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Cap 52

Habían pasado dos horas y Soobin y YeonJun se encontraban comiendo papas con cheddar en el patio de comida del lugar.

Habían tenido que acercar dos sillas para colocar todas las bolsas de las cosas que habían comprado.

Yeonjun había comprado cajas y cajas de series de anime en DVD, también películas y otras tantas remeras y atuendos para hacer cosplay.

Soobin había gastado una fortuna en mangas.

Literalmente se estaba llevando 25 mangas a su casa. No sabía dónde los pondría pero estaba feliz porque había conseguido muchos de Junji Ito que le faltaban y había podido completar su colección de Banana Fish y también había comprado los primeros tomos de Blue Lock.

En cambio, Yeonjun se había comprado Manwhas. Había conseguido algunas series que salían de Webtoon y como las quería se las compró. Él también se llevaba como 15 cosas para leer.

Soobin terminó de comer sus papitas (hacía tiempo que Yeonjun también había acabado su comida).

— ¿Crees que nos sobre dinero para la próxima cuando vengamos con los chicos? — le preguntó Soobin.

— Yo no gasté tanto como tu. La próxima compraré unos mangas y posters con el dinero que sobró.

— A mi se me fue casi todo en los mangas — le dijo mientras se levantaban para tirar las cosas en el cesto de basura.

Soobin acomodó sus compras de modo que logró simplificar las bolsas. Yeonjun tenía la mochila llena y llevaba una bolsa pequeña pero llena de postales de anime en una mano.

Se había pasado un poco con las postales de anime...

Había comprado 112 postales, se había llevado casi todo el puesto.

Por suerte no pesaban tanto.

Soobin observó su bolsa y levantó una ceja.

— Yo me pregunto donde rayos pondrás todas esas postales.

— Quiero hacer un mural de postales en el cuarto — contestó Junnie caminando hacia una cabina de fotos — La próxima compraré otras más.

— Acabas de llevarte más de 100 postales.

Yeonjun se alzó de hombros y entró a la cabina. Soobin se hubiera dado una palmada en la frente pero sus manos estaban extremadamente ocupadas por las bolsas. En ese momento se estaba replanteando comprar una de las mochilas del puesto que estaba cerca.

— Espérame aquí. Iré a comprar una mochila.

Jun lo esperó en la cabina de fotos y Soobin casi corrió para llegar al puesto de mochilas de anime. La más barata era la de Naruto así que la compró y pronto pudo acomodar sus cosas dentro. Por lo menos gran parte de los mangas ya estaba guardada en la mochila.

Volvió a la cabina de fotos cuando Jun se estaba terminando de tomar algunas. Dejó su bolsa a un lado y puso una moneda en la máquina.

— Tomemos alguna juntos — le dijo sonriéndole.

La primera foto salieron haciendo corazones con los dedos, la segunda Soobin lo rodeó con un brazo y lo atrajo hacia él. Sonrieron y en la foto se notó que ambos estaban rojos porque sus rostros estaban demasiado cerca.

Al acabar de hacer la foto, YeonJun giró para ver a Soobin en el tiempo exacto en el que la cámara tomaba la foto.

Captó el momento justo cuando ambos se miraban los labios entre sí.

En la cuarta foto, Yeonjun justo miró a Soobin como si fuera su mundo y esa fue la foto más hermosa de ambos.

La foto salió y la maquina ponía un cartel de que la podía enviar vía mail, así que Soobin colocó su mail y pronto recibió la notificación de que le había llegado la foto en digital.

Cuando salieron de la cabina acordaron ya irse a la casa de Soobin porque de lo contrario seguirían comprando cosas y era un peligro porque ellos eran un desastre.

Un maravilloso desastre.

Se dirigieron a la parada del bus pero como hacía mucho frío (por ser un horario tarde, pasada las once y media de la noche) se subieron a un taxi que para suerte y alivio de ambos manejaba una chica bastante joven y amigable.

A Yeonjun no le gustaba viajar en taxi de noche con chóferes hombres. Más de una vez había hecho viajes y había pasado momentos incómodos, tales como insinuaciones sexuales o insultos por llevar el cabello rosado y parecer una chica. Así que viajar con una chica joven era mejor, le daba un poco de seguridad en que no querría hacerle daño o que no se le burlaría en la cara.

— Te estoy enviando la foto — le dijo Soobin — pesa como 20 MB, la calidad es asombrosa.

— ¿De verdad? — Junnie miró la foto en papel — porque esta no se ve tan genial.

— Pero la digital es asombrosa.

