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Capítulo 25.

Hi~ No me tenía tanta fe la semana pasada sobre mantenerme bien con las actualizaciones de este fic pero acá estamos. Este es un capítulo que tambien me gusta mucho de LS porque siento que ya van cerrando varios temas, pero eso~ Muchas gracias por el cariño.

¡Espero que les guste!

Hay algo raro en Eiji Okumura.

Sí, hay algo absolutamente extraño con su novio.

Ash lo presiente.

Si bien, no existe absolutamente nada en Eiji (o más bien, su interacción conjunta) que le haga decir: «Mierda, está pasando algo raro en nuestra relación» o que dispare sus alarmas rojas de hiperalerta, Aslan conoce a Eiji mejor de lo que ambos se admiten, hay algo en la manera en que aprieta un poco más fuerte su palma de lo usual, en la forma en que sus hoyuelos no se sonrojan lo suficiente cuando le da su mohín de aunque-el-mundo-entero-esté-en-tu-contra-yo-siempre-estaré-a-tu-lado, hay algo en la manera en que sus mentiras se han vuelto peores en sus ojitos de gacela, hay algo en sus flojas respuestas a sus coqueteos o a sus toques o a sus charlas, hay algo en Eiji que no se siente igual pese a no encontrar un gran cambio o epifanía, lo presiente en una sensación visceral de guata, no anhela presionarlo y menos luego de que fuera a terapia, pero algo...es diferente.

Algo en su girasol se está marchitando, algo en su principito se ha envenenado por sus espinas, algo en su Patroclo se está poniendo el casco de batalla.

Mierda, odia no saber qué hacer o cómo ayudar.

«Ojalá supiera cómo dejarte» entonces dice el protagonista de la película y algo en Eiji parece...roto.

—Eiji. —Lo llama pero su mirada cobriza impresiona a eones de distancia, ¿en qué estará pensando? Aunque no puede desglosarlo presiente que consume todo su espacio mental—. Cariño.

—¿Mhm?

—Mi girasol. —Entonces lo llama con ese apodo empalagoso, cree que el vivir juntos le hace todavía más difícil esconder sus endebles mentiras, pero Eiji impresiona no darse cuenta—. ¿Estás aburrido?

—No. —Se supone que están viendo una película en el notebook de Ash, le han robado la cuenta de Amazon Prime a Max (porque ¿hola? el cumpleaños de Griff es la peor contraseña del mundo, idiota) y aunque fue el japonés quién la eligió no le está prestando atención—. Está entretenida. —La trama es sencillamente trágica: una pareja homosexual de closet que no está destinada para acabar junta.

—No te ves entretenido. —Está oscuro en el cuarto, han cerrado las cortinas para crear la atmósfera de cine que se ve intensificada por la lluvia de afuera—. ¿Qué te preocupa?

—No me preocupa nada. —Las gotas arremeten contra los cristales de la ventana. Plic. Plic. Plic. Plic.

—Ajá.

—No me preocupa nada, de verdad.

—Eiji. —Lo regaña y lo toma de la cintura, dándolo vueltas para que lo mire, es común que Eiji quede a horcajadas de Aslan y aun si usualmente le cuesta sostener la mirada al restregar sus caderas, esto es distinto, es casi como si a su novio le costara mirarlo a los ojos y no entiende—. Te pasó algo ¿no?

—No.

—Te conozco. —No hay regaño en su voz, solo preocupación—. Habla conmigo.

—Estamos hablando. —Entonces le dice mostrándose un poco más juguetón, eso es bueno, le gusta que su pareja sea juguetona—. Pensé que eras un genio.

—Lo soy. —Gimotea—. Pero sabes a lo que me refiero.

—No sé. —El moreno tararea, deslizando sus dedos alrededor del cuello de Ash y quema, cada toque es un espasmo de pura electricidad que arde en su piel de porcelana como si fuera un trueno—. No tengo tus 200 puntos de IQ para saberlo, cariño. —"Cariño", vamos bien.

—Tienes razón. —Aslan desliza sus palmas dentro de la camiseta que se robó su novio, es esa blanca, suelta y simple que incluso a él le queda grande pero a Okumura le sienta de maravilla al resaltar su bronceado cobrizo y su silueta de pertiguista—. Tienes 201 puntos de IQ.

—¿Eh? —Entonces su amante impresiona más animado—. ¿Acaso admites que soy más inteligente que el gran lince de Nueva York?

—No seas infantil. —Le advierte.

—¿Lo admites o no? —No puede creer que sea dos años mayor y se comporte en tan poca madurez.

—Para algunas cosas. —Ash lo arrima sobre sus caderas, le gusta tenerlo encima, se siente como un gato regalón con todas las sensaciones que su novio provoca a flor de piel—. No para todas.

—¿Cómo cuáles?

—Como... —El lince se inclina, presionando sus labios contra el cuello de su amante, la sensación lo hace tiritar, envía un delicioso espasmo de pura electricidad mientras su boca desciende y desciende hasta presionar su manzana de Adán y luego detenerse en la clavícula que de todas maneras se halla desnuda al quedarle demasiado grande la polera—. Eres mucho mejor que yo en idiomas.

—¿Eh? —Puede sentir el sonrojo de Eiji contra sus labios aun sino se separa, por esto, prueba suerte y decide alabarlo un poco más.

—Eres extraordinario en el salto de pértiga, ni siquiera te puedo expresar lo mucho que amo mirarte mientras vuelas, te ves hermoso, pones una cara maravillosa. Eres más inteligente que yo captando las señales de auxilio que las demás personas envían, posees una inteligencia emocional que es poco frecuente y eso me enternece en la misma medida que me preocupa y eres determinado y educado, terco, realmente terco y lindo y dulce y acogedor y tienes un acento muy adorable cuando lees, creo que además tienes la capacidad de contagiar a las personas con tu determinación, las haces mejores.

—Ash.

—Me haces mejor y te amo y amo que seas tan inteligente. —El japonés luce conmocionado por tan repentina muestra de afecto y el lince lo comprueba cuando el peso de Eiji se rinde sobre su regazo.

