Siete
—Si vieras el color de tu rostro cuando se fue— burlaba Mica.
—Basta ya, qué vergüenza— imploraba Lia, mientras cubría su rostro con las manos.
Una escena muy bonita que trajo como consecuencias numerosas burlas por parte de sus amigas, y es que si no hay burlas, no hay amistad.
—No, ya, pero fuera de bromas— intervengo con una pequeña sonrisa— gran accidente, el mejor de toda tu vida.
Ella me observa y suspira suavemente.
—Y tanto— acepta.
Un silencio reinó entre nosotras, por lo que optamos por continuar almorzando; cada una había pedido una hamburguesa sencilla y gaseosas.
—¿Dónde está Génesis después de todo?— indaga Lia, rompiendo el silencio.
Masticando encogí mis hombros.
—Debe estar con..— coloca su mano en su pecho antes de seguir hablando, de manera dramática— el hombre de su vida— finge sentirme conmovida, lo cual nos hace reír.
—Espero que cuando te enamores sigas actuando como rockstar, Micaela— dije, haciéndole saber que el amor puede hacer cambiar a las personas; ya sea para bien o mal.
—Correción, mon amie— aclara, sacando sus dotes de comunicación en francés— yo estoy enamorada, y algún día tendré esa pieza en mis manos, pero voy a seguir actuando como lo que soy; cero romance, cero estupidez.
—Dices eso porque Yoongi parece un anti-romántico— defiende la castaña.
—Ni aunque fuera Romeo Santos, ni el Romeo suicida del libro— bromea, haciéndonos reír un poco fuerte.
Pero nuestras risas fueron interrumpidas segundos después.
—¿Hola? ¿No están muy lejos de su zona? Ah, no, cierto, es que ustedes no tienen zona aquí— ríe como una imbécil Rosé, seguida por Jennie, del grupo de chicas populares más pesadas.
—¿Y ustedes no están "fuera del sistema"?— responde Mica, haciendo comillas con los dedos, Lia y yo nos mantuvimos calladas— su sitio es por allá— señala las mesas que escogían los populares para sentarse.
—Gracias por indicarnos, no te lo habíamos pedido, pero igual se agradece— contraataca sarcásticamente la segunda, con una sonrisa más falsa que las pestañas de Lisa.
Yo también puedo insultar, sólo que no suelo hacerlo, todo es culpa de Mica, Génesis y sus bocas.
—De nada, ahora váyanse que me contagio con su estupidez— fingió sacudirse.
—Y nosotras con contagiamos con su..— queda callada, pensando en cómo responder, hasta que voltea a ver a Jennie buscando una contestación.
—Nos contagiamos con su bajeza— ríen de la respuesta que creyeron coherente y genial, para luego irse caminando hacia su determinada zona.
Las tres las observamos incrédula hasta que se sentaron, junto a Lisa y Jisoo, quien estaba sola hoy.
—Son unas arrastracueros— opina la que más carácter porta de las presentes, seguido da un sorbo a su gaseosa.
—Eso de bajeza fue una estupidez, por más que tuvieran razón— habla la castaña, yo asiento.
Micaela golpea la mesa, llamando nuestra atención de manera inmediata.
—¡No, no! Ninguna bajeza ni un carajo. Miren— señala a la zona donde reina la popularidad— ¿qué ven?
—¿Populares?— respondo.
—Yo veo una banda de idiotas que se creen que reinan la escuela simplemente porque creen gracioso y bonito molestar a los demás, y se creen interesantes por mostrar desinterés, además de que no tienen alto nivel académico ni cultural— opina.
Concuerdo totalmente.
Asentimos coordinadamente.
—Bueno, viéndolo así, tienes razón.
—Además, amores, somos VIP, no cualquiera puede venir a sentarse aquí— sonríe complacida.
—Tampoco es que alguien lo quisiera ¿sabes?— contesto divertida.
—¿Para qué quieres hablar con un estúpido de esos?
—Bueno, es verdad— asiento por tercera vez.
—¿Ven? Sean más positivas, valorense, ¿quién las va a querer más que ustedes?
Segundos después, negué con la cabeza, indicando que nadie lo haría.
—Exacto.
Micaela lleva sus ojos a Lia, quien continúa con su vista fija en el chico que está viendo algo en su celular, sentado junto a Hoseok, quien era otro popular, pero éste no molestaba, más bien era simpático. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.
—Esta sigue soñando despierta con Park, dejémosla vivir— hace un ademán con las manos en señal de que está soñando, haciéndome sonreír.
¿Por qué no tengo la suerte de Lia, o mejor, la de Génesis?
—Mira quién viene por la puerta— menciona, y giro mi cabeza hacia la puerta, viendo entrar con mucha onda a nadie más que Gén.
Ella sí no le teme a los populares, podría hacer bolita a cualquiera, sin temor a que todos se junten después. En sí, ellas dos puede con el mundo entero, si fueran tormentas nadie pudiera hacer nada para salvarse.
—Hermosas, ¿cómo están? ¿Qué comen?— llega a nosotras con una sonrisa de oreja a oreja.
—La pregunta que yo estaba esperando era esa— ríe Mica.
—¿Quieres?— ofrezco y ella gustosamente acepta.
—Gracias bebé, no he comido nada, he estado ocupada en tu situación.
Abro los ojos rápidamente, indicándole que no dijera más nada y ella parece retractarse al instante.
—¿Qué situación?— preguntan ambas chicas al unísono.
—¿Lia? Creía que estabas soñando despierta.
—Pero me gusta el chisme— sonríe, haciéndome mirarla mal.
—Lia tropezó y se cayó al suelo, y Jimin la vió con las gafas puestas— rápidamente informo y Gén la observa sorprendida.
—¿Qué te dijo Jimin?
—Bueno, él tropezó conmigo, me ayudó a recoger las cosas del suelo y, de paso, a levantarme— habla y hace una mueca torcida, sintiendo vergüenza.
—Ya eres objeto de burla para nosotras en lo que queda de curso— adelanta la pelirroja— pero no me burlaré por el momento, ahora tengo que irme y llevarme a Lara.
—¿Por qué tan cercana con Lara? ¿Están saliendo o qué?— se queja.
—¿Celosa, amor? Puedo salir con todas, las amo, pero ese no es el caso, es complicado y no me da la gana de explicarles— saca la lengua burlonamente— anda, vamos, Lala.
Tomo una bocanada de aire antes de levantarme, ya sabía lo que había que hacer.
—Nos vemos luego, chicas.
—Cuídense por ahí— se despiden.
Saliendo de la cafetería, Gén apura un poco el paso y comienza a dirigirse hacia los pasillos, los cuales están vacíos ya que los estudiantes están concentrados en el lugar antes mencionado.
—¿Dónde vamos?
—Aquí— indica y doblamos la esquina.
Se encontraba Jungkook hablando con alguien más, un chico que se encontraba de espaldas y traía un abrigo gris de capucha, imposible saber de quién se trataba.
—Mira, esperaré aquí, tú te acercas y hablas con él, a solas, por supuesto— susurra mi amiga.
—Gén, está charlando, no puedo interrumpir.
—Me importa poco quién sea el otro, sólo llámalo y hablará contigo, es imposible que te haga quedar mal, ya lo conoces.
Hago una mueca torcida y vuelvo a tomar aire.
—Está bien, espera aquí entonces.
Comienzo a acercarme lentamente, hasta ya estar a unos metros, carraspeo la garganta, llamando su atención, y la del otro presente, pues acallaron sus palabras.
—Ey, Lara, ¿cómo estás?— saluda sonriente, Jungkook.
—Bien, Jungkook, ¿podemos..?
No quería seguir hablando, pues no sabía cómo podía tomárselo su compañía, rápidamente entendió.
—Oh, sí— habla conmigo y mira a su compañero— hermano..
—No hay problema, estaré en la cafetería— responde interrumpiéndolo.
Esa voz.
La persona que le hacía compañía a Jungkook giró sobre sus talones, quedando frente a mí, podría jurar que sentí mi corazón dejó de latir por un momento.
Él llevó sus ojos hacia mí por varios segundos, y por primera vez pude mantener contacto visual por un pequeño momento; es tan hermoso que cualquiera podría caer en sus encantos.
Inmediatamente caminó, retirándose del lugar, dispuesto a ir a la cafetería, como había mencionado, o quizás iría a otro lugar, nadie sabe.
Quedé segundos atónita, viendo un punto fijo frente a mí; nunca sus ojos se habían dignado a mirar los míos.
—Pequeña Lara, sigo aquí, ¿sabes?— ríe levemente Jungkook.
Rápidamente reacciono y vuelvo en mí.
—Perdón, perdón, es que–
—Ya sé, ya sé que te gusta él— menciona antes de yo hablar, lo cual me sorprendió por un momento, pero inmediatamente supe a quién culpar.
Gén, ¿no pudiste dejarme decirlo yo? ¿Ahora qué?
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