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24

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Había una gran fiesta esa noche en la mansión Gilgan, los sirvientes se habían pasado toda la mañana limpiando y cocinando.

Delilah junto a sus dos hermanas menores, su madre y su abuela habían pasado cerca de dos horas arreglandose en su habitación.

La ojiverde no entendía muy bien el motivo de tanta elegancia para una reunión, las sirvientas habían recibido órdenes estrictas de su madre de apretar un poco más su corsé, por lo que le costaba algo de trabajo moverse.

Llevaba puesto un vestido de gala, que incluso arrastraba en el suelo de la parte trasera color verde oscuro, el cabello tenía un peinado estilizado y en su cabeza una pequeña tiara con un diamante en el centro, mientras en sus orejas se podían apreciar unas brillantes esmeraldas.

Toda esa elegancia y joyería la hacían parecer una mujer mucho mayor pero la piel pálida con las mejillas sonrojadas la hacía ver aún como una niña, la niña que en verdad era.

-Delilah, los invitados han comenzado a llegar-avisó su madre seria al abrir la puerta, sonrió con ligera tristeza al ver a su primogénita-Te ves preciosa-susurró sincera.

-Gracias madre, tu te ves espectacular-respondió con una sonrisa leve.

La mayor negó, volviendo a la realidad.

-Baja ya-ordenó silenciosa, Delilah asintió.

-¿Puedo preguntar el motivo de ésta fiesta, madre?-preguntó levantandose de su cama.

Melissa solo suspiro y se fue de ahí sin responder.

La menor rodó los ojos y caminó hacia las escaleras con el semblante serio, que cambió en cuanto notó cerca de quince personas dentro del recibidor, quitándose sus sombreros o capas.

Varias miradas se posaron en ella, entre ellas la de Luke, que tomaba la capa de una mujer mayor, pudo jurar que vio sus ojos brillar.

Delilah se sonrojó sonriendole discretamente al rubio, lucía tan lindo, como siempre.

Pero ese día se había arreglado, tenía la camisa fajada, un chaleco de color negro con pequeñas figuras doradas, igual al de los demás sirvientes y el cabello peinado, aunque ella debía admitir que le gustaba más con su ropa casual, no con el 'uniforme' que debían usar todos en eventos especiales.

-Buenas tardes-saludó educadamente a todos con un asentimiento de cabeza.

Dios, a Luke le encantaba cuando saludaba de aquella forma, se veía tan bonita y elegante, y bonita.

Marie al notar el cambio de miradas en ambos adolescentes, llamó la atención del resto de personas, antes de que alguno de ellos tambien lo notara.

-La fiesta se llevará a cabo en el salón, si gustan seguirme.-Murmuró antes de caminar al enorme salon de fiestas de la mansión.

Delilah se quedó ahí, mirando fijamente a Luke con una diminuta sonrisa, que intentaba ocultar pero que salía sola.

Lo mismo que le pasaba a él.

-Te ves hermosa-susurró asegurándose de que nadie pudiera escucharlos.

Delilah sonrió genuinamente, desviando su mirada al piso.

-Gracias, aunque debo admitir que me es difícil respirar con normalidad-murmuró divertida, Luke sonrió-Usted luce especialmente atractivo el día de hoy, joven Hemmings.-dijo con una sonrisa hermosa y los ojos llenos de amor.

Luke sólo rió apenado, mirando a sus manos mientras sus mejillas tomaban un tono rosado.

-Gracias señorita Gilgan, me alegra que haya notado el uso de mi camisa no agujerada-respondió de la misma forma, Delilah soltó una pequeña risita.

-Ay vaya-murmuró desilusionada-Es una pena porque aquella camisa rasgada por su brazo izquierdo me produce el deseo de besarlo-Luke la miró con las cejas arqueadas en sorpresa y soltó una carcajada contra la palma de su mano.-No te rías-murmuró sonriente, dándole un pequeño y débil empujon al fuerte brazo del rubio.

Quien calló sus pequeñas risas abruptamente y la miró serio.

-Disculpe el atrevimiento, pero el simple hecho de ver su rostro produce en mi ser la más fuerte necesidad de probar esos rojizos labios y descubrir que sabor quedará impregnado en mi boca despues de besarla.

Delilah abrió la boca y ojos, dejando sus cejas arqueadas, mirándolo sorprendida, Luke temió entonces haber cruzado la línea de lo que era su tonto e inocente juego de coqueteo.

Pero una enorme sonrisa acompañada de una risita traviesa hizo que el rubio se relajara totalmente.

Delilah miró rápidamente a su alrededor y al mirar a absolutamente nadie cerca, abrazó a Luke por el cuello y lo besó cortamente.

Ambos sonrieron al terminar el beso.

-Te amo Luke-susurró Delilah, alejándose lentamente de él, mientras sus manos se acariciaban.

El rubio no pudo evitar que su enorme sonrisa se mostrara en su rostro.

-Yo tambien te amo Lilah, mucho-susurró en respuesta, la ojiverde entrelazó sus dedos sin dejar de sonreir.

-¿Has pensado en algo? Yo ya tengo un par de ideas-dijo en un tono de voz incluso más bajo al anterior, Luke asintió.

-Sólo debo resolver un par de cosas y entonces..-suspiró con un asentimiento de cabeza y una sonrisa-..podremos estar juntos.-Delilah sonrió.

-No puedo esperar-dijo sincera, acercándose nuevamente dispuesta a besarlo, pero el rubio se alejó, separó sus manos y se giró, fingiendo acomodar los sombreros.

Delilah lo entendió cuando Patrice, quien venía rápidamente desde el salon de fiestas, la tomó del brazo.

-Delilah, padre te está buscando y está molesto porque nadie te ha visto en la fiesta-dijo asustada, jalandola, sin darle oportunidad de que se despidiera de Luke, al menos con una sonrisa.

El rubio suspiró silenciosamente, dispuesto a caminar hacia la bodega, para traer las botellas de vino que seguramente le pedirían.

Hasta que sintió un jalón en la manga, volteó confundido y pudo asegurar que la sangre se fue de su rostro.

-Jovencito-murmuró Charlotte Gilgan, mirándolo seria.

-¿S-si?-preguntó nevioso.

-¿Algun motivo razonable por el que cortejaras a mi nieta de esa forma?-preguntó sin quitar la expresión seria de su rostro, Luke, totalmente asustado negó rápidamente-¿Sabes que está pronta a contraer matrimonio, cierto?-Luke asintió-Quiero que hables

-Si, señora Gilgan, estoy enterado de que el señor Gilgan está en la busqueda de encontrar un marido para Lilah-negó rapidamente al darse cuenta de su metida de pata-Delilah-corrigió.

La viejecita no pudo evitar que una risa saliera de sus labios.

Pero rapidamente volvió a su semblante serio.

-¿Y que piensas al respecto?-preguntó, el menor frunció el ceño al no comprender del todo la pregunta.-Ay jovencito, que distraído eres-murmuró negando.-Replanteare mi pregunta-Luke asintió-¿Qué es lo que piensas de que mi hermosa nieta se case con un hombre que muy probablemente será similar a mi hijo?-Luke no pudo evitar la mueca de fastidio y repulsión en su rostro.

-Disculpe mi actitud-dijo rápidamente, al notar que sin decir una sola palabra le había dado entender a la mujer el enorme desagrado que tenía hacia su hijo.

La sonrisa de la mujer lo descolocó.

-Eso era todo lo que necesitaba saber-susurró seria de nuevo, tendió la mano hacia él y confundido, Luke tomó la pequeña bolsa de tela.-Lo que hagas con eso será decisión tuya, piensalo sabiamente-murmuró y siguió con su camino hacia el salon de fiestas.

Luke miró dentro de aquella bolsa, no pudo evitar abrir sus ojos con asombro.

-¿Por qué me ha dado esto?-preguntó confundido, esperando que no fuera algún tipo de plan malévolo.

La viejecilla lo miró con una sonrisa y suspiró profundamente.

-Porque se lo que es ser obligada a vivir con un hombre desconocido que no respeta a una mujer, ni siquiera a su esposa-susurró con una sonrisa amable-No me malinterpretes, amo a mi hijo-dijo seria-Pero no estoy orgullosa de él.

Luke la miró con comprensión.

-No le gusta que el señor Gilgan trate a su esposa e hijas de la forma en la que lo hace-Charlotte asintió.

-Si al menos una de mis niñas puede tener una buena vida con alguien que la cuide y la quiera, entonces yo estaré complacida-suspiró mirándolo fijamente-Te he visto trabajar de todo aquí desde que eras un niño, no eres inútil y eso es bueno en un hombre, el problema del porque aun no tienes una casa o trabajo propio es porque mi hijo no les paga lo suficiente-Luke se preguntó como sabría ella eso, pareció leerle la mente porque con una mueca respondió:-¿Quién más, además de su padre le enseñaría eso?

-Vaya-susurró porque la mujer parecía despreciar a su difunto esposo.

-Supongo que el único motivo por el que no te has ido a buscar trabajo en algún lugar mejor pagado, tomando en cuenta todo lo que haces, es por Delilah, ¿me equivoco?

-No señora-admitió un poco avergonzado.

La mayor sonrió.

-Bueno, pues te he entregado ese dinero porque de amor no se vive.

Y con un asentimiento de cabeza, se alejó de él, dejándolo con la decisión mas importante de su vida, en sus manos.

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K opinan?

aMO A SU ABUELA

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