—No creo ser todo eso.

—Lo eres.

—Yo no...

—No te estoy preguntando, onii-chan. —Ash canturrea el apodo para verlo fruncir el ceño—. Puedes ser muy tonto en otras cosas. —Le preocupa ver una reacción completamente diferente a la ansiaba, porque en lugar de enfadarse su novio luce realmente herido con sus ojitos tristes.

—Aslan. —Eiji deja caer las manos encima de sus hombros—. ¿Quién es Dino Golzine y qué relación tiene contigo?

—¿Qué? —El más joven palidece al escuchar aquel nombre.

—Dino Golzine. —Entonces repite—. ¿Qué relación tiene contigo? —Y de repente el recuerdo de la primera sesión de Eiji y las copuchas de las chicas en la sala de espera regresan a su mente con mucha vividez y eso lo incita a tragar duro, empieza a atar cabos sueltos de a poco, porque así como Eiji vio cosas desagradables de su vida...piensa en cuándo recién llegó y los rumores.

—No lo conozco. —Piensa en los progresivos malos tratos y en la repentina urgencia de conseguirse proteger aun si fuera a través de una pandilla—. No directamente al menos. —Piensa en su rivalidad con Yut-Lung por desafiarlo y en el control exagerado que ejerció sobre Arthur.

—¿Me quieres explicar?

—Es que no sabría explicarte. —Entonces la mirada de su pareja se suaviza al igual que la atmósfera, los dedos dóciles de su novio juguetean con los cabellos más cortos de su nuca y los mimos lo hacen sentir más manso de lo que desearía, pero es Eiji, no lo puede evitar, le fascina y ¿cómo se lo dijeron?

«Incluso el pequeño y duro lince, no podía soportar estar solo».

Y es la verdad.

Incluso el pequeño y duro Ash, no podía soportar estar solo.

No sin Eiji.

—¿Puedes intentarlo? —Entonces su novio se lo pregunta y es obvia la preocupación que desprende su voz porque debe ser difícil estar en esta situación y lo sabe, él también odia quedarse afuera.

—¿Puedes creerme?

—Ash. —Su pronunciación de estornudo lo hace reír aunque no es más que una capa para recubrir el miedo que siente, no sería la primera vez que no le creen después de todo—. Claro que te creeré.

—¿Aunque suene extraño e inverosímil?

—Aunque sea lo más extraño e inverosímil que me puedas contar. —Y de pronto—. Aun si me dices que en realidad eres un vampiro que lleva mil años vivo y tu piel brilla cuando toca el sol, te creeré.

—Está bien. —Siente que puede hacerlo y quiere hacerlo—. Te contaré.

Así que lo hace.

Le cuenta del principio al final lo ocurrido en Cape Cod con sus compañeros de equipo y cómo siendo niño todavía sintió una culpa que aumentó progresivamente por no hacer nada, profundiza sobre el terror que sintió al ni siquiera poderle contar a Griffin en las cartas, le cuenta lo duro que fue quedar en la universidad de Nueva York siendo un forastero y además, convirtiéndose en blanco de rumores desagradables durante su primer año. Le habla de la rabia, la impotencia y la pena. Le habla de todos los arranques de ira que solía tener cuando algún idiota le pedía una paja o lo seguían a la biblioteca para comprobar si su reputación era real, le cuenta cómo lo ocurrido en Cape Cod fue distorsionado, de cómo lo convirtieron en puta y acabó siendo el chivo expiatorio de Dino. Y siendo franco, lanzaron tanta mierda de Ash en ese entonces que ni siquiera recordaba a Golzine con relevancia, profesores, alumnos y compañeros se le acercaban para molestarlo así que...¿qué era un cerdo más en esa lista?

Mirando en retrospectiva cree que Dino fue especialmente insistente en conseguirlo y casi obsesivo, pero así como a los otros imbéciles Ash no le dio permiso y luego formó su pandilla. Quizás se quedó con la fijación de jamás haberlo conseguido y ahora crea que puede esparcir mierda como venganza, supone que debió pegarle realmente duro a su frágil ego.

Ja.

Vaya profesorado, aunque claro considerando al entrenador de Eiji ni siquiera debería sorprenderle.

Cerdos blancos.

—¿Entonces realmente nunca pasó nada con Dino? —Ash niega, no han cambiado de posiciones en un buen rato y aunque sus caderas se sienten ligeramente dormidas por cargar con todo el peso del japonés tampoco está dispuesto a separarse—. Porque el sujeto fue a hablar conmigo y me advirtió que tú le pertenecías y que si no me alejaba de ti la pagaría caro. —¿Qué carajo?

—¿Qué?

—Sí. —Eiji tensa la boca antes de continuar, la lluvia golpetea las ventanas del cuarto mientras la luz iridiscente de la película los empapa. Plic. Plic. Plic—. Te reclamó como si fueras suyo, fue...grotesco.

—Creo que el viejo está senil. —Entonces chasquea la lengua—. Creo que me cortejó por un tiempo, me trató de convencer sobre darme más regalías o algo así pero yo estaba demasiado ocupado con mi propia mierda para darle importancia y además, era común que me llegaran propuestas así.

—Ash.

—Por eso decidí formar mi propia pandilla, fue la única manera de protegerme. —Su voz se quiebra con más fragilidad de la que le gustaría—. Antes las personas solo se me acercaban por un motivo y no me sorprendía, desde el comienzo del rumor me acosaban con el mismo tipo de comportamiento al menos unas... cinco veces al día. Era muy desagradable y agotador.

—Oh, cariño. —El aludido se deja caer sobre el hombro del moreno, el borde de la camiseta deja su hombro descubierto y aunque le parece extraordinariamente sexy en estos momentos ansía mimos, ansía que su amante pasee sus manos gentiles por sus mechones dorados y presione besitos encima de su frente con una ternura que solo Eiji sabe concederle—. ¿Quién inició el rumor?

—Nunca supe. —Pero intentó averiguarlo en muchas ocasiones—. Pero apuesto que fue esa víbora.

