Capítulo 9: Juramento.
–Cariño, deja de hacer eso, relájate –Jimin tomó mi mano evitando que siguiera rascándome la palma que ya estaba roja e irritada.
Jin entró en la habitación con una bandeja, llevaba tazas, una tetera y un gran plato lleno de galletas, no pude evitar sonreír al verle. Llevaba el cabello peinado hacia un lado y traía un jersey marrón que resaltaba sus ojos oscuros, siempre viéndose hermoso.
–Te traje esto, para la espera, no creo que tarde mucho, apenas supo que querías verlo colgó con todos sus deberes, aunque bueno, tampoco es que haya estado muy metido en eso, desde que llegaste todo lo que ronda por su cabeza eres tú y solo... tú... ahg, lo siento –sabía que cuando Jin estaba nervioso se ponía a hablar mucho y divagaba.
–Está bien, ya me siento mejor, gracias, Jinnie –sus ojos parecieron brillar cuando escuchó el apodo.
El día de ayer después del momento que pasé junto a Jimin y Jungkook me decidí a afrontar esto de la mejor forma posible, volver a como éramos antes o al menos, la mayoría. No podía atrincherarme en una habitación lejos de ellos cuando más de una vez han dicho que solo quieren protegerme, tampoco lo soportaría, estar solo... es lo peor.
Nos encontrábamos en una especie de salón cerrado, sin ventanas y una sola puerta, sin embargo, había una chimenea que estaba apagada y una fuente de pared que si estaba encendida. Jimin había mencionado que me darían un mejor cuarto, algo más acorde a mi posición ya que en donde había estado hasta ahora solo era de invitados y no podía quedarme ahí ya que en realidad no era uno, aunque así me sintiese.
Era extraño verme rodeado en un ambiente totalmente diferente al del apartamento que compartíamos, todo era de color más oscuro, lleno de pinturas y adornos en las paredes que sin duda debían de costar un dineral.
Me llevaría un tiempo acostumbrarme, pero daría lo mejor de mí.
–Y entonces ¿Dónde estamos?
–¿No le has dicho? –le preguntó Jin a Jimin cuando tomo asiento en un sillón tapizado de negro frente a nosotros.
–Quería que estuviésemos todos.
–Taehyung accedió a venir y supongo que Jungkook también se nos unirá, pero Nam y Yoongi están ocupados en este momento.
–¿Es sobre...?
–Sí.
–Ya sé de qué hablan, no tienen que susurrar –comenté un poco incómodo.
–Oh, lo siento, mi amor, solo no queremos que te sientas presionado –respondió Jin, luego suspiró y jugó con sus dedos–. Todo esto es una basura.
–Estoy bien, Jinnie, ignorar lo que ocurre con el señor Park solo me causará más dolor.
La puerta se abrió y entró Taehyung, con un traje azul oscuro y el cabello despeinado.
–Lo siento por esperarte, Hos-
–Jungshin –le interrumpió Jin.
Sentí un pequeño escalofrío cuando escuché ambos nombres, el primero solo me recordaba a Park y como muchas veces me humilló con él, pero el segundo solo me daba una falsa sensación de seguridad. Me había visto obligado ser Jungshin por petición del juez, aunque realmente deseaba olvidar todo aun si ello implicaba sepultar el nombre de Hoseok. Pero lo que venía a mi mente no era el señor Park, eran ellos, recordé como pronunciaban ese nombre con tanta preocupación cuando estábamos escapando en el carro y como lo decían una y otra vez para lograr calmarme, para llegar a mí.
Para los chicos mi nombre no tenía el mismo significado que yo le había dado.
–No, no, está bien, ya no creo que sirva ocultarlo –intercedí.
–Puedes seguir llamándote Jungshin, no te voy a obligar a nada que no quieras –dijo Taehyung acercándose, pero no se sentó.
–Pero Hoseok es mi nombre... ¡además! –mire profundamente a Taehyung, le veía contener la respiración y apretar la mandíbula, si no lo conociese creería que no quiere hablar conmigo, pero solo está nervioso–. Dilo, por favor.
–¿Qué?
–Mi nombre, dilo –él miro a Jin y a Jimin buscando una explicación, pero ellos estaban tan confundidos como él.
–H-hoseok –entonces le sonreí.
Una opresión en mi pecho desapareció y me sentí de alguna forma... libre.
