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Jimin cerró los ojos cuando el viento fresco de la primavera acarició su rostro. Iba camino a casa luego de pasar una tarde con sus amigos entre bocadillos y chismes de su vida amorosa. Taehyung seguía con sus citas con el dueño del estudio de tatuajes y Hoseok estaba en las misma con otro de los tatuadores del lugar. Jin seguía soltero igual que él, pero él mencionado, tenía algo escondido que aún no superaba y le encantaría saber que era, pero por más que intentará sacárselo no lo conseguía.

Siguió caminando mientras disfrutaba de la vista. Frunció el ceño cuando vio al Hyung que lo había tatuado caminar el la dirección contraria. Cuando cruzaron los ojos le fue imposible no regalarle una sonrisa amable.

-Hola Yoongi Hyung - Saludo cuando llegó junto a él.

-Hola -respondió cortante.

Ambos se quedaron en silencio varios segundos.

-¿Le gustó las flores a la persona a las que se las regalo?

- Sí, le gustaron mucho.

Jimin asintió apretando sus labios.

-Me alegra.

-Sí.

Jimin bajo la vista a sus manos donde se encontraba dos potes de ramen instantáneo y dos gaseosas de naranja.

-¿Va a comer con alguien? - preguntó, señalando la bolsa en sus manos.

-No te importa.

Jimin asintió lentamente.

-Es cierto. Lo siento. Adiós. -dijo mientras hacía una reverencia y siguió su camino.

Yoongi apretó los labios mientras pasaba sus dedos por sus cabellos y jalaba de ellos soltando un bufido.

-Bien hecho Min Yoongi- susurró- eres un imbecil.

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Jimin soltó un suspiro mientras dejaba su teléfono de lado. Mataría a Taehyung por hacerlo esperar tanto. Paseo su vista por el lugar hasta que dio con la figura de su Hyung, observo al pelinero pagar en la caja y tomar una bandeja con 3 cafés en él. Lo vio pasear la vista por el local, quizás buscando un lugar vacío para tomar el café en paz.

Sus ojos coincidieron y Jimin le sonrió con amabilidad, para luego apuntar la mesa que se encontraba cerca de la suya, que se encontraba vacía. Vio al pelinegro acercarse a la mesa y tomar asiento.

–Buenos días, Hyung –Saludo, la mesas no estaban tan alejadas una de las otras.

Yoongi dio un sorbo a su café.

–Buenos días. –correspondió al Saludo.

–¿Llevará café a Jungkook Hyung y a Hannie? –preguntó.

Yoongi asintió sin mirarlo.

Jimin apretó los labios sin saber que decir.

–¿Te dejaron plantado?. –escucho a su hyung hablar.

Jimin volteo a verlo.

–¿Qué? –preguntó confundido y Yoongi apunto a la otra taza de café, que de seguro ya se encontraba frio– No, mi amigo esta llegando algo tarde.

–Bien. –dijo mientras se levantaba de la mesa– Adiós.

Jimin suspiro mientras apretaba sus manos y observaba al mayor salir del local con lentitud y elegancia.

Taehyung llegó minutos después, pero Jimin no dejó en pensar en el mayor y en que el empezó una conversación con él y no le hablo de mala manera.

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Yoongi suspiró luego de un gran día de trabajo, su mano se sentía acalambrada debido a las largas horas de trazos en la piel que estuvo repartiendo a su clientela. Se vistió la chaqueta que había traído ese día y tomó el paraguas del local. La lluvia caía suavemente por la calles de Busan. Cerró el local y se dispuso a caminar por la acera en dirección a su casa, que no estaba muy retirada del local.

El viento frío acarició su rostro mientras pasaba por un parque vacío. Camino con lentitud disfrutando del lugar, hasta que escucho unos sollozos. Dio un vistazo completo al lugar hasta que dio con la figura de un chico. Apretó los labios pensando si acercarse o no. No perdía nada preguntando si se encontraba bien.

Se acercó y se encontró con un chico quien abrazaba sus piernas contra su pecho. Frunció el ceño cuando un inconfundible olor a rosas llegó a sus fosas nasales, solo conocía a una persona con esa fragancia y el mojado cabello dorado le estuvo por confirmar de quien se trataba.

Carraspeo.

–¿Te encuentras bien? –preguntó y los sollozos se detuvieron. –¿Estás lastimado? ¿Necesitas ayuda?. –vio al chico removerse y apretó los labios al no recibir respuesta. – Es de mala educación no responder a alguien cuando te está hablando. Esto es una pérdida de tiempo. Me voy.

Volteo y soltó un bufido. Esto le pasa por querer ser amable.

–Es.. espera –Escucho y volteo. El chico seguía encondido entre sus rodillas. –Lo siento. Estoy bien. –apreto los labios y se acercó para luego tomar asiento cerca del rubio.

–¿Estas seguro Jimin? –preguntó, había reconocido su voz. – ¿Estás realmente seguro de que estás bien?

El silencio reino a su alrededor mientras veía al chico empapado temblar levemente, quizás por el frío u por los sollozos que trataba de callar.

Apretó los puños sintiéndose incapaz de ayudar al menor.

–¿Necesitas ayuda en algo? ¿Necesitas que te lleve a casa?

Los sollozos se escucharon de nuevo.

Soltó un suspiro frustrado.

–Maldición, Jimin. Necesito saber que sucede, si te sientes bien. –dijo en voz cortante. Pero debían entenderlo, el no era bueno consolando personas, nunca había estado en una situación así y los sollozos de Jimin comenzaban a desesperarlo.

Soltó un bufido, no era su obligación quedarse ahí, El ya hizo mucho acercándose a preguntarle y si el no quería responder a sus preguntas y quería quedarse bajo la lluvia no era problema suyo.

Esto te pasa por querer hacerte el bueno, Min Yoongi, no es lo tuyo consolar a alguien.

Estuvo de acuerdo con la voz de su cabeza e hizo amago de levantarse, pero sintió un peso en sus piernas, unos brazos rodear su torso y un rostro acurrucarse en su cuello.

–No, no estoy bien. Solo abraceme, lo necesito –dijo entre sollozos.

Apretó los labios sin saber que hacer.

–No podemos quedarnos aquí, lloverá pronto. ¿Dónde queda tu casa?

Jimin apretó el agarre alrededor de su torso.

–No quiero ir a casa. Ella debe estar ahí todavía. No quiero verla.

–Bien. –apretó los labios. Se arrepentiría de esto. –Iremos a mi casa. No es muy lejos de aquí. –Jimin asintió entre sollozos– ¿Puedes caminar? –sollozos– Bien te llevaré en brazos, nos mojaremos un poco, no puedo llevar el paraguas y a tí al mismo tiempo –guardo silencio esperando una respuesta, pero solo escucho sollozos–Bien, paciencia Min, paciencia. –susurró apretando la mandíbula. Se impulso hacia arriba tomando al rubio de los muslo y se encaminó a su hogar.

Todos los acontecimientos son en días diferentes.

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