Capítulo 27.
Hi~ ¿Recuerdan que iba a subir esto el viernes? Oh well de hecho tenía medio capítulo listo a mitad de la semana pasada en Cape Cod pero a medida que avanzaba lo sentía más de relleno así que hice algo muy impropio mio y lo reinicie de cero y estamos en Halloween ahora, ironicamente Halloween acabo siendo la fecha que abarco dos capítulos y no Cape Cod pero ame demasiado cómo quedo, especialmente el inicio y el final. Espero que les guste igual.
¡Gracias por tanto!
Son las tres de la mañana.
Eiji está en la cocina con un tazón de cereal, sus piernas cuelgan contra el taburete, la camisa que el lince de Nueva York le prestó le queda grande y hace frío, siente la humedad colarse hacia sus codos, los tiene apoyados en la mesa y el gélido es tan crudo que lo aprecia calcinarlo por dentro, el frío no es agradable como el frío que nace cuando Ash mete sus manos debajo de su polera para molestarlo, no, este es un frío cruel y con hambre, se dice que desaparecerá al olvidarlo, sin embargo, se ramifica y pronto cada vaso sanguíneo, célula y extremidad está congelada.
Eiji suspira por el pensamiento, sus dedos juguetean alrededor de la cuchara a pesar del helero, está oscuro y silencioso y Eiji yace frente a la barra de granita mientras todos duermen en el apartamento Callenreese-Glenreed.
Duermen y duermen y Eiji gira la cuchara del cereal.
Son las tres de la mañana. La hora dónde su depresión marca un turno de medianoche. Tic. Tic. Tic.
Tac.
—¿Necesitas leche con eso? —Le pregunta su depresión y ríe, al parecer se ha vuelto un compañero fiel desde que se la diagnosticaron, no debería haberle llamado la atención y más considerando todo el cúmulo de traumas que cargaba en la espalda pero lo hizo. Wow realmente estoy mal, se lamentó.
Se sintió como si el mundo se le rompiera encima.
«Depresión».
Aún es extraño ponerle nombre a dicha sombra pero a la vez... es reconfortante, desde la separación con Yut-Lung cree que la depresión es quién se ha vuelto su mejor amigo, por muy triste que parezca es la depresión quién lo obliga a salir de la cama y volver a entrenar, es quién lo levanta a las tres de la mañana con las tripas hechas una bola de ansiedad que debe tragarse, si no se la traga su ansiedad se lo comerá y luego es contraproducente ya que debe entrenar más, ja, solía burlarse de Ash gracias a su dieta de perritos calientes y Coca-Cola, aunque supone que no es mejor tragarse una caja entera de cereales de hojuelas dulces pero es lo que estaba cerca, no tiene hambre realmente. Sabe a nada.
Peor que nada, sabe a ansiedad, la ansiedad es el peor sabor del mundo, peor que la mostaza incluso o el natto siendo equivalente para Ash.
Eiji mueve la cuchara entre las olas desabridas de leche, su depresión odia verlo deprimido por ende, lo abraza para consolarlo, diablos, sabe que Ash no tiene las mismas condiciones pero es triste sentir que está tan abandonado, fue su decisión venir a América y obviamente lo sabe y no obstante, existe algo sumamente cruel en haber sido sacado a patadas de su departamento.
—No nos estorbes más y vete.
No seas una carga.
Y cabe recalcar que no solo lo sacaron del apartamento sino que quedó sin dinero, raíces, sus amigos e incluso su familia. Es frustrante, ni siquiera está pagando sus sesiones de terapia sino que la piedad de Max y Griffin lo salvó, no puede optar a las gratis porque la universidad desestimó su caso al estar ¿cómo le dijeron? Ah sí: "demasiado triste para un psicólogo". Podría pedirle ayuda a su familia pero su mamá nunca lo ha ayudado ni debería esperar que las cosas sean distintas, es momento del duelo y sí, las cosas son así. Punto. Lo sabe. Pero le da pena igual. Tiene derecho al menos.
—Lo tengo, ¿verdad?
La depresión le sonríe y asiente, se ha vuelto mucho más nítida desde el diagnóstico igual del que la facultad no puede saber porque lo sacarán del equipo sino está 100% sano y sí, es discriminación de mierda, pero pasa. Es triste que pase.
Eiji toma una cucharada de su cereal.
Su estómago la rechaza.
Su estómago odia el sabor de la ansiedad cuando está ansioso.
Piensa en los medicamentos que el entrenador le dio y las palabras de Lao martillan otro clavo sobre su ataúd. No. No las tomará. Puede con esto.
—¿Puedes con eso? —Pero se lo cuestiona y no tiene cabeza para preguntarse nada, hay demasiado espacio mental ya siendo ocupado por la catástrofe de la práctica, su semestre triste y las pandillas.
La depresión aprovecha para hacerlo sentir mejor y calentarle la leche, lo cubre con una manta antes de besarle la frente, se ha vuelto su familia y Eiji brinda con cereal a las tres de la mañana.
Por la vida.
Por la decadente salud emocional.
Por las noches que se vuelven mañanas.
Por las depresiones que se vuelven besties, las ansiedades protectoras y el cansancio parasitario que se lo come pero sin el que puede vivir, ¿quién diablos es Eiji sin esto? Y no porque le falte conciencia de enfermedad, sabe lo mal que está, lo siente en los huesos pero no hay dinero para medicamentos ni tiempo para trabajar y estudiar, no hay energías para... nada. Así que come cereal de letras, espera que esas letras armen pensamientos en su cerebro, esos pensamientos lo salven y claro que no pasa, recuerda haberle dicho a Ash que no sabía cómo las personas sin talento se sentían, a pesar de todo su novio es amado y apoyado, cuenta con una familia. Eiji está quebrado, solo y en un país extranjero pero ni en su país natal las cosas serían mejores.
Así que de hecho, la depresión es lo menos deprimente de todo esto.
Pero es Halloween y no quiere arruinarlo, ugh, qué presionante es todo.
—¿Está rico?
—Griffin. —Eiji se avergüenza cuando lo encuentra en este estado dónde más que un humano siente que es un monstruo desagradable con hojuelas desparramadas por la cara y leche chorreando hacia un pijama que ni siquiera es suyo, Aslan va a matarlo, es su camiseta blanca preferida—. Lo lamento.
—¿Por qué? —Aunque el poeta luce igualmente cansado se le acerca—. ¿No quieres compartir?
—¿Eh? —Eiji frunce el entrecejo, analizando las palabras, reiniciando lentamente su cerebro porque su cerebro está quemado—. ¿Quieres un poco?
—Pensé que nunca me ofrecerías. —Y claro que el Callenreese mayor se sienta a su lado en la barra de una cocina totalmente oscura para compartir un tazón de cereal aguado y pastoso—. ¿Te distrajo comer por ansiedad?
—Ni un poco. —Bufa—. Creo que me dio más ansiedad.
—He estado ahí, los círculos de ansiedad son una verdadera perra. —Griffin se ríe, su pijama se mira reconfortante como algodón pero impresiona viscoso cual ceda—. No les digas que dije esa grosería.
