Voten y comenten mucho por favor

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Luke suspiró mientras movía nerviosamente la tela del viejo saco de su padre entre sus dedos, preparándose mentalmente para lo que estaba a punto de ocurrir.

Cerró los ojos y entró en el gran local, ubicado en la esquina de la calle, que ofrecía los servicios de compra, renta y venta de propiedades, terrenos y tambien de caballos, claro que había tenido que ir hasta un pueblo a dos días de viaje, no quería que su jefe se enterara lo que estaba a punto de hacer.

-Buenos días-saludó educadamente, la mujer que limpiaba lo que parecía ser la sala de espera se le quedó mirando fijamente, de arriba a abajo con lentitud.

Luke pensó que había sido una total suerte que se hubiese arreglado como si de un domingo en la iglesia se tratara, incluso mucho más arreglado que cuando asistía a la iglesia.

-Buenos días-respondió finalmente la mujer-¿Que se le ofrece?-preguntó amablemente.

-Uhmm, yo busco al señor...-al no recordar por completo el nombre, sacó la pequeña nota que llevaba en su bolsillo, un pedazo de periodico que había rasgado del resto-Levrand, vengo a ver al señor Levrand.-dijo con mayor seguridad.

La mujer asintió.

-Le diré que ha venido a verlo, señor-respondió mientras caminaba a unas puertas corredizas, Luke no pudo ver más cuando ella se adentró en la habitación.

Un suspiro salió de su boca nuevamente mientras se rascaba disimuladamente la nuca, un tanto nervioso.

La mujer abrió las puertas y con una sonrisa le pidió que entrara, Luke, un tanto tímido, obedeció.

-Buenos días-saludó al hombre sentado detrás del escritorio.-Tome asiento.

-Buenos días, gracias-respondió Luke, fingiendo seguridad mientras se sentaba en la silla.

-¿En que puedo ayudarle, señor...

-Hemmings, mucho gusto-dijo el menor tendiendo su mano al hombre, la cual estrechó.

-Igualmente, señor Hemmings-dijo con una sonrisa amable-Entonces...¿en que puedo ayudarle?

-Bueno, estoy buscando una casa en el pueblo o a las afueras.

-¿Qué tan grande?-preguntó mientras tomaba un libro de su cajón.

-No demasiado, solo un par de habitaciones-respondió.

-Ya veo, ¿usted vive solo?-Luke negó.

-No, no, la casa será para mis padres, yo salire del país en unos meses y quiero que ellos tengan un lugar seguro-el canoso asintió sonriente.

-Que gran hijo, los míos se fueron sin más, envían cartas una vez al año-dijo mientras leía el libro.

-Lamento escuchar eso.

-Está bien, de cualquier forma eran unos desgraciados-rió, Luke solo sonrió de lado.-¿Y puedo preguntar porqué se irá del país?-el menor asintió.

-Yo....mi esposa y yo queremos alejarnos de aquí lo más pronto posible.-sonrió.

-Bueno, felicidades, me alegro que tengan esa posibilidad, si buscan una casa o lo que sea en el extranjero, puedo ayudarle, tengo demasiadas conexiones y todas son seguras, incluso puede hacer el trámite conmigo y solo llegar a habitar su nueva morada.

Luke lo miro con los ojos entrecerrados.

-Aún no estamos seguros de a donde ir, pero le agradezco y pensaré su propuesta.-el canoso asintió.

-Bueno, tengo dos en el centro del pueblo y otras tres unos cuantos kilómetros más alejada, las mas lejanas al pueblo suelen ser más grandes y cómodas.

-Entiendo.-murmuró Luke-Claro que son más costosas-dijo obvio, el señor Levrand asintió.

-Podríamos ir a verlas ahora mismo si usted gusta y hablar de los costos en el camino.

-Eso sería agradable-dijo levantándose, el hombre siguió su acción y llevando el libro bajo su brazo, tomó su saco y salió de la habitación acompañado de Luke.

-Francinne, volveré en tres horas, espero que todo esté limpio cuando eso pase.

-Claro-respondió despues de que el canoso besara sus labios.

Luke rodó los ojos, no entendía porque todos los hombres con algo de dinero no podían tratar a sus esposas como iguales o mínimo con algo de respeto.

Lo siguiente fue caminaron hacia donde los caballos esperaban.

-Señor Hemmings-el nombrado lo miró atento-¿Puedo preguntar que tipo de vivienda busca para usted y su mujer? tengo muchos bienes vacíos por el momento.

