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05

Suelto un suspiro nerviosa al ver el gran edificio con la letras letras "M&E" en rojo. La verdad no sé por qué estoy tan nerviosa en este caso en específico si he hecho muchos contratos de millones.

Miro mi atuendo pensando si estoy bien vestida o no. Vamos Hana, tú puedes.

Entro a la empresa y enseguida me encuentro con la recepcionista que estaba justo al frente del gran logo de la compañía. Hago una pequeña reverencia y le sonrío. -- Buenas tardes, vengo a ver al señor Jung.

La recepcionista mira un papel y asiente. -- ¿Usted es la señorita Kim verdad? Pase pase. -- Yo le doy una pequeña reverencia y me volteo caminando hacia el ascensor, marcando el último piso que decía CEO.

A medida que el número de piso va subiendo, mi ansiedad sube más. He escuchado que el señor Jung es muy estricto en cuestión de contratos y de otras cosas. Espero no joder esto.

Aprieto el agarre en mi maletín al ver que las puertas del ascensor se abrieron. Enseguida veo a muchos empleados pasando por el pasillo de aquí allá. Es ajetreado por aquí.

Salgo del ascensor y camino hacia la derecha cuando veo al señor Jung de espaldas hablando al frente de una sala de reuniones con una de sus —supongo— secretarias.

Aclaro mi garganta ganando la atención de él y se voltea dándome una sonrisa pero logré notar su confusión. Le extiendo mi mano en forma profesional. -- Buenas tardes señor Jung, soy Kim Hana, dueña del imperio Kim.

Su rostro amable cambia a uno de sorpresa. --¿Oh Dios santo eres de lo que todo el mundo está hablando. La nieta del sabio Kim?

Le regalo una sonrisa media confundida. -- ¿Conocía a mi abuelo?

-- ¡Claro que sí! Cuando iba a los Estados Unidos, siempre bebíamos un café en una humilde cafetería y no dejaba que yo pagara. Siempre me daba la mano en todas cosas que yo le pedía.

Un pequeño dolor se instala en mi corazón. Eso suena algo que mi abuelo haría.

A mi abuelo todos lo conocían, pero las personas más cercanas le decían el sabio Kim. Por que siempre que le pedían un consejo de un negocio o como iban hacer el negocio, él decía el favor y el contra de como iba a salir ese negocio. Y en efecto salían como él lo decía.

Le regalo una sonrisa mientras él me señala la puerta de la sala de reunión. -- Pasa pasa, hablaremos adentro.

Entré a la sala de reuniones y me sentí tímida. No es una de las de mi empresa, no estoy familiarizada con nada.

Me siento en la silla que está al lado de la que está a un extremo de la mesa y este se sienta luego de mí.

-- A ver que tenemos aquí.

Estoy nerviosa.

Trago saliva al ver que mira un documento que a juzgar de como está escrito, debe de ser la propuesta que le envié. Su rostro cambia a uno placentero después de varios segundos.

Cierra su carpeta y su atención se vuelve a mi. Mis nervios están apunto de explotar. -- Quiero escuchar más.

Pongo mi mejor cara de poker. -- Como dije en la propuesta que le envié... Le haré los pagos del cincuenta por ciento de las escenas. No importa si son demasiado costosas, estoy dispuesta a hacerlo. También le pagaré la mejor tecnología para las cámaras que se necesiten, al igual que otros equipos. Pero tiene una condición... Recibiré el cuatro por ciento de lo que genere cada filmación. Y contando que mi empresa va a estar en las promociones de las filmaciones.

La sonrisa del señor Jung se forma en sus labios. Al parecer ya tengo este contrato.

Lo hiciste Hana.

Veo como se abotona su saco. -- Es una buena oferta pero....

¿Pero?

-- Ya alguien me ofreció mejor oferta.

Mi sonrisa desaparece de mis labios.

¿Qué dijo?

Parpadeo varias veces dudosa si de lo que oí estaba bien. -- ¿P-Perdón?

Él recuesta su espalda en su asiento con una sonrisa. -- Ya un empresario me había ofrecido una oferta parecida a la tuya pero con una diferencia. Que pagará el setenta y cinco por ciento de las escenas. Lo siento niña.

En cuestión de segundos mi enojo empieza a subir.

Oh maldita sea.

¿Quién demonios es ese empresario?

Nadie me había negado una propuesta como la que hice.

-- ¿Y puedo saber quién es el empresario? -- Digo con una sonrisa pero lo menos que tiene es amabilidad.

-- Él es...

Su secretaria entra por la puerta, interrumpiendonos. -- Lo siento señor Jung, pero ya llegó su próxima reunión.

El señor Jung me mira con un rostro de lleno de pura felicidad. -- ¡Oh! Ya llegó él. Si quiere puede quedarse para conocerlo.

Oh me quedaré. Por supuesto que sí. Quiero saber quién diablos es ese empresario con su tan brillante propuesta.

Pero no quiero que me vea aquí. Mejor voy al baño.

Le hago una pequeña reverencia. -- Si me permite, iré un momento al baño.

-- Claro, claro.

Me levanto y salgo de la sala de reuniones para ir al baño.

Una vez llegué, abro todos los cubículos a ver si había alguien. Pero no, estaba sola.

Me coloco en el lavamanos y suelto un pequeño gruñido.

-- ¡¿Quién diablos se atreve a...?! ¡Ugh!

Alzo mis manos a mi cabeza. Me hicieron perder una gran propuesta. Con Movies and Entertainment. ¡Joder!

La verdad, esta propuesta la puede pensar todo el mundo. Pero no todos tienen el presupuesto para hacerla. Conlleva mucho dinero y que el empresario estuviese dispuesto a pagar el setenta y cinco por ciento es sorprendente. No es que yo no pueda pero no debo de comprometer mucho dinero en eso. Como quiera me molesto por que me quitaran la idea.

Lo más que me molestó fue que la felicidad que se mostró en el rostro del señor Jung al escuchar que el empresario llegó. ¡Lo odio sin ya saber quien es!

Suelto un pequeño suspiro. Necesito una copa de vino.

Me miro en el espejo y veo si mi maquillaje está en mal lugar. Cuando veo que todo está bien, salgo del baño dirigiéndome a la sala de reuniones.

Me siento decepcionada, debería ser yo la que tuviese ese contrato con el señor Jung. Lamentablemente no fui demasiado rápida y perdí eso. No es que no me van a llegar más propuestas en el futuro, e internacionales. Pero con M&E, una de las mejores compañías de entretenimiento, que deja bastante dinero al año. No sé ni que pensar al respec-...

Me detengo en seco al ver una figura familiar de espalda a mí, hablando con el señor Jung quien estaba riendo felizmente.

No ese no es...

El señor Jung nota mi presencia y me hace seña de que vaya a dónde él --¡Oh Hana! Ven a conocer al señor Zhang, el que te hable de la propuesta.

Los vellos de mi nuca se alzan al escuchar su apellido. Siento como el corazón me dejó de palpitar por unos segundos.

Oh no...

Él se voltea y todo pasó en cámara lenta. Es como si todo se hubiese puesto borroso excepto él.

Conecté mi mirada a sus ojos y sentí todo mi mundo detenerse. Sus profundos ojos. Los que siempre me daban nervios cada vez que me miraban. Que me perdía en el color oscuro de estos.

Su rostro se veía más pronunciado, su mandíbula se delataba más. Creció unos pocos centímetros de altura. Se veía más fuertes sus brazos.

Después de tantos años.

Lo tengo aquí de frente.

A él.

Menos de veinte pasos.

Siento una mano en mi espalda haciéndome dar un pequeño salto. Miro a mi lado y está el señor Jung al lado mío. No lo vi moverse a donde mí. Estaba tan perdida en él que-...

-- ¿Hana te sientes bien? -- Hago una sonrisa forzada pero estoy media aturdida. -- Claro, lo siento es que me dio un pequeño mareo. Pero ahora estoy bien, no se preocupe.

El señor Jung me da una gran sonrisa, ajeno a la situación y caminamos hasta llegar a donde él.

Su colonia enseguida invade mis fosas nasales, haciendo que mis piernas pierdan un poco de fuerza. Todavía usa la misma colonia.

-- Señor Zhang, ella es Kim Hana, la heredera del Imperio Kim.

Sus labios se estiran en una sonrisa al escuchar eso, me hizo sentir unas cosquillas por mi espalda.

-- Nos vemos de nuevo Kim Hana. -- Trago saliva al escuchar su profunda voz. ¿Desde cuando se hizo más profunda? ¿Desde cuando se hizo así de atractivo?

Él estira su gran mano y yo la mía para unirlas. Pero siento algo explotar en mi interior al tener el contacto con su cálida mano.

Trago saliva, sintiéndome nerviosa de momento. -- Lo mismo digo, Zhang Yixing.

Nos quedamos mirando por unos largos segundos. No veía esos ojos desde hace siete años. No decía ese nombre desde hace siete años.

Separo mi mano de la de él y le doy una pequeña reverencia.

-- ¿Se conocen? -- Miro al señor Jung con un poco de confusión en su rostro pero con su gran sonrisa. ¿Él siempre está sonriendo?

Iba a contestarle pero él se me adelantó.

-- Sí... Desde hace mucho tiempo. -- El me vuelve a mirar y yo sentí como todo mi interior falló en funcionar por unos segundos.

Espera un momento.

No Hana, no debes de sentir nada.

Siento un pequeño dolor en mi pecho al recordar lo último que sucedió hace siete años atrás.

¿Qué haces?

No debes de sentir estas reacciones por él. Debes de irte. Recuerda lo que te hizo.

Te mintió.

Te engañó con su secretaria.

¿Y estás sintiendo esas reacciones por él?

No debo de estar aquí. ¿Qué estoy haciendo aquí?

Miro al señor Jung con una sonrisa falsa. -- Señor debo de irme. Lo siento mucho, pero es que tengo unos asuntos en mi empresa.

Volteo mi mirada a él y su sonrisa se borra. -- Nos vemos... Zhang.

Sin esperar respuesta de ninguno, salí de ahí corriendo prácticamente.

Salgo de la empresa y trato de tomar una bocanada de aire. Coloco mis manos en mis rodillas sin importar las miradas extrañas que las personas me están dando y hago el intento de calmarme.

Quiero gritar y no sé por qué.

No Hana, no grites. Eres fuerte, has sido fuerte estos siete años. Recuerda lo que te hizo. Sientes enojo por él.

Alzo la mirada y veo a mi chofer a unos pasos adelante de mí, esperandome, empiezo a caminar hacia él pero siento una mano sujetar mi brazo. Enseguida siento un pequeño cosquilleo en mi estómago.

-- Hana.

-- Suéltame Yixing. -- Me volteo bruscamente y suelto su agarre de mi brazo. Él se acerca a mí pero yo doy un paso hacia atrás.

-- Hana necesitamos hablar... De nosotros. -- Escucho su voz suavizarse.

-- No hay nada de que hablar Yixing. -- Me iba a voltear pero él me lo impidió acercándose a mí. Voy a explotar de las emociones.

Y no son positivas.

-- Hay mucho de que hablar. -- Miro sus profundos ojos y están cargados de un sentimiento que parece desesperación.

-- Sí es de algo del pasado, no tenemos nada de que hablar.-- Sin dejar que diga otra palabra me volteo y me apresuro a llegar a mi auto en donde mi chófer me abrió la puerta y yo me adentré rápido.

Le doy una última mirada por la ventana del auto y suelto un suspiro. Hice estas murallas al rededor de mis sentimientos por siete años para que nadie interfiera. Y me aseguré de que nadie las va a tumbar... nadie.

Ayo, dos días corridos. 😗✌🏻

No sé qué pensaba cuando decidí hacer este capítulo. Me siento: avergonzada.

Me imagino que algunos de ustedes en el capítulo anterior tuvieron a una persona en mente cuando Hana vio el auto que le parecía un poco... familiar...No quiero dar spoiler pero no creo que esa sea la persona que estaba en ese auto. 🤠

Anyways, capítulo de orto pero espero que les guste. ¡Hasta luego!

•Perdón por errores.•

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