—¡Ash! —Lo escucha indignarse y le da risa.

—¿Qué? —Se restriega contra su clavícula—. Es verdad, él es malo.

—Yue no es malo, solo es incomprendido.

—¿Cuál es la diferencia?

—Si Yue fuera malo no gastaría tanto dinero para darle skincare a su pandilla. —Aslan alza una ceja con reticencia y se separa con una expresión soporífera contra el hombro del moreno de mala gana.

—Eso suena a tortura para mí. —Francamente no consigue imaginarse a los pandilleros aplicándose una serie de productos de belleza, menos en hombres tan feos como Lao, en Eiji sí, en Eiji aceptaría cualquier cosa y claro está—. ¿Cómo no lo han derrocado todavía?

—Lo intentaron. —Oh, eso toma por sorpresa a Aslan—. Pero Yue sabe ponerlos en su lugar. —Verlo hablar con tanto cariño de ese histriónico hace que le duela mucho el corazón, porque entiende esa importancia que tiene la víbora venenosa en la historia de su amorcito y por ende, también le duele de sobremanera que estén peleados, desearía que las cosas hubieran sido diferentes.

—Lo extrañas. —Concluye.

—Lo extraño. —Se sincera—. Más que nada.

—Eiji.

—Pero también... —El japonés desliza sus toques hacia el cuello de Aslan quien se limita a escucharlo en silencio, recibiendo esas palabras que antes no podía y digiriendo el horror de que quiera o no el japonés ama a Yut-Lung por muy dependiente que sea—. Me ha permitido pensar con más claridad.

—¿Tenerlo lejos? —Asiente.

—Tenerlos lejos a todos me hizo darme cuenta de que realmente no me gustaba estar en la pandilla porque era peligroso para mi carrera de deportista, lo que me gustaba era pasar tiempo junto a Yue, Sing y el resto de los chicos y sentir que era de ayuda, no sé, se sentía bonito el respeto y que se me aceptara como la mano derecha del jefe aun sino era chino, eso me gustaba. —Ash desliza sus roces hacia los muslos de su amante, lo siente sobresaltarse encima suyo mientras se cuela por los shorts.

—Parece que te gusta la atención. —El lince engancha sus pulgares en el elástico del pantalón corto antes de tirarlo y conseguir que su pareja jadee—. Te encanta ser el centro de atención ¿no es así?

—Al parecer sí. —Le sigue el juego con coquetería.

—Recibirías atención siendo el chico del jefe ahora ¿sabes? —Le recuerda la propuesta realizada de manera previa sobre incluirlo en su pandilla—. Tendría muchos beneficios.

—¿Qué más? —Eiji le regresa una mirada jodidamente coqueta mientras lo aprieta entre sus muslos y carajo, se siente bien la fricción—. ¿Qué otros beneficios tendría ser el chico del jefe?

—Podría llenarte de besitos. —El japonés ríe nervioso, más, no se aleja—. Y manosearte frente a los chicos porque eres antojable y me cuesta quitarte las manos de encima.

—Creo que sería mutuo. —Eiji se inclina hacia la oreja del rubio, sus labios calientes, suaves y rojizos presionan su cuello y hacen chispas en su vientre—. También me cuesta mantener mis manos fuera de ti, eres antojable, Aslan.

—Entonces... —Ash crispa una ceja con galantería—. Deberíamos hacerlo.

—Bien. —Eiji le ronronea—. Hagámoslo.

—¿Qué?

—Tengamos sexo.

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—¿Aslan?

Probablemente debe haber escuchado mal las palabras de su amante porque ¡vamos! Le insinuó en más de una ocasión que le gustaría tener sexo y sin embargo, Eiji impresionaba reticente por el tema e incluso tímido, es virgen eso claro está, pero ¿Ash? Aun siendo su primera vez sintiendo semejante deseo por alguien más se las ha arreglado para manejarlo todo cool y por ende, no consigue aceptar que sea Okumura el que haya puesto el sexo cuando él ha estado consultando con expertos sexuales (aka: Shorter Wong) para que resulte indoloro. Nop. Simplemente no. Lo más seguro es que se cayó de la cama y está teniendo un sueño húmedo con Eiji.

—Tengamos sexo. —Pero entonces Eiji repite y...*Ash.exe ha dejado de funcionar*—. Aslan, cariño. —Eiji lo zarandea para hacerlo reaccionar y no obstante, se mira noqueado.

—Sexo. —Tantea con suspicacia, congelando sus manos encima de los muslos del japonés, llegando hasta lo más arriba que le permite el short, casi puede sentir el elástico del boxer y sabe que necesita ser prudente al ser un paso más en la relación, así que irá con delicadeza para no asustar al conejito.

—Sí.

—¿Quieres que te la meta? —Pregunta con delicadeza.

—¡Ash! —Un rubor furioso recubre el rostro de su novio y eso lo incita a molestarlo un poquito más.

—No lo entenderé a menos que me lo digas, onii-chan. —Canturrea, quitando ambas manos de esos firmes muslos para meterlas con descaro dentro de su camisa y tocarle el pecho—. ¿Quieres que te la meta con bolas y todo? —Omitirá el temor a que sus testículos estén chuecos dado sus encuentros previos y dejará que su amante se deleite con la sorpresa—. ¿Es eso?

—¿Tienes condones?

—¿Eh?

—¿Tienes condones para metérmela? —Mierda, no creía que llegaría tan lejos—. ¿Lubricante?

—No. —Okumura alza una ceja, irritado—. No tengo.

—No dejaré que me la metas sin condón. —Shorter no le habló de condones, ¿qué diablos? Aunque tal vez hayan en la habitación de...no, se niega a tener ese pensamiento, qué asco.

—Ya veo. —Es imposible disimular lo decepcionado que está, si fuera un gato probablemente habría cesado el movimiento de su cola y sus orejas estarían bajas porque desde hace un tiempo pretende profundizar su relación a un nivel diferente con Eiji y es la primera vez que lo hablan explícitamente.

—Pero... —El moreno luce repentinamente cohibido con sus pupilas tiritonas y sus toques erráticos a lo largo de su cuello—. Podría chupártela.

—¿Ah? —Ash parpadea, anonadado—. ¿Quieres mamármela?

—¡No lo digas así! —Y Eiji se pone rojo con tanta violencia que cree que en cualquier instante tirará humo por las orejas y explotará—. Sé menos vulgar.

—Eiji, mi dulce Eiji. —Entonces lo molesta—. ¿Me harías el honor de usar tu boca para que mi pene se ponga erecto?

—Eres de lo peor. —Gimotea—. Pero podemos intentarlo.

—S-Sí. —Traga duro—. Vamos a intentarlo.

Eiji le hará una mamada.

Es real.

Mierda. Mierda. ¡Mierda!

Todo Ash tirita cuando Eiji desciende hacia su parte inferior, se reclina en la cama y trata de relajarse porque no quiere verse inexperto, ¿cómo el gran lince de Nueva York está ansioso tras pavonearse?, ¿hablando como si fuera un experto en el tema? Además, la primera vez no debería ser gran cosa si es un chico y más considerando que es Eiji quién tiene entre sus piernas, pero joder, tiembla, aunque odie admitirlo está nervioso y no ayuda que su novio haga todo tan lento. Salen sus jeans y también sale su ropa interior, queda expuesto y...¿si Eiji piensa que es demasiado pequeño o raro o tiene una epifanía y siente asco o se burla o no quiere tocarlo? Hay demasiada catástrofe en su cabeza porque posee miedo de arruinar algo tan maravilloso como esta relación, tiende a arruinar las cosas buenas que le pasan por ser autodestructivo y aun así, el vínculo que tiene con Eiji le es imprescindible pero como las cosas nunca le salen bien a Ash puesto que es Ash es normal que su amante se retracte ya que seguramente no hablaba en serio y solo se sintió presionado.

—Sí son rubios acá abajo. —Pero en lugar de todo lo anterior su pareja suelta esa estupidez y...

—¡Eiji! —Ash gimotea, cubriéndose la cara con la almohada—. Matas el ambiente.

—Pero si tú eres quién está tan tenso. —Y claro que no le sirvió de nada intentarlo esconder porque cuando se trata de este terco es imposible ocultarle nada—. Dame la mano.

—No. —Ash es reticente—. Eso es gay.

—Cariño. —Eiji lo llama con su tono burlón y ligero—. Te la voy a chupar ¿qué parte de eso se supone que no es gay? —Y de alguna manera el comentario logra robarle una sonrisa, mi tontito japonés.

—Tienes razón. —Odia que la tenga—. Pero aun así...

—Lo sé. —Su novio presiona un beso en su muslo interno y quema—. Si te desagrada pararé cuando sea que me lo pidas.

—Lo sé, pero me siento vulnerable. —Claro que lo está si tiene las bolas al aire—. Ya sabes, tú estás más vestido.

—¿Quieres que me desvista?

—Sí. —Ambos tragan duro—. Me sentiría mejor si lo hicieras.

—C-Claro. —Y aunque su voz se quiebra obedece, quedando completamente expuesto frente a Ash y de repente nota que Eiji asimismo está tiritando—. También estoy nervioso. —Le cuenta tal como si pensara lo mismo y es malditamente lindo que así sea, eso lo hace sentir menos apocalíptico, casi como un adolescente normal, es agradable, seguro y cómodo, es Eiji y no podía ser de otra manera.

—Supongo que es lo esperable. —Las manos de Ash se aventuran hacia las caderas del moreno.

—Lo sé. —Lo ha puesto nervioso y le encanta—. Además es mi primera vez y no creo ser muy bueno.

—No importa. —Ash recobra calma—. Puedes practicar chupándola, ofrezco mi pene de voluntario. —Eiji curva una ceja, indignado.

—Qué generoso. —Bufa sarcástico.

—Una de mis miles de virtudes.

—Justo al lado de la humildad. —Eiji se inclina para besarlo y ambos ríen—. Gato mañoso.

—Conejo terco.

—Te amo.

—También te amo, Eiji. —Permite que esas palabras se derritan como caramelo en su lengua—. Me siento más listo.

Eiji vuelve a bajar hacia sus muslos luego de una serie de acalorados besos, su boca se posa sobre la piel de Aslan como si fuera un artista y lo estuviera cincelando y se siente...bien. Saborear la húmeda, dulce y acalorada respiración de Eiji contra su propia desnudez hace llamas en su interior, su corazón se ralentiza como si se tratara de un incendio in crescendo cuyo detonante son los labios del japonés tan tentadores y prohibidos. Ash crispa sus pies contra las sábanas apenas Eiji se inclina presionando un tímido beso en su muslo interno y la excitación se hace presente, de besos su amante se aventura a algo más audaz, lame y muerde sus muslos y le encanta. Mientras más besa, más toca, más marca, más relajado se pone, más excitado.

—Tócame más. —Entonces jadea y Eiji obedece, envolviendo su pene en su mano, presionándole la punta con el pulgar para llevarlo hasta el límite y mierda, su vientre estalla en llamas, es un espasmo de corriente eléctrica que le nubla la razón y lo arrastra a una ola de placer.

—¿Así está bien?

—Más. —Le exige—. Hazlo con tu boca.

Lo siente tragar duro antes de obedecer, es natural, Eiji logró hacerlo sentir cómodo, amado y ahora está malditamente caliente con la idea de recibir una mamada. Ash arroja la nuca hacia atrás en un ronco jadeo apenas siente la tibia boca de su amante envolver su erección, está duro, está más duro de lo que ha estado en su vida porque mirar a Eiji succionando su pene, estando desnudo y expuesto bajo el brillo iridiscente que se cuela por las cortinas, con sus alientos transparentados a raíz de todo el frío que conlleva la lluvia, con un sonrojo jodidamente adorable en su rostro y sus ojos negros aún más oscuros por esa chispa de lujuria es el derroche de erotismo más grande que ha visto en su vida.

Su miembro está mojado, duro, grande y palpitante, la boca de Eiji quema y hace copos de nieve en su erección, lo recorre igual que si tratara de derretir un caramelo, va de arriba hacia abajo despacio, detiene su boca en su prepucio, usa sus manos para estimular sus testículos y maldición, se correría pero quiere divertirse un poco más, así que aguanta a pesar de estar dolorosamente erecto.

—Más profundo, ve más hondo. —Aunque al principio su novio se ahoga, afloja la mandíbula y logra satisfacerlo—. Mierda, Eiji. Eres tan sexy.

Eiji cierra los ojos dada la vergüenza pero él no logra quitarle la atención de encima, existe un placer indescriptible en verlo hacerle una mamada y no solo eso, tener la osadía de inclinarse, envolver un par de mechones oscuros y marcar el ritmo de la felación. Más profundo. Más caliente. Más. Quiere mucho más de Eiji, su mirada navega desde esa obscena expresión mientras su lengua juguetea ante la punta e intenta meter su pene completamente en su boca sin lastimarse hacia su cuerpo desnudo, sus caderas se encuentran alzadas para no caerse de la cama y quedar más cómodo, nunca lo había visto completamente desnudo y se lo está comiendo con la vista y ¿cómo diablos puede ser adorable y obsceno al mismo tiempo?

No tiene sentido.

—¡A-Ah...! Joder, Eiji. —Gruñe, envolviendo aún más sus cabellos y tirándolos.

Siente a su pene crecer y crecer en la boca de su amante, su lengua se desliza alrededor como hecha de terciopelo y es exquisito, las piernas de Ash tiemblan, se siente eléctrico y caliente, se derrite con estos toques, se convierte en un desastre tembloroso adicto a esta sensación, es embriagador, Aslan siente que va a eyacular, pero ansía que Eiji también disfrute y más que nada, ansía que Eiji sucumba ante sus caricias. Le gusta el control. Le gusta dominarlo. Le gusta recordarle quién es presa y quién es depredador. Así que lo separa de su intimidad.

—¿Ash?

—No es justo que solo me divierta yo. —Le musita, subiéndolo a horcajadas en su regazo, sus penes erectos se rozan, ambos están al límite—. Mira lo mojado que te has puesto, ni siquiera te he tocado, ¿tanto te excitó chupármela? Vaya que eres sucio, onii-chan.

—A-Aslan. —Eiji jadea y Ash aprieta su trasero con dureza, consiguiendo que las piernas de su novio envuelvan su torso al estar necesitado de cercanía y se restriegue contra su erección—. No juegues conmigo.

—Pobrecito. —Se burla, mordiendo la clavícula de Eiji, succionando, dejando un brillante chupón—. Has estado aguantando mucho sin atención. —Ash pasea sus dedos deliberadamente lento encima de la erección de su amante, lo recorre entero, bordeando su cadera con la punta de sus yemas para regresar hacia su trasero y amasarlo con dureza, jugueteando con sus nalgas con hambre.

—Aslan, por favor. —Le suplica, hundiendo sus dedos sobre los hombros del rubio. Está aguantando para no sucumbir y es adorable, el lince le arroja una sonrisa coqueta, deslizando sus roces alrededor de su extensión, sintiendo al líquido preseminal hacer nevisca—. Tócame más, te necesito.

—¿Aquí? —Entonces empieza a masturbar sus penes juntos, la sensación es resbaladiza, palpitante y acalorada—. ¿Te gusta que te toque aquí?

—¡Ah! —Eiji arroja la nuca hacia atrás y Ash aprovecha de lamerle el cuello—. Ahí se siente bien.

Ver a Eiji derritiéndose por sus caricias despierta un instinto depredador en Aslan, se lanza hacia sus labios para devorarlos y es salvaje, sus bocas chocan, se muerden y funden con esta misma ferocidad que los convirtió en enemigos para empezar, no lo deja respirar al introducir su lengua mientras sus caderas se restriegan en un derroche de pura lujuria y su pareja clava sus uñas en su espalda al sentir demasiado salvajes las emociones, es una tortura exquisitamente embriagadora. Es animal.

Muerde a Eiji, lo besa, lo masturba, lo lame, lo somete, le encanta, jamás se ha sentido así de...wow. Se siente grandioso simplemente, descubrir cómo se siente su piel desnuda contra la de Eiji, la gama de sonidos húmedos que ha inundado el cuarto y cómo el cuarto quema a pesar de la lluvia es irreal.

—A-Ash. —Eiji ha apretado sus piernas con fuerza alrededor de su vientre, su respiración es irregular e intensa, está agotado, ambos hierven—. Quiero correrme.

—Corrámonos juntos. —Jadea.

Vuelven a besarse y sus labios se derriten alrededor de esa intensidad, sus erecciones están mojadas y dolorosamente duras, las siente palpitar con cada toque, es erótico, la excitación lo ha abrumado, sin embargo, tener a alguien tan sublime como Eiji Okumura a su merced, pidiéndole por más y más, retorciendo y gimiendo indefenso por sus caricias es demasiado.

Con un último y profundo espasmo ambos se desconectan, se dejan llevar por ese mortificante goce, sus cuerpos se tensan y el calor los consume para que se corran. Caen desnudos sobre el otro, siguen a horcajadas, Eiji ha desfallecido encima de Aslan abrazándolo con fuerza pero es reconfortante.

—¿Estuvo bueno? —Entonces Eiji se lo pregunta ansioso aun desfallecido por la excitación, tratando de recuperarse progresivamente.

—Joder, nunca estuve tan caliente en mi vida. —Le asegura, acunando a Eiji para darle mimos entre los cabellos más cortos de su nuca—. Quiero llegar hasta el final.

—En Halloween. —El moreno suelta—. Tendremos el apartamento para nosotros solos ¿verdad?

—Sí. —Griffin y Max irán a una fiesta en algún asilo o dónde sea que vayan los ancianos—. Pero yo...