A Yeonjun le llegó la foto cuando el taxi frenaba frente a la casa de su amigo. Soobin pagó y ambos se despidieron.

El entrar a la casa Yeonjun revisó la foto en el celular y se quedó con la boca abierta.

— ¡Necesito una mascarilla para los puntos negros maldita sea! ¡Mira mi nariz!

— ¿Lo ves? La foto tiene más calidad que nuestra vida.

— Me veo horrible.

— Te ves bien, Yeonjunnie, tú siempre te ves bien — le dijo quitándose el cosplay de Ash para colgarlo del perchero. Yeonjun repitió su acción y dejó todo en su lugar.

— Aún así quiero una mascarilla.

— Pues yo no tengo, así que deberás conseguirla en otro lado.

Jun hizo un puchero y dejó sus cosas en el sillón, Soobin acomodó un poco sus cosas y dejó todo arriba de la mesa del comedor.

En eso, ambos se dieron cuenta del silencio que gobernaba la casa.

Jun miró para todos lados, claramente ya sabia que los padres de Soobin se habían ido y que no volverían hasta tarde.

— Estamos... solos... — Dijo Jun casi en un susurro.

— Ya lo veo — contestó el pelinegro removiéndose en el lugar — ¿Qué? ¿Quieres ver una película de terror o algo así?

— ¿Acaso planeas matarme de un susto?

Soobin rió nervioso y se quitó su sudadera. Estaba llevando un suéter con cuello de tortuga y se veía precioso. A ojos de Junnie era perfecto.

— ¿Quieres ir a dormir?

Jun asintió con la cabeza. No estaba cansado.

Y Soobin tampoco lo estaba

Ambos pasaron al cuarto y Soobin le tendió su pijama de ositos que a Yeonjun le gustaba robarle cada vez que él hacía una pijamada. Soobin se fue a cambiar al baño y a apagar las luces y cerrar la puerta de la casa. Luego tendría tiempo de ordenar todas las cosas que había comprado.

Se acostaron en la cama. La lámpara de lava que estaba en la mesa de luz del pelinegro alumbraba la habitación. Soobin nunca la apagaba porque le gustaba el color naranja que irradiaba.

Ambos se quedaron mirando el techo. La cama de Soobin era grande y ambos entraban con comodidad.

Yeonjun se mordió el labio y lo miró de reojo.

Estaban solos.

Ellos jamás habían dormido juntos y solos en un lugar. Es decir, siempre era en una casa con padres o en una pijamada con los chicos.

Pero nunca solos.

Soobin giró su cabeza para dirigirle una miradita y cuando se encontró mirándolo le sonrió con nerviosismo y se le escapó una risita. El corazón le latía más fuerte que nunca. Lo sentía en los oídos, en la punta de los dedos con aunque cosquilleo que le indicaba las ganas que tenía de tocar a su amigo.

Yeonjun se aclaró la garganta y se arrimó un poco él.

— ¿P-puedo abrazarte? Es que hace frío.

Frío, claro...

Soobin estiró su brazo y Jun usó su pecho como almohada. No pudo evitar levantar la mirada cuando la mano de Soobin se colocó en su espalda para acariciarlo.

Entonces una sensación de seguridad invadió las esperanzas de Junnie.

Una pizca de valor se instaló en su pecho. Al ver los ojitos negros de Soobin supo que todo estaría bien.

Así que le dijo:

— Te quiero...

Soobin ciertamente no se lo esperaba. Se sintió desfallecer ahí mismo. Aún así intentó no hacerse ideas equivocadas.

— Em... yo igual — dijo incómodo.

Pero Jun sacudió la cabeza.

— No te quiero como amigo.

Ah entonces Soobin casi se muere ahí mismo.

Las cosas tomaron un rumbo más tranquilo. Soobin lo dio vuelta en la cama y lo abrazó como si se tratara de un oso. Estaba sobre él casi asfixiándolo, pero no importaba.

Yeonjun ya lo había dicho.

— Yo siento lo mismo — le dijo Soobin con felicidad al borde de las lágrimas — Te quiero de esa manera desde siempre, yo...

Yeonjun no estaba preparado para oír esas palabras, así que cuando Soobin las pronunció, se largó a llorar.

— Te amo, Junnie. De verdad te amo.

El pelirosa lo apretó fuerte contra él y lloró como si su vida dependiera de ello. Lloró hasta el punto en el que parecía como si acabara de volver de un funeral en vez de tratarse de algo propiamente romántico.

Y en realidad era el funeral de aquella amistad, para darle paso al nacimiento de una hermosa relación de pareja.

Se habían tardado su tiempo, pero había valido totalmente la pena.

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