Capítulo 8: Miradas.
No sé cuánto tiempo había pasado, pero realmente no quería levantarme de la cama, los chicos se pasaban a verme algunas veces, sobre todo Jimin, Jin y Jungkook, de los demás no sabía mucho.
Lloraba todo el tiempo, en silencio y solo me detenía cuando alguno de ellos entraba. Me hubiese gustado desaparecer, olvidar todo, a todos, pero tenía una guerra propia que seguía sin ganador.
Los amaba, los seguía amando y mentir sobre eso sería pecado, pero me sentía traicionado, pensar que durante tantos años me ocultaron sus verdaderas caras.
Tenía una flecha clavada en el pecho que no podía sacar.
–Hyung –abrí los ojos y me encontré con la hermosa carita de Jimin.
Estaba acostado a mi lado, en la misma posición y sus ojitos estaban rojos. Por un momento creí estar viéndome en el espejo.
–¿Puedo quedarme aquí contigo? Sé que quieres estar solo, pero... –bajó la mirada y me sentí cada vez peor–. Solo serán unos minutos, por favor.
Jimin siempre se comportó como si yo fuera mucho mayor que él, aunque solo nos llevábamos un año y ahora con esta situación, me sentía como un niño a su lado.
–Está bien, es muy aburrido estar aquí.
Jimin sonrió levemente y no pude aguantar más. Me pegué a él y lo abracé ocultando mi cara en su cuello. Él solo me recibió y acarició mi cabeza.
–Hyung, lo siento.
No respondí nada.
–Sé que esto debe ser extraño para ti... No, debe ser horrible.
–Quiero regresar atrás.
Quería evitar haber ido a recoger esos regalos, quedarme junto a los chicos y disfrutar del fin de semana. No, quería volver mucho más atrás, ver cómo comenzó nuestra relación y probablemente olvidarme del dolor que me puedan causar, pero... ¿sería lo correcto?
Después de la recuperación me sumí en una cueva oscura de la que no quería salir para evitar ser herido de nuevo, hasta que llegaron ellos. Pude estudiar, graduarme, conseguir el trabajo de mis sueños gracias a su apoyo.
Y ahora estaba en camino sin salida, no sabía a donde ir o que elegir.
–¿Recuerdas que fue lo primero que te dije cuando nos conocimos? –preguntó.
–Cómo olvidarlo, "por Dios ¿quién te puso ese tinte tan horrible?" –dije imitando su acento de Busan.
Jimin se rio suavemente y yo también.
–No quiero que nada cambie, hyung –me apretó más contra él, ahora podía escuchar el veloz latido de su corazón y como evitaba llorar–. Por favor.
–¿Cómo hago, Jimin? No entiendo nada, no sé qué hacer.
¿Qué debía hacer?
–No puedo hablar realmente por los demás, pero sé que respetaran cualquier decisión que tomes.
–Pero... tu...
–¿Me dolerá? Claro que sí, me destrozará sí eliges ya no estar con nosotros, solo por favor déjanos protegerte, al menos hasta que todo se acabe.
Eso me hizo pensar ¿en algún momento todo acabaría? Creía eso hace 10 años cuando pude alejarme seguramente del señor Park, pero ahora había regresado. Creí ilusamente en las palabras de los detectives y los policías.
–Me quiero quedar.
–¿Eh?
–Te amo y también a los demás, solo necesito tiempo, mi cabeza es un enredo ahora y no quiero cagarla.
Me aparté un momento de Jimin y nos miramos durante varios segundos, ahora sí que no evitó soltar lágrimas.
Acaricié su mejilla y lo besé.
Jimin me correspondió casi al instante, sus manos parecían temblar sujetando mi cintura y yo solo quería seguir.
El tono del beso aumentó, mi vientre empezaba a quemar, el calor en la habitación cerrada subía y solo había un significado.
Tomé el control rápido y me senté sobre las caderas de Jimin.
Él solo se quedó jadeando debajo de mí, con los labios colorados y húmedos.
–Quiero pensar que ya te sientes mejor –comentó con una enorme sonrisa.
–Yo igual, pero ya hemos empezado y no soy de dejar las cosas a la mitad –un fuerte sonrojo adornó sus mejillas, tengo que admitir que cachondo cualquiera podía decir cursilerías y porquerías con facilidad.
–¿Estás seguro? No qu-
–Si.
Tomé sus mejillas y lo besé con más intensidad. Sus manos se adentraron dentro de mi camisa, acariciando mi abdomen y subiendo hasta el cuello donde logro apartar la prenda. Mis sentidos se nublaban, los conflictos se esfumaban, los pensamientos eran apartados y los dolores desaparecían mientras uno nuevo llegaba.
La ropa fue apartada de nuestros cuerpos velozmente, juraría que vi el interior de Jimin quedar colgando de una lámpara de pared.
