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loveday

Aquella parafernalia siempre le había sido muy ajena a Levi, no acababa de entenderla por mucho que lo intentase y para su mala suerte esta era de las pocas cosas que ni Erwin ni Hange podían explicarle correctamente, no solo porque aquella celebración era una tradición de la Legión desde mucho antes de que ambos se enlistasen, si no porque ambos eran muy poco objetivos con el asunto. "Deja que los niños se diviertan Levi" era lo único que escuchaba año tras año luego de pedir una explicación a ese comportamiento y ya estaba sacándole canas verdes ver las sonrisas de idiotas en la cara de sus dos amigos cada vez que el sol se levantaba aquel día perdido en mitades del segundo mes del año.

Aquel día era todo un jodido show de insubordinación y hormonas que parecia salido del libro más meloso e inmundo que adornaba la estantería de Erwin y lo peor de todo es que año tras año no cambiaba. El sol salía y Levi podía empezar a escuchar como los cadetes comenzaban a salir de sus habitaciones apestando todo el cuartel con una azúcar a la que él no estaba costumbrado.

Levi se encontraba acurrucado en el sofá de la oficina de Erwin tomando una taza de té mientras el rubio permanecía muerto sobre los papeles que inundaban su escritorio. El mayor había decidido acabar con un informe esa misma noche y el pelinegro opto por quedarse en vela con él, cosa que no acabo pasando ya que en algún punto de la noche tiene la imagen borrosa de sus pensamientos desvaneciéndose y lo ultimo que sabe es que se quedó dormido mirando al rubio trabajar. Luego de unas horas se despertó con el peso de una capa ajena protegiendo su cuerpo del frio de la noche y la imagen del rubio babeando alguna de las hojas que tanto trabajo le habían dado anoche. El pelinegro no planeaba despertarlo, ya que ambos tenían aquella pequeña costumbre de permitirse mutuamente unas cuantas horas de sueño cuando lograban conseguirlas, pero un golpe bastante fuerte bajo la ventana de la oficina hizo que Erwin saltase en su silla mirando confundido hacia el cristal, con una hoja pegada en la mejilla que acabo por despegar cuando cobro un poco más de conciencia, logrando que esta dejase una leve decalcomanía de su propia letra en su rostro.

Algo que el menor si puede asegurar y es porque él tiene recuerdo de ello es que este día era de las pocas cosas que Shadis manejaba mejor que Erwin, hasta el punto de que Levi no se dio por enterado que esto era "Una cosa" hasta que Erwin ascendió, puesto a que al nuevo comandante de la legión le encantaba fingir completa demencia e ignorar completamente como muchos de los niños y también los soldados más veteranos tenían pequeñas escapadas fuera del cuartel para comprar algunos obsequios. Erwin varias veces le había dicho que es caso de alguna insubordinación mayor tomaría parte en ello, pero mientras tanto, no podía culparlos de huir en la madrugada a comprar algunos dulces en la panadería unas calles abajo o de saltar el paredón junto a su oficina para recoger algunas flores bastante hermosas que crecían por allí, este ultimo escenario siendo el causante del estruendo que acababa de despertarlo a causa de que lo que parecían ser dos cadetes habían caído mal del paredón. El rubio superó el susto una vez que escucho unas risas ahogadas y como ambos jóvenes se mandaban a callar el uno al otro.

Levi genuinamente no entendía nada, ni la cursilería colectiva que inundaba ese día ni como Erwin lucia tan conmovido viendo a los dos niños recogiendo dos pequeños ramos para volver a escabullirse dentro del cuartel.

"¿Y esa sonrisa estúpida?" Erwin miró a Levi aun en el sofá frente a él, acurrucado en su capa con una taza de té humeante en las manos y se rio, era más un soplido que una risa, pero Levi sabía reconocer aquel sonido.

"Buenos días, Levi" Erwin se estiró un poco y vio la tetera en la esquina del escritorio también humeando, así que se sirvió un poco para despabilar. Él era más del café, pero después de tantos años en los que Levi siempre preparaba té para dos no podía rechazarlo. "Solo... Ya sabes, me recuerda a cuando era joven."

"Cuando te conocí no eras tan joven así que no lo sé." Antes de que la taza de té tocase sus labios el rubio vuelve a bajarla un poco.

"No soy mucho más mayor que tú Levi" El menor se encoje de hombros.

"Me refería a que no te conocí con quince años." Erwin bebió el té y asintió. "¿Tú también fuiste así de ñoño con alguien?" El rubio de un segundo a otro se atragantó, logrando que un nudo bastante duro se aloje en la boca del estomago del más bajo.

"¿Desde cuando eres tan preguntón?" Levi lo miró fastidiado decidido a dejar de lado la conversación, pero Erwin nunca le negaba respuestas, así que suspiró. "No, nunca lo hice, tal vez nunca tuve el valor, pero eso no quiere decir que no haya ayudado a mis amigos." El pelinegro asintió fingiendo estar conforme con la respuesta.

El mayor se tomó la libertad de caminar hacia la ventana ubicada tras él, viendo como los niños y algunos rostros conocidos se ayudaban mutuamente para cometer aquellas "locuras" por amor... Si tan solo supiesen que su comandante era un idiota enamorado del amor, seguramente no abría tantos dejando la vida por trepar aquel muro en silencio.

Erwin sintió una presencia junto a él y no tuvo que voltearse para saber que a Levi le había ganado la curiosidad. Levi solía ser un tempano de hielo, pero luego de esos años había descubierto que habían algunos sentimientos que el menor no sabía manejar, como la preocupación o la curiosidad, convirtiéndose en rasgos que explicaban el por que aún permanecía en la legión.

Levi veía a los niños correr de un lado para el otro usando todo su entrenamiento para que los ruidos no lleguen a la oficina, incluso pudo ver a Nanaba y Petra ayudar a una chica morena a saltar el paredón, creía reconocer a la chica, era nueva ingresante de la 104th, había creado conmoción por ser la primera en la historia de la legión a renunciar a su puesto en los diez mejores para cedérselo a otra recluta. Al final del día ambas terminaron en la legión así que todo el papeleo fue en vano.

"Es increíble que se arriesguen a un castigo tan solo por un día igual a cualquier otro." Erwin miró la cabeza del pelinegro brillar bajo el sol de la mañana y volvió a mirar al frente.

"Ninguno tendrá un castigo, aunque si sigues contradiciendo a tu comandante tal vez te mande a limpiar los establos... O podrías encargarte de nuestra cena durante una semana." El rubio intento bromear, pero Levi lo miro con aquella mirada amarga que lo caracterizaba. El más bajo se tomo un segundo para ver como el amanecer acariciaba la piel del hombre frente a él. El cabello le brillaba como un campo de maíz y la luz que atravesaba sus ojos viajaba naturalmente como si aquel celeste fuese parte del mismísimo cielo, sin olvidar que aquella luz resaltaba las pecas que cubrían diferentes trozos de piel del mayor. Levi refunfuño y volvió a mirar al frente. "Deberías darte un baño, dormir en el sofá te debe haber fatigado."

"Tu deberías hacerlo porque hueles a mierda estancada." Erwin soltó una carcajada bastante profunda y volvió a estirarse.

