"Siempre que la vida se esfuerce por derrumbarte, sonríe.

Siempre que percibas la opresión en tu pecho cuando las lágrimas apenas pueden fluir, invéntate mil y una excusas para no abandonar el escenario.

Siempre que los odiosos, los falsos o los rompecorazones intenten señalarte, colócate la máscara del arlequín y sacude la cabeza.

Es duro, es un trabajo para incomprendidos y a veces quieres dejarlo, pero simplemente no puedes

No cuando el ritmo se repite una y otra vez, no cuando los estereotipos se anulan y tu presencia brilla en medio de la gente común. 

Estás brillando hoy desde el centro de la multitud, tú, chica de las pecas y los rumores calientes, tú, la mentirosa que solo se oculta tras la etiqueta que le han ofrecido los que no asimilan la esencia de lo auténtico. Tú, la que se sacude todo mientras el mundo solo deja de girar.

Me tienes atrapado entre tus dedos. Los rumores no siempre se ajustan a la realidad y los libros no se juzgan por su portada. Sonríe, cariño, porque eres un adorable desastre."

La música en torno a las caravanas que rodean Sweet Cherry Summer's varía del rythm and blues al free style del Bronx. El aroma a comida frita desde la magnífica barbacoa que han montado detrás del Coffee Shop es otro punto a favor para llevar el recuerdo de las tradicionales parrilladas de verano a Anton Lake.

Multitud de personas desfilan en tejanos deslavados mientras los anuncios del Festival de Talentos que se ha convocado en los últimos días circulan como banderines en la brisa estival.

Marion Lowel observa con ojos de madre orgullosa, cómo su actual jefa recorre el variopinto grupo de adolescentes y jóvenes que con el sueño de impresionar, se han congregado detrás de la bodega donde Linda comenzó con la locura sesentera de hacer pasteles para el vecindario.

Siempre que el halo de la novedad llega a un sitio se suele hacer resistencia al cambio. Ruslana era de las que sabía por experiencia propia cuán pesadas podían ser las críticas a esa edad.

—¿Señorita Summer, cree que funcione esta vez? Mi madre me dijo que solo conseguiría hacer el ridículo si lo intentaba en el Festival.

Caroline Stewart, rubia y espigada como los rayos del sol de Tennessee, sostenía la vieja guitarra que su padre le había legado cuando las exigencias de Sharon McCallister Stewart, su progenitora, conseguían agobiar a la chica. Ruslana suavizó su expresión.

—Mi abuela solía quejarse por mi afición a dedicar más tiempo a la música que a los estudios. Pero muy en el fondo éramos idénticas. Tu mamá fue reina de belleza por diez años consecutivos hasta que se casó con tu padre. Solo demuéstrale lo que puede hacer un chica de ciudad con ganas de devorar el mundo.

Los orbes azules de Caroline se iluminaron con una nueva emoción. Ruslana parpadeó cuando la chica la besó en la mejilla.

—Cuando sea una adulta, quiero ser como tú.

Un tirón traicionero en el pecho de la pelirroja le anunció lo que horas atrás había descubierto en el asiento trasero de su Cadillac. Justo cuando los restos de la tarde y los ecos del deseo se difuminaban sobre la mirada cómplice de su vecino.

—No, cariño, tú serás mucho mejor que esta mujer acostumbrada a mentirse a sí misma. Hay algo que tengo que hacer antes de que empiece el Festival ¿Me cubres con los Sato's?

La integrante más joven de los Stewart asintió con gusto. Ruslana aprovechó la brecha que le daba la multitud para escabullirse en la planta superior del Coffee Shop.

—Tiene que estar en algún lugar. Vamos, Linda, no traiciones a tu nieta.

—La vieja bruja de Anton Lake nunca le haría eso a su mejor discípula.

Rus contuvo un grito al descubrir las largas piernas de cierto ex jugador de fútbol americano del otro lado de su ventana.

—Henderson, un día de estos… juro que…

—Tendremos muchos días para que planees mi asesinato. Ahora mueve tu bello trasero y saca el As bajo la manga de Linda. La distracción del Festival no será suficiente para detener a los McCallister en su plan de urbanizar Anton Lake.

