«Señora, su cita a ciegas está programada a las cinco». Hanni, contratada por los padres de Danielle para ocuparse de las necesidades y los horarios de su hija, se esforzó por alcanzar a la princesa. «¿Tengo que presentarme? No es que vaya a casarme pronto. Además, son todos unos imbéciles». Danielle replicó con severidad, obviamente no interesada en la cita que sus padres habían planeado para ella (¡sin su permiso!).

«¡Oh! ¿Crees que puedo convencer a papá para que no vaya? Sólo diré que he cogido algún tipo de gripe». exclamó Danielle con seguridad al entrar en el ascensor. «Puedes intentarlo, pero el señor y la señora Marsh son muy concisos para que aparezcas». Explicó Hanni, pero eso no impidió que Danielle lo intentara.

«¿Papi? No creo que pueda presentarme en esa cita que ustedes han organizado», fingió una tos que le valió una mirada de reojo de disgusto por parte de Hanni. «Creo que he cogido la gripe estacional».

«Te pondrás bien, cariño. Diviértete». El señor Marsh colgó sin necesidad de oír nada más de su hija.

Danielle miró su teléfono con asombro. Si era posible, su mandíbula bien podría besar el suelo. «¡Uf! ¿Qué les pasa con eso de querer casarme hoy en día?». Dijo enfadada, volviendo a meter el teléfono en el bolso antes de salir del ascensor, seguida por Hanni.

«Estoy segura de que sólo están cuidando de ti. Se considera que las mujeres que no se casan son solitarias y...» Su voz se hizo más suave: «Les faltan prestaciones en la cama». La afirmación hizo que las orejas de Danielle se pusieran rosadas. Aunque Danielle pronto cumpliría veintisiete años, nunca lo había hecho, ni siquiera había dado su primer beso. Toda su vida ha estado trabajando duro para perseguir su sueño de ser modelo a pesar de ser la única hija de una familia extremadamente rica de Corea del Sur.

«No necesito amor. Tengo mi trabajo y eso es lo único que importa», Danielle le entregó a Hanni su bolso mientras maquilladores y estilistas se apresuraban a retocarle el maquillaje y la ropa. «Acabemos con esto de una vez». Rápidamente cambió la expresión de su cara para adaptarla a la sesión que iba a hacer hoy.

Hanni la observa asombrada, nunca deja de fascinarle lo rápido que cambia la expresión facial de Danielle y lo profesional que parece en cada sesión. Muchos directores de programas se han puesto en contacto con Danielle para preguntarle si estaría interesada en protagonizar un programa, pero ella cree en secreto que son todos unos cabrones que quieren desnudarla y ponerle escenas inmensamente inapropiadas para utilizarla como reclamo para ganar dinero.

«¡Bien, Danielle! Ahora, por favor, ponme cara de desconsolada como si acabaras de pasar por un desengaño». Danielle obedeció y la ejecutó a la perfección, haciendo que el fotógrafo quisiera derramar lágrimas ante lo bonitas que son las fotos.

A lo largo de los años, Danielle se ha ganado títulos como 'El Rostro de Oro número 1 de Corea', 'Reina de la moda', 'Estandar de la Belleza' o incluso 'La Princesa de Hielo' debido a lo fría y directa que es con la gente y las cosas que no le gustan. Su ego también es muy alto, ya que es la cara representativa de Corea en belleza y moda.

«¿Cuándo puedo irme para que no me consideren maleducada?». pregunta Danielle mientras espera a que el estilista le entregue el siguiente conjunto. «Yo diría que treinta minutos». Esta respuesta hizo que Danielle suspirara y pusiera los ojos en blanco, molesta. ¿Treinta minutos? Imagínate cuántas cosas podría hacer en ese tiempo.

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«Lo siento señora, pero ya no aceptamos clientes a esta hora. Un cliente ha reservado todo el restaurante». El camarero se disculpó y dio explicaciones antes de que Danielle pudiera siquiera poner un pie en el lujoso restaurante. Se burló de la información. ¿Reservar todo el local para nuestra cita? Le doy un punto por eso. pensó.

«Su cliente es una mujer de mi edad, ¿correcto? Soy su invitada».

«¡Oh! Entonces por aquí, señorita.» El camarero le indicó el camino a Danielle sin inspeccionar.

¿Quién demonios lee periódicos hoy en día? Pensó cuando vio a una persona con un gran periódico que le cubría toda la cara. «Que sepas que esta cita no me interesa en absoluto y no pienso...». El inesperado sonido de otra persona hizo que ésta bajara el periódico para ver quién se atrevía a perturbar su paz y tranquilidad. «...vaya». Fue todo lo que Danielle pudo soltar al ver a la persona sentada frente a ella.

La chica tiene unos rasgos felinos extremadamente afilados junto con una mandíbula afilada y un puente nasal alto, especialmente sus labios brillantes que parecen naturales. Danielle se quedó boquiabierta en cuanto la vio. Tragó saliva y se obligó a volver a la realidad, que ahora se da cuenta de que su trasero sigue en el aire y aún no ha tocado el cojín de la silla.

Danielle se aclaró la garganta, tomó asiento y se puso cómoda. Cruzó una pierna sobre la otra y luego siguió con los brazos cruzados. «Estoy segura de que tú tampoco quieres estar aquí, así que hagámoslo conveniente para las dos». Diciendo una cosa pero sus ojos hacen otra. Los ojos de Danielle parecen atraídos por los labios de la chica como si ambos fueran imanes. «¿Cuál es tu MBTI? ¿Color favorito? ¿Qué haces para ganarte la vida y en tu tiempo libre? ¿Cómo es tu día a día? ¿Qué te gusta y qué no te gusta?» Algunos dicen que hablaba rápido, pero otros incluso afirman que rapeaba.

Que le lanzaran varias preguntas a la vez hizo que la mujer de ojos felinos no acabara de procesar lo que estaba pasando.

«Perdona, ¿qué?» Preguntó confundida, pero la mente de Danielle parece carecer de sentido común.

¿Estaba demasiado concentrada en mi belleza para no captar todo lo que digo? Quiero decir, ¿Quién no lo haría? Soy LA GRAN Danielle Marsh, después de todo. Se rió para sus adentros.

«Te perdonaré por no captar todo lo que digo, ya que entiendo la razón detrás de ello».

«¿Quién demonios eres? Vete. Estás interrumpiendo mi comida».

La respuesta de la chica de ojos de gato definitivamente no era algo que Danielle esperara, ¡de nadie jamas! ¿Yo? ¿Desconocida? ¿Disculpe? ¿Cómo es que no lo sabe? ¿Está jugando conmigo?

Se aclaró la garganta una vez más: «Muy bien, entiendo que primero tenemos que presentarnos adecuadamente». Sacó una tarjeta de presentación de su bolso. La chica de ojos felinos la tomó con vacilación y la miró brevemente.

¿Danielle Marsh? Me suena a vaca del espacio. pensó. Volvió a mirar a Danielle, viendo que tenía la palma de la mano abierta, como si estuviera esperando algo. «¿Y tu tarjeta?» Preguntó la modelo, empezando a perder la paciencia. La misteriosa chica sacó una tarjeta de presentación de su cartera y la colocó en la palma de la mano de la chica.

Aparte de la tarjeta de Danielle, que es muy llamativa y tiene un diseño nítido en blanco y dorado, esta mujer tiene todo lo contrario. El diseño no es tan complejo, pero el color granate y el negro combinan bien, dándole un toque único.

Kang Haerin.

Kang Haerin, le queda bien. pensó Danielle, hojeando la tarjeta.

«Ahora, ¿puedes irte? Tu comportamiento lunático me está arruinando el humor». Haerin dijo despreocupadamente como si ni siquiera pudiera oírse a sí misma. «¿Disculpa? Sé que tú tampoco quieres estar aquí y yo tampoco, ¡pero no tengo elección!». Exclamó Danielle mientras los latidos de su corazón empezaban a ser más fuertes. «Nos emparejaron, seguramente el destino tiene algo que ver en ello». añadió Danielle.

Haerin enarcó las cejas. «¿El destino? ¿Es decir, como si estuviera presestinado?» Preguntó con curiosidad. «Quiero decir, yo no iría tan lejos, pero si quieres pensarlo así, adelante». Danielle respondió, tratando de mantener la calma.

Es una de esas personas, ¿eh? Si te gusto, dilo. No hace falta ser grosero.

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Bueno, esto es incómodo. Ella no dice nada. Danielle cortó un pedazo de su filete, ¡ugh! ¿Comiendo en completo silencio? ¿Qué tan aburrida puede ser? Y esa actitud me vuelve loca.

Danielle respiró hondo. Diez minutos. Sólo quedan diez minutos y podré salir de aquí.

Qué desperdicio de buena apariencia.

«¿Por qué apareciste de todos modos si no estabas interesada? ¿O también te obligaron?» Danielle entabló una conversación, esperando romper el grueso muro de silencio incómodo.

«¿Eh? ¿Qué quieres decir?»

Danielle puso mala cara. «A juzgar por lo despistado que eres, ¿te engañaron para que aparecieras? Debes de tener bastante personalidad para que te traten así».

Haerin miró a Danielle como si fuera una bruja que aparecía de repente en el mundo moderno, sin tener ni idea de lo que la chica había estado hablando todo este tiempo.

De repente, el mismo camarero con el que se había encontrado Danielle se acercó a su mesa con dos platos, uno de cheesecake de queso y otro de pastel de chocolate.

¿Hasta pidió postres? ¿Y también tarta de chocolate? Seguro que investigó un poco para descubrir que me gusta el chocolate, ¿eh? Eso es lindo. Tal vez ella es sólo el tipo tsundere.

«Disculpen, ya vuelvo.» Danielle caminó hacia el baño porque necesita un momento para pensar.

Qué loca, pensó Haerin mientras sus ojos observaban a esta última caminando hacia el baño.

«¡Ja! Lo sabía, definitivamente le gusto». Danielle hablaba consigo misma mientras se miraba al espejo, admirando su propia belleza. «¿De verdad? Definitivamente está loca por mí. Pero no puedo ceder fácilmente, se supone que soy la princesa de hielo, ¿recuerdas?». Se rió para sus adentros.

«¡Dios mío!» Danielle se dio cuenta de que una gota de salsa de carne se había derramado sobre su camisa blanca y sacó rápidamente unas toallitas de su bolso para limpiarla. «Mi camisa favorita también... por favor, no la manches». Dijo mientras limpiaba cuidadosamente la tela con los desinfectantes que tenía en las manos.

Mientras tanto, al contrario de lo que piensa Danielle, Haerin pensaba que Danielle era la persona más loca y rara que había conocido. ¿Qué clase de psicópata irrumpe en la hora de comer de otra persona?

Dio un mordisco al cheesecake de queso, la felina se derritió inmediatamente en su asiento, olvidándose de todo lo ocurrido. Realmente están a la altura de sus expectativas como la cena con los mejores postres.

Después de unos minutos, Danielle regresó que al mismo tiempo, Haerin también terminó sus dos rebanadas de postres.

«¿Te los comiste todos?» Danielle parecía derrotada mientras echaba un vistazo a los platos vacíos en los que había dos deliciosas porciones. Tenía muchas ganas de probar el de chocolate.

«¿Por qué no iba a hacerlo? ¿Querías un poco? Bueno, para que lo sepas, no podría importarme menos lo que quieras». Dijo Haerin mientras lamía su tenedor, saboreando los últimos trozos de sabor que quedaban. Esto toca un nervio en el cuerpo de Danielle. «¡Imbécil!» Gritó antes de salir furiosa del restaurante.

«Por fin un poco de paz». Haerin dijo mientras se hundía en el cómodo asiento.

«¿Cómo estuvo tu cita?» Hanni preguntó mientras Danielle entraba furiosa al auto. «Horrible. ¿Cómo pudieron mamá y papá emparejarme con semejante persona?». Exclamó, poniéndose el cinturón de seguridad. «¿Qué ha hecho?» Hanni empieza a alejarse del estacionamiento del restaurante.

«No quiero ni hablar de eso». Contestó Danielle molesta. Miró por la ventana para refrescarse, pero por alguna razón, su mente no puede sacarse la imagen de Haerin de la cabeza. ¿Es que hoy en día todas las personas atractivas son unos cabrones? pensó para sus adentros.

«La señora Marsh me ordenó que te llevara con ella». dijo Hanni mientras daba media vuelta. Danielle guardó silencio y suspiró, recordando su escandalosa cita.

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«¡Oh, mi niña!» dijo la señora Marsh, abrazando inmediatamente a su hija. (También se abrazaron esta mañana.) «¿Cómo te fue en tu cita a ciegas?». Preguntó la mujer, acariciando el pelo de su hija. Danielle puso los ojos en blanco: «No me hagas empezar».

La señora Marsh suspiró: «Ya te lo he dicho, ¡la apariencia no lo es todo!».

«¿De qué estás hablando? La apariencia era todo lo que tenía».

Esto hizo que las dos se confundieran. La señora Marsh rompió el abrazo y comenzó a desplazarse frenéticamente por su aplicación de fotos. «¿Se ve mejor en persona?». Preguntó la señora Marsh, mostrando a Danielle una foto de una persona que no conocía.

«¿Eh? La persona que conocí no era ella». Danielle sacó la tarjeta de visita de su bolso y se la mostró a su madre. Kang Haerin.

La madre y la hija se miraron con total confusión.

«¡Danielle! Resulta que nos han enviado la dirección equivocada a tu cita!» exclamó Hanni, entrando corriendo a la habitación.

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«¿Hola? ¿Es la señorita Kang Haerin?» Hanni preguntó a través del teléfono.

«Sí». Haerin respondió fríamente.

«Estoy con la señorita Danielle Marsh. Fue un error y nos disculpamos por interrumpir su comida».

«Claro.»

«Si lo desea, con mucho gusto le pagaremos por el...»

«No se moleste.» Haerin la interrumpió e inmediatamente colgó.

«¿Por qué esa actitud?» Susurró la señora Marsh. «Exactamente.» Contestó Danielle. «Bueno, supongo que tendremos que organizar otra cita a ciegas». sugirió Hanni. «No hace falta, no me interesa», Danielle se recostó contra el cojín. "Tengo mi carrera como modelo, el amor y el matrimonio son innecesarios".

La señora Marsh suspiró, al darse cuenta de que su hija, que pronto rozará los treinta, es demasiado terca para encontrar el amor por sí misma.

Siempre dicen que las personas exitosas vendieron su vida amorosa al diablo para conseguirlo.