"¿Quieres ir a casa o usaras las duchas del cuartel?" Levi lo mira y piensa un segundo, siempre tienen mudas de ropa en la oficina de Erwin y su casa queda unos cuantos minutos de la base, por ende ir, esperar a que ambos tomasen un baño y volver los tendría de vuelta en unas dos horas.

"Usaré tu baño." Erwin lo ve dirigirse hacia un mueble donde, en un cajón en la base, guardan su ropa.

"Entonces esperare a que termines y luego iré yo, mientras tanto saldré a buscar a Moblit, tenía unos papeles que entregarme." Levi asintió y entró al baño ahogando un bostezo, en realidad estaba acostumbrado a dormir en ese sofá pero debía admitir que hacerlo tan seguido estaba pasando factura.

Mientras el agua caliente se escurría por su cuerpo llevándose con ella todas esas horas de sueño mal dormido un recuerdo estalló en su cabeza como un troco arrojado al fuego. Hange le había pedido que apenas se desocupase fuese a buscarla ya que tenia un asunto urgente que resolver. La castaña lo había dicho con tal seriedad durante la cena que Levi ni siquiera se molesto en preguntarle que era aquello. Tal vez estaba relacionado con las nuevas armas que planeaba implementar o con el niño Yeager, por lo que se apresuró de mala gana y acabo por salir en la mitad del tiempo que pensó que tardaría.

Mientras acababa de ajustar los arneses de sus piernas escucho una risa demasiado familiar debajo de la ventana de la oficina, junto a una voz regañona que tenia grabada en la memoria a rojo vivo ya que era la voz que le seguía a cualquier estupidez que hiciese Hange.

Se acerco lentamente a la ventana por detrás de la cortina y vio un espectáculo bastante bochornoso en un principio, pero no pudo evitar que una risa algo burlona saliese como un suspiro por su nariz. No lo podía creer.

El paredón de la base tenia un poco más de dos metros y medio de alto, motivo por el cual los cadetes solían tener una caída dura, subir con ayuda no era lo difícil, bajar, con el poco equilibrio que les aportaba el nervosismo de ser atrapados in fraganti, si era un poco más arriesgado.

En la ventana se veía la postal de Mike y Erwin parados contra el paredón haciendo una escalera humana para que Moblit cruzase al otro lado, pero el castaño no se veia muy confiado con la idea.

Era demasiado cómico ver como, a pesar de que el castaño ponía su vida en las manos de Erwin cada vez que salían de las murallas, no podía poner su pie en ellas porque estaba seguro de que Erwin lo dejaría caer. Levi genuinamente no lo podía creer.

Ellos eran altos mandos, con la posibilidad económica de vivir fuera del cuartel y aún así Levi ahí los tiene, frente a él, viendo a un segundo capitán de escuadrón, a uno de los mejores capitanes de la legión y al mismísimo comandante hacer exactamente lo mismo que los niños recién ingresados que no tenían monedas ni si quiera para comprarse más ropa que la que la legión les daba.

"Hay una florería a menos de cuatro calles abajo... Y ellos pueden salir cuando les plazca." Luego de que Moblit lograra cruzar al otro lado con todo el pánico del mundo, Erwin con un poco de carrera y un salto acaba trepando el paredón logrando sentarse sobre él, listo para ayudar al castaño a subir cuando este lo requiera.

Levi chasqueo la lengua y se dirigió a la oficina de Hange, aunque esta prefería llamarlo "Laboratorio". No se topó con ningún cadete a pesar de cruzar la base de un extremo a otro y casi lo perturbaba el como aquellos niños podían camuflarse tan bien. En el hipotético caso de atacarlo por sorpresa, a pesar de que él sabía que no solo no podrían si no que no lo harían, podría llevarse un gran susto cuanto menos.

Al estar frente a la puerta de la científica loca llamo a ésta esperando la autorización para ingresar, unos segundos después la puerta se abrió y vio a Nanaba sonreírle.

"Ey Lev, pensamos que no vendrías." El pelinegro asintió en forma de saludo e ingreso notando que solo eran ellos tres en la habitación.

"Levi!" Hange dejo de hurgar en uno de los cajones y lo miro por sobre sus lentes con una sonrisa.

"¿Se puede saber por qué me necesitabas con tanta urgencia?" Hange soltó una pequeña risa sabiendo la reprimenda que se le vendría encima.

"¿Interrumpí el sueño del capitán?"

"Más bien mi ducha, así que te pediría que hables rápido cuatro ojos." La castaña suspiró y se acerco al pequeño perchero en el rincón de la sala.

"Vendrás con nosotras a hacer unas compras rápidas, volveremos antes del almuerzo así que no te preocupes" Levi la miro ciertamente confundido pero cuando vio a Nanaba ponerse su chaqueta, supo que la de lentes no mentía.

"¿Y eso por que me requiere allí?" Levi vio a Nanaba sonreírle con pena y Hange se acerco a la puerta.

"Mirada masculina, supongo." Levi se sintió aún más confundido pero antes de siquiera darse cuenta ambas mujeres lo estaban arrastrando por el cuartel a un carro que los esperaba para ir rápidamente al centro. ¿A ellas también las estaba consumiendo esa fiebre?

Las calles del madrugador centro ya tenían un movimiento considerable de gente haciendo sus compras matutinas mientras varios miembros de la legión se filtraban aquí y allá en busca de algún detalle que los tendría lo suficientemente absortos en si mismos como para no notar la presencia de sus superiores a pesar de que el más bajo incluso estaba uniformado.

Apenas ambas mujeres pusieron un pie en el suelo se dirigieron con completa seguridad hacía la misma dirección, buscando un lugar ajeno al pelinegro. Tras unas tres calles de caminata el rostro de la castaña pareció iluminarse y tanto Hange como Nanaba entraron con confianza por la diminuta puerta con pintas de caerse a pedazos que se alzaba frente a él. Levi fue el último en ingresar y acabo llevándose una gran sorpresa al notar que aquello era una pequeña pero no claustrofóbica sastrería. La anciana dueña saludó con mucha educación y les informo a los clientes que ante cualquier duda recurrieran a ella, los tres le agradecieron y se adentraron más a la tienda.

"¿Podrían explicarme que hacemos aquí?" Nanaba se volteó a verlo mientras Hange revisaba algunos sacos bastante casuales pero delicados de igual forma.

"Hange viene a comprarle algo a Moblit, aquí es donde él suele comprar su ropa, yo estaba pensando en que tal vez también podría llevarle algo a Mike y..."

"¿Y yo como entro en este plan?" La chica rio y jaló al pelinegro hacia unas bufandas bastante lindas que pudo ver de lejos. Al avanzar a tropezones recordó como fue conocer a la rubia y sintió un sentimiento algo extraño al ver que, al final del día, acabo por considerarla su amiga.

Levi hubiese matado a cualquiera que lo tratara como un muñeco de trapo y lo llevase de un punto al otro a su antojo, durante algunos años odio que Erwin lo hiciese porque sentía que lo hacia para marcar la diferencia de poder (hasta que comprendió que en realidad el mayor solo era así) pero recuerda que, a parte de Erwin, la primera en hacerlo fue la rubia que se encontraba midiendo las bufandas frente a él.

