5.
—Jungkook —llamó cerrando la puerta de la casa —. Ven, te traje una sorpresa —dijo alargando la última vocal.
Unos ruidos se escucharon en la habitación del híbrido, luego pisadas y un Jungkook con su cabello revuelto y medio vestido —llevaba el torso descubierto para alegría de Hoseok.
—¿Una sorpresa? —dijo brincando emocionado. De seguro vamos a aparearnos —pensó. .
—Si, toma —mostró una gran funda de regalo —. Ábrelo.
Lo hizo, donde salió un oso de peluche marrón muy afelpado, sus ojos se abrieron emocionados y chilló dando vueltas con el peluche. Lo abrazo y olió. El aroma de Hoseok estaba en el y le gustó. —Gracias.
—¿Te gustó?
—Si, huele a ti —casi ronroneó de gusto, pero no lo hizo porque era un conejo, no un gato.
Habían tomado una pequeña rutina, una donde Jungkook esperaba pacientemente a Hoseok y donde el castaño trataba con mucho cariño al conejito. Había pasado casi un mes desde que Jungkook llegó a la casa del castaño.
—Tome unas fotos a unas conejitas para que veas cual es mas bonita. Tu celo mas fuerte está por llegar —dijo mientras comían. En la noche solía hacerlo en su forma humana y en el desayuno como conejito.
El tenedor cayó y golpeó el plato. No quería coneja, lo quería a él.
—No hace falta. Con oso es suficiente —contestó serio, tratando de no sonar grosero con el lindo Hobi.
—No lo será, Chanyeol dijo que tu querrás sentir la piel de tu pareja —insistió.
—No importa, no quiero ninguna coneja.
—¿Macho? Puede que no te guste el sexo contrario, pero también existe esas parejas en el reino animal y en los híbridos del mismo género y…
La silla ser movida sonó con fuerza, unos brazos lo tomaron y levantaron del asiento. En un parpadeo sintió húmeda su boca y se percató que era por los labios del conejo.
—No quiero a nadie —susurró —. Te quiero a ti y solo a ti.
Esperó que Hoseok le diga que no podían, que le replique con la escusa de una relación de un hombre con un híbrido no era posible, pero no pasó. Los brazos del castaño rodearon el cuello musculoso del conejo y suspiró aliviado.
—No sabes cuanto me alegro de escuchar eso —miró los ojos y reconoció el color avellana en ellos —. Yo también te quiero solo a ti —confesó.
—Entonces, ya podemos aparearnos —chilló emocionado.
—Aún no —dijo sonrojado —. Yo pensé que estaba cometiendo muchos errores al querer a un híbrido —se cubrió la cara.
—Siempre me gustaste. Te veía pasar todos los días y esperaba a que te acercaras a la vitrina y ser lo más dulce posible.
—¿Más de lo que eres? —acarició la mejilla.
—No tanto como tú —respondió a la caricia y cerró lo ojos —. Una sola vez te acercaste y me miraste, me enamoré a primera vista —confesó.
—¿Cómo es eso posible? —se sentaron en un sofá , con Hoseok en las piernas del híbrido.
—Tu olor —pegó la nariz en el cuello del castaño —. Soy un conejo pero percibo a la personas, su aura o algo así. Tu me relajabas y das calma.
Hoseok rió ante las cosquillas que le generaba la nariz del conejo. —Me lo han dicho y creo que es porque soy tranquilo.
—¿Quién te lo dijo? —preguntó colando sus manos por la camisa del castaño.
—Recuerdas que dije que mis padres tienen dos híbridos —Jungkook asintió besando la mejilla de Hoseok —. Son diferentes en personalidades, uno es muy gruñón y el otro muy tranquilo, suelen pelear constantemente, pero cuando llego, ellos se calman y no pelean.
—Y… —cepilló sus labios en la oreja —. ¿Dónde pasan ellos? —agarró más su cuello para besarle las comisuras de los labios.
—En casa de mis pa-padres —tartamudeó cuando sintió la lengua húmeda del conejo recorrer su labio.
Entonces Hoseok lo miró, Jungkook tenía los ojos dilatados, mirando su boca. La entreabrió y un jadeo se escapó del conejo. Los labios del híbrido lo besaban con dureza y ternura, absorbiendo su sabor.
Jungkook lo recostó en el sofá sin dejar de besarlo. No podía evitarlo, su sangre pedía aparearse con Hoseok, su erección ya estaba más que levantada y preparada, pero no sabía cómo. Con movimientos de pelvis golpeaba tras la ropa a Hoseok.
—Espera-ra —dijo en gemido. Los ojos brillosos avellana del conejito lo estremecieron —. Tú quieres…
—Si, yo quiero aparearme —respondió ronroneando cuando Hoseok acarició su oreja peluda —. Pero no se cómo —murmuró avergonzado.
—Tu jamás… —Jungkook negó.
—Mi cosito dolía cada mes y siempre me dejaban en una jaula solo. Cuando los otros animales entraban en celo, los apartaban —besó el cuello —. La televisión me enseñó algunas cosas menos el momento exacto para aparearse.
—¿Ahora te duele? —nervioso preguntó. Asintió el conejo sin dejar de besarlo —. Podemos hacer algo para que ya no duela.
—¡Vamos a aparearnos! —dijo emocionado.
—No. Solo déjame a mi —lo apartó.
Se arrodilló delante del cuerpo grande de Jungkook y tragó duro, se veía un bulto prominente. Busco tras las telas y encontró la carne erguida y brillosa. La tomó con la mano y empezó hacer movimientos de arriba abajo.
Jungkook le gustó, cerró sus ojos y llevó su cabeza hacía atrás sintiendo cómo la mano de Hoseok se movía en su cosito. Sintió ganas de orinar y quiso apartar la mano ajena, no quería que se ensucie.
—Déjate llevar, deja que salga todo —habló con voz ronca —. Es el orgasmo lo que tendrás ahora.
Jungkook se derramó en la mano de Hoseok y gimió fuerte cuando lo hizo. Su respiración estaba agitada, había sido maravilloso.
—¿Ya te sientes mejor? —preguntó limpiando la zona íntima del conejito.
—Si-i, ni sabía que se pudiera hacer eso con la mano. Estuvo increíble —besó los labios del castaño.
—Eso se llama masturbarse —respondió cuando dejó de besarlo.
—Gracias.
Jungkook trató de controlar sus manos y no tocar de más la piel de Hoseok mientras veían una película, de la cuál pasaron besándose la gran parte del tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro