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XII

Día de brujas, la tienda luce adornada por una hilera de murciélagos, algunas telarañas pegadas en las esquinas, en la puerta un par de calabazas con su vela, aún se conserva el letrero de abierto, suspira mientras se arma de valor, abre la puerta a los segundos la campanilla se hace escuchar.

–Oh Ryou buenas noches –declara el anciano de cabello cano que le sonríe afable mientras deja el mostrador –pero que curioso disfraz –señala al ver el traje blanco con dorado, sus mejillas se tornan carmín, comprende que ya es algo mayor para usar este tipo de atuendos pero toma de pretexto el baile mientras aferra el báculo blanco de White Magician.

Pronto llega a la estancia una mujer de estatura promedio, delgada y cabello corto negro –Papá deberías cerrar temprano, recuerda que por la festividad los niños estarán más concentrados en pedir dulces que en comprar –dice la mujer al entrar sin embargo al notar la presencia del chico no puede evitar ruborizarse un poco.

–Sra. Mutou –hace una reverencia el chico mitad inglés, la mujer sonríe al ver los modales del joven que tiene en frente, le alegra que su hijo tenga tan buena compañía.

–Buenas noches Ryou–Kun –sonríe– por lo visto mi hijo te ha metido en "esto" también –señala la mujer.

–En realidad fue idea de ambos –ríe un tanto nervioso, Ashita Mutou le mira un tanto escéptica, ese chico no tiene la pinta de tener gustos así sin embargo antes de poder decir algo más Yugi Mutou, su hijo, hace acto de presencia son su traje de domador, la capa azul reluce haciendo contraste en el azul cobalto del traje que porta abajo y la armadura dorada junto con las hombreras, la piedra que usa en el centro del ojo de Horus que funge como cinturón reluce cual rubí y ante aquella bella imagen Ryou no puede evitar sonrojarse, su chico luce bien en su traje.

Yugi Mutou se queda a medias de la oración sin poder gesticular palabra alguna, Ryou luce perfecto en aquel traje, es más parece ser hecho solo para su uso, el manto blanco y la cruz de Ankh dorada en él, además del gorro con su respectiva joya en la cabeza, al final el silencio que se establece al mirarse es interrumpido por la voz del abuelo del chico.

–Al parecer se pusieron a tono –inquiere Solomon Mutou, su nieto asiente sonrojado, ambos adultos se miran creen comprender un poco el asunto, pero no dicen nada al respecto, no les extraña siendo el actuar del mitad inglés para con su nieto e hijo respectivamente.

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Antes de irse Ashita Mutou pide una foto, Ryou Bakura pasa su brazo por encima de sus hombros mientras se juntan ante el pretexto de la diferencia de alturas, las mejillas del tricolor se tornan rojas, pero al final no puede evitar sonreír mientras muestra su aperlada dentadura, lo cierto es que se siente feliz.

Después del visto bueno ambos se despiden, pero al darse la vuelta el hombro de Ryou es tocado por la fémina.

–¿Te parece tener una copia de la foto Ryou–Kun?

–¡Mamá! –chillo el tricolor ante el bochorno– el albino asintió gustoso.

–Entonces cuando llegue Yugi le pediré tu correo para enviártela –sonrió amable.

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El trayecto no es largo además de que aún tienen tiempo, optan por ir caminado mientras divisan a los niños corriendo con sus trajes pidiendo dulces en grupo.

Sus manos se rozan al caminar, ambos se giran ante el acto al final el tricolor se atreve a hablar.

–Te vez bien –admite– parece que el traje fue hecho especialmente para ti –sonríe.

Le mira a detalle unos segundos, piensa en tomarle de la mano, pero están en público, no tiene problemas con ello pero no quiere una reacción como la de esa vez, comprende que hay situaciones donde le puede hacer sentir mal sin querer, al final se abstiene mientras sonríe ante sus palabras.

–Tú también te vez bien, me alegra que los últimos detalles los termináramos por separado –el tricolor le mira– así pudimos sorprendernos del resultado final –ríe– de algo sirvió mi trabajo de medio tiempo –suelta al recordar que la última semana antes del baile no tuvo tiempo de verle ante la exhibición egipcia que hubo en el museo.

–Bueno si –sonríe– aunque te extrañe –deja salir sin querer ya ante el comentario Ryou Bakura no puede evitar querer abrazarle sin embargo sus dudas se hacen presentes instándole a solo sonreír amable guardándose las ganas siendo que no quiere hacerlo sentir incomodo en su primer baile juntos y al verse con esa idea el rubor aparece en sus mejillas.

Por otro lado, Yugi Mutou reciente un tanto las respuestas del mitad ingles siendo que parece un tanto distante y aquello le hace sentir un tanto frustrado, no comprende su actuar reticente pero tampoco quiere dar a conocer aquella molestia, tal vez solo exagera y son imaginaciones suyas ante la ausencia.