—Odias esa fecha. —Eiji lo sabe—. Por eso deberíamos convertirla en algo especial. —Y aunque sea una tontería, lo enternece de sobremanera esa preocupación.

—Gracias. —Musita, presionándole un beso en la mejilla con descaro—. Te amo.

—Ash. —Eiji lo aprieta con fuerza, el nombrado puede sentir la fiereza de su corazón ardiendo sobre su propio pecho—. Considérame el chico del jefe.

—¿Eh? —El lince parpadea ilusionado—. ¿Entonces aceptas?

—Sí. —Eiji se aparta, acunando ambas mejillas del más joven entre sus manos—. Acepto pertenecer a tu pandilla, Ash. —Y aunque comprende que su novio siempre ha estado de su lado incluso con el mundo entero en su contra, algo en esas palabras es...

Es el sentimiento más feliz del mundo.

A pesar del cansancio y el reciente intercambio de caricias acompaña a Eiji hasta la universidad, está acomodando los detalles finales del proyecto de fin de año y si bien, no ha tenido práctica deportiva eso no implica que se cancelará la universidad, de cualquier manera le sirve como excusa para poder caminar con Eiji bajo la lluvia, le gusta sostener el paraguas por ser el más alto, le gusta verlo dentro de su chaqueta impermeable y sentirlo acurrucarse para aplacar el frío, es adorable y apenas puede disimular su felicidad ante la decisión de pertenecer a su pandilla. Cree que es buena idea, los chicos adoran a Eiji, Bones lo admira de sobremanera, los otros creen que es la adición invaluable (aunque Ash sospecha que lo que les agrada es verlo feliz), se siente mal por el tema con Yut-Lung pero quién sabe, inclusive podrían fundar una gran pandilla más adelante o al menos, pertenecer al mismo lado.

—Estaré hasta tarde terminando el proyecto. —La voz de Eiji es un eco lejano bajo la lluvia torrencial en las baldosas de la universidad, los estudiantes corren despavoridos para no empaparse mientras el viento amenaza con tirar su paraguas y aún así, no quiere dejarlo ir—. No me esperes despierto.

—Tengo una reunión con los chicos. —Ash acomoda un mechón detrás de la oreja de su novio y ríe al ver lo esponjados que se han puesto por la humedad, como algodón de azúcar o nubes—. Podría esperarte y así regresamos juntos.

—No quiero importunarte haciéndote esperar.

—No lo haces. —Ash le asegura, extendiendo aún más el paraguas sobre su amante y aun así, sigue algunas gotas traviesas que han caído como rocío en los racimos de sus pestañas—. Yo me ofrezco.

—Lo sé. —Resopla—. Sabelotodo.

—Con 200 puntos de IQ.

—Eres un idiota. —Sonríe, enrollando sus brazos alrededor de su cuello y si fuera una película trágica o romántica como la que estaban viendo antes de venir soltaría el paraguas y lo besaría bajo la lluvia, pero no es una película—. No le des mucho dolor de cabeza a Shorter en la reunión.

—¿O sino qué?

—Dijiste que se quedaría calvo y Bones desdentado. —La imagen mental saca una sonrisa maliciosa.

—No les quedaría tan mal.

—Ash. —Le advierte—. Pórtate bien con ellos.

—Ni siquiera hemos hecho oficial tu integración en la pandilla y ya actúas como toda una mamá.

—¿Eso te convierte en el papá?

—Por supuesto. —Ni siquiera duda y su amante frunce el ceño con una mueca tan pero tan adorable que al carajo, suelta la sombrilla y lo besa bajo la lluvia.

—¡Ash! —Eiji ríe retorciéndose entre los besos como si le dieran cosquillas—. Nos vamos a resfriar. —Dice eso, más, no se aparta, al contrario, corresponde de las caricias aunque se estén mojando.

—Podemos quedarnos en cama juntos en ese caso y puedes hacerme de enfermero.

—No puedo hacerte de enfermero si también me enfermo, Einstein. —Eiji se burla con picardía.

—Solo cállate y bésame. —Entonces Ash le pide—. Necesito recargar energías.

—Tus deseos son órdenes. —Eiji suspira entre besos superficiales—. Boss.

Este chico definitivamente lo matará.

Llega al bar empapado hasta la ropa interior pero no le importa, los chicos le ofrecen unas cervezas, hablan de cosas banales antes de iniciar la reunión oficial con Arthur como el tema principal pero la mente del lince todavía sigue en los labios de Eiji y en sus risas y en la manera en que el frío congeló su aliento en una bruma fantasma deliciosa y adictiva, de repente tiene muchas ganas de regalonear con su amante en casa sin Griffin ni Max, pero ahora que lo piensa, Griffin también ha estado...raro.

Sí.

Es un raro diferente al de Eiji por supuesto y sin embargo, conoce a su hermano mayor con la misma familiaridad que conoce al guardián entre el centeno, aunque lograron acercarse durante esa última charla que tuvieron en la universidad y rompieron el muro de expectativas que los apartaba todavía algo se aprecia incorrecto en su relación y bueno, con Dino en boca del alumnado no le sorprendería que por accidente Griffin haya escuchado un rumor y se haya infartado, debe estar encerrado dentro de su cabeza viendo cómo tocar el tema sin transgredir a Aslan si ese es el caso. De hecho, mirando hacia atrás tiene sentido, Max le dijo que se desmayó por el flashback y aunque no pretende quitarle crédito a sus vivencias no puede sacarse un mal presentimiento.

¿Qué carajos le pasa a Dino Golzine con él?

No lo sabe.

Pero de nuevo, ¿por qué?

¿Por qué él?

—¡Amigo! —Shorter lo abraza por los hombros antes de darle tiempo para reaccionar, sus anteojos relumbran empañados en su cabeza y su sudadera se siente mojada—. Te ves contento, ¿te ocurrió algo bueno? —El recuerdo de Eiji derritiéndose con sus toques y llamándolo entre gemidos lo hace sonrojarse como si hirviera.

—A-Algo así.

—¿La pusiste? —Claro que es lo único que pasa por su mente—. ¿Por fin se la metiste?