-Una granja-dijo asintiendo-Claro que debe tener un gran terreno, un establo y la casa tiene que ser grande, mi querida Lilah está acostumbrada a las riquezas de su familia.

-Ya veo, se casó con una jovencita de alta cuna.-dijo el hombre con una sonrisa socarrona que molestó a Luke, solo asintió en respuesta, mientras desataba a su caballo.

Aunque aún ni siquiera le pedía matrimonio, pero para él era seguro que ella aceptaría, solo debía tener todo listo para que cuando ella le diera el si, se fueran al día siguiente.

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-¿Qué le parece?-preguntó Melissa a Charlotte con una gran sonrisa.

La viejecita miró fijamente a Delilah, estudiando con lujo de detalles su blanco vestido, bueno, lo que ya estaba listo de el.

-¿No crees que es algo extravagante? incluso para Delilah-Melissa miró a su suegra confundida.

-¿Extravagante? si está quedando increíble, cuando esté terminado le aseguro que Delilah se verá como una auténtica princesa.

La mayor hizo una mueca disimuladamente.

-Con tantas joyas eso quedará claro-murmuró, ocasionándole a Delilah una sonrisa.

-¿Disculpa?-preguntó Melissa.

-Querida, ¿qué es lo que esperas que los invitados aprecien?-la rubia arqueó una ceja-¿La belleza de tu hija cuando camine al altar o el montón de dinero que costó el vestido?-preguntó obvia-Diamantes en el corsé-dijo indignada-Parece una burla Melissa, ¿en serio en eso gastas el dinero de mi hijo? me sorprende que no esté en bancarrota si despilfarras el esfuerzo de su familia en nimiedades como esta, es simplemente ridículo.

Patrice, Delilah y la modista miraron asombradas a Charlotte, nunca nadie había dejado con la boca cerrada a Melissa sin gritarle.

Su madre suspiró y miró a la modista.

-Mallaray-llamó seria.

-¿Si señora?-preguntó un tanto nerviosa.

-Quite los diamantes del corsé, déjelo solo con un bordado muy suave y sencillo-la mujer asintió rápidamente, girándose hacia la maleta que siempre llevaba consigo para corregir errores.

Charlotte le ofreció una sonrisa acompañada de un guiño amistoso a Delilah, quien sonrió en agradecimiento.

-También creo que la cola es demasiado larga-murmuró mirando el boceto que Melissa le había entregado-¿Por qué la quieres de cinco metros?-le preguntó a la rubia-No se va a casar en el castillo real de España, Melissa, por Dios.

La ojigris asintió mientras suspiraba, miró nuevamente a la modista y le pidió que hiciera la cola del vestido de solo dos metros.

-¿Algo más que le moleste, Charlotte, para poder cambiarlo antes de que Mallaray lo haga?-

-En realidad si-dijo seria.-¿Quien eligió el vestido, tu o Delilah?

-Yo-respondió bebiendo un trago de su taza de té.

-¿Y le preguntaron a ella que le gustaría?-ambas negaron-Ya veo...¿y por qué? va a ser su boda al final del día, ya que no puede elegir al esposo deberías haberla dejado elegir el vestido.

Melissa comenzaba a tener un tic en el ojo y su mano temblaba desde hacía ya tres minutos.

-Es la traición Charlotte, lo sabes, la madre elige el vestido-la canosa asintió quedándose en silencio y dejando el cuaderno en la mesita de centro.

Patrice al notar el incómodo silencio, comenzó a tocar el piano con una linda melodía mientras la modista apretaba un poco más en corsé de Delilah y le preguntaba que tan bien se sentía.

Charlotte miró fijamente a su nuera, hasta que ella volteó incómoda.

-Deberías de tener un poco de tacto con tu hija Melissa y apoyarla-susurró-No es nada diferente a ti.

La rubia no respondió, solo tomó un poco más de té, intentando evitar su mirada.

-No hace mucho tu también llorabas porque te casarías con el diablo que tengo como hijo-Melissa miró a otro lado, totalmente nerviosa.-Y no hace mucho aún sufrías por el amor que perdiste por tu matrimonio.

-Ha sido suficiente Charlotte-respondió en un susurro agresivo, la mayor sonrió.

-Y parece que aún la amas.

Melissa solo miró a su suegra furiosa y salió de la sala de estar rápidamente.

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trEMENDO PLOT TWIST CON LA MAMÁ DE DELILAHHHHHH

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