Como si fuera el dueño y señor de aquel espacio, Asher se colocó a la derecha de ella. Los últimos minutos que compartieran en el Cadillac no solo se juntaron a la lista de anhelos por saborear.

La bandera de la estrategia estaba encima de ellos mientras se apropiaban del libro de recetas que por siglos había estado bajo la posesión de los primeros colonos.

La fórmula para la elaboración del sirope de arce que otrora constituyera la base de la economía de la zona, junto con el reporte de que los McCallister estaban violando varios acuerdos del distrito al explotar las tierras del bosque que rodeaba al pueblo, eran las armas de una pelirroja que en esos instantes cambiaba sus vaqueros por la falda del uniforme de porrista que Meredith se había atrevido a requisar de los vestuarios de Anton High School.

—¿Crees que podrán darnos cobertura?

—¿Cuándo has tenido miedo?

—Estás totalmente ido de la pinza, chico maravilla.

Ruslana terminó de completar su disfraz de animadora mientras su acompañante guardaba en un portafolio los documentos que constituían la herencia de aquella chica.

Mientras la ciudad se debatía en manzanas de caramelos, palomitas de maíz o suculentas hamburguesas a la parrilla, el equipo de demolición de McCallister Building, con Vanessa y su hermano Troy a la saga, se acercaban a la demarcación del pueblo. Si el profeta no iba a la montaña, ellos llevarían la bola de demolición al templo de la bruja. 

Vanessa no solo estaba a favor de arrancar la raíz de Linda y todos aquellos que creían en el renacer de una comuna que les pertenecía por derecho propio.

No, para ella, el peor golpe venía del hecho de haber perdido al candidato potencial a convertirse en el macho alfa del pueblo. Solo pensar en Asher y Ruslana lograba que la sangre le hirviera de impotencia.

—La nieta de la bruja sabe cómo encuadrar una narración. Creo que hay hasta celebridades invitadas a su pequeño teatro de: ¡Salven Anton Lake! 

Comentó Troy desde el pasajero del Mustang. La comitiva encabezada por una grotesca bola de demolición y tres vehículos cuatro por cuatro serpenteaba camino al límite entre las propiedades de Henderson Hall y el traspatio de Sweet Cherry Summer's. Vanessa frunció el ceño.

—La muy zorra llegó proclamando que vendería y ahora se ha convertido en la defensora número uno de la tradición local. Es una vergüenza.

—Pero no hemos de negar que sabe entretener. Desde que llegó, los rumores han atraído más clientela al pueblo, incluso a nuestras tiendas les ha sentado bien un poco de la chica dinamita.

—Solo falta que le des la razón.

Troy le dedicó una mirada inquisitiva. La abeja reina de su hermana melliza no soportaba perder.

—Solo vete preparando. Algo me dice que nos espera una sorpresa.

Ella chasqueó la lengua antes de concentrarse en la angosta carretera que servía de vínculo al pueblo con el Coffee Shop.

La redecilla de bombillas que solían cubrir fachadas en Navidad fueron el inicio de un estallido de color, donde globos y puestos ambulantes se mezclaban con el ruido de conversaciones y música country fluyendo desde los altavoces sobre los techos de las caravanas.

Una mujer de rastas en varios colores y botas de motero presionó el solitario micrófono que descansaba sobre el soporte del improvisado escenario. Su nombre era Annie Fleur y había sido invitada por la propia Ruslana para cubrir el evento que volvería a poner Anton Lake en el mapa.

—Buenas noches pueblerinos, criaturas amantes de la música y el fútbol americano. Estamos transmitiendo en vivo desde Anton Lake Festival, donde los estereotipos se convierten en el arma de la creatividad ¡Así que sacúdete lo convencional y ven a conocer a los nuevos talentos! Soy Anne Fleur y esto es un Vlog para la historia.

El tono comercial de ella cumplió su cometido. En el momento que la grúa unida a la monstruosa bola de demolición alcanzó la explanada donde marchaba el Festival, Ruslana ya estaba lista para la segunda parte de su plan.

Desde el techo del Cadillac, como en los tiempos en que solía ser una adolescente problemática, los globos cargados de pintura esperaban por la resolución de los McCallister.

Vanessa, como siempre, se adelantó a los acontecimientos antes de abrirse paso entre el gentío que admiraba la interpretación de un cover de Yesterday al piano, por una de las niñas Lowell. 

El ruido del micrófono al ser arrancado logró detener los comentarios y tarareos, incluso más allá del corazón del evento. Por unos instantes Vanessa dudó, pero luego la imagen de Ruslana en aquel uniforme de porrista, sosteniendo los dedos de Asher, consiguió hacerla arder con la misma furia sin sentido con que se proponía transformar la ciudad que los había acogido cuando solo eran los hijos de un banquero en la quiebra y una mujer adicta a las cirugías estéticas.

—Buenas noches, no voy a leerles el manual entero de lo que representa romper un acuerdo. Cuando llegué a este pueblo, solo había una tienda de víveres y este lugar, bajo la batuta de Linda Summer y sus pasteles caseros. No voy a negar que su cocina siempre nos trajo consuelo, pero los tiempos cambian y adaptarse es el camino si queremos ayudar al florecimiento de la ciudad. Como miembro de esta comunidad es mi deber y responsabilidad, advertirles del peligro que representa Ruslana Summer para Anton Lake. Una mujer sin raíces, sin fundamento o algo más en su cabeza que el de motivo de ser una devoradora de hombres, un ejemplo deplorable para la juventud y sobre todo…

El sonido de un altavoz ajustándose y las notas de una guitarra eléctrica siendo probada, interrumpieron aquella diatriba pretenciosa destinada a envenenar a la ciudad contra la mujer que ahora recibía un micrófono inalámbrico para hacer frente a la rubia.

—Van MacCallister… no podía haberme descrito mejor. Solía pensar en la maldición de mi abuela como si se tratara de una profecía divina. Es cierto que sigo siendo la "buena para nada" que merodeaba por la ciudad, mientras tú te esforzabas por sacar buena notas y asistir a la iglesia. Odio las Matemáticas y he tenido tantas citas como pelos en mi cabeza. A principios de año pensé que podría rehacerme como persona, que a estas altura sería la esposa de alguien o que el contrato de la industria me alcanzaría para sostener una mansión en L.A. Sin embargo, todo se fue a pique después de la muerte de mi abuela. Pensé muchas veces en vender Sweet Cherry Summer's. No tienes idea de lo que Marion, Meredith y hasta el tonto redomado de Ahser insistieron en que no lo hiciera. Hasta entonces no había caído en la cuenta de la soledad que por años solía ser mi compañera perpetua. Así que adivina qué, soy cabezota como el infierno y he decidido algo mejor. Puedes quedarte el antiguo Coffee Shop de mi abuela, pero no te atrevas a robar a la gente de este pueblo su esencia, que a la larga sigue siendo tan tuya como mía. Te ofrezco una rama de olivo. Llévate esa monstruosa grúa con tus artes de gánster, y escucha lo que Ash te va a proponer. Ahora sal de mi escenario, tengo una canción que interpretar. Linda Summer, dónde quiera que estés, tu nieta tiene muchas cosas que decirte.

Ruslana avanzó directo hacia el reflector que bañaba el rostro cetrino de Vanessa. Los vítores y el sonido de la música acompañaron el momento en que recibió su vieja guitarra marcada con las firmas infantiles de su clase. Los ojos color verde pizarra se iluminaron mientras su voz se desgarrada con las primeras notas.

Tell me what you want to see

I can show you the best part of this old town

The music, the smell of cherry pies rising every morning 

I'm a dreaming girl, deeply in love with the city forgotten by God

I'm a troublemaker who beats the rumours 

Don't you know, baby, I'll be your perfect match…

So tell your mom and your dad, troublemaker is back in town

So give me more, sweet perfect disaster 

Only fools fall in love with the idea of breaking down 

Only fools look at the girl in red sitting in the field with fireflies…

Las palabras continuaron fluyendo con acordes de guitarra acústica y sintetizador, mientras un coro de chicas y chicos, envueltos en los colores del equipo de fútbol del pueblo evolucionaba frente a una multitud dispuesta aceptar a una mujer tan auténtica como los campos de Tennessee.

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~•~•~•~•LOVELY DISASTER~•~•~•~

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Tres años después, Anton Lake, un pueblo no tan olvidado por Dios.

Las primeras luces del amanecer colocaban un halo plateado sobre el riachuelo que marcaba las lindes entre Henderson Hall y la pastelería que le había pertenecido a Linda Summer desde que el pueblo tenía memoria.

Una muchacha de cabellera rojiza disfrutaba de la paz que podría concederle la vista a una madre primeriza en espera de su cría. Ruslana Summer Henderson inspiró el aroma del chocolate caliente que le gustaba apreciar en el anonimato de su estudio.

Asher estaría en cualquier momento bajo el umbral. Justo para recordarle que escapar a las cinco de la madrugada del lecho era terrible para una embarazada de cinco meses de gestación.

Algo que ella ignoraría olímpicamente, puesto que la hora dorada para componer era esa.

—Quién diría que terminaríamos formando nuestro nido en la casa del lobo. Estoy segura que serás tan testaruda como tu padre.

La pequeña ondulación en el vientre de ella era muy poco evidente si no se aventuraba debajo de la camisa de mangas largas que solía usar como pijama.

Otra costumbre cliché de la que no tenía tiempo para negar. Grabando el nuevo tempo para la pista musical que debía entregarse en Los Ángeles el próximo fin de semana, Ruslana regresó aquella noche donde Vanessa McCallister intentó arrancarla por completo del mundo que había odiado antes de reconocer la verdad de la maldición de su abuela.

Las investigaciones de Asher, unido al impacto del Vlog de Annie, la habían catapultado al éxito que disfrutaba al inicio de los treinta.

Después de años de tormenta, la vida se había acomodado como una perezosa flor de madreselva apoyada en la ventana del cenador. La alianza dorada en su anular izquierdo le recordaba que ahora era una Henderson en espera de su primogénita.

Otros ecos de añoranza fueron silenciados cuando la figura elegante de un hombre pobló la habitación.

—El hábito de no llamar a la puerta sigue siendo parte de ti.

Argumentó Ruslana al percibir los pasos amortiguados por el felpudo mientras Asher se acercaba. La calidez de su torso desnudo estuvo rodeándola unos segundos antes de sucumbir al deseo de besarlo.

Ojos de un despejado azul grisáceo se perdieron en los suyos solo para entrelazar los dedos y dejarse arrastrar hasta el acristalado ventanal. Desde allí, los fragmentos de niebla dejaban paso a los primeros rayos del sol, para saludar la ciudad. 

—Suelo ser un impertinente la mayoría de las veces, pero no hay nada mejor que despertar de frente a lo que llamo futuro, y sé que tú también lo aprecias, Pippa.

El apodo la hizo arrugar la nariz. Una sonrisa radiante marcaba hoyuelos en las mejillas de él antes de señalar el punto desde donde Sweet Cherry Summer's centelleaba como un farol rosa pastel en la línea del horizonte.

"Siempre has sido ese pajarito tozudo con ganas de conocer el mundo. Pero yo sabía cómo iba terminar. Los finales no son más que puertas abiertas a otros mundos. Nunca pude desterrarte de veras, jamás podría hacerlo con quien amé más. Eres la persona más fuerte que conozco.

Así que estoy segura que tome el tiempo que tome, sabrás elegir lo mejor. Desde el fondo de mi corazón, por favor sigue siendo tú misma sin importar lo que los demás puedan decir.

Sé la loca protagonista que baila bajo la lluvia y disfruta los arcoíris en cada charco. Sonríe cariño, porque la vida sigue siendo el más adorable de todos los desastres.

Tu abuela que siempre te quiso,

Linda. S. Summer."

THE END

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LOVELY DISASTER 

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A STORY BY AWORLDIH 

WRITING LINE:

2024. 10. 08- 2024.10.20

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