En la entrada de la casa del pelinegro ambos se besaban intentado memorizar el sabor que se creaba al estar juntos.
Esta vez no habían lágrimas, habían llegado a un mutuo acuerdo que hacía que ambos corazones estuvieran más tranquilos.
NamJoon daba suaves caricias a las caderas de SeokJin, y este enredaba sus dedos en los cabellos del responsable de sus actos .
Un tirón de labios finalizó la demostración de amor, juntaron sus frentes pero ninguno sonrió.
Sabían que no debían de aplazarlo más, SeokJin se separó y dio una última mirada a NamJoon antes de darse la vuelta y comenzar a alejarse sin ninguna palabra de por medio.
— Adiós.
Susurro NamJoon sin ser escuchado, antes de regresar a su casa.
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