Capítulo 18: Escape.
—Tae —la voz de Jungkook sonó como la de un cachorro lastimado.
El menor podía aparentar ser fuerte y brutal para protegerme, pero sabía que tenía el corazón más puro de este mundo.
—Oh mis amores —Taehyung soltó una de sus manos del arma y nos abrazó, le vi acariciar la nuca de Jungkook y flotar su mejilla en mi frente—. Estaba tan asustado sin saber de ustedes ¿están bien? ¿están heridos?
—No, estamos bien, el ataque nos cogió en el pasillo de la zona sur.
—Así que fuiste a espiar la entrada en vez de poner a Hoseok seguro —concluyó sin preguntar nada.
Jungkook tragó saliva sonoramente, Taehyung debió intuir que estábamos observando en el pasillo secreto solo por estar cerca de ahí.
—Lo siento, aunque fue Hoseok hyung quien me salvó —me le quedé mirando un momento—. Si no hubiese dicho de que atacarían primero por el jardín nos habríamos quedado atrapados.
Claro, porque la explosión fue más adelante, en el pasillo contiguo, si nos hubiéramos quedado en el cuarto secreto no habríamos podido salir. Mi cuerpo tembló con la sola idea de que pudimos morir encerrados entre escombros, sin que nadie supiese.
Tae me sonrió acariciando mi mejilla cuando Jungkook terminó de explicar.
—Siempre tan listo, bien hecho —un ruido de disparos sonó, él volvió a agarrar el arma y reanudamos la huida—. Tenemos que llegar al último piso.
—¿Y los demás?
—Están allá, Namjoon logró llamar a Zegreus cuando nos informaron del intruso.
—¿A quién?
–No quien —intervino Jungkook—. Sino que.
—Zegreus es mi hogar, Hoseok —dijo Taehyung al sostenernos la puerta de una de las habitaciones del 3er piso para que pasáramos—. Será tu hogar definitivo, en Daegu.
La cara que puse con sus palabras debió ser muy graciosa porque Jungkook soltó una suave y bajita risa.
—Es la base principal de la familia Kim y es donde nos criamos Taehyung y yo.
Tenía tantas preguntas, algunas venían siendo acumuladas desde semanas atrás y otras acababan de tomar turno en la fila.
—Tomaremos un atajo, los pasillos deben de estar infestados de esos mal nacidos.
Me tomo un largo rato comprender que no se refería a los hombres de Park, sino a los guardias desertores, de alguna forma se habían colado dentro de la mansión.
Taehyung rodó un gran reloj de cuerda en el descansillo en el que estábamos y con la punta del zapato abrió una puerta bastante estrecha, del tamaño del reloj. Dentro todo estaba polvoriento y sucio y entendí que eran delgados pasillos por detrás de las paredes. No me sorprendí.
Jungkook me sentó en el mueble más cercano.
—Cariño, ese lugar es muy estrecho para seguir llevándote, aunque realmente no te quiera apartar de mí —sujeto mi cara entre sus manos—. Yo iré delante y Tae detrás, no dejaremos que nada te pase ¿ok?
Aún tenía el terror vibrándome por la sangre, pero no sería un peso muerto para ellos, ya no más.
—Te amo —me besó antes de levantarnos, el seguía tomando mi mano incluso si no me cargaba.
—¿Usan esto muy seguido? —susurré, quien sabe si desde el otro lado se podría escuchar, era mejor ser precavido.
—No, pocas personas saben de estos pasillos.
—Pero si los guardias están en nuestra contra, entonces...
—No —interrumpió Taehyung—. Solo nosotros sabemos.
Podía escuchar disparos a lo lejos, apreté el puño en mi pecho rogando porque los demás estuviesen bien, eran fuertes, a diferencia de mí a ellos no se les dificultaría escapar de una situación así.
—¿No es mejor ir en sentido contrario? ¿Cómo escaparemos estando tan arriba? —Jungkook resopló por lo bajo, como si le hiciera gracia, Tae levantó el arma por sobre mi cabeza y le dio un suave pero certero golpe—. Auch, lo siento, lo siento.
—Arriba hay una trampilla donde podremos escapar de la mansión sin ser vistos, por entre los arboles de la ladera, Zegreus había insistido en mandar un helicóptero, pero solo sería una perdida innecesaria, ellos lo derrumbarían antes de poder llegar hasta nosotros.
Solo asentí y continuamos el camino. El estrecho camino era frio y con un poco de polvo, pero no parecía estar abandonado ¿los chicos lo usaban seguido?
Todos nos quedamos pasmados cuando la pared que daba al pasillo exterior fue atravesada por tres balas, entonces pudimos escuchar claramente la voz de Jimin.
—¡Espera! No lo lastimes —haciendo caso omiso al fuerte agarre que puso Taehyung sobre mi hombro intentando que me alejara de la pared, miré por uno de los huequillos que habían hecho las balas.
A unos cuantos metros de nosotros estaba Jimin, vestía igual a la última vez que le vi, solo que ya no llevaba el abrigo rojo que cargaba encima, ahora solo traía una estrecha camisa de lana y un apretado pantalón de cuero que resaltaba sus atributos. Más allá de él estaba Yoongi siendo sujetado por un hombre, uno de los perros de Park.
Yoongi tenía un moretón reciente en el pómulo derecho y un hilillo de sangre le bajaba por el cuello, pero no podía ver bien de dónde provenía, aunque si notaba como sus labios se movían, tal vez susurrándole groserías a su captor, típico de él. Además de agarrar a Yoonie del cuello también apuntaba a Jimin.
Otro disparo atravesó la pared y Taehyung esta vez me había jalado hacia un lado para no herirme.
—¡No! —gritó Yoongi.
Mi corazón latía desbocado en ese estrecho pasadizo.
Levanté la cabeza para mirar a Taehyung pero este ya había puesto la boquilla del arma en uno de los hoyos en la pared.
—¡MUEVETE!
Un sonido seco se escuchó antes de otro grito y el disparo casi inaudible de la extraña arma en manos de mi novio.
Jungkook agarró mi brazo para que me parara del suelo, pero no hizo falta cuando corriendo intenté mirar si Jimin y Yoongi estaban bien.
Solo pude alcanzar a ver a Yoongi reventarle la cabeza al perro de Park con la bota antes de que Jungkook me alejara de las mirillas.
—¿Taehyung? —esa era la voz de Jimin.
—Soy yo —respondió rápido.
—Oh, maldición —soltó Yoongi acercándose a la pared—. Sabía que estabais bien.
—Chicos.
—¡Hoseok! —exclamó sorprendido el mayor de nosotros—. ¿Estás bien, amor? ¿y Jungkook?
—También estoy aquí, hyung.
—Oh gracias a Dios —murmuró Jimin, no podía verle, pero escuchaba la tranquilidad en su voz.
—¿Qué hacéis aquí? Deberían de estar en el hangar.
—¿Y dejarte aquí solo mientras buscabas a Hoseok y Jungkook? Ni hablar —respondió Jimin.
Aceptaba que Yoongi podía encarar a Taehyung incluso cuando estaba de mal humor, pero Jimin era el único que realmente parecía tener un control sobre él, al menos algo que le hiciese replantear las cosas.
En cambio, yo solo intentaba evitar el desastre.
Yoongi era el puño.
Jimin era circuito.
Y yo solo era la sirena de incendios.
Una explosión sacudió el suelo y tuve que sujetarme de Jungkook para no resbalar con el polvo.
—Se acercan, salgamos de aquí ya.
Esta vez nuestros pasos fueron más rápidos por el pasadizo, subimos por unas inclinadas escaleras y Jungkook de una patada tumbó el librero que tapaba la salida.
Ahora estábamos en la habitación de Taehyung, con la enorme cama de espaldar caoba, las estanterías fundidas en la pared, el gran escritorio con electrónicos y la decoración sobria de la que gustaba alardear.
—¡Jhonny! —se sorprendió el menor de nosotros al ver al conejo grisáceo tirado sobre la alfombra marrón.
La puerta doble fue abierta por Jimin desde afuera, ambos estaban bien, Yoongi un poco golpeado, pero bien a fin de cuentas. Taehyung jaló de mí para ponernos en marcha lo antes posible cuando unos disparos sonaron, probablemente venían de las escaleras.
—¡Alto! —un disparo voló por sobre nuestras cabezas.
Me tiré sobre Jungkook cuando Taehyung se detuvo y levanto el arma para acabar contra los que nos pisaban los talones.
Creí que a estas alturas ya estaría acostumbrado al ruidoso sonido de los disparos, pero aún me hacían temblar de miedo.
Pero ya no era el miedo a que las balas se enterraran en mi carne, sino en la de mis compañeros.
—¿Están todos bien?
Todos respondimos excepto Jungkook quien con un brazo me apartaba un poco de él, cuando miré lo que sujetaba, lo entendí.
Nos miramos un segundo.
—No debiste traerle —susurré, aunque después me arrepentí.
—No puedo dejarle.
Me mordí el labio alejándome de él, el pequeño conejo se ocultaba en su mano y en el bordillo de su chaqueta.
—Movámonos —ultimó Taehyung.
Me pegué a Jungkook, ayudándole a esconder la diminuta bola de pelos, Taehyung no sería tan suave, por mucho que amara a Jungkook o incluso si tenía un mínimo apego por el animal, si este resultaba ser un obstáculo para que todos escapáramos en una sola pieza, no pensaría dos veces en abandonarlo.
Al igual que los demás animales, unas lastima, realmente se había encariñado con Iglesia.
No hubo más contratiempos en nuestro corto camino hacia la azotea, el frio aire nocturno nos pegó fuerte a todos.
—Yoongi, tu adelante, Jin te echará un vistazo rápido mientras nosotros bajamos detrás.
—Vale.
¿Bajas? ¿habíamos subido para bajar? Era una pregunta estúpida pero no entendía de qué forma podríamos escapar.
Nunca antes había estado en la azotea, habíamos llegado por una escalerilla de madera en un pequeño cuarto donde no había nada más, después un espacio abierto de creo 3 metros cuadrados con un barandal algo oxidado, pero el espacio era disparejo, con techos que bajaban, otros que subían y algunos que terminaban en un rombo puntiagudo.
Si no cuidaba mis pasos podía terminar cayéndome o siendo atravesado por alguno de esos salientes puntiagudos.
—Rápido, vamos, vamos —Taehyung saltó la baranda indicándonos por donde caminar, sin embargo, todos parecen saber por dónde ir, menos yo.
Yoongi agarró rápidamente lo que sea que Taehyung le lanzó cuando estábamos en el borde oeste de la casa, podía ver como por este lado se alzaba una montaña después de una aplanada vertical que dejaba ver un rio algo ¿en serio esto estaba aquí? Además del jardín de flores, no había ningún otro lugar en el exterior al que me atreviera a salir, con y sin compañía.
Tal vez como estaba muy abajo el ruido no era muy notorio, por eso nunca me di cuenta de que estaba allí.
Jungkook me sacó de mis pensamientos entregándome lo que supuse era lo mismo que Taehyung le había lanzado a Yoongi, un gancho; extraño, porque la parte de superior estaba doblada hacia abajo con un pequeño espacio de abertura y la parte inferior tenía más una forma de U, solo que más abierta.
Me recordaban a los ganchos de las carnicerías, por lo que puse una mueca que no pasó desapercibida.
—Iremos juntos, nunca has hecho esto antes y si no te agarras bien te caerás —dijo Taehyung acariciando mi hombro.
—No se demoren —fue todo lo que dijo Yoongi antes de colocar el gancho en el aire y lanzarse al vacío.
Aspiré aire sonoramente ante la sorpresa, pero pronto le vi deslizarse hacia la oscuridad de la montaña en una cuerda metálica que se iluminó por la luz de la luna.
Era una tirolesa.
Parece que los chicos podrán escapar, cada vez salen mas cosas sorprendentes de los Kim ¿alguna podrá llegar a ser buena?
¿Cómo será el lugar al que se refirió Taehyung?
Espero que estén disfrutando de la historia.
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