-1
cuatro años después.
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1813
-No puedo creerlo Vicky, ¿Qué se sintió?-preguntó Delilah igual de sorprendida que el resto de niñas de su grupo de amigas.
Las menores estaban sentadas en el suelo de su amplio salón de clases, mientras comían sus almuerzos cuan la castaña llamada Victoria comentó que el día anterior Austin le había robado un beso mientras iban juntos a casa, pues eran vecinos.
Sus amigas no tardaron en gritar de emoción y atacarla con preguntas, era la primera en besar a un niño.
-Fue com-la puerta siendo abierta y los niños entrando por ella interrumpieron a Victoria.
El profesor salió de su 'despacho' y con una mirada les ordenó tomar asiento.
-Les contaré cuando vayamos a casa de Delilah -murmuró Victoria mientras recogían las canastas donde guardaron el almuerzo que no pudieron comer, casi todo.
Delilah se sentó a la par de Diana, esperando a que las clases terminaran para que todas fueran a su casa.
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Luke y Richard miraron interesados desde el establo al montón de niñas que acompañaban a Delilah, todas con hermosos vestidos de colores diferentes, Luke quiso reír al mirar a todas con el mismo peinado y los grandes listones a juego con sus vestidos, además de que todas llevaban canastas.
Richard si rió, Luke le golpeó el brazo con una sonrisa en sus rosados labios.
Cuando volvió a mirar al frente, una niña de cabello oscuro los miraba fijamente, para después decirle algo a la rubia que ambos tanto conocían, Delilah escuchó a su amiga y después los volteó a ver.
Ambos se preguntaron que le habría dicho esa niña.
Delilah los saludó desde la distancia energéticamente con su mano en alto y una sonrisa en el rostro, ambos le regresaron el saludo de la misma forma.
-¿Qué crees que le haya dicho?-preguntó Luke sin dejar de mover la mano, Richard se levantó de hombros.
-Ni idea-bajaron las manos en cuanto las niñas caminaron hacia la casa, ignorándolos nuevamente.-Pero ¿te has dado cuenta que todas iban vestidas igual?-rió
-No igual-dijo Luke después de soltar una risita.-Eran distintos colores-ambos rieron fuertemente, llamando la atención del padre de Luke que los miró confundido.
-Sigan trabajando niños, después pueden jugar.
Asintieron.
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-Fue mágico, aunque nuestros labios se quedaron quietos, fue la mejor sensación del mundo-dijo Victoria, todas sonrieron mientras soltaban grititos.
Estaban sentadas en la inútilmente enorme cama de Delilah, cabían ellas seis a la perfección.
-Oh no puedo esperar a dar mi primer beso-dijo Rubí con sus manos en puño, mirando hacia arriba.
-Podría decirle a Jay que te bese mañana-dijo Georgia, refiriéndose a su hermano.
-Oh ¿harías eso?-preguntó Rubí esperanzada, Georgia asintió efusivamente, Delilah rió.
La miradas se dirigieron a la rubia.
-¿Qué es tan divertido Delilah?-preguntó Diana confundida.
-¿No se supone que el primer beso no debe ser planeado?-preguntó, sus amigas se levantaron de hombros-Además, ¿por qué tenemos que esperar a que los niños nos besen? ¿No podemos hacerlo nosotras?-Todas la miraron con los ojos abiertos en sorpresa.-¿Qué?-preguntó sin entender.
-No puedes hacer eso Delilah, eso no lo pueden hacer las señoritas-Dijo Victoria-Nos lo ha dicho el profesor el año pasado-Delilah rodó los ojos.
-Lo sé, es solo...¿por qué tenemos que esperar a que ellos se atrevan a hacerlo? Tenemos diez años, aún no somos señoritas ¿cierto?-preguntó confundida.
Diana sonrió maliciosa.
-¿A quien quiere besar Delilah Gilgan?-preguntó divertida, Delilah bufó cuando las demás comenzaron a hacerle burla.
-No quiero besar a nadie-murmuró con la cara totalmente roja
-Vamos Delilah, dinos, no le contaremos a nadie-Delilah las miró una por una, después de seis minutos suspiró.
-Se los diré pero solo porque me voy en dos semanas-Todas asintieron emocionadas, ya habían pasado por el momento de tristeza cuando Delilah les comunicó que sus padres la enviarían a París a estudiar, le dijeron que volvería pronto-Se llama Luke-susurró.
