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Marain volvió a casa pero no sé fijó en la pequeña sorpresa que había dentro del garaje cuando fué a dejar su motora. Se adentró a la casa para luego quedar paralizada ante tal persona.
—¿Papá?
—Mi pequeña Trizzy... ¿No saludarás a papá?
Como una niña pequeña, con reproches de ver a su padre, fué y lo abrazó como nunca antes. De verdad necesitaba a su padre al lado, tenía tantas cosas que contarle que ni siquiera sabía por donde comenzar. Tenía tantas ganas de contarle que por primera vez ganó una competencia.
—Desgraciadamente te extrañé mucho —dijo ella aún en el pecho de su padre—
—Yo también, niña arrogante.
Al instante Marain pensó en lo que Iker le había mandado a decir a su padre hace unas horas.
—Tengo un comunicado de alguien.
—¿De quién? —Marain carraspeó su garganta para luego decir...—
—"El Alpha de la esquina te espera" —en ese momento Thyler no pude evitar soltar una carcajada—
—¿Iker Frederick? —asentí—. No sabía que lo conocías.
—Bueno, una serie de sucesos lo llevaron a entrar a mi vida.
—¿Cómo rayos ese chico problemático entró a tu vida?
—Despues te explicaré.
🏍️
Tres días después...
Iker como siempre no dejaba de molestar a Marain, pero ella nunca le decía nada para que se alejara.
Aunque hoy, especialmente hoy martes, Marain y Thyler Bleach, iban de camino hacia la plazoleta Firian, el centro de San Griego.
—¿Y el alpha en dónde está? —Thyler comenzaba a desesperarse por la demora de Iker, pero el chico ni era de tardar tanto—
—Tiene que estar por aquí molestando.
Marain aparcó su motora y luego observó a su alrededor por si veía al cabello azabache.
La chica ubicó a Iker, su sorprensa fue mayor cuando lo vió vestido de negro y blanco, pantalones un poco ajustados negros, camisa blanca con chaqueta negra y botas de igual color, aparte de sus gafas de mosca; como le decía Marain.
—Mi querido alpha.
—Thyler Bleach —hicieron un típico saludo—. ¿Porqué no me dijiste que antes de ayer volvías?
—Queria darle una sorpresa a mi familia. ¿Andabas molestando a mí Trizzy en mi ausencia?
—En mil años luz, sabiendo quién es usted.
Iker le hizo una señal dismulada a Marain para que le siguiera el coro.
—Simplemente somos compañeros de clases, nada más —dijo ella—
—¿Segura, Trizzy?
—Que si —rodó los ojos—. Tengo que irme donde Freddy.
—¿En serio sigues trabajando para él?¿Acaso no quedamos que no volverías a trabajar con él? —su padre empezó a regañarla—
—¿Crees que arreglar y mejorar su motora es algo malo?
—Pero sabes quién es en realidad.
—Freddy Mackenzie, uno de los mejores motoristas de Bless, San Griego, pero peligroso para quien se vea involucrado con él —hizo una leve pausa—. Obviamente que lo conozco bastante bien.
—Entonces deberías saber, que él posee una pistola.
Desgraciadamente eso también lo sabía Marain. Entonces su mente decidió volver a teletransportarse a ese momento, el momento en donde el adversario de Freddy fue a amenazarlo si ganara, fué ahí cuando Freddy sacó su arma y le disparó, frente a los ojos de Marain.
—Tengo que irme —dijo ella como última vez antes de partir—
🏍️
Una noche oscura, una noche fría, lo único que cubría a Marain del frío, era su chaqueta de cuero.
Marain odiaba salir del taller a las tantas de las horas, es decir, a las doce de la madrugada. Pero eso no quitaba el hecho de que amara conducir de noche.
—Mañana te ahorraré, Freddy Mackenzie.
Su motora estaba bastante lejos de ella y Marain tenía que cominar toda una avenida.
—¿Porqué tuve que dejar la motora tan lejos? Eso me pasa por llevarme de tí.
Marain le echaba una y otra vez la culpa a Freddy, ya que él fué el que le dijo que dejará su moto en la avenida.
—Deja tu preciada motora en la avenida, los del hangar son unos locos.
—Pero sólo es para recoger un motor —dijo sin entender—
—Haz lo que te digo.
Pero definitivamente tenia razón al decirlo. Por poco asaltaban a Marain si no fuese porque se presentó y dijo que iba de parte de Freddy. Una vez Marain se montó y prendió su motora, las nubes se empezaron a juntar para así comenzar una llovizna.
—¡Genial, ya no sé si reír o llorar!
🏍️
Y así mojada, andando con cuidado por la avenida, logró llegar hacia su casa que impresionadamente, las luces estaban prendidas. Marain estacionó bien su motora al lado de la de su padre y se adentro a casa echando agua.
—¡Oh por Dios, Marain! ¿Qué te pasó? —una pregunta boba, dijo Marain en sus pensamientos—
—Fijate que no sé, mamá —de igual manera respondió—
La chica se secó un poco y quitó sus botas para así poder pasar por la sala hasta llegar a la escalera, pero paró cuando escuchó unas risas.
Iker estaba ahí, con su padre, conversando de lo más normal incluso riéndose sin preocupaciones. ¿Qué hace él aquí? —pensó Marain—
—¡Mari! —Iker saludo a la chica, esta sólo asintió—. ¿Acaso andaste toda esa avenida en la lluvia? ¡Podrías haber tenido un accidente!
A Marain no le importaba eso en ese entonces, simplemente quería llegar a casa y dormir. Se sentía destrozada, Freddy había abusado mucho de ella arreglando su motora.
—Lo importante es que llegué. ¿Qué haces aquí tan tarde?
—Solo me dí una pequeña escapadita —rió nerviosamente—
—Bien... Me iré a dar una ducha.
Marain subió las largas escaleras, mojando todo el suelo hasta llegar al segundo piso, entró a su habitación y se despojó de su ropa para entrar a su baño privado.
Sus pensamientos no la dejaban dormir y eso le molestaba ya que mañana tenía un examen que tomar.
Marain recibió una llamada que no dudó en contestar, era Iker.
—¿Sabes qué hora es como para que me andes llamando? —pregunto ella—
—¡No te enojes, Mari! Solo te llamo porque hoy estabas un poco cortante conmigo, ¿ocurre algo?
—No, nada. Hoy no estoy como para hablar tanto, la cabeza comienza a dolerme de tanto pensar... —Marain se quedó un momento en silencio—. Aparte, ¿por qué te estoy diciendo estás cosas a tí? Ni siquiera coges consejos tuyo.
—Desgraciadamente sí, pero no aconsejo sin haberlo probado.
—Ya duérmete, es tarde.
—Tu también duérmete y no me estés reclamando.
—Cuelga, me da pereza presionar el botón.
—¿¡Y luego me llamas perezoso!? Esto es increíble.
—No grites tanto.
—Bien, nos vemos mañana.
—Ok...
Pero nunca enganchó, así que se quedaron un buen tiempo hablando de chismes y cosas sin importancia alguna.
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