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–¿Qué sucede? –pregunta Jimin, acercándose al mayor.
Jungkook soltó un suspiro sin dejar de mirar por la ventana.
–Se arruino todo–murmuró.
Jimin frunció el ceño por lo dicho.
–¿Qué se arruino?
–La propuesta de matrimonio –susurró con la vista en el campo.
Volteo a ver a Jimin cuando se dio cuenta de lo que había dicho y se maldijo por ser tan boca suelta. Bien, ahora todo estaba más que arruinado.
–Olvida lo que dije –se alejó de Jimin.
El menor lo siguió con la mirada.
–Tú... ¿ibas a pedirme matrimonio?
Jungkook se detuvo bajo el marco de la puerta de la cocina. Voltea hacia Jimin y asiente
–Quería hacer algo especial para ambos. Pero, todo salio mal. Es increíble que sea tan inútil como para no poder planear algo como esto. –sus ojos se pusieron llorosos
Jimin se acercó al rubio y tomó su rostro. Dejó un beso en sus labios y restrego su mejilla contra la contraria en un intento de consolarlo.
–No digas eso, cariño. No puedes controlar todo lo que pasa. No es necesario que planees gran cosa. Llevamos tres años juntos, para tí siempre será, sí. –beso sus delgados labios.
Jungkook suspiró en el Beso, extasiado del dulce sabor de los labios de su amado. Solo quería hacer algo lindo por su chico, ya que todos sus planes se fueron a la mierza, le hafia el amor con lentitud y suavidad, adorandolo.
Lo tomó entre sus brazos y lo llevó a la única habitación de la cabaña, lo dejo con suavidad bajándo sus besos en su cuello, se ayudaron a quitarse la ropa y se acariciaron.
Los dedos dentro de Jimin entraban y salían con lentitud, sin apuro alguno.
–Kook... entra ya.
Las embestidas no se hicieron esperar cuando el mayor se adentro en él. Se sentía en el paraíso, Jungkook lo tomaba con suavidad y lo besaba con pasión, entregándoselo todo, para luego murmurar halagos en su oído.
El orgasmo llegó arrasando con todo y solo se abrazaron durante largos minutos.
Jungkook recordó algo y se levantó de la cama dejando a Jimin solo, quien lo espero con paciencia durante largos minutos. El rubio llegó con una cajita de terciopelo en sus manos, volvió a acomodarse a lado de su novio y la apuro con lentitud, dejando ver unos anillos de compromiso.
–¿Te casarias conmigo? –preguntó.
–En Corea no es legal el matrimonio igualitario.
–No importa –dijo mientras deslizaba uno de los anillos en su dedo anular –Ya tengo todo solucionado. Tu solo acepta pasar el resto de tu vida conmigo.
–Entonces –hablo tomó el otro anillo para deslizarlo por el dedo anular del rubio– Acepto casarme contigo–susurró con los ojos llorosos.
Ambos se besaron y volvieron a entregarse el uno al otro múltiples veces, durante la noche lluviosa, con el aroma florar, rodeandolos.
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