Todas la miraron expectantes, excepto Diana, que tenía la boca totalmente abierta.
-¿El del establo?-preguntó sorprendida, Diana y Delilah habían salido a jugar un par de veces con Luke.
Delilah cerró los ojos con fuerza, deseando que su amiga no hubiera dicho aquello ¿por qué su amiga no podía mantenerse callada?
Cuando abrió los ojos, todas sus amigas la miraban sorprendidas.
-No me miren así, no es para tanto-murmuró mirando sus manos-Es lindo-se levantó de hombros.
-¿Era el rubio o el negro?-Kenna preguntó y Delilah quiso pegarle en cuanto escuchó el tono de su voz en cuanto dijo la última palabra.
-El rubio-susurró.
-Gracias al cielo, sino, dejaríamos de ser amigas ahora mismo Delilah-dijo Tiana, Kenna asintió estando de acuerdo.
Delilah las miró mal.
-Como sea-murmuró.
-¿Y aún no te besa?-preguntó Rubí, Delilah negó.
-Sólo somos memores amigos, tal vez yo no le gusto-murmuró
-¿Cómo no le vas a gustar Delilah?-preguntó Tiana
-Eres demasiado para él-dijo esta vez Kenna.-Estás fuera de su alcance -Tiana señaló a Kenna mientras asentía.
-Mi hermana Lola me dijo que a los hombres les atrae lo que no pueden tener-dijo esta vez Georgia, Delilah las miró con el ceño fruncido para después reír.
Todas la siguieron, olvidándose por completo del tema anterior, comenzando con uno nuevo.
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-Hola-susurró en cuanto entró en el establo, ocasionando que Luke saltara levemente en su lugar.
-Me espantaste -Dijo con una mano en su corazón, Delilah sonrió.
-Lo siento -Luke asintió con una pequeña sonrisa en los labios.
-Creí que tus amigas se quedarían de nuevo-murmuró mientras acariciaba a un hermoso caballo de color negro.
Delilah negó.
-Sus padres solo las dejaron quedarse una noche-se levantó de hombros.
-¿Y qué hacían?-preguntó curioso, Delilah lo miró con los ojos entrecerrados-¿Qué?
-No te contaré lo que hacemos, son cosas de niñas-Luke la fulminó con la mirada, en broma.
-Entonces no te contaré lo que hacemos los niños.
Delilah rió.
-Yo se lo que hacen los niños Luke, siempre estoy contigo y Richard, aunque más contigo-Ambos sonrieron.
-Pero no sabes lo que hacemos cuando solo estamos nosotros dos-la señaló con una sonrisa divertida, Delilah le sonrió de la misma forma y golpeó la mano de Luke con la palma de la suya, alejando su dedo índice de su cara.
Ambos se quedaron en silencio, mirándose el uno al otro con una sonrisa por varios minutos.
-¿Ya diste tu primer beso Luke?-preguntó de sopetón la rubia en un murmuro, Luke se ahogó con su propia saliva, comenzando a toser.
¿Por qué le había preguntado eso?
Unos segundos después, cuando Luke se recuperó y dejó de toser, la miró fijamente, totalmente rojo.
Y no solo por toser.
-No-negó lentamente con la cabeza, la rubia asintió en comprensión-¿Y tú Lila?-preguntó curioso.
La rubia se sonrojó y negó lentamente-No-susurró.
-Bien-murmuró el azulado
-Bien-repitió la rubia
Se formó un silencio mientras se miraban fijamente a los ojos, ambos con las mejillas sonrosadas.
Ambos se debatían entre la opción de juntar sus labios, pero ninguno se atrevía a hacerlo.
Hasta que después de suspirar, en un rápido movimiento Delilah cerró sus ojos con fuerza y besó a Luke, tomándolo de las mejillas.
El rubio abrió sus azulados ojos a tope, no podía creer lo que estaba pasando.
¡Estaba besando a la niña que lo traía loco desde hace cuatro años!
Bueno, en realidad, ella lo besó.
Luke cerró los ojos, subiendo lentamente sus manos a las calientes y rojas mejillas de Delilah, aquello era un sueño.
Luke movió con timidez y torpeza sus labios, tal y como había visto a su padre hacer unas cuantas veces cuando besaba a su madre, aunque ninguno de los dos sabían como hacerlo y sus movimientos eran bastantes lentos y torpes ellos sentían que era el mejor primer beso del mundo.
-¡Delilah!-una gruesa voz los hizo separarse con rapidez, ambos miraron la puerta del establo, donde el padre de Delilah los miraba furioso.
El hombre entró en el establo, haciendo a los menores encogerse en su lugar, ninguno de los dos vió venir cuando la palma del hombre golpeó la mejilla de Luke, tirándolo al suelo.
-Aléjate de mi hija-Delilah miró preocupada a Luke, tendido en el suelo, quiso acercarse al rubio, pero su padre la tomó del brazo con fuerza.
-¡¿Por qué le pegas?!-le gritó a su padre con lágrimas formándose en sus ojos, su padre presionó con mayor fuerza su pequeño brazo mientras la jalaba hacia la enorme casa, ocasionándole un terrible dolor, pero eso no le importó, habían golpeado a Luke por su culpa-¡Yo lo besé!-su padre se detuvo en seco.
-¡¿Qué tú qué?!-gritó zarandeando a Delilah con fuerza.
-Y-yo
El mayor no la dejo hablar, pues le propició una cachetada, no tan fuerte como a Luke, pero sí que le había dolido, ni siquiera pudo quejarse pues su padre la estaba jalando con mayor fuerza hacia su casa, antes de que la metiera, Delilah pudo ver a Luke corriendo preocupado hacia ellos, Delilah negó, no quería que le hicieran más daño por algo que ella había ocasionado, después su padre azotó la puerta, hizo tanto ruido que algunas miradas de sirvientas se posaron en ellos, algunas miraban a la niña preocupadas.
Estaba llorando y tenía una mano marcada en su mejilla.
-¡Tu!-llamó su padre a una sirvienta, que lo miró con miedo-Trae las semillas y la vara-la sirvienta asintió, corriendo hacia la cocina, con miedo de que su jefe pudiera hacerle.-Vas a aprender Delilah-murmuró totalmente furioso.
La sirvienta le entregó en las manos lo que había pasado, el rubio tiró las semillas en el piso, levantó la falda de Delilah hasta los muslos y la puso de rodillas en el suelo, sobre los distintos tipos de semillas, se enterraban en sus pálidas rodillas ocasionando que soltara un sollozo.
-Las manos-ordenó el mayor, la pequeña sollozante, levantó las manos a la altura de sus hombros, con las palmas hacia arriba.
Sollozó con fuerza cuando la vara de madera golpeó contra su delicada piel con fuerza.
-Las señoritas nunca hablan con la gentuza sino es para dar órdenes-dijo, para después golpear las manos de Delilah nuevamente.-Y mucho menos se besa con ellos-le golpeó con mayor fuerza, Delilah sollozaba y soltaba gritos que llamaba la atención de todas las personas dentro de la casa, entre ellos, Richard, que podía mirar y escuchar perfectamente desde el lugar en el que estaba.
Su padre no dejaba de soltarle azotes en las palmas de sus pequeñas manos, hasta que su madre entró en la casa.
-¿Qué pasó?-preguntó mirando la escena confundida.
-Adivina que estaba haciendo tu hija cuando fui al establo-dijo para después soltar otro golpe.
-¿Qué cosa?-preguntó sin dejar de mirar a su hija con preocupación.
-Se estaba besando con el niño de la criada-su madre abrió la boca sorprendida, al igual que la madre de Luke y algunas sirvientas que se habían ocultado en la cocina.-¿Y quién ha iniciado el beso?-preguntó divertido-¡Delilah!-golpeó nuevamente las manos de la menor, que ya tenían sangre brotando de ellas.
-Amor creo que ha sido suficiente-susurró la mujer, intentando detener a su esposo.
-Cállate mujer-dijo antes de volver a golpear a Delilah-Y mejor ve a preparar los boletos de barco para que Delilah se vaya lo más pronto posible, debe aprender a ser una mujer respetable-dijo molesto.
-Amor..-susurró la mujer nuevamente, mirando el desastre que su esposo había creado en las manos de Delilah.
-¡Que vayas Melissa!-ordenó en un grito, la mujer asintió y salió nuevamente de la casa.
Delilah se fue a París la noche siguiente, con las manos llenas de cortes al igual que sus rodillas y ni siquiera pudo despedirse de Luke.
🍁🍁🍁
AHHHHH
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