Mi mano se cerró ante la erección de Jimin y el estiro los brazos encima de su cabeza soltando un gemido. El bombeo comenzó, le vi morderse el labio para evitar gemir muy alto y a mí solo me dieron más ganas de continuar.
–ahg, espera, hyung –su mano agarró mi muñeca, pero no me detuve.
Jimin podía alardear mucho de hacer que cualquiera se corriese con solo un toque y aguantar más que nadie, incluso cuando de estar con Taehyung se tratase, pero bajo mi mando se comportaba tan sumiso que era difícil creerle.
–ahh, hyung, por favor, yo...
–¿Que tengo que te excita tanto como para no aguantar? –pregunte robándole un beso.
–Tu mirada –debí de poner una cara bastante ridícula para que comenzara a reír–. Como me miras cuando tenemos sexo, me hace estremecer, como si fueras a acabar conmigo, pero eres tan dulce que caigo rápido ante ti.
–¿Los demás piensan eso?
–¡Ah! Mmg, no, por lo menos no todos –Jimin alargó la última palabra cuando presione su glande y se irguió hacia arriba–. Ahh, si sigues me vas a matar.
–¿Quién más piensa lo mismo?
–Yo –Jungkook nos sorprendió a ambos cuando se tiró en la cama a nuestro lado boca abajo, apoyando su mentón en las muñecas y saboreando una chupeta.
–No te escuchamos entrar, kook oooooh ahg, ¡hyung! Maldición.
Jungkook sonrió enormemente mostrando su blanca dentadura a Jimin, en cambio cuando me miró su gesto se suavizó.
–¿Te sientes mejor, hyung? Cuando te encerraste aquí me sentí muy mal, quiero disculparme por tod-
–Jungkook.
–Lo siento, de verdad, me debes de estar odiando por ser parte de los Kim.
–¡Ah, joder, Jungkook! –esta vez Jimin sujetó el hombro de Jeon con fuerza y se corrió en mi mano. Recuperando un poco más el aire, habló–. Oye, conejo ¿Quién te dio permiso de venir a interrumpir?
–Tus gemidos no me permiten dormir en paz.
–Ponte audífonos.
–No quiero.
–Eres tan entrometido como siempre.
–Mira quien lo dice, tu pasas con la nariz metida en todo.
–¿Me estas llamando metiche?
–No, te estoy llamando chismoso.
Jimin miró de una manera dura a Jungkook, puso suavemente su mano en mi pecho y me bajé de él apartándome un poco. Se lanzó sobre Jungkook sujetando sus muñecas, el contrario solo le mostro la lengua, podía ver como se marcaban los músculos de ambos así que debían de estar haciendo fuerte entre ellos.
–Me estas provocando mocoso.
–Te enojas porque sabes que es verdad, además, ¿qué es eso de ser tan sensible? pensé que aguantabas más en la cama.
Abrí la boca ante esas palabras.
–¿Ah sí? Pues bien que te vuelvo loco –Jimn se presionó mas sobre él–. ¿Oh qué? ¿negaras que estas duro, Jeon? ¿acaso es por mí? se cuanto lo deseas y siempre terminas pidiendo más.
Yo solo seguía mirando la pequeña y tonta pelea, Jimin actuaba como él, Jungkook también, entonces... ¿porque en mi interior quería seguir creyendo que no lo eran? Jungkook seguía teniendo esos tatuajes, seguía siendo testarudo y berrinchudo. Jimin también, con su forma sassy de ser, su lengua afilada, su incapacidad para quedarse callado y la sensualidad.
Por más que fueran de la familia Kim, no podía diferenciarlos de lo que eran antes.
Los seguía amando, pero el pasado seguía ahí, consumiéndome y persiguiéndome, diciendo que todo terminaría igual, herido y destrozado.
–¿Hyung?
Levante la cabeza y no me di cuenta cuando mis lágrimas salían sin permiso.
Jimin se acercó con cuidado, acarició mi mejilla y yo solo seguí llorando.
–Yo... los amo mucho.
–Oh corazón.
–Lo siento, pero los amo muchísimo y yo... –intentaba en vano contener el llanto–. Lo siento.
Jungkook corrió a abrazarme por la espalda y Jimin a regar besos por mí cara.
–Está bien, hyung, nosotros también te amamos.
–Y aunque nos odies eso nunca cambiara, mi amor.
Los chicos tenían sombras detrás de ellos, era todo lo que ocultaban y me había estado enfocando en eso desde que lo descubrí, pero seguían estando allí para mí, mostrando que no importa que tan grande fuera la sombra detrás de ellos, continuaban siendo las personas de las que me enamoré.
De las que sigo enamorado.
Hoseok sigue afectado por la verdad, toda esta nueva situación le causa conflicto con su pasado, pero los chicos no quieren que nada cambie, quieren seguir amándose como lo hacían hasta ahora.
¿Hoseok podrá acostumbrarse a su nueva realidad?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro