X
Se siente nervioso, no sabe que ponerse, tal vez si fuese una situación normal no le daría tanta relevancia a la situación pero no puede, es más no quiere, él mismo comprende que quiere lucir de la mejor forma posible en lo que puede definir como su primer cita formal, ya antes habían salido y no había problema alguno, la diferencia radicaba ahora en que al fin Ryou Bakura, uno de sus mejores amigos se le había declarado y con ello le había dicho que le viera también como un pretendiente y no solo como uno de sus amigos.
Suspira y ve la ropa en la cama, comprende que debe tener algo de variedad en su guardarropa al ver los colores neutros que lo conforman, al final opta por un pantalón blanco y una camisa lila, un regalo de cumpleaños de su madre que nunca uso hasta ahora ya que no quiere repetir vestuario ante su salida, entonces cae en cuenta que salir con alguien es complicado y aquello le pesa un tanto a sabiendas que no quiere arruinar lo que ambos son aunque comprende que solo son amigos.
Ve el cielo, las estrellas se divisan en una noche sin luna, se despide de su abuelo un tanto ansioso, quedaron de verse a las afueras del templo Tsukimine y a pesar de que no queda tan lejos opta por tomar un taxi, comprende que tal vez está hiendo demasiado lejos, pero quiere cumplir su promesa de tomarlo enserio.
(__)
Pronto le ve a las afueras, viste una yutaka color azul celeste, unos copos de nieve le acompañan en el lienzo de la tela, un obi blanco le hace juego a su vestimenta, trae puestas sandalias y entonces cae en cuenta que tal vez también debió de usar una y no ir tan formal para la ocasión, suelta un suspiro en forma de derrota, le ve alzar el brazo en señal de que le ha visto, sus mejillas se tornan rojas debe admitir que su amigo se ve bien, nunca había tomado en cuenta su apariencia pero ahora que lo miraba a detalle ya comprendía porque atraía a la gente.
(__)
Ha llegado temprano, para él como buen caballero dando a conocer sus buenas intenciones y la importancia que tiene el chico japonés para su persona ha llegado con treinta minutos de anticipación, desde que vio el cartel del festival de verano que se llevaría en el templo de la ciudad no dudo en contactar al chico que ha robado su corazón y cuando este le dio el sí definitivo para salir en una cita oficial no dudo en ir al centro comercial e ir a comprar algo adecuado para su salida.
Mientras espera ya imagina al joven tricolor en yutaka, en su cabeza le ve vestir una color negro a juego con obi lila o morado pero lo que menos prevé es que mientras le espera con paciencia algunas chicas se le acerquen y como siempre las invitaciones que no quiere se hacen presentes.
"¿Vienes solo?"
"Pareces extranjero ¿Quisieras que te mostrara el lugar?"
"Si te han dejado plantado puedo hacerte compañía"
Un cierto deje de molestia se muestra en su rostro, pero al final sonríe, aparenta seguir apacible aunque sus brazos se hayan cruzado, da el "no gracias" definitivo sin ahondar en el asunto, algunas chicas se disipan y otras solo se alejan un poco mientras le miran atentas para observar a quién demonios espera ese chico tan apuesto.
Pronto le divisa, sonríe derrotado, tal vez se pensó demasiado el atuendo al verlo con ropa casual y no con la tradicional yutaka puesta, aun así admite que los colores le van bien, nunca le había visto ropa así ¿Tal vez la compro para la ocasión? Y ante aquella propuesta una sonrisa inmensa se esboza en su rostro para dar pie a ir con él.
Pasa su brazo encima de su hombro, nota su rubor, piensa en que tal vez ha actuado de una forma errónea, comprende que los japoneses no son demasiado demostrativos aun así el chico de orbes amatistas no hace amago de alejarse, al final siguen el recorrido así, a ojos de los demás puede ser un poco extraño su caminar pero al final pasan por un par de amigos compartiendo el festival a falta de alguna conquista sin embargo para ellos significa algo más, para Ryou Bakura es un sueño hecho realidad, al fin su primera cita, para Yugi Mutou significa no solo su primer cita sino también el posible futuro de ambos, lo ha estado pensado, conoce a Ryou, sabe que él no es un chico que le guste jugar con los sentimientos pero también comprende los contras que hay una relación a tal magnitud siendo que son amigos y lo que menos quiere es perderlo como uno.
(__)
La noche se va entre juegos, risas y diversión, carga el Kuriboh en brazos que ha ganado Ryou en el tiro al blanco, mientras que el albino lleva colgando en la muñeca la pequeña pelota que ha ganado Yugi a la hora de ir a los expendios.
Vislumbran la Noria, ambos se miran y sonríen, pensaron que sería algo incómodo para ambos el salir en una cita oficial pero al ver que todo ha ido de maravilla no pueden evitar pensar que tal vez estaban pensando demás.
Antes de subir pide un momento para comprar algo ya que le ha dado un poco de hambre ante su deambular, el tricolor asiente con una sonrisa en el rostro, Ryuo le deja en busca de algo de comida, pronto divisa un expendio de takoyaki pero cuando al fin su orden es entregada y se dirige de nuevo de regreso ve lo que menos espera ver, Yugi Mutou, el chico que le gusta y que es su cita el día de hoy habla y comparte risas con Anzu Masaki.
Su ceño se frunce, ¿Cómo puede sonreír tan alegremente después de que le ha roto el corazón? Siente su hambre irse, el solo verlos juntos le ha revuelto el estómago de la peor forma, mira el plato de takoyaki en la mano al final no puede probar bocado, ve el contenedor a un lado y lo deja caer.
(__)
Mientras espera aferra el muñeco, es tan suave es lo primero que piensa, en su rostro se dibuja una pequeña sonrisa mientras el carmín de sus mejillas se hace notar, su primer cita no ha ido tan mal, se la han pasado bien debía admitir, aún más de lo que pensó pero aun sus sentimientos son un revoltijo que entiende, debe de poner en orden antes de que haya algún herido, pero antes de poder pensar más sobre ello su voz le hace volver a la realidad.
-¿Yugi? -le escucha llamarle, mira su yutaka color lila con flores de sakura rosa como adornos sobre la tela.
-¿Anzu? -casi deja caer al peludo Kuriboh de sus manos ante el asombro de la extraña coincidencia de encontrase ambos ante tanta gente que había en el lugar.
-Te vez bien -se acerca mientras le sonríe y guiña un ojo.
-Gracias tu igual -sus mejillas están un tanto rojas no esperaba tal cumplido de esa chica -¿Has venido sola? -pregunta después de unos segundos.
-Con unas amigas pero al parecer apenas vienen en camino -sonríe amable- ¿Y tú?
-Bueno yo... -duda en decir el nombre de su acompañante es entonces cuando la risa nerviosa le ataca.
-Oh vamos -se inclina a verle, la diferencia de altura siempre estuvo presente, le toca con el índice la mejilla, el chico desvía la mirada, se le hace algo adorable a pesar de su edad -¿Acaso una cita? -sonríe.
Sin embargo lo que menos prevé es que Ryou Bakura llegue junto a ellos, desde que llego le había parecido un chico apuesto pero demasiado reservado para su gusto y ahora sin más se había colocado detrás del tricolor pasándole el brazo.
-Vinimos juntos -dice sin más.
Anzu Masaki por primera vez observa una diferente reacción en el rostro del albino, una que demuestra que tal vez haya más de lo que deja ver en realidad.
Les ve irse, más bien le ve llevarse Ryou Bakura a Yugi Mutou quien solo gira un poco su rostro para verle y alzar la mano en forma de despedida.
(__)
-¿Ryou sucede algo? -alza el rostro mientras le mira, siempre ha sido bajo para su edad, pero el albino sigue con la mirada al frente, pronto llegan a su destino, la Noria que el chico mitad ingles ve como poca cosa.
