Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12 (2)

Al final...

Terminé en su auto.

Cruzo mis brazos y mis piernas con una pequeña mueca de lo incómoda que me encuentro. Estoy prácticamente pegada a la ventana del auto por que siento que si me muevo un pelo voy a rozar con él, aunque es absurdo por que su auto tiene bastante espacio.

Después varias charlas con Zhang de que yo podría llamar a un taxi o a uno de mis chóferes, me convenció de ir con su auto por los peligros que puedo pasar como mujer.

Tsk.

¿Estaré más a salvo con él? ¿Eso es lo que quiere decir?

Sólo quiere verme como la chica de diecisiete años que vivía en su apartamento.

Lo peor fue cuando le iba a dar mi dirección, pero él me cortó diciendo con un aire arrogante que ha ido varias veces a la mansión gracias al abuelo.

Cuanto me irrita este hombre.

El vino en definitiva me estaba haciendo efecto cuando vi todas las casas y los establecimientos más rápidos de lo normal, aunque el chofer está en una velocidad correcta. Debí pedir un vino más suave si hubiese imaginado que esto iba a pasar.

Siento mi cuerpo pegajoso por culpa del líquido. Ya se estaba secando en la ropa y huelo a una mezcla del malbec con el D&G que tenía puesto. Mi propio olor casi me da ganas de estornudar.

Volteo mi cabeza a donde está Zhang y él estaba sentado mirando a la ventana. Tenía sus piernas abiertas a los lados mientras que estaba recostado en su el espaldar del asiento. Le daba una posición algo... poderosa, varonil. Tenía su corbata en una mano y con la otra estaba descansando su mejilla en la palma. Su respiración era lenta y pausada. Su camisa formal estaba desabrochada sólo por varios botones dejando ver su piel levemente bronceada. Su chaleco de vestir lo sigo teniendo puesto ya que después varias charlas y su insistencia de que yo no me sienta incómoda con mi ropa y que la noche estaba fría y podría causarme un resfriado, me hizo quedarme con el chaleco.

¿De cuándo acá las cosas llegaron hasta aquí?

Si había dicho que la cereza del pastel era cuando me viraron mi copa, estaba equivocada. Esta era la verdadera cereza del pastel, estar justo al lado de él.

El silencio en el auto era algo incómodo, o por lo menos para mí. Yo mientras andaba lo más pegada a la puerta posible, él estaba en toda su paz y gloria. Como si fuese algo normal llevarme a mi casa.

¿Qué hay normal en esto?

Lo primero que haré después de llegar a casa es darme una larga ducha para quitarme estos olores y la colonia de él para no tener que recordarme de su presencia y-...

-- Hana.

Me volteo a él con una ceja alzada.

-- Señorita Kim. -- Le recuerdo con voz seria.

Él se queda mirándome sin mostrar ninguna emoción en su rostro. Pero había un pequeño brillo en sus ojos. Es tan difícil descifrarlo.

-- Señorita Kim... Sabe que puede relajarse. No la voy a morder.

Me despego lentamente de la puerta y tomo una posición más relajada. Debí de haberme visto como una ridícula.

-- No es que sea la primera vez que la muer-...

-- Me gustaría que tenga un poco de más educación respecto a sus comentarios, señor Zhang.

-- Tenemos una charla pendiente.

Bufo ante eso cruzándome de brazos. ¿No le quedó claro la última vez en su oficina?

-- No tenemos ninguna charla. Ya le dije todo lo que tenía que decirle la otra vez en su oficina.

-- ¿Y yo? No te dije todo lo que tenía que decirte, Hana.

-- Señor Zhang, deje de decir mi nomb-...

-- Lo diré todas las veces que quiera y pueda. Tu nombre es digno de decir.

Paso mi lengua por mis labios tratando de calmar el enfado que llevo dentro de mí. Me está desesperando con su forma de coqueteo y traspasando línea que le he recordado sobre la formalidad que debe de haber entre nosotros.

Está bien. ¿No quiere hacer caso? Entonces yo tampoco.

-- Sí. Pero no todos tienen el derecho de decir mi nombre, Yixing.

Él sonríe mostrando sus hoyuelos. -- Es cierto. Mi nombre tampoco es fácil para todos... -- Me sobresalto al ver que se acercó hacia mí. -- Pero, lo puedes decir todas las veces que quieras. Maldiciendome, gritándolo o mientras sonríes. No me importa.

Mi respiración se detuvo por un segundo cuando escuché esas palabras. ¿De cuándo acá él ha cambiado su personalidad? Ese no es el Yixing de hace siete años atrás.

Es otra persona.

-- Hana, sé que no tuvimos un final feliz, pero quiero remediarlo.

Me río amargamente. -- ¿Estás bromeando? Me hiciste mucho daño.

-- Lo sé y quiero tomar responsabilidad.

-- No va a suceder. Si no funcionó a la primera, no va a funcionar a la segunda.

-- Yo haré qué funcione.

¿Cuál es su maldita insistencia joder? ¿No entiende que no quiero nada con él?

-- En definitiva el trago te está haciendo efecto.

-- ¿Qué tiene que ver eso?

-- Me dijiste que no caías en embriaguez rápido. Estás actuando como un ebrio.

Lo volteo a ver cuando escucho su risa. Ahí están sus hoyuelos de nuevo. -- Te dije que no estaba ebrio y es cierto. Pero nunca te confirmé que estaba sobrio.

Me quedo observándolo. ¿Qué demonios hace? ¿A dónde quiere llegar?

-- Yixing, de verdad. ¿Qué pretendes? Estás actuando raro, intentas tener las maneras posibles de acercarte a mi. Posiblemente sea la bebida-... ¿A dónde quieres llegar con esto?

El silencio inunda el auto. Sólo se escucha su respiración algo agitada.

Siento como su mano toma mi muñeca y de un momento a otro mi cuerpo es atraído a encima del suyo, sentada entre sus piernas.

Mi corazón se detiene al ver lo que estaba sucediendo. Enseguida mis sentidos se ponen en alerta. Oh mierda, estoy sentada encima de él.

Desde hace mucho no sentía la cercanía de él así.

-- ¡¿Qué haces?!

-- Tenemos que hablar.

Trato de apartarme de su cuerpo pero su mano disponible se pasa por mi cintura, pegándome más a su torso mientras que su otra mano sujetaba la mía. -- ¡Pero, no así! ¡Sueltame Yixing!

-- Así debe de ser. Si no, no hay otra manera en que me escuches.

Detengo mis movimientos para mirarlo a los ojos. Su mirada mostraba tantas emociones que se me hacía difícil descifrar qué estaba pensando.

El alcohol definitivamente te saca las verdades.

-- He sido muy clara, Yixing. No quiero hablar contigo.

-- No me importa. Vamos hablar.

Cierro los ojos soltando un profundo suspiro. Él siempre consigue lo que quiere. Y lo está logrando ahora mismo.

-- Está bien... -- Abro los ojos encontrándome con su mirada expectante. Ignoro la cercanía de su rostro al mío y aprieto los labios. -- Hablemos.

Coloco mi mano disponible en su pecho para poder alejarme de él. -- Pero primero, me voy para mi asiento.

Su agarre en mi cintura se aprieta más esta vez acercándome a una distancia peligrosa de su rostro. -- No, hablaremos así.

Hago una mueca de enfado mientras trato de empujarlo para poderme salir de su agarre. -- ¿Qué? ¡Yixing esto es-...!

-- Hablaremos así, Hana.-- Detengo mis movimientos al escuchar su voz profunda. Subo la mirada y veo como su rostro está totalmente serio. Parecía algo irritado.

Irritada debo de estar yo.

Pero, a pesar de que está serio, su rostro siendo opacamente iluminado por las luces de los postes que vamos pasando lo hacía ver algo totalmente etéreo.

Este hombre nunca tiene un mal ángulo.

-- No podemos hablar as-...

-- ¿Todavía me quieres?

Mi respiración se estanca y siento como mi cuerpo se debilita levemente al escuchar esa pregunta.

Mis emociones se descontrolan levemente. Pero, trato de mantener mi mejor postura posible.

¿Qué si todavía lo quiero?

Suelto un bufido.

...¿Qué si todavía lo quiero?...

-- Yo... No, Yixing. No te quiero.

Su mano toma mi mentón delicadamente. -- ¿Por qué no me lo dices mirándome a los ojos?

No me había dado cuenta que bajé la mirada de sus oscuros ojos. O no quería darme cuenta de eso.

Esos ojos que me encantaba mirarlos. Ya sea en una foto, de lejos, mientras lloraba o mientras estábamos enredados en las sábanas, no quería parar de mirarlos. Esos ojos que me descifraban en cuestión de segundos. Esos malditos ojos.

¿Todavía me quieres?

Tengo ganas de llorar. Pero, también tengo un coraje inmenso.

-- No, Yixing. No te quiero.

Y lo que pasó después fue algo que no me imaginaba en lo absoluto.

Me besó.

Él me estaba besando. Yixing me estaba besando.

Todo mi cuerpo se había quedado frizado ante el contacto de sus labios contra los míos. Es como si un fuerte estallido hubiese sucedido dentro de mí cuerpo, mandando muchas emociones a todos lados.

Sus labios se movían a un compás lento y delicado. Casi mi cuerpo no podía analizar lo que estaba sucediendo. Hasta que mi cerebro se alertó con una pequeña voz.

Tengo que alejarme.

Traté de salirme de su agarre, pero eso hizo que me apretara más a su cuerpo.

Y no sé si fue el alcohol, su calidez o sus labios, pero fue callando la voz que me decía que me tenía que alejar, que esa acción tendrá consecuencias.

Así que poco a poco mi cuerpo se fue relajando mientras que mis labios empezaron a seguir el ritmo de los suyos. Mi corazón se quería salir de su sitio y la temperatura de mi cuerpo estaba cambiando lentamente.

Me alejo de él al sentir que mis pulmones me estaban pidiendo aire. Lo miro por unos segundos y veo sus ojos brillosos.

-- Yi-... -- No me dejó terminar por que volvió a unir sus labios con los míos. Está vez introduciendo su lengua con la mía.

Sentía su sabor a alcohol con una pizca de menta. El beso fue más rápido, más profundo y más necesitado. Como si él anhelaba esto desde hace mucho tiempo. Sus manos empezaron a tomar camino desde mi cintura, hasta mis caderas y después llegando a mi espalda. Lo hacía tan lento que hasta parecía que quería grabar la forma de mi cuerpo y que sus manos nunca olviden cómo se siente tocarlo. Eso me dió unos pequeños escalofríos en mi espalda.

Subo mis manos desde sus hombros hasta su nuca y luego termino en su cabello oscuro, enredando mis dedos entre sus mechas negras. Siento como sus dientes toman mi labio inferior y lo muerde, robándome un quejido del dolor.

No sé él pero... ¿Desde cuando el auto se puso más caluroso?

Mi mente está en blanco, no puedo pensar en nada más, sólo en la persona que tengo a mi frente.

Sus manos tomaron mis caderas y las apretó levemente para luego hacer un pequeño movimiento que me hizo soltar un pequeño gemido entre sus labios al sentir nuestras partes rozar a través de nuestra ropa.

Oh...

El chofer tuvo que haber escuchado. Qué vergüenza.

Él vuelve a mover mis caderas robándome otro pequeño gemido. Necesito parar, mi voz no quiere controlarse.

Como si me hubiese leído la mente, él se aleja de mí con un pequeño hilo entre nuestros labios. -- No te preocupes. Él no va a escuchar, la ventana está arriba.

Antes de yo responder él volvió a besarme. Pero, no pasó mucho desde que él se separó de mí y empezó a dar pequeños besos por mi mejilla bajando por mi mandíbula hasta llegar a mi cuello. Donde quiera que pasaba sus labios, dejaban un pequeño cosquilleo en el área. Sus manos empezaron a mover mis caderas ahora a un ritmo lento y continúo.

Esto es mucho para mí.

Escondí mi rostro en su cuello soltando pequeños gemidos que se tapaban con su piel. Sus labios me basaban delicadamente, como si tuviese miedo de tocar mi cuello y que este de rompa como la cerámica más fina. Apreté mis manos en su cabello mientras me acercaba a él.

-- Eres tan hermosa, Hana. -- Me decía entre sus besos, mis gemidos y nuestras respiraciones agitadas. Yo sólo cerré mis ojos y me apegué más a su cuerpo.

¿Qué si todavía lo quiero?

¿Dónde quedó el viejo Yixing y qué hicieron con este?

Espero que les guste esta segunda parte del capítulo. ¡Nos vemos! ^^

•Perdón por errores.•

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro