~Capítulo 12~
Hyeon había salido del curso, había tomado el autobús para que la dejara más cerca de casa, siempre que se encontraba sola iba recordando el camino que YoonGi le había hecho aprenderse, en el transporte una mujer iba con su hijo, el niño parecía tener ocho años, era muy tierno según ella. Hyeon notó como su madre lo regañaba llamando la atención de algunos, frunció su ceño cuando el pequeño lloraba pidiendo su atención, en una oportunidad, la mujer harta lo tomó del brazo sentándolo junto a ella de un empujón.
El niño limpió sus lágrimas con sus manitos, pero seguía sintiéndose mal.
Buscó en su bolso encontrando los malvaviscos que había comprado con diferentes sabores. Eran esponjosos y con colores pasteles, a Hyeon le gustaban y de vez en cuando YoonGi se los compraba, la chica le dio uno al niño, le sonrió dulcemente a lo que él aceptó con manos temblorosas, su madre ni siquiera le ponía atención estaba con el celular en su oreja.
— Gracias, señorita.
— Soy Kim Hyeon.
— Me llamo Choi Minho—llevó el malvavisco a su boca y sonrió un poco alegrando a la chica, al menos había dejado de llorar—Está rico.
— Toma los que quieras, son deliciosos—le ofreció la bolsa a lo que el niño tomó cuatro más— ¿Por qué llorabas?
— Porque estoy cansado y mamá quiere ir a casa de su amiga.
La chica dibujó un O con sus labios, recordó que muchas veces a ella le pasaba lo mismo, de niña solía quejarse también, pero mientras crecía fue controlando eso, la mayor parte del tiempo se quedaba callada.
— También estoy cansada—miró su uniforme— ¿Te va bien en la escuela?
— No, los niños son crueles conmigo—llevó otro malvavisco a su boca—Me dicen monstruo por ser especial.
Hyeon sintió una punzada en el pecho.
— Yo soy especial—sonrió orgullosa. YoonGi le había hecho quererse por lo que era.
— ¿Enserio? —la miró sorprendido—Pero...
— Tengo autismo, mi novio dice que no es una discapacidad.
Minho recordó haber escuchado a su padre decir algo similar.
— Papá dice que tengo autismo—admitió sintiéndose más tranquilo de conocer a alguien como él—Usted es muy linda para ser un monstruo, señorita.
— No somos monstruos—frunció su ceño—Son las personas que no entienden nuestro mundo—le dejó la bolsa de malvaviscos en sus manos—Te los regalo.
— ¡Gracias!
🌸🌸
YoonGi había salido al mediodía del trabajo y se dirigía a casa, estaba furioso además de preocupado. Lo habían despedido del trabajo después de haber mandado a la mierda a unos clientes que estaban casi destrozando la tienda y no querían irse. Pasó su mano por su cabello frustrado, debía buscar un empleo ahora mismo. Mientras caminaba recordó a Hyeon cantándole dulcemente, no recordaba cuando se quedó dormido, sólo recordaba su dulce voz y sus caricias tiernas, suspiró queriendo llorar de frustración.
La vida era una verdadera mierda.
Su celular comenzó a sonar, lo tomó respondiendo al instante al ver que era la persona en la que pensaba.
— Hyeon, voy camino al departamen...
— Hola oppa, ahh...yo...acabo de perderme—contó. Se escuchaba nerviosa.
— ¿Qué? —YoonGi se detuvo— ¿Cómo que acabas de perderte? ¿Dónde estás?
— No lo sé.
El chico suspiró luchando por mantener la calma.
— Tranquila, iré por ti—miró a un taxi pasar— ¿Puedes tomar una foto con tu celular al lugar para saber dónde estás?
— Sí, sí.
— Hazlo, iré a buscarte.
🌸🌸
— ¿Era un niño?
— Sí, se llamaba Minho y su madre lo trataba muy mal sólo porque lloraba—frunció su ceño mientras YoonGi la llevaba sobre su espalda, había ido a recogerla como prometió, la chica se había quedado a muchas cuadras del departamento y no quería gastar en pasaje para volver, para evitar que ella se cansara prefirió decirle que subiera a su espalda.
— Algunas personas son una mierda o llevan una vida de mierda.
— No diga eso, oppa.
— Es la verdad—siguió caminando. Faltaban tres cuadras.
Hyeon notó que el chico estaba molesto, ella le conocía muy bien, por eso besó su mejilla recostando su cabeza en su hombro.
— Usted es muy bueno, YoonGi, no deje que el resto diga lo contrario, usted también es muy especial para mí.
Y eso no hizo sentir mejor al chico, sólo peor.
🌸🌸
YoonGi contó el dinero ahorrado, lamentablemente no creía poder pagar el próximo mes del curso de Hyeon, vería como haría, pero el dinero que le quedaba era suficiente para tres meses. De nuevo volvió a frustrarse y golpeó la pared con su mano.
— Oppa, le hice algo de chocolate para el frío—Hyeon entró a la habitación sonriendo.
— Gracias, pero no era necesario—guardó el dinero despeinándose.
— ¿Quiere que le haga un masaje? —ofreció—A papá le ayudaba mucho cuando estaba estresado.
— No, estoy bien.
— Pero se ve tenso.
— Estoy bien, déjame solo por ahora...
— Pero...
— ¡Joder! Sal de la puta habitación—alzó la voz haciendo que ella diera un respingo. Lo que menos quería era eso mismo, ser duro con la chica porque ella no tenía la culpa. Quiso golpearse de nuevo, definitivamente ese no era su día.
🌸🌸
Ambos estaban en la sala cenando, pasaban una película en el televisor y aunque era una de las favoritas de Hyeon ésta no la veía, sus ojos estaban fijos en su plato de fideos mientras Suga se encontraba acurrucado entre sus piernas. YoonGi se sentía incómodo con tanto silencio y no pensó dos veces en romperlo.
— Te quedó muy rica la cena—intentó animarla, ella asintió sin mirarlo ni sonreírle—Lamento haberte gritado.
— Está bien.
— No, no está bien, se supone que debiste gritarme de regreso para defenderte—le señaló.
— Hacer eso era iniciar una discusión y no me gusta pelear contigo—lo miró—Mamá decía que a veces era mejor quedarse callado y dejar que esa persona pasara su enojo, pero odio verlo molesto, oppa—admitió—Lamento haberlo molestado.
YoonGi bajó del sofá sentándose a su lado en el suelo dejando el plato en la pequeña mesa central.
— Mírame—ella volvió a hacerlo—No me has molestado, nunca lo harías, tenerte aquí es bueno para mí, es horrible acostumbrarse a vivir solo.
Hyeon asintió con un ligero puchero no muy convencida. YoonGi sonrió de lado besando su mejilla, ella no reaccionó así que comenzó a llenar sus mejillas de besos, la abrazó recostándola en el suelo y al fin escuchó su risa angelical.
— Me hace cosquillas...—sus mejillas estaban rojas y YoonGi disfrutaba de eso. Cuando sus labios se unieron en un beso suave y romántico, las risas se detuvieron, Hyeon tenía sus manos en su cuello, Suga se había alejado de su dueña cuando aquel alboroto comenzó. El chico sintió sus dedos delgados acariciar su piel, se separó sólo un poco para recordarle...
— Te amo, mocosa.
A Hyeon le gustó escucharlo porque aún no era común eso. Sonrió asintiendo.
— Lo sé y yo te amo igual, YoonGi.
Volvió a besarla jalándola a él, la acomodó sobre sus piernas y ella no perdió el tiempo en acariciar su pecho sobre su camisa, a pesar de que YoonGi no hacía ejercicio le gustaba lo que había visto de su cuerpo, sonrió para sus adentros por aquellas sensaciones que estaban siendo nuevas para ella.
YoonGi liberó sus labios permitiéndole respirar y se dirigió a su cuello robándole algunos suspiros, Hyeon tenía sus ojos cerrados con su cabeza inclinada ligeramente del lado contrario, aquello se sentía muy bien, demasiado bien para ser normal.
Ella tenía mucho que aprender y YoonGi tenía mucho que enseñarle.
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