—No. —Conoce fragmentos de la historia de Griffin pero nunca ha ido más allá por respeto tanto al rubio como a su familia—. No les diré, solo lamento que también lo haya pasado.
—Te dije que no fueras tan formal conmigo.
—Lo siento. —Pero Griffin no lo reprocha, al contrario, es suave con su mirada y de repente aprecia cómo Ash puede sentirse tan protegido por su hermano, Griffin emana eso.
—Pasé por un cuadro depresivo bastante importante estando en Irak. —El poeta frunce el ceño, sus dedos tamborilean alrededor del utensilio metálico, se lleva una cucharada de leche fría con muchas hojuelas a medio deshacer antes de volver a hablar—. Creo que todavía lo sigo pasando. —Balbucea, su voz es suave, apenas perceptible incluso en el silencio de la habitación—. Nunca desaparecen, no del todo al menos, son episodios silenciosos.
—¿Silenciosos?
—No suelo despertar a las personas, estoy acostumbrado a que pasen.
—Sí. —Eiji bufa, dejando caer su mejilla sobre su palma—. Sé cómo es eso.
—¿Estás incómodo en nuestra casa?
—No. —El corazón le duele—. Pero extraño a Yue, extraño sentirme en mi propia piel pero creo que no me he sentido así desde que llegó este nuevo entrenador y no sé, mi cabeza se siente...quemada.
—¿Quemada?
—¡Sí! ¿Alguna vez has llegado a preocuparte tanto por tantas cosas que llega un punto donde todo te da lo mismo?
—Le estás hablando a un papá adolescente. —Ambos ríen con ligereza—. Sí, vivía en ese estado y si alguien entiende lo que es tener un padre de mierda durante toda su vida, soy yo.
—Por fin. —De repente, ha aparecido una extraña complicidad, no es desagradable, lo intimida pero no lo repele, es agradable sentirse comprendido en ese sentido porque tal como Masako, Aslan igual tuvo una figura que lo protegió aun sino lo pudo proteger del todo, pero nadie te habla de esos hijos que son obligados a ser "el hombre de la casa"—. Mi mamá ha estado insoportable, se enojó porque falté al memorándum de mi papá pero también me está presionando con los juegos Olímpicos. Griff, no entiendo cómo en su mente alcanzo a hacerlo todo, pero ahí está, asumiendo que puedo hacerlo, ¿por qué la gente asume que puedo hacer cosas y ya? No puedo hacer nada.
—Porque la gente es tonta. —La respuesta tan infantil le saca una risa, la presencia de Griff de cierta manera resulta reconfortante, aunque su compañero de traumas tiende a ser Yut-Lung esto también es lindo—. La gente asume que puedes hacerlo todo y no les importa realmente verte mal, amé criar a Aslan y no me arrepiento de haberlo hecho, pero cuando era adolescente y me sentía en mi límite recuerdo que arrojé señales para todas partes esperando que un adulto se hiciera cargo, que alguno de mis profesores les importara lo suficiente o mi jefe pero todos hicieron vista gorda y me dejaron.
—Griffin.
—No quiero sonar a que me estoy victimizando o algo, estoy muy consciente de mis decisiones igual que tú probablemente lo estés de las tuyas, pero aun así, cargarte con toda la culpa es mucho.
—¿Entonces qué hago? —Eiji suspira, dejando de lado el tazón de cereal—. ¿Resentir a mi mamá?
—Yo lo hice con mi papá y me funcionó bien. —Eso le saca una carcajada descarada—. Pero fue aún mejor poderlo confrontar, incluso si no te escucha o no recibes la respuesta que deseas, sacarlo saca un peso de encima tuyo, te lo prometo.
—Gracias. —De pronto se siente mejor y no porque haya pasado algún cambio apocalíptico ni nada, sin embargo, la depresión de Eiji brinda con la depresión de Griff en tazones de leche fría con cereal empapado y grumoso y la depresión se siente acompañada.
—Cuando recién me diagnosticaron también fue duro.
—¿Alguna vez se vuelve mejor? —El adulto tensa la boca en una línea recta, una de sus pantuflas se cae al piso, es mullida y tiene un pompón celeste que francamente es adorable, Eiji está descalzo en una cocina dónde las baldosas son minas de campo y la oscuridad pedazos de vidrio rotos—. ¿Alguna vez se hará más fácil de aceptar?
—No, estamos jodidos para siempre.
—Es justo lo que quería escuchar.
—Lo siento, el sueño todavía me tiene mareado. —Griffin ríe, parece avergonzado por haber dejado salir el comentario y ya ve de dónde Aslan sacó aquel sentido del humor—. No se vuelve más sencillo de aceptar desde mi experiencia, pero aprendes a convivir mejor contigo mismo.
¿Convivir mejor consigo mismo?
Sí, eso se escucha como un trabajo duro, más considerando que Eiji da vueltas y vueltas en su cabeza pensando todo lo que tiene qué hacer pero para lo que no posee energía y que termina siendo tanto que al final no hace nada, pero ahí está su depresión ayudándolo a hervir su té, pero su té es siempre azul, ahí está su ansiedad siendo el titiritero que lo hace saltar para que su insuficiencia con la silueta del entrenador le diga que nunca es suficiente y caiga una y otra y otra vez. Porque jamás es bastante y al diablo, piensa en la fotografía que Ibe le tomó "Fly boy in the sky", fue al inicio de su carrera aun en Izumo, antes de la depresión, ansiedad y las pandillas. ¿Cuánto tiempo estuvo arriba? ¿dos? ¿tres segundos tal vez? No sabe, pero sí sabía que ponía una expresión maravillosa porque lo amaba, pero ahora cada vez que salta se concibe como una fotocopia de esa imagen. La fotocopia de la fotocopia. La fotocopia de sí mismo.
Y es tonto cómo las personas asumen que las oportunidades le han caído del cielo a Eiji como si no hubiera hecho nada para ganárselas y le dicen que debería sentirse afortunado y bla, bla, bla y sí Eiji es consciente de eso y de lo afortunado que es por tener esta posibilidad, pero está cansado, porque solo Eiji sabe cómo esto lo está matando, solo Eiji sabe las noches que sangró envuelto por la frazada que la depresión le prestó, solo él sabe las mañanas que se mató al salir de la cama, solo Eiji sabe la cantidad de veces que no se eligió a sí mismo al pararse frente a la pista y con la maldita lesión (¡que aún le duele por cierto!) solo Eiji sabe lo que realmente le duele. Por ende, solo Eiji tiene la capacidad de validar o desvalidar su dolor. Punto.
Él es suficiente.
No es una carga.
Es importante y no le debe una maldita explicación a nadie.
No irá a su entrenamiento hoy, su mamá y el entrenador pueden meterse por el culo las Olimpiadas.
—Te ves más feliz ahora. —Eiji parpadea, se perdió en sus pensamientos al recordar la fotografía de Ibe y lo mucho que extraña a Ibe y lo mucho que extraña a Yut-Lung y a todos en general, pero es el traidor de su vieja pandilla y ugh, las cosas se volvieron pesadas—. ¿Ayudó la leche de madrugada?
—Mejor que los antidepresivos. —Ambos ríen intentando ignorar lo triste que es reírse por esto.