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Un par de hombres lobo, otros tantos dráculas, varias momias junto con algunas cuantas princesas, también hay algunos ángeles y demonios dentro del gimnasio de la preparatoria de Domino donde hacen gala, no hubo tanto ingenio entre las vestimentas de los chicos y chicas que se dirigían al baile siendo el típico estandarte el uso de esos monstruos para Halloween, una sonrisa compartida es dada por ambos a sabiendas que son los únicos que traen puesto algo que no típico en dicha celebración.

Rápidamente se hacen notar, aún más el mitad inglés, para otro chico el portar ese traje resultaría algo extraño de ver pero él luce bien y las femeninas no tardan en acercarse.

Yugi Mutou ve la escena un tanto ofuscado y apartado de donde este él, comprende que llame la atención y hace tiempo atrás aquello no le hubiese molestado pero ahora no podía evitar sentir celos al estar juntos, entonces cae en cuenta que aún no son nada, solo han salido un par de veces y no ve tanta diferencia de cuando salían como amigos, ya se han dado un par de besos pero al final no han llegado a un acuerdo, comprende que las relaciones son extrañas pero debe de haber una serie de pasos para llegar a ser formales y ante la idea no puede evitar sonrojarse, puesto que comprende que quiere ser algo con él, sin embargo sus pensamientos se ven interrumpidos ante el tacto de una mano en su hombro, se gira para observar a un joven caballero en su reluciente armadura junto a un alguacil que levanta su sombrero mostrando su amplia sonrisa.

–Jono, Honda –les sonríe a ambos, el rubio quien viste de fiel guardia levanta un poco la abertura del casco y muestra una enorme sonrisa, poco después muestra a la joven señorita que les acompaña, su hermana menor Shizuka quien porta un traje rosa cual princesa, porta en su cabeza una hermosa tiara mientras le sonríe dulcemente al tricolor que le devuelve el gesto.

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La velada transcurre amena, el tricolor ríe ante las ocurrencias de sus amigos mientras conversa un poco con ellos y la chica que les acompaña, sin embargo de vez en cuando su mirada se desvía ante la atención que recibe el joven albino por parte de las chicas, al final suspira comprendiendo que era absurdo imaginar que estarían juntos todo el rato en el baile.

–Disculpa –le toca el hombro la joven de pelo castaño largo.

–¿Paso algo? –pregunta algo curioso.

La chica duda un poco, pero al final se atreve a decir lo que tanto desea hacer desde hace rato y a causa de su hermano no ha podido –¿Quisieras bailar conmigo? –el tricolor le mira perplejo al final asiente, comprende que es un baile y como tal deberían de bailar pero más que eso se han pasado toda la noche en la mesa hablando, era normal que la chica quisiera entrar a la pista.

–Si –sonríe y se levanta, por otra parte, ambos chicos miran atentos la escena un tanto escépticos, Jonouchi escucha el reclamo del moreno, pero al final no dice nada, no le parece tan malo que sea Yugi Mutou quien saque a bailar a su hermana, después de todo no le ve como amenaza.

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Ryou Bakura está molesto, lleva más de cuarenta minutos tratando de alejar a las chicas que están encima de él, ese no era el tipo de baile que espero tener y para colmo lo poco que ha visto al tricolor es estando junto a sus amigos y la hermana menor de uno de ellos, quiere darse golpes en la pared aún más al divisar al chico de orbes amatistas bailar con ella, no, no odia a Shizuka pero no puede evitar sentir celos de ella a sabiendas que está cumpliendo lo que él desea, entonces comprende que aunque Yugi Mutou no bailase con ella esa noche ni con nadie tal vez no tendría el valor de pedirle bailar frente a todos, al final suspira resignado, el Halloween se ha echado a perder, es lo primero que pasa en su mente pero al verlo sonreír con Shizuka no puede evitar sentirse mal, parte de su valor se había esfumado ante su rechazo, al final frunce el ceño y se abre paso, escucha las preguntas de la chicas que le acompañan preguntando a donde va, su tono de voz es neutro y por primera vez ven un semblante diferente de aquel chico amable mitad inglés quien solo se limita a decir –Voy al baño.

(__)

Es la primera vez que baila con alguien, una sonrisa se esboza en sus labios, siente un cariño protector con la joven chica de pelo castaño y ante esa sensación puede comprender un poco más el sentir de su rubio amigo, pieza tras pieza bailan juntos hasta que el tricolor no puede seguirle el paso, no es muy atlético y se cansa un poco rápido, Shizuka le sonríe y agradece el gesto pero antes de ir con su hermano siente su hombro ser tocado, gira el rostro para mirar a Hiroto Honda quien cual caballero le hace una reverencia pidiendo el siguiente baile, sonríe amable accediendo a tal propuesta.

–¿Estas bien? –pregunta su rubio amigo.

–Solo quiero un poco de aire.