Nanaba fuera del campo de batalla resultaba ser sumamente tímida y eso en su momento había dificultado mucho la comunicación con el prepotente recién llegado, el cual solo se comunicaba de forma agresiva con Erwin, a los gruñidos con Mike, y ni siquiera gastaba energía en Hange o Moblit. Hubo una ocasión en la que el grupo había viajado a Sina para que Levi se presente a modo de "chequeo de comportamiento" donde Erwin también paso un parte de la conducta del menor. A la salida de aquella reunión Hange ofreció dar un paseo por las tiendas de allí y todos accedieron a la idea a modo de un festejo por el progreso en el caso de Levi, a pesar de que el festejado era el único desesperado por volver a la base. Las tiendas en Sina eran de un nivel genuinamente real y aquello tenía asombrados a los, en ese entonces, jóvenes capitanes. En una tienda se levantaba una vidriera hermosa donde reposaban varios pañuelos de tela bordados y, en un acto completamente inconsciente, Nanaba frenó bruscamente frente a él jalando al pelinegro con ella como si se tratase de Mike o Hange, y cuando eso sucedió, los seis jóvenes sintieron que todo se frenó.

El final del recuerdo es poco claro, sabe que la rubia le pidió perdón de inmediato y él con su mejor intento de ser simpático le dijo que no pasaba nada y se paro junto a ella a ver los pañuelos, acabando por comprarse uno con una "L" bordada en la punta inferior izquierda en color morado. Si no se equivoca ese pañuelo ahora mismo estaba en su bolsillo.

Pensó en como a partir de ese accidente la rubia paso de ser la más distante a la que saltaba pasos como si de casilleros en un juego de mesa se tratase, y ahí estaba, siendo jalado y llamado por apodos. Recuerda que Erwin una vez trato de llamarlo "Lev" y acabo doblado como un camarón y sin aire debido a un codazo en la boca del estomago.

"Lev" La rubia levanto dos bufandas y el pelinegro las observo. "Color vino o color hueso" Levi miro ambas prendas y suspiro. ¿Vino y Hueso? Él veia rojo y blanco, pero no quería discutir aquello, no de nuevo.

"Si es para Mike, tienes que pensar en cual se verán menos las manchas." Nanaba asintió pensándolo mejor, y tomo otra de las bufandas de la mesa, de un color marrón bastante oscuro.

"¿Chocolate o café?" Nanaba rio ante la pregunta, pues sabe que a Levi -al igual que a Mike- la diferencia de los colores le da completamente igual.

"Debería haber traído a Erwin, él si me toma en serio." La rubia suspiró viendo la bufanda. "Diría café." Levi soltó una de esas risas suyas que se perdían en un suspiro y giró a ver a Hange, que parecia estar a punto de explotar y dejar todos los sacos de color rojo, o sangre, para ser especifico.

"No contestaste mi pregunta." La joven lo miró, impresionada de las pocas habilidades sociales de su amigo.

"Puedo decirte que no hay un motivo en particular o decirte que hay varios, ¿Qué prefieres?" Levi vio que cerca de él habían unos sweaters bastante delicados que le llamaron la atención y se dirigió a ellos.

"No me vengas con esas que suficiente tengo con Hange y sus misterios que me llevan a tiendas perdidas en la ciudad." Levi comenzó a revisar las prendas bajo al atenta mirada de su amiga.

"A veces se puede sacar provecho de tus opiniones tan sinceras de las cosas, más para los regalos." Levi se sintió algo expuesto sabiendo que a veces su sinceridad pasaba a ser crueldad y él no lo notaba. "Aparte pensamos que sería bueno que salgas por si querías comprar algo para... Ya sabes."

"¿Zackly?" Bromeo Levi y Nanaba rio.

"Erwin." El pelinegro se detuvo en seco, sintiéndose descubierto de alguna forma ¿Pero de cual?

"¿Por qué él?" Nanaba titubeo.

"Pensé que estabas viendo los sweaters para él, tu no eres de sweters" Nanaba solo le palmeo el hombro y corrió a auxiliar a Hange que no sabia si a Moblit le gustaría más un saco o... Calcetines.

Levi intento acomodar las ideas en su cabeza y la imagen general no estaba pintando muy bien. Este estúpido día era el que los cadetes usaban para cortejarse como si fuesen animales en celo, incluso Hange y Nanaba estaban allí para comprar un detalle para sus respectivos... ¿Siquiera Hange y Moblit eran pareja? Había visto a Mike y a Nanaba juntos compartiendo tiempo de calidad pero cuando pensaba en Hange y Moblit solo podía recordar aquel libro para niños que Erwin uso para ayudarlo a desarrollar su lectura donde un conejo histérico que hablaba se la pasaba correteando a una mocosa que solo se metía en problemas ¿Eso si quiera contaba como una relación? Y una pregunta aún más grande ¿Por que Nanaba y Hange esperaban que él le consiguiera algo a Erwin? ¿Erwin estaría esperando recibir algo de su parte? ¿Y si Erwin le pidió a Hange que lo arrastre hasta allí en primer lugar? Sus preguntas pararon un segundo y viajaron a la charla de esa mañana.

"Nunca tuve el valor, pero eso no quiere decir que no haya ayudado a mis amigos." Tal vez su situación era tan solo eso, ambas mujeres requiriendo su sinceridad serial para elegir buenos regalos.

Durante un segundo vio a Hange tomar -decidida por fin- un bello saco color gris y dirigirse hacía la señora que los había recibido para preguntarle algo e instantáneamente se contesto su pregunta ¿Hange y Moblit eran algo? Tal vez si, tal vez lo serían, pero ese día pudo observar como ambos se ocuparon en preparar algo para el otro, tanto Hange con ese saco como Moblit con las flores del otro lado del paredón. Ellos ya eran lo suficientemente adultos como para quitarle un poco de peso a las hormonas alborotadas y se dio cuenta que, tal vez era de una manera diferente, pero Hange y Moblit también pasaban todo su día juntos.

Erwin y él incluso vivían juntos ¿Por eso Erwin esperaría algo de él?¿Él recibiría algo de su parte de igual manera? El pensamiento fugaz de Erwin con el cabello desarreglado sobre el paredón en busca de flores lo hizo sentir las manos tensas, odiaba ese sentimiento que daba vueltas por su estomago cada vez que pensaba en el rubio, era extraño, y lo había hablado con Hange, pero la científica loca no pudo darle un diagnostico preciso, solo le ofreció un consejo. "Deja que esa molestia lo maneje todo." ¿Qué carajo significaba eso?

"Lev, ¿Llevaras algo?" Hange y Nanaba se acercaron con sus compras envueltas como regalos muy caros y Levi dudó. ¿Qué qué le dice la molestia en su estomago en ese momento? Que vomite.

"¿Que color dirías que es éste?" Nanaba vio la prenda que Levi tomó en sus manos y tuvo que respirar profundo para no reírse de su propia broma antes de tiempo.

"Celeste Lev, ¿Qué no ves?" Hange estalló en carcajadas bien claras que hicieron que el pelinegro de verdad se replantease por qué no huyó del carro cuando Hange lo arrojo dentro.

Las compras habían sido verdaderamente fugases, Levi acabo por comprar aquel sweater gigante y celeste bajo las miradas resplandecientes de las dos mujeres que parecían escoltarlo y luego fueron a por unos bocadillos ya que Nanaba planeaba arrastrar a Mike a un pequeño picnic antes de que el sol se pusiese. Hange y Levi acabaron por comprar unos extraños pero sumamente adictivos bocaditos de una fruta que viene del norte de la Muralla María de la cual el menor no sabía nada.

Hange no mintió cuando dijo que llegarían para el almuerzo, apenas bajaron del carro ambas mujeres corrieron a esconder sus compras dejando solo al pelinegro que, siendo honesto, no sabía bien como seguir la tarde. Acabo por dirigirse a la oficina de Erwin y después de confirmar que no estaba allí, dejo todo en aquel pequeño cajón junto a su ropa.

Usualmente no almorzaba en el mismo lugar que los cadetes ya que el ruido y la suciedad le sacaban el poco hambre que solía tener, pero a esas alturas ya todos debían de estar allí y no tendría la oportunidad de tomar una ración de lo que sea que hubiese hoy y huir, por lo que respiro hondo y avanzó por el recinto, cruzándose con un cadete poco antes de llegar a la sala común donde almorzaban. Logró reconocerlo como el policía renegado.

"Kirstein." El más joven se sobresaltó al ver al capitán, por lo que rápidamente hizo el saludo pertinente haciendo suspirar al pelinegro. Odiaba esa formalidad. "¿Se puede saber que haces aquí afuera? El almuerzo inicio hace unos minutos, te dejaran sin nada." El castaño tembló ante la reprimenda, no porque fuese grabe, si no por que todo de la boca de Levi se escuchaba mil veces peor a lo que era, incluso a veces el comandante se oía mas indulgente que el pequeño capitán.

"¡Entraré en un momento! Solo que..." Jean suspiró y se refregó la cara con una mano mientras la otra apretaba lo que parecia ser un cuaderno con bastante fuerza.

"¿Problemas con Yeager de nuevo? ¿La niña Ackerman hizo algo?" Cuando Levi mencionó a la joven guardiana de Eren el castaño se estremeció de pies a cabeza involuntariamente y Levi comprendido rápido. "¿Tiene que ver con esta estupidez del día y Ackerman?" Jean miró al mayor sin creer que era él quien estaba indagando sobre sus preocupaciones de adolescente.

"No sabía que jodido día era hoy hasta hace un rato." Jean notó la grosería al terminar la oración pero al disculparse el pelinegro le resto importancia, no es el ejemplo más adecuado para enseñar que no hay que blasfemar.

"Supongo que no tienes que darle." Al castaño se le tiño la cara y Levi suspiró ¿En que momento acepto hacerle de padre a los niños de allí? Ese era el trabajo de Erwin... O al menos eso pensaba él.

"Lo siento capitán, no debería interrumpirlo usted también tiene que almorz-"

"Hay unas flores bastante lindas del otro lado del paredón detrás de la oficina de Erwin." Jean lo miro sorprendido. "Y hay una tienda de golosinas unas calles abajo pero lamentablemente no tengo el poder para dejar salir reclutas así como si nada así que deberías de conformarte con aquellas flores."

"Pero ¿Y si el comandante...?"

"Erwin esta almorzando allí dentro, debemos ser los únicos merodeando por aquí Kirstein." Levi vio como el brillo en los ojos del castaño volvían a encenderse pero casi al instante otra duda inundaba su cabeza, verdaderamente malo es que Levi se estaba cansando. "Te ayudare a conseguirlas solo si sacas esa cara de estar cagandote encima." Jean aguanto la respiración un instante pensando en que hacer, pero cuando menos lo notó, se dirigía a paso rápido con el capitán hacía la parte trasera del edificio.

Levi no podía creer que la cara triste de ese niño lo estuviese llevando a la misma situación de la que se burlo unas horas antes, pero algo en su pecho pesó ante la idea del menor desorientado por algo que no conocía. Tal vez era que Levi tampoco terminaba de entender el por que de la fecha, pero su diferencia con el castaño es que a él no le importaba lo más mínimo aquel estúpido día, él no tenia nadie a quien llenar de flores arrancadas del prado o galletas de limón recién horneadas de la tienda a tres calles de allí.

¿O será que no le importa porque al fin y al cabo ese sweater celeste casi acusador lo espera en la sala sobre él?

El joven Kirstein resultó más atlético de lo que parecia en un principio, ya que a pesar de la ayuda que recibió del capitán para subir aquel muro debido a lo estrecha que era la brecha entre el edificio y la estructura, para volver a entrar -lo verdaderamente difícil- el castaño solo tomo bastante carrera y logró quedar sentado en el muro, pero el cuaderno que estuvo sosteniendo todo ese tiempo -el cual dejo en su bolsillo durante las piruetas- cayó directamente en la cabeza de su superior.

"¡Capitán! Lo siento tanto." Levi se agacho a recoger el pequeño libro junto a algunas hojas que acabaron por salir volando con un suspiro.

"Relájate mocoso, se necesita más que un libro para matarme." No tenia planeado ver el contenido de la libreta temeroso de que fuese algo intimo del niño pero cuando reconoció un rostro entre las hojas paro en seco. Que carajo.

Las hojas estaban llenas de pequeños sketches de diferentes cosas, podía ver frutas, verduras, animales, rostros...

Pudo ver al pequeño rubio con el corte de tazón, a la niña papa y a aquel mocoso insoportable del cabello extremadamente corto. Habían algunos retratos de, por muy sorprendente que fuese, el titan de Yeager y tantas imágenes de Ackerman que entendía el por que de la desesperación del castaño. Los dibujos eran fantásticos.

En un instante un pequeño sketch lo hizo reír si quererlo. Creía distinguir a Hange pero se debe haber movido tanto que Kirschtein acabo por completarla por memoria haciéndola lucir algo extraña. También se encontraban Moblit, Mike y Nanaba y...

"Kirstein." El castaño miró al pelinegro con una de las hojas de su cuaderno en su mano y sintió el peor escalofrió que había sentido en su vida recorrerlo de pies a cabeza.

"¿Si, capitán?"

"¿Te molestaría que me quede con este? Dibujas bien, niño." El castaño sintió sus mejillas arder y bajo de un salto que acabo por desestabilizarlo un poco pero el mayor lo ayudo a mantenerse de pie para luego devolverle el cuaderno pero no el dibujo elegido.

"No es problema." El castaño suspiró con algunas flores moradas en su mano y tembló ligeramente.

"Deberías ir a darle esas flores antes de que mueran o yo me encargare de este sea el primero de muchos almuerzos que pasas afuera." Jean por algún motivo no se asusta, sabe que Levi esta jugando con él, pero de todas formas asiente nervioso.

"Gracias capitán." Levi le hace un gesto con la mano sacándole importancia.

"Sigo sin entender el chiste en este día pero no me iba a matar ayudarte niño, ahora ve, que por muy fría que sea la niña Ackerman a todos les gustan las flores." Levi no sabe de donde sale esa ultima parte de aliento, casi siente que suena como Erwin y la vergüenza ajena le corroe los huesos, pero si tuviese que afirmar aquello con pruebas, mencionaría a la cantidad de personas que vio saltar hacia el otro lado esa mañana.

Jean asiente y antes de retirarse del lugar, separa una pequeña flor blanca y se la extiende a Levi, quien la toma seriamente confundido.

"Es un agradecimiento por la ayuda capitán."

Levi se queda en blanco mientras ve al castaño emprender velozmente su camino hacia donde se habían encontrado. Levi había perdido el apetito.

Sin preocuparse mucho recuesta la espalda y se pierde entre los pétalos de la flor que sostiene. De verdad no termina de entender todo ese día ni mucho menos como es que absolutamente todos estaban de acuerdo en demostrar sus sentimientos sin pudor ni vergüenza durante un solo día y después ocultarse por los rincones suspirando el resto del año ¿No se suponía que si uno tenia sentimientos por otra persona debía demostrarlo todos los días? La idea sonaba tan tonta en su cabeza como cuando descubrió lo que era un cumpleaños, de verdad la gente de la superficie tenia mucho tiempo libre...

Pero ahora él también vivía allí, celebrando su nacimiento en una fecha cerca del final del año y celebrando el de sus amigos cuando estos llegaban ¿También debería adaptarse a esta celebración? Robando flores, comprando dulces y cortejando a...

Un escalofrió recorrió su columna y se encamino hacia el interior de la sede sin un destino fijo, ajeno a los ojos azules que seguían sus pasos desde la ventana y salieron en su búsqueda poco después de su partida.

El almuerzo terminó y los cadetes caminaban de aquí para allá preparándose para el día que aún quedaba por delante. La mirada de muchos se había parado confundida en la pequeña flor con la que el capitán caminaba, comenzando una lluvia de dudas que Levi no estaba interesado en oír, por lo que se dirigió a paso firme hacia las escaleras que lo llevaban al "laboratorio" de su amiga, no sin antes llevarse una gran sorpresa al ver al comandante bajar a tropezones por las escaleras, encontrándose en el la curva de éstas.

"¿Erwin?" El rubio lo miró con la sonrisa que usualmente decoraba su rostro cuando estaban solos.

"Lev-i hola, hoy te fuiste sin avisar, los guardias me dijeron que Hange y Nanaba te arrastraron con ellas." El pelinegro asintió algo fastidiado. "De todos modos ellas llegaron al almuerzo a diferencia de ti, ¿Sucedió algo?" Antes de que Levi pudiese contestar vio como Moblit bajaba apurado frenando un segundo antes de colisionar con la espalda del comandante.

"Oh Levi, buen día." El pelinegro saludo con un movimiento de cabeza viendo como el castaño dirigía la mirada al objeto en su mano. Carajo. "¿Y esa flor?"

Las miradas de los dos hombres se movieron junto a la mano de pelinegro que se había elevado un poco para poder mirarla el mismo.

"Un cadete me la dio." Levi escucho como Moblit intento ahogar una carcajada y levantó la mirada para ver la cara de confusión de Erwin, casi como si le arrojasen agua helada desde el segundo piso comprendido que aquella frase no era lo suficientemente explicativa y no solo eso, si no que era malinterpretable. "Es decir, em, en realidad..."

"¿Ahora vas por ahí conquistando cadetes, Levi?" Moblit estaba haciendo lo posible por no reír, ya que sabia de sobra que Levi podría arrancarle el cuero cabelludo si lo hacia.

"¿Quieres morir acaso? No fue por eso cabeza de mierda, solo le ayude con algo y me la dio a para agradecerme, eso es todo." Moblit esquivo a Erwin para seguir bajando y al pasar junto al más bajo le apretó un poco el hombro.

"Hoy las flores no significan gracias, Levi." El castaño se apresuró en salir de escena para dejar a ambos hombres solos.

"Con que... Un cadete." Levi notó algo extraño en el tono del mayor y suspiro algo fastidiado.

"Eso no importa, lo que importa es que estaba yendo a ver a Hange y aún no te mueves." El rubio trago en seco y se apartó dejando al capitán pasar.

"Ella no esta en su oficina." Levi lo miró con una ceja arqueada. "Vengo de allí."

"Entonces la esperaré, necesito su estúpida cabeza."

"¿Algo en lo que pueda ayudarte?" Levi se tensa pensado en el motivo por el cual se dirige al cochinero de la castaña.

"Todo esta bien, nos vemos luego."

Cuando el menor sube camina hasta el primer giro a la derecha y antes de doblar puede escuchar un grito agudo y demasiado fuerte para su gusto salir de lo que, él sabia, era la boca de su amiga. Al acercarse la vio congelada en la puerta y clavando los dedos en el marco de madera, luciendo aún más brillante que cuando revisaba los sacos esa mañana.

"¿Cuatro ojos?" Levi se acerco pensando en que tal vez alguno de sus experimentos extraños había volado por los aires o algo así pero al estar al alcance de la mano de la castaña, esta lo jalo por los hombros y lo puso de frente al interior, entendiendo el por que del grito.

La oficina se encontraba ordenada de pies a cabeza como si el mismísimo Levi hubiese pasado por allí en un ataque de limpieza de los que solía darle en mitad de la noche, pero sobre el escritorio pudo ver un ramo de flores -más precisamente las del otro lado del paredón- atadas con un pequeño lazo improvisado y una pequeña canasta llena de frutas que obviamente no habían sido sacadas de las reservas de la legión ya que los soldados solo recurrían a las manzanas por tema de costos. Levi sabia que en aquel arreglo veia al menos cinco colores diferentes.

Hange se acercó al ramo bajo la mirada del menor y vio una pequeña nota enganchada al lazo.

"¿Gracias?" Levi escucho como la castaña reía en un suspiro y pegaba aquel pequeño papel en su pecho un segundo. "Sabes, se me hizo extraño que no hubiésemos regresado del almuerzo juntos."

"Hoy las flores no significan gracias..." Levi repitió aquello más como una aclaración para si mismo que para la castaña, quien rio mientras se apoyaba en el borde del escritorio tomando el ramo entre sus manos.

"Lo sé." Hange suspira, ella sabe que Levi y los sentimientos humanos no van precisamente de la mano, lo confirmó el día que escuchó de la boca del pelinegro sus sentimientos por Erwin, ignorando totalmente que aquello estaba siendo una confesión a la castaña y también el qué era esa "angustia" que lo estaba ahogando cada vez más. Hange estaba segura de que esos sentimientos se remontaban a algunos años atrás, pero aquella confesión llevaba dos años vigente en su memoria, donde Levi algo nervioso no comprendía por que la diferencia entre pasar todo el día con Erwin y comenzar a vivir juntos había sido tan abismal. Ella no había querido asustarlo comentado que aquello parecia ser el romance adolescente que Levi nunca había tenido en su juventud, así que se había decidido por callar, darle un pequeño consejo y que el más bajo lo descubriese por su cuenta, estimando que como mucho tardaría unos meses en conectar aquellas nauseas con la palabra amor, pero allí estaba él, sin siquiera notar como no solo estaba hasta el cuello de sentimientos por el comandante si no que el susodicho también sentía aquella miel dulce que era el romance en el fondo de su corazón cada vez que veia al pelinegro. Debía admitir que estaba algo cansada de ver la frecuencia con la que su amigo de toda la vida se frustraba ante la aparente indiferencia del más bajo, pero siendo todos adultos hechos y derechos no podía hacer mucho más que quejarse con Moblit de esos dos inoperantes sentimentales.

"¿Por que no dice lo que quiere decir en realidad? Incluso los cadetes tienen más bolas que ese hombre." Hange miró mal a Levi durante un segundo y luego dirigió su mirada al techo de la oficina intentando ordenar las palabras en su cabeza.

"Los cadetes son jóvenes, estos son sus primeros años rondando por nuestras filas y aún creen que pueden ganarle al mundo con su equipo de maniobras y las cuchillas necesarias, al igual que lo hacíamos nosotros cuando llegamos aquí..." Levi la miraba atento, sabía que a pesar de bromear la mayor parte del tiempo la castaña era de las mejores fuentes de información de por allí, seguramente solo superada por Erwin. "Ellos tal vez tengan miedo, pero la mayoría aún no saben lo que es perder a personas que... aman" Hange acarició las flores.

"Ellos no le tienen miedo a esa palabra porque no saben que es el mayor arma de doble filo que podrían encontrar, no saben que una vez pones un pie fuera de la muralla el amor es una navaja que aprieta tu cuello esperando que algún titan acabe por hundirla por completo. No digo que amar este prohibido ni mucho menos, Mike y Nanaba planean casarse antes de que el año acabe sin ir más lejos, pero tienes razón en que se necesita un valor en particular que yo no tengo y Moblit lo sabe..." La castaña sonrió a las flores como si éstas le estuviesen platicando de las tranquilas tardes que pasaban en el prado. "No quiero amar y que el mundo me lo robe."

Levi tal vez no entendía muchas cosas pero si había algo con lo que estaba profundamente familiarizado era la muerte de la gente que amaba. El amó, amo a su madre, amó a Farlan e Isabel, aún lo hacía, y sabía que aquellas perdidas eran cicatrices que nunca acababan por cerrar, pero aquel terror le parecia algo absurdo viniendo de personas de la legión donde era bien sabido que están todos un poco mal de la cabeza, a esas alturas incluso él lo había aceptado.

"Todos moriremos." Hange miró a su amigo, quien se estaba preparando para tener una charla un poco más abierta de las usuales. "Tal vez en la próxima misión siendo usado de escarbadientes por un titan, de viejos decrépitos en nuestras camas o mañana a causa de una enfermedad, todos vamos a morir." Levi dudo antes de seguir. "Algunas cosas valen más la pena que el miedo que pueden dar, y creo que esta es una de ellas. No sabemos cuando uno de tus experimentos te volara la cabeza del cuerpo ¿Quieres que eso pase sin que Moblit escuche estas cosas de tu boca?"

Ambos amigos se tomaron un tiempo en silencio para reflexionar sobre sus propias situaciones, Hange en lo mencionado por Levi y Levi en que carajo estaba pasando por su cabeza en esa mierda de día para ir por ahí ayudando gente tan de la nada.

"Ojalá sigas pensando que la vida es para vivirla cuando llegue tu momento."

"¿Qué?" Hange le sacó importancia a sus dichos y volvió a dejar el regalo sobre el escritorio.

"¿A que se debe tener tu trasero por segunda vez en el día rondando mis tierras?" Levi suspiró, no quería contestar esa pregunta luego de la conversación que acababan de tener.

"¿Como se llama la mierda que usan para sostener los retratos?" Hange en verdad no esperaba aquella pregunta.

"¿Un marco?¿Buscas un marco?" El pelinegro duda por un segundo y asiente. "Hay algunas tiendas en el centro que los venden pero si lo necesitas con urgencia creo que tengo uno vacío por aquí." La más alta abrió los cajones de su escritorio viendo como la limpieza del castaño también había llegado por allí pero no de forma en que la desoriente, Moblit sabía a la perfección como Hange organizaba todos sus cachivaches.

Levi se sentó mientras ésta revisaba todos los recovecos de su oficina convencida de que aquel objeto se encontraba perdido por allí.

"Yo sé que sigue aquí Levi, lo había comprado para enmarcar un retrato con mi madre que acabe por regalarle a... ¡Aquí!" Hange retiro el pequeño objeto de entre los libros de una repisa, suspirando cuando por fin lo sostuvo en sus manos. "Agradece que nunca me deshago de las cosas, todo tuyo pequeño misterioso." Levi tomó el objeto que Hange le ofrecía con mala gana a causa del apodo.

"Gracias cuatro ojos." La castaña asintió gustosa.

"¿Puedes darme al menos una pista de por que lo necesitas?" Levi se levanto con el objeto entre las manos listo para salir de allí.

"Échale un ojo a Jean Kirstein, sería un discípulo apropiado de Moblit." Sin profundizar mucho más partió a la oficina de Erwin.

El atardecer estaba haciendo su entrada triunfal y las nubes se arrastraban por el cielo con un suave rosa que contrastaba con el frio que inundaba su ser. Los establos estaban vacíos y Levi terminó allí chequeando a su caballo como siempre que acababa sus tareas en tiempo récord. Los animales le gustaban, lo suficiente para verlos como mejor compañía que algunas personas, pero la libertad que sentía al cabalgar por el mundo con aquella bestia de pelaje negro que se alzaba frente a él era algo que desde el primer día no supo como explicar.

La había peinado y ahora pasaba los dedos por su crin mientras el animal comía el heno frente a él. Antes de salir de la sede había despedido a Mike y a Nanaba quienes huían como dos prófugos enamorados a pasar la tarde cerca de un rio que se encontraba a las afueras de la ciudad y por lo que sabía Hange, Moblit y Erwin habían partido a cumplir con las ultimas obligaciones del día hace unas horas.

"¿No tienes frio?" Al levantar la cabeza vio al rubio apoyado en la puerta del corral mirarlo con una sonrisa, era la primera vez que se veían desde el encuentro en las escaleras, puesto a que cuando Levi volvió a esconder el marco entre sus pertenencias se aseguro de no cruzarse con el mayor.

"¿El papeleo fue rápido?"

"Más de lo que esperaba..." Erwin vio como el menor se acercaba a la puerta para finalizar la visita a su yegua por lo que se aparto para dejarlo salir. "Lo de la limpieza de los establos era una broma, ¿Lo sabes, no?" Levi gruño en su dirección y observo como el más alto sostenía un abrigo extra en su mano.

"Solo quería dejar de caminar en círculos por la base." Extendió su mano recibiendo el saco y se lo hecho por sobre los hombros.

"¿Mucha miel?"

"Se podría decir." El más alto se rio suavemente mientras ambos se dirigían a paso lento a la puerta de la base.

"Puedes volver a respirar con tranquilidad, el día se acerca a su fin."

"Lo dices como si la sola idea de la gente amándose fuese una tortura para mí." Erwin lo miro arqueando una ceja.

"¿Y no lo es?"

"Solo no entiendo como todos parecen cobrar tanta valentía sin sentido alguno." El rubio asintió, pensando en si era apropiado arriesgarse a desinformar al pelinegro.

"Sabes, estuve investigando y parece ser que tenías razón." Levi lo observo confundido, con los ojos iluminados por los últimos rayos de sol que se filtraban por las nubes sobre sus cabezas. "Todo parece haber nacido de la insubordinación."

"¿De qué hablas?"

"No sé que tan veraz será la información, pero conozco a un soldado retirado de la legión que fue parte de las primeras celebraciones de esta cosa." Los guardias abrieron la puerta para el comandante y su capitán en cuanto lograron verlos dirigirse hacía allí, El más alto asintió con la cabeza como agradecimiento. "Lo que parece haber pasado es que hace unos veinte años dos cadetes habían huido la noche previa a una exploración a la iglesia del pueblo para casarse a espaldas de los superiores." Levi se sintió aún más confundido.

"¿Solo eso? La gente se casa todos los días Cejas." El rubio rio para si mismo y negó.