–No puedo abandonar un nombre que dices con tanto amor.
Sus ojos se iluminaron y parecía que le fallaban las rodillas.
Apretó los puños y cerró los ojos unos segundos, después de arrodillo frente a mí y tomó mis manos, beso las palmas y las sujetó contra su mejilla. Mi corazón se desbocó en mi pecho, Taehyung podía transmitirme muchos sentimientos, pero esto era nuevo. Jin y Jimin se levantaron, pusieron la mano izquierda en el pecho y la derecha la mantuvieron levantada en un puño.
–Yo, Kim Taehyung, jefe de la familia Kim, juro por mis antecesores y por todos los miembros de esta casa, que no caeré ante las garras del diablo hasta que la vida de Jung Hoseok se haya asegurado a mí lado y al lado de mis compañeros –recitó en voz alta.
Esta tan consternado que solo me quede quieto mirándole.
–Si este voto es roto, los pecados caerán sobre mí carne y abandonaré mi puesto.
–¿Qué? Taehyung, no-
–Está bien –acarició mi mejilla, sabía perfectamente lo que estaba haciendo, fue lo mismo que dijo mi padre muchos años atrás, un juramento de este tipo no era común, generalmente se hacía a personas que contribuyeron mucho en alguna familia de la mafia, pero yo no era nadie–. Tú lo vales.
Mis ojos escocieron y unas lágrimas se escaparon. Me abalancé sobre él y lo abracé, Taehyung acababa de entregar su vida por la mía, ante los ojos de Jimin y los Jin, soy un protegido, cualquiera que ponga un dedo sobre mí estará condenado por la mano de los Kim.
Unos golpes a la puerta abierta nos sorprendieron.
–Espero no interrumpir nada –era Jungkook, vestido de negro, con su característico pantalón de cuero y las botas altas.
–¡Jungkook-ah! –Jin corrió hasta donde el menor y lo abrazó–. ¡Hoseok ya es parte de la familia!
Jungkook correspondió el abrazo y comenzaron a saltar, se veían muy emocionados.
–¡Eso es genial! ¿Tomo el vino? –entonces se detuvieron ¿Qué si tomé el que?
Jin se giró a Taehyung que aun arrodillado ladeó la cabeza.
–Demonios, Tae, el vino.
–Podemos hacerlo con calma después –respondió tranquilamente.
–¿Vino? ¿Emborracharme es alguna norma de iniciación? –intenté que mi pregunta sonara casual, pero por dentro estaba muy nervioso, cada familia tenía diferentes formar de iniciar en la mafia y de los Kim no se sabía nada, eran un misterio hasta para las familias más antiguas.
–No, cariño –fue Jimin quien respondió–. Tae te ha dado un voto de lealtad, pero para ser completamente un Kim, tendrás que pasar por una iniciación de lo más sencilla.
Ser un miembro de la mafia no era realmente el problema, pasar por una iniciación sí que lo era y el del señor Park era una de las peores.
–No tendrás que hacer nada horrible, no somos así –tendría que comenzar a confiar plenamente a sus palabras y esperaba que no fuera tragar carne cruda o esquivar 7 balas como hacían otras familias.
Taehyung me soltó y nos levantamos al mismo tiempo, Jimin no se aguantó y me abrazó, Taehyung tampoco y nos tomó en brazos. Tan cálido, era realmente reconfortante saber que el cambio no afectaría como nos veíamos ante los ojos de los demás.
Los amaba.
–Los amo –la gruesa voz de Taehyung me hizo temblar entre sus brazos–. Son mi vida, mi familia y los cuidaré a todos.
No me di cuenta cuando Jungkook y Jin se unieron al abrazo.
A pesar de que ahora las cosas eran mejores, aun tendría que resolver muchas cosas.
Curar el pasado no sería tan fácil y esperaba que al lado de ellos todo fuera mas rápido.
Ya no te tengo miedo, Park.
Ya no soy el niño de 16 años del que te aprovechaste.
Ahora tenía una razón para mantenerme de pie con la frente en alto.
Parece que la relación de Hoseok con los chicos ha mejorado por el amor que se siguen teniendo. Él no los quiere dejar y ellos evidentemente tampoco.
¿Que sucederá de ahora en adelante?
¿Donde estan Namjoon y Yoongi?
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