Jonouchi Katsuya se lo piensa un poco, pero al final le palmea el hombro –bien entonces... –hace una pausa– si te sientes mal solo avisa –el tricolor asiente– se gira mientras ve de reojo a su hermana con su mejor amigo, pero antes de ir junto a ellos al fin saca lo que quiere decir –gracias por bailar con ella –dicho esto se une a la joven pareja cuidando de su hermana menor, Yugi Mutou sonríe ante la visión, a los segundos se gira para salir del lugar, quiere un poco de aire.

Mira el cielo estrellado, la luna resplandeciente, pero pronto su mirada se coloca en el joven de cabello blanco quien está en los escalones mirando a la nada.

–¿Ryou? –le llama, este parece ausente y ante aquello no duda en ir junto a él –¿Pasa algo? –se acerca mientras coloca una mano al frente de su rostro y la pasa de arriba para abajo, el albino resopla –¿Por qué no estas dentro?

–No quiero estarlo –responde sin ánimo, su semblante parece molesto.

–¿Por qué?

Resopla, sus interrogantes le molestan, no quiere verlo, ¿Por qué no sigue bailando? Quiere echarle en cara pero no puede, comprende que él no ha tenido la culpa de su mala noche además no ha hecho nada malo, pero odia que su noche se haya arruinado, era su primer baile y ante la frustración se muerde el labio inferior, al final suelta la verdad inequívoca –no quiero entrar para verte bailar con alguien más que no sea yo –sonríe melancólico.

El silencio se establece, comprende que ha dicho algo demasiado absurdo y egoísta de su parte, pero lo que menos prevé es que el amatista tome asiento junto a él.

–Entonces somos dos –se apoya de su hombro– yo tampoco quisiera verte bailar con alguien más.

Y ante aquellas palabras no puede evitar abrazarle, pasa su brazo izquierdo por su cintura encima de la capa mientras con su mano derecha toma la suya, no parece disgustarle es más le ve acurrucarse en su pecho, sus mejillas se sonrojan, suspira mientras ve él cielo, quiere dejar de sentirse avergonzado, pero no puede, es tímido como él pero para ser algo deben ambos encontrar el valor para seguir adelante.

–Yugi –le llama– lamento esto –el tricolor levanta su rostro de su pecho para vele –quería bailar contigo ¿Sabes? A veces pienso tantas cosas que podríamos hacer juntos, pero al final mi forma de ser tímida y derrotada me instan a parar, pero al final mis celos no pueden dejarse de lado, no quiero compartirte con alguien más, ya es demasiado hacerlo con nuestros amigos, y... –rio– lo cierto es que no soy bueno, solo quiero acapararte para mí, pero temo que mis tontos deseos infantiles te hieran como esa vez –sonrió mientras bajo la mirada– no quiero herirte, nunca.

Entonces Yugi Mutuo comprendió que aquel desplante sin querer si había mellado su relación, suspira mientras se aparta un poco –Comprendo lo que quieres decir –dijo mientras ve al frente– yo también quiero lo mismo, no me excusare en mi timidez ya que debo de ser fuerte y capaz –dijo con decisión– pero... –le aferro aún más la mano– ¿Comprendes en qué tipo de situación nos estamos metiendo? –le miro directo a los ojos– hay mucha gente que no lo tomara a bien, nuestros amigos reaccionaron de buena forma pero no todos serán así y yo...

–Yugi –le interrumpió– comprendo tú punto, lo comprendo de verdad, he sido visto de una forma por la sociedad aunque tu conozcas otra parte de mí, y sé lo que es que te juzguen –suspiro– y desde hace mucho tiempo me ha importado menos la opinión ajena, comprendo que es duro tomar esta decisión pero no me harás daño, no soy tan débil como aparento serlo –sonrió.

Las lágrimas se desbordaron de sus orbes, Ryou le abrazo con premura así estuvieron por un par de segundos hasta que le separo, vio sus orbes vidriosos, brillaban cual joyas, sonrió dulcemente mientras pasaba sus pulgares en las comisuras de sus orbes para limpiar sus lágrimas.

–Vamos no llores –beso su frente aun con una sonrisa en su rostro– sabes que odio verte llorar –las mejillas del amatista se tornaron carmín mientras la lagrimas cesaban– ¿Ves? Te vez mejor cuando dejas de llorar –unió sus frentes.

El tricolor bajo la mirada –Ryou no soy fuerte –empezó– quiero serlo y aun me falta un largo camino aun así si tú estás de acuerdo yo...

–Si –dijo sin dejarle terminar, el tricolor le miro perplejo, al final hizo puchero.

–Basta no me hagas besarte antes –rio– arruinarías mi lista de planes en lo que resta la velada –se levantó, el tricolor le miro– aun necesitamos bailar, dar nuestro primer beso oficial en la última canción lenta, llevarte a casa y dar el anuncio oficial con nuestros familiares –enumero con los dedos.

El tricolor rio ante su comentario, pronto vio su mano frente a él para ayudarle a levantarse, lo que no previo fue como este le impulso para después llevarle a su pecho para abrazarle y llevarle hacia dentro, comprendiendo que Ryou Bakura no mentía en lo que había dicho antes

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