"El asunto es que estos dos cadetes fueron castigados por aquella insubordinación siendo mandados a primera linea." Levi se asombro ante aquella medida tan extrema. "Se armo un gran revuelo ante esa decisión pero el comandante no dio el brazo a torcer y la expedición se llevo a cabo así, pero ninguno de los amantes murió, sorprendentemente la ira de los soldados en ese momento resulto bastante practica y acabaron por tener cifras de sobrevivientes impresionantes para la época. Cuando todos regresaron le recriminaron al Comandante su accionar sádico y egoísta y este respondió que los soldados tenían cosas mucho mas importantes en las que preocuparse que en sus propios romances, su corazón debida ser entregado a la causa y no a otros deseos banales y sin sentido, pero aquello no iba con la idea de los soldados por lo que el día siguiente absolutamente todos decidieron entregarse a esos deseos mas banales para mostrar su descontento con la situación y a partir de ese tiempo, cada vez que se acercaba esta época del año, los soldados se preparaban para festejar lo único a lo que elegían no renunciar." Levi abrió la puerta del despacho de Erwin y entró seguido por el mayor. "Al amor, a su humanidad, a ser más que peones de una guerra sangrienta."

Levi escuchó cada palabra como si se tratasen de los registros más ciertos sobre una duda que atormentaba a la raza humana hace siento de años a pesar de que aquello no fuese más que un poco de chisme de soldados, pero no pudo evitarlo, cada vez que Erwin comenzaba a empaparlo de información que le era completamente ajena no podía hacer otra cosa aparte de esmerarse en tomar nota mental de cada palabra que salía de la boca del rubio. Aquel hombre era su propio equivalente a la estantería más rica en libros en la biblioteca de Sina y aunque no fuese a admitírselo en las proximidades al menos, Levi estaba agradecido de que fuese él quien lo guio por aquel nuevo mundo que era la superficie luego de su reclutamiento.

"Al final del día todo fue por un propósito noble." El rubio se apoyó en su escritorio viendo al pelinegro frente a él. "Quiero decir, entregar tu corazón lo es todo para la legión, pero lo propio es tener motivos personales que también sean un incentivo a tener un futuro mejor, ya sabes, un sueño." Levi asintió entendiendo el punto del mayor.

Él había perdido el foco de lo que era su sueño desde que descubrió que la superficie no era lo que él esperaba y que para su desgracia no podría disfrutarla con las personas que habían anhelado aquel sueño con él a lo largo de su vida, todo se había convertido en una mejor versión de lo que era la vida allí abajo. Sobrevivir un día más. Tal vez su sueño podría ser deambular con libertad fuera de las murallas, pero sabía que ese anhelo no era tan grande como lo debería ser un sueño, así que lo descartaba sin muchas vueltas. Tampoco aspiraba a un rango más alto en su trabajo, no se veía como un aristócrata ni tampoco como alguna cabeza por arriba de su rango actual, mucho menos cuando a única persona por sobre él en la legión era Erwin y la necesidad de suplir al rubio solo significaría...

¿Erwin tendría un sueño? La pregunta sonaba estúpida luego de que él rubio le explicase que para el aquello era algo indispensable, pero nunca pensó en que Erwin podría desear algo más que un mundo sin murallas. Sabía que su alistamiento en la legión estaba relacionado con la muerte de su padre pero nunca se había animado a preguntar mucho más que eso.

Morir por la causa y vivir por un sueño.

La mera idea de que todos podrían morir, que Erwin podría morir sin conseguir aquel sueño suyo le revolvió las entrañas, y ahí decidió pensar con mayor consciencia de si mismo.

Luego de la muerte de Isabel y Farlan Levi adoptó esa forma de pensar que Erwin predicaba a cada uno de sus soldados, dejándose la piel en la causa y esperando un mañana donde todos sus compañeros pudieran tener una vida larga y feliz bajo la tranquilidad de una victoria ¿Victoria a qué? Aún no lo sabía, pero tal vez si Erwin le preguntase por su sueño en ese preciso momento le contestaria que sería ver como los sueños de todos acaban por dar frutos. Que ñoño.

"Levi, ¿Quieres que vayamos a casa? Algo de té y una cama no me matarían en lo más mínimo."

La luz del fuego iluminaba tenuemente la sala de estar donde se encontraba la chimenea que buscaba hacerle frente a las noches de invierno tan crudas que les regalaba el sur de las murallas. Levi había puesto a calentar algo de agua para preparar él té de ambos y se permitía respirar tranquilo perdido en el ruido de la leña en el fuego.

El chirrido del agua lo trajo de nuevo a la cocina de su hogar y tomó la tetera con cuidado retirándola del fuego. Había preparado una bandeja con dos tazas con anterioridad pero cuando estiro la mano para encontrar su frasco de hojas de té solo lo recibió la madera de la estantería. El pelinegro levanto la mirada confundido y se estiró un poco más en caso de que Erwin haya dejado el frasco un poco más atrás de lo que solía estar, pero no encontró nada. Antes de gritarle alguna maldición a Erwin por volver a desacomodar sus cosas sintió la presencia del rubio parada justo detrás de él, asombrándose de lo silencioso que podía llegar a ser el comandante siendo que el ochenta porciento del tiempo solo era un gran poste algo torpe. Vio como el más alto dejaba una pequeña caja de madera a su derecha, sin decir ni una palabra para explicarle a Levi que hacer con ella.

"¿Erwin?" El pelinegro estiró su cabeza hacía atrás lo suficiente como para tener la cara de Erwin a unos centímetros de la suya mirando hacia abajo, cosa que lo puso nervioso de inmediato.

"Es una caja de té, aparte de las hojas de siempre hay algunas variedades que creo aún no has probado, pero espero que te gusten." El más bajo miró la caja y la abrió con cuidado, encontrándose con diferentes frascos llenos y perfectamente alineados con sus respectivas etiquetas.

"¿Y esto?" Levi creía saber cual era la respuesta, pero no sabia que lo estaba poniendo más nervioso, si eso o la posibilidad de estarse equivocando.

"Este año no quería solo ayudar a mis amigos." Al terminar aquella frase el mayor dejo un ramo de flores a la izquierda del pelinegro, quien las miro completamente desorbitado. Eran blancas con pétalos triangulares y un centro interesante y bastante diferentes a lo que solía ver. Estaba bastante seguro de que era la primera vez que veía ese tipo. "Debí escaparme en la mitad del día para poder conseguirlas, ojalá los superiores no me haya visto." El rubio rio en un suspiro que se perdió entre los cabellos del azabache frente a él, que vale la redundancia no parecia siquiera estar respirando ¿Habría sido una mala idea? No creía estar listo para recibir una negativa en sus treinta.

"¿Puedes encargarte del té un segundo?" Levi escapó de entre los brazos del rubio y se dirigió rápidamente a su habitación. El más alto suspiró se resigno a hacer lo que el capitán le había encargado, tomando especial cuidado ya que si esa noche arruinaba el té tal vez sería el ultimo clavo en su ataúd. Cuando sintió que todo estaba listo acomodo la tetera y las tazas de forma apropiada en la bandeja, caminando con cuidado hacía el sofá frente a la chimenea, donde se encontró con Levi sentado viendo el fuego como si fuese él quien lo había descubierto.

Al dejar la bandeja frente al menor pudo ver como en la mesita de té había un pequeño platito con lo que parecían ser alguna golosina de un fruto rojo.

"¿Y eso?" Levi se aclaró la garganta un poco incomodo y respiró profundo.

"Los compre hoy en una pastelería del centro, son de una fruta del Norte, ¿Fambresa?"

"Frambuesa."

"Como sea." Erwin rio y los miró una vez más.

"¿Puedo?" Levi asintió mientras servía el té para ambos.

"No los compré solo para mí." El rubio asiente y toma uno, sintiendo el fuerte sabor de la fruta apenas entra en contacto con su lengua.

"No probaba nada así desde que era un niño" El rubio rio y recibió la taza de té que le ofrecía su amigo. "A mi padre le encantaban los dulces frutales, durante el verano las frutas como la frambuesa y las fresas suben mucho de precio ya que deben traerlas exclusivamente del norte pero en estas fechas abundan bastante." Levi le dio un trago a su té sin sacarle los ojos de encima al rubio. "Y aún con esas mi padre las comía todo el año."

A Levi le gustaba mucho escuchar las historias de la infancia de Erwin, era muy diferente a lo que fue la suya por obvias razones pero a diferencia de lo que creería el resto, no le producía ningún tipo de resentimiento. La ilusión en el rostro del mayor cada vez que mencionaba a su padre anulaban cualquier sentimiento derivado de la envidia.

"Cejas." El mayor asintió mientras le daba un sorbo a su té. "Creo que te sentaste sobre algo." El rubio lo miró confundido y levantando un poco la pierna tocó debajo de él, notando lo que parecia ser un paquete de papel.

Con cierto cuidado retiro el paquete de debajo de él mismo para poder sostenerlo en sus manos, era un paquete algo blando envuelto en un papel color café y decorado con un listón rojo. Erwin miró al hombre frente a él con una confusión bastante palpable.

"¿Esto era tuyo? Disculpa, no lo noté." Levi le dio un sorbo a su taza de té y el mayor trago en seco, siendo consumido por los nervios. "Espero no haberlo roto, en cualquier caso me hare cargo no te preocupes." El mayor dejo el paquete entre ambos y volvió a concentrarse en su taza de té.

"Deberías fijarte." Otra mirada de confusión hizo suspirar a Levi. "Que te fijes si está roto."

El más alto acató la orden dada y con todo el cuidado del mundo desató el lazo que mantenía el paquete cerrado dando paso a aquella tela de color claro. Erwin se sorprendió bastante al ver que él menor optase por algo de un color tan llamativo comparado con sus prendas monocromáticas pero no le vio lo negativo hasta que, dispuesto a re-acomodar la prenda, la desdobló mostrando su tamaño exageradamente grande en referencia al pequeño porte del capitán.

"¿No crees que te fuiste algunos talles más arriba?"

"¿Crees que te quedará grande?" Levi supo contraatacar y arrojar la incomodidad hacia el cuerpo frente a él. Erwin se había puesto nervioso.

"¿Por que te interesa mi talle?"

"Porqué yo no soy de sweaters." Y en ese preciso momento la sala se lleno de silencio.

Tanto la caja de té como el sweater habían sido mensajes más claros de lo ellos pensaron que iban a ser, algo en el pecho del comandantes rebotaba de un extremo al otro mientras el capitán intentaba regular lo suficiente su respiración para no hacer un solo ruido. Aquel no era un gracias, ni siquiera un te amo, era un leve informe de los sentimientos que llenaban sus corazones y no querían patearse bajo la alfombra nunca más.

Tal vez nada estaba siendo tan directo como lo hubiesen esperado el uno del otro, pero fue algo conciso y efectivo, un mensaje sin palabras enviado y recibido solo entre ellos y así se sentía perfectamente adecuado, ya que todo en torno a sus vidas siempre había sido así, como a sabiendas que el otro sabría leer sus mentes y corazones. El fuego de la chimenea los abrazaba desde fuera el de sus propios corazones picaba en sus pechos, no había explosiones ni desastres, solo una tranquilidad digna de un río que parecia ser la paz después de una tormenta que nunca habían notado, la pausa de un ruido blanco en sus cabezas, un suspiro sin malos sentimientos tras él.

Aquel día lleno de esa miel incomprensible para el menor acabo por darle una pista de lo que esa sensación en su estomago era. Aquello era un leve picor dulce ubicado un poco más arriba de su estomago, pero, bajo la mirada del mayor, esta sensación viajaba por todo su cuerpo haciéndole picar hasta el final de los dedos y la punta de su nariz ¿Erwin estaría sintiendo lo mismo que él en ese momento? No podía asegurarlo, pero los colores en la cara de su comandante parecían decirle que si.

El menor empujo un pequeño marco -previamente escondido debajo del sofá- sobre la mesa para que Erwin lo mirase, en el se alzaba un pequeño dibujo de ambos adultos de perfil riendo con unas tazas de té, Erwin no sabía de donde había salido aquello o cuando había sido retratado pero no le importaba en lo más mínimo, solo podía enfocarse en como el más bajo se acurrucó sobre el sofá estirando las piernas para apoyarlas sobre las suyas.

Levi no quiso pensar en nada más cuando sintió las manos del mayor acariciando sus extremidades inferiores, mientras disfrutaba del té que el rubio había comprado y preparado para él y volaba entre las dudas de si acercarse más ahora era inapropiado o no, ja.

Sin tan solo hubiese recordado su propio señalamiento de esa misma mañana, ese que decía que su comandante era un idiota enamorado del amor, de seguro hubiese estado más preparado para el pequeño beso que recibió al terminar su té.

Las flores fueron acomodadas en un florero algo improvisado y los bocaditos de frambuesa completamente masacrados. El bello marco ahora se alzaba cómodo junto a los libros de la estantería ubicada en la sala y el sweater de Erwin sobre la piel del pequeño capitán que se acurrucaba en busca de calor contra el cuerpo del rubio que dormía junto a él. No estaba seguro de donde habría dejando Erwin la hermosa caja de té, pero eso sería un problema para la mañana siguiente, ahora estaba muy ocupado pensando en si debería estar agradecido con aquellos amantes fugitivos que iniciaron aquella tradición o si ser más amplio y agradecerle al destino por permitirle acabar así.

Un segundo. ¿Y la flor que le había dado Kirstein?

Holaa, buenos días/tardes/noches. Este es el primer Eruri que publico y la verdad me impresiona mucho que de todas las ideas que rondaban por mi cabeza que involucraran a estos dos lo primero que haya visto la luz fuese un oneshot de capricho que comencé este mismo San Valentín ante la curiosidad de imaginar como Levi actuaria en este. El desarrollo de esta historia llevo cuatro días de despertarme, escribir, irme a trabajar, volver, releer, corregir, escribir and repeat hasta que por fin esta madrugada pude terminarlo. Tenia como meta lograr un pseudo slowburn de al menos 10k de palabras y gracias a dios me siento bastante conforme con esto.

Ojalá no sea la última vez que nos encontremos en alguna de mis historias con estos dos como protagonistas pero por ahora, hasta acá llegamos.

Nuevamente mil gracias por llegar al final y espero que lo hayan disfrutado de la misma forma en la que yo disfrute escribiendo. Les mando todas mis buenas vibras y un agradecimiento gigante corazones, ahora si hasta la próxima ♡

HWASTED ©

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