—No tienes que preocuparte por el dinero, por cierto. —Como si Griffin hubiera leído del inicio toda esa catástrofe palpando en sus ojos igual que olas salvajes contra un risco rocoso se lo dice—. Estoy contento de que hayas iniciado un proceso de sanación, no es fácil y no siempre sales bien de sesión.
—¿Bromeas? Creo que salgo llorando cada sesión de la consulta.
—Sí. —Griffin bufa y un cabello se crispa hacia sus pestañas—. He estado ahí.
—Pero Ash siempre me pregunta cómo me fue y me mima y me hace sentir menos... —Dilo, puedes decirlo en voz alta—. Culpable por ir.
—¿Culpable?
—¿Nunca te pasó que llevas tanto tiempo inserto en un sistema que normaliza estar mal que cuando intentas romper eso te lo sacan en cara? —Griffin toma otra cucharada de cereal para pasar la acidez y se pregunta si la leche podrá ponerlos borrachos en feriado.
—Los padres disfuncionales hacen hijos disfuncionales. —Musita—. Y brindo por volverlos al menos un poco más funcionales. —Griffin toma una cucharada de cereales chiclosos, Eiji lo imita para poder hacer un brindis como corresponde.
—Salud.
Un brindis por la ansiedad, la depresión y los pensamientos de insuficiencia. Por todas esas personas que caen una y otra vez en la miseria y la miseria arroja raíces en su interior, pero se levantan. Salud por estar mejor, aun si hay que empeorar antes de sanar.
Un brindis por el té azul, los saltos sin sentido, las madres que no son mamás, los hijos que son papás y los enemigos que se hacen amantes.
¡Salud!
Cuando Eiji regresa a la cama con Aslan se siente en casa otra vez, es Halloween y tendrá que vestirse con un disfraz apenas salga el sol para ir a la fiesta de disfraces de la facultad, Yue va a estar ahí ante toda la pandilla y Eiji sabe que será una prueba, que harán pública su supuesta traición, que no está preparado para lidiar con más drama pero tendrá que hacerlo de todas maneras con Lao, Sing y toda persona que alguna vez quiso. Tomará el mismo rol que Shorter. Será duro. Porque nunca es sencillo terminar una amistad y menos en su lugar mental.
Pero prefiere abrazar a Aslan durante el resto de la mañana y para su sorpresa no solo duerme hasta la noche, sino que duerme... bien. La charla con Griffin remeció algo en su interior, lo ayudó a sacarse una espina que ni siquiera sabía que estaba ahí y es lindo contar con una...¿familia? (aún no se atreve a llamarlos así pero paso a paso).
—¡Eiji! —Lo siguiente que escucha es el chillido de Ash mientras lo intenta remover de las sábanas, tiende a ser lo opuesto, es Eiji quién madruga pero es Halloween y su depresión se vistió de vampiro pero en vez de sangre le succionó toda energía vital y cayó muerto en la cama—. ¡Vamos tarde!
—Cinco minutos más. —Gimotea.
—Tienes que disfrazarte todavía y la fiesta ya comenzó. —¿Tanto durmió? Bueno, últimamente esas vueltas entre insomnio e hipersomnia son comunes, Eiji puede dormir dos horas o catorce horas sin problema, el problema es que cuando despierta se siente igualmente cansado—. Vamos, ¡los chicos ya están acá!
—No quiero. —Eiji gimotea aferrándose aún más a la almohada—. Puedo ir disfrazado de estudiante cansado o de pertiguista.
—No. —Es Bones quien entra de golpe en la habitación—. Ustedes irán con un disfraz de pareja para hacerlo oficial, incluso te trajimos un outfit bonito y Griffin se encargará de ayudar al jefe a asearse.
—No me hagas sonar como una especie de animal.
—Podemos ir como una pareja de pandilleros. —Chilla aun más, sabe que es inútil poner resistencia para abandonar su cama y más considerando que Kong mide casi un edificio y sin embargo, la cama se siente especialmente deliciosa hoy y no quiere levantarse a una fiesta dónde Yue además de estar disfrazado de bruja actuará como una con Eiji—. Cinco minutitos más.
—¿Boss, podemos usar la fuerza bruta? —Eiji mira a Ash en pánico.
—Adelante.
—¡Pero...! —Kong entra a la habitación—. ¡Ash!
Y el pobre Eiji no puede poner resistencia.
Aparentemente el concepto de "outfit bonito" implica usar orejas felpudas de gato a juego con unos guantes que incluso tienen marcadas las huellas en rosado, una musculosa roja, unos jeans rasgados para darle un aire refrescante y cool, lo más difícil es atar una cola de ¿lobo?, ¿gato? No tiene menor idea pero le gusta que sea peluda, relativamente larga y de un castaño que luce más rubio, los chicos alaban su creación antes de dibujarle con un delineador una nariz y bigotes, hasta le han pintado las uñas negras para que se meta en el personaje, debe admitir que es incluso un poco divertido vestirse todos juntos, Kong se maquilló de zombi y Bones de zorro (no está seguro aunque la máscara le luce bonita).
—¡Taran! —Bones proclama orgulloso al sacarlo de la habitación—. Es un disfraz de pareja.
—¿Cómo esto puede ser un disfraz de pareja? —Cuando Eiji se atreve a alzar la mirada para observar a su amante...wow.
Es Sublime.
Precioso.
Galante.
Ash está usando un conjunto de vampiro combinado con una camisa blanca repleta de volantes para darle un aspecto antiguo, probablemente Griffin lo ayudó a coserle y bordarle los detalles y eso roba una sonrisa genuina de parte de Eiji, está usando botas con un poco de tacón, un pantalón elegante que resalta lo esbeltas que son sus piernas y una pesada gabardina combinada con un pañuelo negro y a pesar de lo oscuro que es el atuendo cree que resalta a la perfección su palidez perfecta, sus ojos verdes relumbran más que nunca, incluso hay colmillos empapados con sangre en su boca, la imagen lo hace tragar duro. Es un vampiro. Guapo, extraordinariamente guapo.
—Se supone que Eiji debía ser la novia de Drácula. —Okey, si Ash no se viera tan galante se enfadaría pero esos colmillos realmente le dan un aire seductor, por ende, lo deja pasar.
—Es un lince. —Entonces Bones le explica como si fuera lo más obvio del mundo—. Un lince que es el novio de Ash Lynx ¿entiendes? —Pero el nombrado se frota el entrecejo como si buscara paciencia en vano.
—¡Oh! Pueden pasar como los protagonistas de crepúsculo, ya sabes, la historia de amor del hombre lobo y el vampiro.
—Crepúsculo no es una historia gay, Kong. —Bones espeta ofendido.
—¿No? —Kong frunce el entrecejo, pensativo—. ¿Entonces qué vi yo?
—No quiero ni preguntar. —Ash le da la mano receloso a su amante—. Griff, ¿nos tomas fotos antes de que se vayan?
—Será un placer.
Es lindo ver esta faceta tan cotidiana de Aslan, sonriendo igual que un niño antes de ir por caramelos con sus amigos, ruborizándose levemente ante el flash de la cámara y los mimos inminentes de Max y Griffin, pero es aún más lindo que lo haga parte de eso.
Gracias
Soy realmente afortunado de tenerte.
La universidad es otro mundo de noche y no se había percatado de lo gigantesca que era hasta verla repleta de luces fosforescentes colgando de las vigas de metal, los focos los mojan de colores apenas ponen un pie dentro de la facultad, son rojas, azules, moradas, verdes y amarillas y todas le quedan de maravilla a Ash, ni siquiera debería sorprenderle, Ash le sonríe como solo Ash sabe sonreírle, sus dedos se sienten calentitos entre los suyos, su corazón corre rápido y el sudor moja su flequillo, está nervioso, suele venir a esas fiestas con Yut-Lung, la sensación es tan agridulce como el resqueme de cerveza mezclada con marihuana que pende en el aire, hay basura por doquier, han convertido cada cancha en una pista de baile o en lugares improvisados para un revolcón, no se siente en el ambiente más idóneo, pero los chicos están a su lado con disfraces y la música es agradable y Aslan aprieta su mano como si fuera lo más importante del universo, así que está bien.
—Espera. —Ash lo detiene en medio de una cancha—. Falta algo para que sea un disfraz de pareja.
—¿Qué cosa? —No le da tiempo para reaccionar, los colmillos de Ash se encuentran contra su cuello y le roban un suspiro ansioso, su corazón retumba como loco y nunca sabe cómo reaccionar cuando su amante se vuelve tan imprudente.
—Una mordida de vampiro.
—Wow, wow. —Es Shorter quién se atreve a interrumpirlos, está vestido de Frankenstein, luce cool, tan genial—. Apenas está iniciando la fiesta y ustedes dos ya se están comiendo.
—¡No es así! —Eiji apenas grita porque hay sangre falsa en su cuello y no puede defenderse ¿cierto?
—Solo estábamos terminando de disfrazarnos. —Aslan bufa, recibiendo un vaso de cerveza, Shorter le ofrece el otro y aunque Eiji no es muy fanático del alcohol (tiene poca tolerancia y usualmente es Yue quién arrastra su culo borracho de regreso a su dormitorio) lo acepta por inercia—. Frankenstein no usaba camisetas musculosas, tu disfraz está mal.
—No todos podemos ser unos nerds y leernos el libro de quién nos disfrazamos.
—Entonces no deberías disfrazarte de él. —Bufa ofendido—. Podrías haber venido de piña.
—¿De piña?
—Sí, ya sabes, podrías haberte teñido el cabello de verde con el polerón amarillo, eso ofende menos.
—Oye, no te desquites, yo no soy quién se disfrazó de furro para venir. —Ash se atraganta a medio sorbo de alcohol.
—¡Eiji no se disfrazó de furro!
—No hablaba de Eiji, hablaba de su novio al que obviamente le encanta verlo así.
—Eres un idiota. —Ash le da un codazo.
—Ser un idiota es mejor que ser un furro. —Shorter se lo devuelve.
—¡Que no soy furro!
—Por favor, te mueres por verlo con orejas y cola de conejo ¿no es así? Solo admite lo que eres, no tienes nada de qué avergonzarte con tu bro de fetiches.
—Eiji, te hemos estado buscando. —El aludido contiene un grito en la cresta de su lengua cuando el equipo de pértiga literalmente lo rodea y terminan apartándolo de los chicos, ni siquiera se percató del instante en que soltó la mano de Ash y a juzgar por su orgullo sabe que estará enfrascado en esa discusión con Shorter por bueno, el resto de la noche—. Hace mucho que no sabemos de ti.
—Sí. —No debería sentirse cohibido, le gustan sus compañeros, sin embargo, se encoge en su disfraz esperando que la intermitencia de las luces fosforescentes lo desaparezca o su depresión lo salve.
—No has venido mucho a las prácticas. —Mizuno tiene uno de sus brazos encima, es con quién más cercano es en el equipo dada la complicidad de nacionalidad—. Escuchamos que fuiste a Cape Cod.
—¿Cómo...? —Nunca le dijo al entrenador a dónde iría, aun así no debería sorprenderle que lo tenga tan vigilado o su madre le haya contado—. Sí, fui con Ash, me tomé un par de días libres.
—¿Pero estás bien? —Los chicos se escuchan genuinamente preocupados, de repente, la pelota de angustia que suele estar atravesada en su estómago igual que una navaja se derrite con un trago de alcohol, es dulce y espeso—. Nos preocupamos, te ves cansado últimamente.
—Estoy mejor, creo. —Si se le puede llamar "mejor" al insomnio, los atracones y las crisis que gatilla su dulce mamá, claro.
—Oye. —Es Mizuno quién le habla—. Sé que crees que puedes hacerlo todo como el Fly boy, pienso que debe ser duro cargar con ese título pero no vale la pena si es a costa de tu salud. —Hipócritas.
—¿Acaso ustedes no toman los "suplementos del entrenador"?
—¿Bromeas? Me dieron taquicardia en medio de un examen, sentí que me iba a morir. —Debe darle las gracias a Lao más adelante por haberle insertado la semilla de la duda—. Fox no será el primero en jugar sucio ni el último, no es como que la universidad no sepa y algunos chicos están dispuestos a eso, pero en lo personal, no me gustan esas prácticas tramposas y considerando tu lesión creo que tampoco te convienen, recién te estás recuperando ¿verdad?
—Ah. —Eiji parpadea con incertidumbre—. Qué sorpresa.
—¿Qué cosa?
—No sabía que te preocupabas tanto, Mizu-chan.
—¿Bromeas? —Otro de sus compañeros los abraza a ambos—. Mizuno pasa preocupado por ti todo el tiempo.
—Cállate. —El asiático se pone rojo hasta las orejas, están disfrazados como una manada de lobos, le da risa sin querer haber encajado con el tema.
—¿Por qué? Incluso podrían pasar como un disfraz de pareja.
—Cierto. —Pero los ojos de Mizuno se detienen en su cuello y su sonrisa muere al instante—. Viniste con Ash Lynx. —Dice con una tristeza tan grande que ni siquiera la canción pegajosa logra encubrir.
—Sí.
—Así que los rumores son verdad, realmente estás con la otra pandilla. —Pero el mero pensamiento lo marea y debe retroceder de la manada ya que se está asfixiando. Traidor. Traidor. Traidor. Traidor. Traidor. Traidor. Traidor. Traidor. Traidor. Traidor—. ¿Eiji?
—Iré por más cerveza. —Se excusa—. Regreso enseguida.
Se va.
Mierda, no esperaba extrañar tanto a Yut-Lung en esta fiesta, sin embargo, es tal como le refirió Ash cuándo le explicó que no todas las personas llegan para quedarse, que a veces las personas aparecen en la vida ajena simplemente para incendiarla y pasar de largo, no debería sorprenderle si Yue adora tanto el dramatismo, era de esperarse que volcara una estación entera de bencina en Eiji y le bastara un roce del fósforo para dejarlo en llamas, siendo devorado por el fuego de su olvido. Lo extraña, es su mejor amigo después de todo y hay algo poco limpio en su ruptura que le molesta, algo que está fuera de lugar, solo lo sabe. Cómo sea, prefiere esconderse en una mesa con botanas para beber un vaso de alcohol y brindar como hizo con cereal mojado.
