Los Jung eran una pareja muy feliz y enamorada, después de varios años de matrimonio y un hijo como el resultado de su amor, se establecieron en una mansión para vivir tranquilos. Eran profesionales en el área de jurisprudencia y se especializaban en proporcionarles derecho y libertad a una pequeña parte de híbridos que había en la ciudad.

Trabajaron duro, durante la infancia de su hijo, ellos amoldaban sus horarios para estar siempre con él pequeño Hoseok. Rescataron a un par de híbridos varios años después, cuidándolos y haciendo parte de su familia.

Pero la felicidad no duró mucho y la pareja Jung falleció. Primero cayó el esposo tras un paro cardíaco y una semana después, la esposa, quién por depresión, tras la pérdida de su amado, no soportó el dolor, dejando a un joven Hoseok de veinte años sólo.

Hoseok ya no era aquel jovenzuelo débil y asustadizo, había aprendido a cuidarse y ser independiente un año antes que sus padres murieran. Quizás una ayuda fue, que nació en cuna de oro y tuvo todo lo que quería, pero había aprendido el valor del trabajo y el sacrificio que conllevaba obtenerlas.

El único heredero de los Jung también había aprendido que los híbridos fueron seres utilizados como prueba de estudio, dañando sus cromosomas y adn. Ellos debían tener libertad y ser tratados con respeto —cosa que aún se estaba aplicando aunque ya existían leyes que los protegían— darles un techo y una oportunidad de vida.

Convivir con ellos a temprana edad, había llevado a Hoseok en formar un espíritu protector a favor de los híbridos y éste se vio reflejado cuando encontró una bola de pelos en su camino.