personas aprecien.
-Pero...¿eso para qué?-preguntó Delilah sin entender todavía.
-Para saber si son almas gemelas, claro, por eso han venido ¿no? Para saber si están hechos el uno para el otro.
-Eso ya lo sabemos.-respondió Delilah.
-Supongo que si, por eso se miran tan felices.-admitió la mujer.-También podría informarles si es su primera vez juntos.
Los menores compartieron una mirada rápida.
-¿A que se refiere?-preguntó Luke curioso.
-A las vidas pasadas, claro.
-¿Vidas pasadas?-preguntó Delilah.-¿Esa leyenda si quiera es real?
La mujer asintió.
-Si, lo es, y por suerte para ustedes, yo puedo saber cuantas vidas han compartido sus almas.
Luke y Delilah se miraron fijamente a los ojos, no estando seguros de si era sincera, una estafadora o una loca.
La amielada llevó sus manos a su cuello para quitarse la gargantilla, tendiéndosela a la pelinegra.
El cuanto las manos de la mujer tocaron aquel costoso y hermoso objeto y cerró los ojos, la misma sintió su corazón pesarle de una forma que jamás había sentido.
-Esto es increíble.-susurró sin abrir los ojos.-Puedo verlos, a ambos, juntos en distintas épocas, tres exactamente.
-¿De verdad?-preguntó Delilah sorprendida.
La adivina asintió.
-Sus almas tienen una atracción demasiado fuerte, tanto que siempre terminan encontrándose mutuamente.-informó, acariciando los pequeños diamantes de la gargantilla.
Ambos la miraban interesados, un poco inclinados hacia el frente, intentando ver algo que para ellos era invisible.
-¿Y somos felices?
-Si, demasiado.-avisó la mujer.
-¿Y morimos juntos de ancianos?-preguntó Luke con la cabeza ladeada.
-......Si.-susurró, llegando finalmente a tocar el diamante con forma de Luna.-Oh vaya.-murmuró sorprendida
-¿Q-Que pasa?-preguntó Delilah preocupada.
-Este collar, ya te había pertenecido anteriormente.-susurró.
-Imposible, ese collar ha estado en mi familia por tres generaciones.-dijo Luke.
-Tal vez, pero el collar es mucho más viejo que eso.-susurró.-Lo veo en sus últimas dos vidas antes de esta.
Ambos rubios no sabían que decir, de verdad que no, estaban en blanco.
-Creo...si no me equivoco, tú lo hiciste para ella.-señaló a Luke, finalmente abriendo sus ojos.-Tal parece que si son almas gemelas, felicidades.
Le regresó el collar a Delilah, y ella se lo colocó lentamente, aún un poco shockeada.
¿Creerle a una mujer que lucía como demente o no creerle? Ambos se hacían esa pregunta
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K opinan
Me los imagino con su bebé y me muero de amor.
Quien pudiera ser Delilah para ser el alma gemela de ese puto.
Brothers, como k no quiero escribir el siguiente capítulo porque es el que divide este capítulo de los últimos (ya listos) y jsksj no quiero que termine.
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