—Okumura. —Por supuesto la suerte no lo acompaña, Lao está acá—. No esperaba verte disfrazado de ¿gato?
—¡Soy un lince! —Cree—. O el hombre lobo gay de crepúsculo.
—Puff. —El hijo de puta curva una sonrisa contra su propio vaso de alcohol, las luces iridiscentes lo han empapado de plateado y la música les da un toque de intimidad—. Qué disfraz más horrible.
—¿Y tú de qué viniste? Ni siquiera impresionas disfrazado.
—¿Qué no es obvio? —Eiji niega—. Vine de universitario cansado. —Porque Lao prácticamente vino de sí mismo a la fiesta de disfraz con su misma chamarra roja y sus jeans gastados.
—Ese es un disfraz tonto. —Omite que pensó en el mismo antes de venir.
—Tu sentido del humor es tonto, Okumura.
—Eso no tiene sentido.
—Tú no tienes sentido. —Resopla—. Eres un completo irracional por aparecerte con esas mordidas de vampiro, ¿acaso quieres ser blanco de los chinos y de Arthur?
—Ya soy blanco de los chinos y de Arthur, no hace diferencia mostrarlo. —Bebe un sorbo de cerveza.
—Cuando Sing decía que eras terco no pensé que serías más terco que una mula. —Sus dedos dejan marcas furiosas contra el vaso de plástico porque el comentario lo irrita ¿quién diablos se cree Lao?
—Oye, sé que te desagrado, pero ¿tienes que ser tan agresivo cada vez que me ves?
—¿Por qué piensas que me desagradas? —Lao luce genuinamente desconcertado con el comentario y eso hace que un requeme de culpa chispee junto a la cerveza (es una Heineken, la favorita de Ash).
—¿No es así?
—No. —La punta de sus orejas enrojece sutilmente—. Cualquier amigo de Sing es mi amigo también.
—Oh. —Eiji juguetea con los bordes plásticos de su vaso, la música está fuerte y el alcohol corre por sus venas—. Es solo que Sing es más...expresivo con sus amigos.
—Pues perdóname sino puedo lamerles el culo todo el día para demostrarles mi agrado a ti y a Yue.
—Así que te agrada Yue.
—Es literalmente una bruja. —Lo apunta y Eiji sabía que luciría completamente despampanante.
—Pero te agrada.
—Cierra la boca antes de que te golpee. —Bufa y Lao no es tan desagradable, ciertamente es arisco, sin embargo, no cree que sea una mala persona y se pregunta porqué nunca se acercaron más en la misma pandilla—. Tienes pelotas para haber venido con Lynx así de descarado.
—Lo sé. —Suspira, una sonrisa amarga tira de sus mejillas—. Pero es mi novio y lo amo.
—Tú... —Lao lo mira de forma afilada a través de las luces—. No eres para nada lo que imaginé.
—¿Eso es bueno?
—No sé. —Su entrecejo fruncido corrobora esa verdad—. Siempre pensé que eras un entrometido, que no tenías nada que hacer en nuestra pandilla y creo que eso me mantenía a la defensiva contigo, aunque sabías pelear nunca creí que estuvieras 100% ahí, igual que pasó con Shorter. —El rostro de Lao resulta inescrutable, es un trago lento y amargo—. Sing estaba muy encariñado con Wong, sufrió con su traición, no fue fácil para él y esperaba que tú hicieras lo mismo.
—Lo siento por hacerlo. —Musita.
—¿Sabes por qué Shorter fue exiliado?
—No.
—¿Conoces los rumores acerca de tu novio? Qué pregunta, es obvio que sí los conoces, pues ¿quién crees que los empezó?
—¿Qué estás insinuando?
—Qué es peligroso juntarse con un traidor.
—Shorter nunca traicionaría a Ash.
—¿Seguro?
Por más que Eiji insiste no le saca más información a Lao y aunque lo frustra que haya aventado esta clase de bomba para desligarse de cualquier responsabilidad sabe que lo más inteligente será hablar directamente con los involucrados cuando no estén intoxicados, pero se queda un rato más con Lao, no tiene ganas de regresar con su equipo y francamente este rincón es cómodo igual que una manta, evita que se encuentre tanto con Yut-Lung como con los secuaces de Arthur y sino fuera por su novio no habría pensado en mostrar su cara, pero otra vez ¿por qué debe sentir culpa?
—No creo ser un traidor. —Deja escapar el pensamiento, ayuda que el alcohol le afloje la boca y ya no sentirse desconocido con Lao, vio sus drogas en el bolso ¿qué mejor manera de reforzar amistad?
—¿A qué te refieres? —Lao despega su boca de la cerveza, la tiene mojada, han bebido toda la torre de latas juntos y el efecto empieza a golpear.
—Yue fue quién me sacó de la pandilla y me puso entre la espada y la pared, no trato de lavarme la responsabilidad, sé que yo elegí a Ash pero en primer lugar ¿por qué tendría que elegir?, ¿acaso son niños de kínder? Si fueran más inteligentes ambos se unirían contra Arthur, no logro entender cómo Yue se unió a alguien así, te conté que Arthur casi me rompe el tobillo otra vez ¿verdad?
—No. —Lao parpadea, aunque luce descolocado por la repentina confianza no le desagrada—. Creo que no me lo dijiste a mí. —Ni a nadie, omite decir—. Probablemente esa diva esté pasando por una decisión difícil, se ve bastante mal sin ti.
—Pues él me sacó a patadas de mi propio apartamento cuando más solo me sentía, ¡¿qué amigo te hace eso?! —Su grito es histérico y se pierde bajo la música, intenta despegarse de la mesa pero sus propias piernas se enredan y sus caderas terminan golpeando el mueble otra vez—. Además está el tema con Dino Golzine y no entiendo nada.
—Eiji.
—Estoy agotado, siento que usé toda mi energía vital disponible.
—¿No te tomaste esas cosas?
—No. —El moreno hace un puchero contra la cerveza, el collar de cuero que Bones le puso aprieta su cuello—. No pude luego de lo que dijiste.
—Bien. —El chino impresiona genuinamente aliviado—. Sé que debes estar agotado pero no tomes eso hasta saber lo que realmente son.
—Eso no me saca al entrenador de encima. —Ríe—. Ni a mi mamá.
—¿Tú? ¿Tienes problemas familiares?
—¿Sorprendido? —Eiji curva una ceja y Lao asiente—. ¿Por qué? ¿Acaso no puedo tenerlos?
—Es solo que eres tan...Okumura, no sé, siempre asumí que venías de un buen ambiente.
—Y yo siempre asumí que solo eras el hermanastro amargado de Sing, pero realmente eres un poco blando por las personas que la están pasando mal, ¿no es así?
—N-No. —Oh, pero Lao se ha ruborizado y Eiji tiene ganas de molestarlo.
—Eres un tsundere.
—No entiendo tu lenguaje otaku.
—Es racista considerarme otaku solo por ser japonés. —Lao le sonríe antes de ofrecerle una cerveza.
—Tienes un punto.
—Cariño. —Ash llega alterado como si lo hubiera estado buscando toda la fiesta, Eiji no sabe en qué punto de la noche perdió su chaqueta y quedó solo en musculosa pero hace calor y aun así, es Aslan quién está sudando a montones aunque se sacó la gabardina y quedó en camiseta—. Te he buscado en todas partes.
—Pues lo buscaste bastante mal. —La lengua mordaz de Lao hace de las suyas, ha convivido lo justo para saber que así de directa es su personalidad—. Podría haberlo encontrado alguien de la pandilla de Arthur.
—¿Qué te importa? —Ash gruñe y puede jurar que le muestra los colmillos.
—Es amigo de Sing.
—¿Incluso si los "traicionó"? —Ash hace comillas en el aire.
—Déjame fuera de los rollos de Yut-Lung. —Advierte—. Cuida mejor a tu novio para la próxima vez.
—¿Quién diablos se cree? —Ash bufa en un puchero, arrastrándolo lejos de la mesa de botanas y al japonés de pronto no le sorprende que no lo haya encontrado, este sitio es realmente gigante y más sin las gradas de por medio ni otros implementos deportivos—. ¿No te estaba molestando?
—No. —Eiji enreda sus brazos alrededor de su amante—. Pero te eché de menos.
—Lo siento, tuve que lidiar con el idiota de Wookie que vino a ladrarme para recordarme ese duelo que tengo con Arthur en la madrugada.
—Tal vez deberías haberte disfrazado de Cenicienta para tener que irte así.
—¿Por qué soy yo la princesa si yo te acabo de rescatar? —Aslan le arroja una sonrisa coqueta y Eiji se derrite por esa sonrisa así que le sigue el juego.
—Mi héroe. —Le susurra sintiéndose más ligero en los brazos de su amante—. ¿Cómo podría pagar tu galantería?
—Baila conmigo. —Ash le extiende una mano.
—Un placer. —Eiji la toma sin dudar.
Son las tres de la mañana.
Eiji está en medio de la cancha con un disfraz desarmado, sus piernas cuelgan hacia las de su amante, la camisa que está usando de disfraz le queda grande y deja a la vista uno de sus hombros, hace frío, siente la humedad colarse hacia sus hombros pero la sensación no dura mucho, basta que Ash apoye sus manos sobre su piel desnuda para quemarlo y que Eiji perezca en tan despiadada calidez, el roce de su novio estrecha su cintura con dureza hacia sus caderas, sus dedos juguetean sobre la orilla del jeans antes de colarse por debajo de su polera y hacerlo jadear porque las manos de Ash se sienten demasiado bien contra su estómago desnudo.
Son las tres de la mañana. La hora donde su depresión marca un turno de medianoche. Tic. Tic. Tic.
Tac.
Pero su depresión no es su compañera de baile esta noche, sino que es Ash.
—Si voy muy intenso, dime. —Le susurra.
Los colmillos de Ash presionan su cuello, sus mejillas queman a causa del alcohol, aunque al principio le cuesta mantener el ritmo de Aslan, sus caderas prontamente se unen al bamboleo y se deja llevar, supone que el alcohol lo ayudó en ese sentido, pero las luces de neón se sienten realmente ardientes encima de su piel y la respiración de Ash le hace cosquillas contra su cuello, cosquillas que pegan en su corazón, la música es rápida, errática y sensual, quedan en su propio mundo, en donde pese a no saber bailar, se cautivan en esta danza. Nunca había visto a Ash en esta faceta tan galante, le gusta, pero vamos ¿qué no le fascina del lince de Nueva York?
—¿De verdad estás bien? Te veías incómodo con Lao.
—No, de hecho es algo ¿simpático? —Todavía no está seguro de usar esa palabra—. Fue el primero en advertirme sobre los medicamentos.
—Oh.
—¿Qué? ¿Acaso estás celoso? —Y aunque Eiji lo dice para molestarlo.
—Tal vez. —Ash está haciendo pucheros y es tan malditamente adorable que apenas logra contener sus ganas de besarlo—. No confío del todo en la pandilla de Yut-Lung y menos considerando que va a estar de parte de Arthur en la pelea, es raro.
—¡¿Verdad?! —Los ojos de Eiji brillan, Ash lo mira como si todo el amor del mundo hubiera quedado atrapado en su iris jade y es demasiado—. Sabía que no era el único que lo pensaba.
—Ya tendremos tiempo para pensar en eso. —El lince intensifica la fricción entre sus cuerpos y arde, el toque quema desde su vientre hacia sus caderas, puede sentir los dedos de Ash trepar debajo de la camiseta desde su espalda hacia su columna—. Ahora me quiero concentrar en otra cosa.
—Dijiste que Max y Griffin no llegarían a casa esta noche. —El japonés apenas articula, está ansioso.
—No creo que aguante hasta llegar a casa teniéndote así. —Eiji traga duro y se atreve a enlazar una mirada con Aslan, su cabello dorado cae encima de sus pestañas de copo de nieve, sus ojos centellan en el apogeo de la noche y se aseguran de quitarle la respiración—. Eres bastante irresistible ¿sabes?
—No pensaste eso antes de sacarme de la cama.
—Oh. —Ash curva una sonrisa coqueta que lo deja más mareado que los shots—. Quería hacer otras cosas contigo en la cama, créeme.
—Eres un idiota. —Eiji musita apenado, intentando esconderse en el pecho de Ash, eso acaba siendo una terrible idea porque apenas se inclina, el aroma de Ash lo inunda entero y es intoxicante.
—No te escuché negarte a mi propuesta.
—Porque no me he negado. —Lo siente tragar duro, Eiji sigue con la mirada la manzana de Adán de Aslan bajar por su largo y esbelto cuello—. ¿O ya te acobardaste? —Le susurra alzándose en la punta de sus pies, aprovechando el valor extra que le dio la cerveza.
—Nunca. —Aslan lo toma de la cintura con firmeza antes de bajarlo hacia el suelo como si se tratara de un paso de baile, Eiji desliza sus dedos por sus cabellos rubios y de repente—. Nunca retrocederé cuando se trata de ti.
—Bien. —El moreno se muerde el labio con sensualidad—. No quiero que lo hagas.
Sus bocas se están estrechando con fuerza en medio de la fiesta.
Son las tres de la mañana y se están quitando las ropas en una de las habitaciones improvisadas que armaron para los enamorados, si bien, Eiji nunca se imaginó que perdería su virginidad de esta forma tan inusual (y más considerando los disfraces) al diablo, está con Aslan y eso es lo único que importa.
Así que se besan hasta quedar borrachos por los besos.
Se tocan con hambre.
Se desean.
Eiji lo desea.
Ash lo abraza con fuerza mientras lo besa, es un toque demandante, como si todos los besos pasados se hubiera estado conteniendo y ahora finalmente tuviera la libertad para besarlo apasionadamente hasta dejarlo drenado, sus dedos se tensan alrededor de su cabello negro y se agrupan ante un puño para poderlo tironear, Eiji jadea y Ash aprovecha de profundizar aún más el beso, saborea el regusto de la cerveza en su propia lengua y el dejillo del alcohol entremezclado a la respiración entrecortada de Aslan es demasiado caliente y lo deja mareado. Más, necesita más.
El moreno se hace cenizas bajo las llamas que esos besos esparcen en su boca, no se pueden separar, se sienten como dos animales salvajes rodando por la cama y tratando de devorarse con la boca, los dos han perdido fuerza y caído ante el colchón, sus cuerpos tiritan ansiosos contra el otro sin dejarse de restregar, puede sentir la dureza de su amante presionando su pene ya erecto y lo excita con una euforia prohibida, Eiji se sumerge en la boca de Ash mientras tiran bruscamente sus caderas en esos apretados jeans y se consumen. Es delicioso. Joder, es tan placenteramente tortuoso pero Eiji anhela ese dolor. Quiere que Ash duela. Así que se ahoga en sus besos.
Lo besa. Lo besa. Lo besa.
Eiji suplica.
Pero Ash es implacable y no tiene piedad, Eiji se sobresalta al sentir los colmillos en su propia lengua, son de juguete y están superpuestos a sus propios dientes, pero se sienten bien y es como si quedara aun más borracho en esos salvajes besos, Ash toma lo que quiere, se lo hace saber, igual que cuando eran "enemigos" y como Eiji nunca se quedó atrás da pelea y mueve su boca desesperado, no logran respirar en tan feroces caricias. Hay manos. Besos. Bocas. Piel desnuda. Carne. Saliva. Dientes. Ropas caídas. Colmillos. Gemidos. Es agresivo y necesitado.
—Tus pezones están erectos y ni siquiera los he tocado. —Ash le susurra entre besos antes de meter las manos debajo de la musculosa del japonés y tocarlo en el pecho, el toque es helado cuál mármol, pero a la vez, es caliente, es una sensación de fuego bajo la que se derrite, Eiji se hace caramelo bajo la lengua aterciopelada de su amante.
—N-Nunca me han tocado ahí antes. —Susurra cuando logra despegarse la boca.
—¿Nunca? —Eiji niega.
—Solo tú.
Ash sonríe satisfecho, los colmillos relumbran bajo la tenue luz que se cuela al cuarto, sin cambiarlos de posiciones o quitarse de encima enrolla la camiseta roja de Eiji hacia su cuello.
—Muérdela. —Le ordena—. Yo te mimaré acá abajo.
—Ash.
—Cuidaré muy bien de ti, onii-chan.
Eiji obedece y sostiene la musculosa entre sus dientes, Aslan se relame ante su pecho desnudo igual que un depredador frente su presa deliciosa, baja lentamente, Eiji se estremece por lo húmeda que se siente su respiración en una zona tan sensible, Ash en ningún momento quita sus ojos de encima, se asegura de captar cada expresión avergonzada de su pareja mientras retuerce uno de sus pezones con sus dedos y el otro lo lame descaradamente con la lengua. Eiji quiere morir en ese instante, hay algo en la intensidad de esas pupilas jades que apenas puede soportar, pero su cuerpo es inútil ante lo bien que se sienten las caricias de Ash, así que no puede hacer más que morder más fuerte la tela y dejar que haga lo que quiera mientras su pene incomoda en sus apretados jeans.
Primero parte con un pellizco inocente y con movimientos circulares y es mucho más intenso que la primera vez en dónde Ash lo acarició acá, ahora no teme en tironearlo, apresa un pezón en su boca, lo succiona y mientras lo hace su lengua apoya la estimulación, es una sensación enloquecedora que hace que Eiji arroje la nuca hacia atrás en la almohada y suelte la polera y aun con Aslan jugueteando siente su pene erecto y necesitado gotear. Está mojado.
Está tan mojado que podría correrse solo por Ash estimulando sus pezones, tan vergonzoso.
Pero la lengua de Ash traza círculos en su aureola y la tiñe de rojizo, se lo come, Eiji desea ser comido.
—Parece que te gusta. —Dice y sonríe con malicia—. Quedaste muy erecto.
—Ash, por favor. —Eiji se cubre la frente con el antebrazo.
—Me pregunto dónde más quedaste erecto. —Ash le aprieta las nalgas con dureza, las amasa, pega y amolda antes de tirarlo hacia sus caderas—. Porque tú me dejaste muy erecto, Eiji.
Ash es implacable una vez más, lo saborea entero, procede a esparcir besos, mordeduras y chupones alrededor de su pecho desnudo convirtiendo todo lugar que acaricia en una zona erógena, Eiji crispa los dedos de sus pies contra las sábanas apenas siendo capaz de tolerar tanto placer, hay dientes en su estómago delineando el hueso de su cadera, hay dientes bajando la cremallera del jeans, dejando libre su pobre erección, su ropa interior está empapada, Eiji está empapado, quiere echarle la culpa al alcohol, pero Ash es malditamente sexy y sabe tocarlo en los lugares correctos.
Lo manosea. En el trasero. El vientre. Las caderas. El pecho. La entrepierna. Los muslos. La cintura. Lo toca entero como si estuviera marcando su propiedad, pero Eiji necesita más, Eiji quiere aún más.
—Y eso que ni siquiera te he tocado tanto. —El pantalón junto a medio disfraz terminan en el suelo.
—Ash...
—Pero es mi turno de divertirme un poco ¿no crees? —Ash tira bruscamente de sus caderas contra las suyas.
—¿Divertirte? —Se aleja y eso deja confundido al moreno, lo escucha bajar la cremallera de su jeans antes de sentarse en la cama a su lado.
—Sí. —Ash se inclina para besarlo, su mente queda completamente nublada cuando le tira el labio inferior—. Quiero ver cómo te preparas a ti mismo.
—¿Qué? —Como si hubiera hecho una petición totalmente razonable Ash saca su propio miembro del jeans y Eiji traga duro, está grande, palpitante, su erección sin duda luce dolorosa, el vello púbico rubio lo hace ver aún más apetitoso.
—Quiero que me des un espectáculo. —Y algo ante la idea de tener al poderoso Ash Lynx listo para masturbarse mientras ve cómo se da placer a sí mismo...
—Bien.
Lo hace sentir sexy y empoderado.
—Cómo tú quieras, boss.
Ash se sienta expectante contra la pared, Eiji recién registra lo pequeño que es el cuarto no obstante, sus ojos vuelven a caer como un imán en su amante, se dedica a examinarlo un instante: su camiseta de volantes está hecha un desastre con algunos botones rotos, su pecho torneado se asoma a través de las aperturas de la tela, dejando ver su piel firme, musculosa y húmeda de mármol cincelado cual Dios de leyenda, sus mechones rubios caen salvajemente por encima de sus ojos, su boca se ve roja e hinchada por los besos, sobresalen aun los colmillos pero sus ojos, mierda, sus ojos verdes relucen con una lujuria que nunca antes ha visto mientras sostiene su polla dura con una mano y no le quita la mirada de encima.
Así que Eiji se traga la vergüenza, abre las piernas, alza las caderas, vierte algo del lubricante que su amante trajo en su mochila y comienza a estimular su entrada, queda completamente vulnerable al placer de su pareja y los ojos de Ash lo follan a la distancia, antes de que se dé cuenta su amante ya se encuentra masturbándose a sí mismo como si él fuera la imagen más erótica que existiese encima de la faz de la tierra y eso lanza una inyección de sangre directo a su pene.
Duele.
Duele y se siente bien.
Ambos se miran sin tocarse a la distancia, Eiji se atreve a meter un dedo dentro de sí mismo, es raro y al principio lo hace tensarse de sobremanera en la cama, pero ver a Aslan masturbando su grande, duro y necesitado pene lo hace olvidar pronto la incomodidad, es como un Adonis, escucharlo jadear su nombre mientras se da placer a sí mismo enciende algo en su interior.
—Ash. —Entonces se atreve a ser más descarado y gime su nombre—. ¡Ah! ¡Ash! —Se pregunta por cómo serán los largos y gruesos dedos de Ash jugando en su interior y eso parece remover algo casi salvaje en los ojos de su amante—. Ahí, ahí se siente bien.
Largos, ásperos, agresivos y posesivos dedos jodiendo su trasero.
—E-Eiji. —Gruñe, intensificando los movimientos.
—¡Ash! —Eiji arroja la nuca hacia atrás, flecta aún más sus piernas y eleva todavía más el culo para meterse los dedos más profundo, se empieza a sentir mejor, no sabe si está borracho por la cerveza o por esa mirada jade clavada encima como si fuera a saltar para devorarlo en cualquier instante.
—Mierda, Eiji, eres tan sexy.
—¡Ah! —Cierra los ojos con fuerza y grita un nombre:—. ¡Aslan!
El nombrado le salta encima y no soporta más, sus labios rompen en un beso apasionado, ahora son los dedos de Ash embistiendo en su interior y llegando a puntos de placer que Eiji ni siquiera conocía, se siente caliente y ese calor se intensifica mil veces más cuando Aslan rompe el jugueteo entre sus lenguas para besarle a lo largo de la mandíbula hacia la oreja, sus colmillos tiran el collar, olvidó que aún estaba medio disfrazado pero nada importa además de Ash. Ash. Ash. ¡Aslan!
—Quiero tocarte más. —Entonces le pide.
—Tócame. —Sin sacarle los dedos del interior lleva una de sus manos hacia su pene erecto—. Soy todo tuyo, onii-chan.
El japonés recorre con lentitud el pene de su amante, hace presión con sus dedos sobre su glande y consigue arrancarle un jadeo, baja lentamente hacia el prepucio, la dureza de Aslan está empapada de líquido preseminal y cada vez se hace más grande bajo su estimulación, recuerda la vez que logró hacerle una mamada y cómo no le cupo en la boca, ahora es lo mismo, apenas cierra su palma para que lo pueda masturbar. Comienza con movimientos ansiosos, lo siente palpitar mientras su interior a la vez palpita por cómo Ash lo jode con los dedos, es excitante de sobremanera, están al borde del placer, Eiji aumenta la velocidad, baja hasta sus testículos y se asegura de estimularlos, Aslan trepida arriba de Eiji antes de besarlo con hambre.
No se imaginó su primera vez así, con su "enemigo" en un cuarto provisional para una fiesta y medio disfrazado. Pero está con Ash. Ama a Ash. Y si es Ash está bien.
Así que ambos siguen y sus movimientos son mucho más audaces que antes, los besos son salvajes e invasivos, como si hubiera un despiadado deseo por tenerse detrás. Eiji enrolla las piernas sobre la cadera de Ash para indicarle que está listo, están empapados, calientes y necesitados.
—Quiero meterla.
—Métela. —Eiji suplica casi desesperado—. Quiero que la metas.
—¿Eh? —Pero como este es Ash por supuesto se burla—. ¿Tan desesperado estás por tener mi pene dentro de tu agujero?
—Aslan. —Gruñe.
—¿Quieres que joda tu apretado agujero hasta que no puedas más?
—Por favor. —Y algo en sus ojos verdes se quiebra ante la débil suplica.
—Te amo. —Entonces se suaviza, tira del cabello de Eiji hacia atrás y lo besa—. Te amo, te amo más de lo que te imaginas, Eiji. Te amo tanto.
Y es pura euforia cuando Ash presiona un camino de «te amo» sobre el cuerpo desnudo de Eiji, hace que se sienta venerado, igual que una especie de altar de la que Ash fuera creyente, le pone condón a su erección antes de acomodar su pene contra la entrada de Eiji, ambos tragan duro y se miran lo que impresiona ser una eternidad. Está pasando de verdad.
—Dime si algo te incomoda. —Le pide y aprieta su mano.
—Lo prometo.
Ash entra.
Una oleada de lujuria se dispara al abdomen de Eiji y presiona su pene, estruja la mano de Aslan con más fuerza como respuesta mientras el más joven arremete una y otra vez en su interior, el soporte de la cama cruje, las orejas del disfraz se han caído y probablemente el maquillaje está hecho mierda pero da igual, no puede concentrarse en eso, hay un manojo de nervios en todas partes, Eiji se siente lleno de Ash.
—¡A-Ah...!
La punta mojada del pene de Ash golpea su entrada una y otra vez, se retuerce de placer, se quema, pero Ash le está apretando la mano y esparciendo una serie de besos alrededor de su cara para que el ardor cese y se siente bien el choque de caderas contra su trasero, es un vaivén feroz, Eiji nunca se creyó capaz de desbordar semejante pasión y aun así abraza a Aslan con deseo, clava sus uñas en su espalda hasta romper su camisa y enrolla sus piernas para sentirlo más profundo.
—¡E-Eiji! Joder. —Ash se estremece con fuerza dejando escapar un gruñido y un jadeo, ambos están tensos y al límite—. Adentro tuyo se siente caliente, es celestial, siento que estoy enloqueciendo.
—¡Aslan! ¡Ah!
—Me estás apretando muy fuerte, ¿te gusta acá? —Entonces Ash vuelve a arremeter aquel punto y sabe que ha encontrado el lugar dulce de Eiji.
—E-Es demasiada estimulación, ya...ya no puedo.
—Yo también.
Los muslos de Eiji se deslizan hacia abajo por el cansancio pero intenta seguirle el ritmo, el miembro de Ash crece en su interior y se siente apretado, caliente y palpitante, sube las caderas una vez más para ayudar en la estimulación, arroja la nuca hacia atrás y los dientes de Ash se encuentran encima de su cuello, apretando su mano y tirando de su cabello, volviéndolo loco, embistiendo con su pene su interior hasta que su cuerpo se consume.
—¡Aslan!
Finalmente grita y su mente queda en blanco, ninguno consigue retenerlo por más tiempo, el éxtasis explota y abruma sus sentidos mientras los dos llegan al clímax.
—Mierda. —Ash acurruca a Eiji encima de su pecho desnudo, no sale de su interior, no de inmediato.
—¿Te lo imaginabas así?
—No. —Ash sonríe agotado y satisfecho—. Fue mucho mejor.
—Te amo.
Y aunque todavía es de madrugada Eiji brinda por cosas diferentes mientras mira los ojos relucientes de Aslan y tal vez, se siente un poco más esperanzado.
I got news, creo que mi perfil entrara en semi hiatus por un tiempo y si llego a actualizar algo será Love struck porque es mi confort fic y estoy emocionada por terminarlo, no es seguro, pero prefiero dejar el semi aviso antes que desaparecer, es en caso de. Mil gracias por tanto.
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