—Un caballero nunca revela sus secretos. —Dice con el objetivo de escamotear porque aunque sean mejores amigos el sexo es muy embarazoso para charlarlo en "horario laboral" ¿hola? Desubicado.

—Mierda, tu cara lo dice todo, eres un hombre por fin. —Alza una cerveza en un salud imaginario y Ash quiere que la tierra se lo trague por semejante vergüenza—. ¡Felicidades por estrenarla!

—No la puse. —Entonces brama—. No pude.

—¿Por qué? —Agradece que la música esté casi tan fuerte como el alcohol en el bar, de esa manera el resto de sus subordinados ignoran esa horrenda conversación y puede conservar algo de dignidad.

—No me dijiste que necesitaba condones. —No obstante, Shorter se mira igual de anonadado frente a este comentario, como si fuera inconcebible lo que está diciendo.

—Es que es más rico sin nada, por eso.

—Yo no... —Ash intenta calmarse, recuerda las habilidades de respiraciones que aprendió en contra de los ataques de ansiedad o las crisis para ayudar a quienes ama y las usa—. No sé porque esperaba otra cosa de ti. —Inhala profundamente a tres tiempos y luego bota.

—¿Eiji no quiere sentirte entero? —Respira. Respira. Respira—. ¿Tienes el pene peludo o algo así?

—No es asunto tuyo. —Bota. Bota. Bota. Todo está bien, todo está en paz.

—¿Ya vio que te dejó las pelotas chuecas?

—¡Shorter! —Al diablo al mindfulness, mejor recurre a sus impulsos violentos—. No lo digas tan alto frente a los demás, la última vez me molestaron por meses.

—¿Seguimos hablando de las bolas chuecas del jefe? —Claro que Bones y Kong se unen porque todo circo necesita a sus payasos y todo rey a sus bufones—. Pensé que habíamos olvidado el tema.

—Nunca podríamos olvidarlo.

—¿Cierto? Si yo fuera el camaroncito saldría horrorizado, aunque claro, no soy gay para querer verle eso al jefe. —Kong cae en la cuenta muy tarde de esa estupidez—. No se lo tome mal, no es que sea feo, al contrario, es muy guapo pero tampoco es mi tipo ni lo serías si me gustaran los hombres.

—¡¿Verdad?! —Bones se une a la sandez—. Me imagino a un chico mucho más genial si me gustaran los hombres, por ejemplo yo he tenido crush homosexuales con Eiji y con Alex, pero nada gay, todo en broma. —Ríe nervioso—. Es que son antojables. —¿Antojable? ¿Perdón? Ash se atraganta con la cerveza al escucharlos hablar de su dulce novio con ese lenguaje.

—¡Bones! —Kong le pega en la nuca—. ¡No lo digas frente al jefe!

—Pero si todos lo piensan, incluso tú.

—¡Silencio! —Ash gruñe, imponiendo respeto—. Tenemos cosas importantes que discutir.

La reunión comienza.

Dadas las riñas recientes ocasionadas por la fragmentación de su pandilla y la oposición de los chinos Downtown se ha vuelto un caos y Ash no duda en armar un plan para retomar el control puesto que aborrece la entropía, incluso si las riñas con Yut-Lung se limitaban a violencia casi adolescente, Aslan sabe que es un gran líder y sus subordinados lo admiran de manera extensiva, sin embargo, también es consciente de que eso puede generar envidia por sus habilidades de liderazgo, le ha pasado varias veces solo que Arthur es un hueso más duro de roer y además ha logrado juntar a una gran cantidad de personas para ir en su contra. Piensa en Arthur y en su afán de compararse enfermizamente una y otra vez con Aslan como si necesitara probarse a sí mismo algo, sin duda eso habla de una falta de confianza que lo lleva a querer borrarlo del mapa lo antes posible. De hecho...

¿Qué le dijo durante su último duelo importante?

«Te odio con toda mi alma».

Sí.

Aunque Ash no comprende de dónde viene todo el odio que Arthur tiene por él tiene algunas teorías como la endivia o falta de atención (las principales) cree que el odio de Arthur es sumamente simple, que hay un sentimiento que empezó siendo una semilla y germinó en un veneno corrosivo que a fin de cuentas solo estaba esperando que Ash cometiera un error para rebelarse, el infeliz no hizo más que usar a Eiji de excusa para poner algunos peones en su contra y lo más peligroso de eso (además de la velocidad con que consume el veneno) es que invade toda el alma, por lo que jamás ha puesto en duda que esas palabras sean verdad y Arthur lo aborrezca con esa intensidad. Y siendo franco no le daría importancia sino fuera por las otras repercusiones como Dino Golzine, la ciudad, la pandilla, su posición y por supuesto...Eiji.

Matará a cualquiera que se meta con Eiji sin duda. Es su presa, lo dejó claro del inicio.

—Escuché que ha logrado ampliar su terreno hacia otras pandillas. —Alex es quién le reporta y Aslan odia ni siquiera vacilar en que así lo hizo, Arthur es un perro sañoso e intentó empeorar la lesión de Eiji, cree fielmente que el psicópata presentía de antemano sus sentimientos por el pertiguista y por ende, lo orilló a actuar y pintarlo de traidor frente a sus propios chicos defendiendo al enemigo.

—Esto es malo, Ash. —Shorter ha tensado su mano alrededor de su hombro, le encarece la dualidad de su mejor amigo y este manto serio y protector, lo agradece—. Tarde o temprano te tenderá una emboscada.

—¿Y qué hará con eso? —Aslan sonríe burlón, es el centro de la reunión, están alrededor de la mesa de pool con jarras de alcohol rebosantes hacia el paño verde—. ¿Matarme? —Pregunta con desdén, no cree que el sujeto tenga las pelotas para matar a alguien—. No es un asesino.

—No lo sé, jefe. —Los chicos intercambian una mirada constipada—. Puede no matarlo y aun así...

—No se preocupen, si viene por mí no tendré miedo de aceptar el desafío.

—¿Y si viene por Eiji? —El comentario de Shorter lo pone hiperalerta—. Ahora es parte de la pandilla y Arthur no se tomará bien la noticia.

—Si lo hice parte de la pandilla fue para poderlo proteger mejor.

—¿De los chinos también? —La voz de su mejor amigo se dilata in crescendo, volviéndose más firme pero grave—. He estado en su lugar, los chinos no perdonan una traición.

—Yut-Lung lo sacó de la pandilla. —Hace énfasis y sube la guardia, odia que se metan con Eiji, Eiji es su talón de Aquiles y lo sabe—. Eiji no los traicionó, lo exiliaron.

—Porque Eiji te eligió sobre Yut-Lung. —Shorter insiste—. Por ende, él queda como el traidor.

—Shorter.

—Pueden ser muy lapidarios, no te lo digo para alterarte o hacerte enfadar sino porque también he estado en ese lugar. —Los dedos de Shorter se tensan alrededor de la jarra de cerveza consiguiendo que cuatro yemas queden marcadas a causa del choque de temperatura—. La traición es algo grave.

—Y más considerando que el camaroncito era la mano derecha de Yut-Lung y ni siquiera era chino...

—No ayudan. —Advierte.

—Es que se ve feo, jefe. —Eso debe ser lo más inteligente que Bones ha dicho a lo largo de la reunión y es escalofriante la idea de que Eiji peligre por su culpa—. Además es el fly boy, está muy expuesto, entiendo que lo hayas reclutado porque de todas maneras es mejor que tenga protección, los chinos o Arthur podían atacarlo, pero eso al mismo tiempo lo hace un blanco para poder manipularte a ti, es obvio que es tu punto débil. —Mierda.

—Esto me está estresando. —Ash presiona sus yemas en su entrecejo, debe resolver esto, sabe que le ha causado molestias innecesarias a Eiji y que el quiebre de su amistad con la víbora fue catalizada por su noviazgo—. Eiji tampoco está indefenso, sabe pelear.

—Te pateó bastante el trasero ¿eh? —Shorter intenta relajar el ambiente con el comentario y medio funciona—. Con razón te dejó tan flechado.

—Sí. —Los demás chicos se ríen e intentan imitar el ritmo de la conversación—. Pero, ¿qué haremos con Arthur? —Alex es la voz de la razón.

—¿Qué haremos con Arthur? —Entonces...—. No sé, ¿qué harán conmigo?

Arthur entra a la taberna.

Plic. Plic.

Plic.

Arthur es un problema, la lluvia se lo ha advertido en su goteo más metálico, desabrido y...vengativo, las ventanas retiemblan una y otra vez contra la corriente que se cuela por la pesada puerta, aunque el bar se encuentra enterrado en el corazón de Downtown y cerca de la universidad, verlo bajar por las escaleras con un impermeable verde empapado y las botas embarradas lo remonta a ese primer encuentro que tuvieron donde Ash le quitó todo lo que tenía y lo integró a su pandilla. Arthur es un maldito en toda la extensión de la palabra, eso es verdad, hay demasiada saña en sus acciones y aun así, Ash no cree que haya maldad, no como los morbosos que esparcieron los rumores, la policía de Cape Cod o el mismo Dino Golzine tal vez, cree que a pesar de que sus actos luzcan malvados no son más que reclamos de un niño berrinchudo por atención.

Bien, si Arthur quiere su atención, felicidades.

Ya la tiene.

—¿Qué haces acá? —Ash se para frente a todos sus subordinados como el líder nato que es, Arthur le arroja una sonrisa torcida y una mirada asesina mientras sus hombres entran al bar, saben lo que esto significa, es una transgresión, es una declaración explícita de guerra.

—He venido a ponernos final. —El pandillero tiene ambas manos metidas en los bolsillos y Ash ahora vacila en si está lo suficientemente loco para sacar dos pistolas y dispararle a todos sus subordinados en esta reunión, Shorter se para a su lado, inmovible—. He venido a desafiarte.

—Un poco tarde considerando todas las represalias que tomaste contra Eiji.

—Eiji. —Repite burlón—. Ahora lo llamas por el nombre, no por el apellido.

—Corta la mierda. —Le advierte—. Sé que lo sabes.

—No eres divertido. —Arthur bufa, apoyándose contra la mesa de pool—. Quiero desafiar tu cargo.

—¿Quieres que te dé mi posición? —Ash ríe sin gracia, le costó demasiado huir de los rumores para imponer el respeto que se merece—. No.

—No creo que tengas más opción. —El inculto tararea con una sonrisa burlona que lo irrita, mierda, lo irrita de sobremanera—. No soy el único que quiere tu cabeza.

—¿Quién más? —Entonces Arthur chifla y entre la multitud se abre paso una fina silueta.

—Lynx.

—Yut-Lung. —No debería sorprenderle que finalmente ambos se hayan aliado en su contra—. ¿Has caído tan bajo para ponerte del lado de esa basura?

—Gracioso que lo llames basura considerando que solía pertenecer a tu pandilla, pero supongo que esa es la clase de trato que le das a tus hombres. —Shorter tiene una mirada indescifrable en la cara y es casi como si supiera algo que todavía no le ha dicho, pero prefiere ignorar el presentimiento (al menos por ahora)—. Arthur es mucho mejor candidato que tú para el trono.

—Lo haces sonar como un reinado. —Brama, alimentándose con el odio que ve de estos dos.

—La noche de Halloween. —Entonces Arthur decreta—. Te estaremos esperando en la estación de metro. 

¿Halloween se viene intenso? Hell yeah y probablemente la nueva actualización será en dicha fecha y desde el pov de Eiji si me tienen fe porque~ buenas noticias para algunos, malas para otros, mañana es octubre y por tercer año consecutivo me tendrán participando en el inktober de los escritores de fan fics, so, se viene un mes intenso en este perfil partiendo de mañana. Pero de todas maneras luego me enfocare en LS nada más porque quiero acabarlo ya, llego su hora. Mil gracias por tanto.

¡See ya!

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