Pide dos boletos, comprende que solo actuó por impulso, pero la visión que había visto de ambos no era de su agrado aún menos cuando resultaba que estaban saliendo ambos, ¿Por qué Yugi compartía risas con alguien más que no fuese él? Y entonces comprendió lo egoísta que podía llegar a ser.
Entraron en la cabina, el silencio reino el lugar mientras se empezaba a mover dando lugar al paisaje que se podía ver por la ventana.
Suspiro pesadamente, le vio de reojo, su mirada gacha, tal vez le había avergonzado y hasta ahora caía en cuenta que su actuar no estuvo del todo bien que digamos.
-Lo lamento -dijeron a la par, ambos se miraron con sorpresa, al final el albino rio.
-Yo realmente lo lamento Yugi -empieza- creo que me puse celoso al verte con ella, pero aun no entiendo cómo pueden hablar tan fácilmente cuando ella te rompió el corazón.
El amatista le mira unos segundos, al final sonríe nostálgico -no es fácil hablar con alguien que te lastimo aunque fuese sin querer -admite- pero madurar nos hace poder querer confiar en el otro y así mantener la relación previa que hubo aunque esta fuese la mínima.
Ryou suspiro -Al parecer tú eres el más maduro de los dos.
El tricolor negó con la cabeza -No, no lo creo, más bien aún tengo miedo ¿Sabes? Siempre fui tímido con la gente, comprendo que no soy bueno en muchas cosas, por ello trato de apartarme para no ser una carga, aun así hace poco descubrí que sin importar lo inútil que puedan ser mis esfuerzos, si no lo intento no sabré lo que pudo haber pasado al final y eso es lo peor que alguien puede hacer, el no intentarlo -le miro- sabes, esta es mi primer cita -confeso- no sabía que ropa ponerme, al final me puse el conjunto que mi madre me regalo en mi cumpleaños -rio- lo cierto es que tenía miedo al venir contigo.
Los ojos de Ryou temblaron -Yugi...
-Temía porque lo arruinara y al final dejaras de ser mi amigo -un par de lágrimas brotaron- nunca he salido con nadie, hace poco que tengo amigos, tu eres uno de ellos y me siento orgulloso de poder decirlo -sonrió mientras mostraba su aperlada dentadura- además es un honor el ver que alguien como tú se ha fijado en mí.
-Yugi yo jamás te haría daño -le miro con pesar.
-Lo sé, yo no temo el que tú puedas hacerme daño, yo temo porque algún día pueda herirte y todo lo que somos sea nada, todo por mi ineptitud.
Ryuo volvió a suspirar, al final sonrió.
-Compre esta yutaka -dijo sin verle- quería lucir lo más formal posible para ti, mientras te esperaba fantaseé varias veces que usabas una tú también, no soy una buena persona aunque todos lo crean por mi rostro -confeso- sin embargo tú me haces querer serlo, y creo que me haces mucho bien, hace poco nunca imagine tener amigos con quien compartir pero aun así los tuve gracias a ti, sé que solo me vez como un amigo pero yo...
El muñeco cayó al piso, sus orbes se abrieron como platos, un simple y casto beso, un roce entre sus labios que no previo, para cuando quiso responder su beso él se había separado, miro su rostro completamente rojo, sus cejas arqueadas hacia abajo mientras el muñeco seguía en el piso.
-Yo... -quiso decir algo pero no sabía que.
-¿Por qué? -Fue la pregunta que soltó el albino y que aun rondaba en su mente sin poder contestar.
-Yo... -se hizo hacia atrás, palpo el borde de la cabina, el albino se levantó de su lugar hasta que se colocó frente a él, el tricolor se dejó caer en el asiento -Yo... -quiso decir algo pero su rostro fue apresado por sus manos, ambos orbes se miraron.
-Eso es porque te gusto ¿Verdad? -dijo sin medir y entonces comprendió que Ryou Bakura podía ser un chico impetuoso a veces, pero aquello no le molestaba, más bien su pesar radicaba en que no podía responder sus pregustas como él quería hacerlo y como siempre el mitad ingles llevaba la delantera y podía afirmar cualquier cosa sin medición alguna, aunque en este caso no fuese tan errada como las veces anteriores.
Sin darle oportunidad a responder tomo sus labios apresándolos con los suyos. Un simple y casto beso que poco a poco dio cabida a uno más intenso, las luces de las guías, como de los establecimientos fueron nada al igual que la visión del manto estelar, sus ojos seguían observando las expresiones que tenía al frente, no quería perder ninguna de ellas, el rojo de sus mejillas, como cerro los ojos ante su mirada, el cómo su lengua se deslizaba ante la abertura de su boca para ir en busca de su compañera no sin antes deleitarse de la cavidad en la que había entrado.
Su mano derecha soltó su agarre para colocarse en su espalda y poco a poco bajar a su cintura, sus lenguas aunque en un principio torpes bailaban dentro de sus bocas, poco a poco se fueron sincronizando hasta obtener una danza hecha solo para ellas, entonces comprendió Ryou Bakura que el beso podía ser una experiencia grata si se daba con la persona indicada y no había otra con quien quisiera compartir dicho acto, él solo tenía ojos para ese chico.
Se separó muy a regañadientes, miro el leve hilo de saliva que los unía, sonrió ante su acto indecoroso pero antes de poder decir algo más esta vez el tricolor fue quien le tomo del rostro y le robo un beso, un beso que él mismo correspondió gustoso.
(__)
-Yo lo lamento, fue descortés de mi parte -dijo el tricolor un tanto apenado, él nunca había sido así con alguien y ahora venía descubriendo nuevos aspectos que cabía decir desconocía de su persona, Ryou rio ante el gesto.
-Deberías de dejar de disculparte, no es como si fuese algo malo, me gustas ¿Lo sabes? -dijo mientras se llevaba sus manos detrás de la nuca y miraba el panorama, la noria se había detenido por unos instantes, solo una vuelta más y terminaría el paseo.
El tricolor se quedó en silencio, cayó en cuenta de que Kuriboh seguía en el piso, se agacho para tomarlo, le paso la palma para quitarle el polvo y luego le abrazo.
-Ryou -le llamo sin verle-esto es nuevo para mí, hago cosas que nunca había hecho y no me siento mal por hacerlo pero no quiero herirte, me gustas -soltó al fin- pero temo que mis sentimientos no sean tan grandes como los tuyos, es como si tu estuvieses cinco pasos más delante de mí y por mi lentitud pueda llegar a herirte y eso no quiero, tu eres mi mejor amigo y no quiero que dejemos de serlo solo por un capricho mío.
-Tú también eres mi mejor amigo -le miro con dulzura- no me hieres, comprendo tu punto, temes a que si no funciona nos dejemos de hablar y al final seamos nada ¿No es así? -el tricolor asintió- sé que tu apenas me estás viendo como una posible pareja y lo agradezco, el que me hayas besado es algo me ha hecho muy feliz a sabiendas que no solo tu mente sino cuerpo me consideran, pero lo cierto es que sin importar a que lleguemos ambos nunca dejare de ser tu amigo Yugi y tú nunca dejaras de ser mi mejor amigo -se inclinó a verle- así que no tengas miedo de perderme.
Le aferro mientras las lágrimas salían, poco le importo que la noria hubiese avanzado nuevamente y se hubieran perdido la vista, al bajar se dejó hacer, aún mantenía los ojos vidriosos pero ante su cercanía y su agarre firme comprendía que nada malo podía suceder, al menos eso creyó cuando se toparon de frente a sus dos amigos Hiroto Honda y Katsuya Jonouchi que iban juntos con una chica de pelo castaño largo.
El sonrojo del par no se hizo esperar, este sin lugar a dudas era un peculiar festival.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro