Capítulo 23.
Hi~ Tengo tres noticias que atañan a este perfil: la primera es que como se me acumularon un montón de clases probablemente solo actualice love struck y los viernes o fines de semana por el momento. En segundo lugar este capítulo se encuentra enfocado en Griffin porque es uno de los pilares del fic y fue bien diferente enfocar su pov sea con Ash como con su propia recuperación. Último puntito, le queda poca vida al fic, probablemente tenga unos 27 capítulos nada más. CHAN. Pero eso por el momento.
El capítulo de hoy va dedicado con mucho amor a la persona que alimento mi amor por esta ship pero violentamente y yo cacho que lo inicio tambien, mujer, la raíz cerebral pega fuerte en el MaxGriff y tú eres la capitana de este barco MakikoMakiMaki, es que no supero aún el os que escribiste, asahsa, espero te guste (que no se note lo mucho que amo a Maki y cómo alimenta y crea necesidades en el fandom).
Mil gracias a las personas que se toman el cariño para leer, acá le damos paso al conflicto final ya, espero que les guste.
Griff suspira, leyendo una y otra vez el mensaje de texto que relumbra en su celular, convenciéndose de que tal vez si lo ve un poco más las letras se reorganizarán por arte de magia para formular alguna pregunta diferente, no lo hacen, la pregunta continúa siendo la misma sin importar cuánto parpadee o finja no estar leyendo el mensaje:
«¿Vendrán a Cape Cod este fin de semana?».
Jim se lo escribió.
Y Griffin no sabe qué diablos responder.
No tiene idea de qué hacer acerca de exponer a Aslan a ese posible estímulo traumático (aun si logró sobrellevar años en su ausencia bajo el cuidado de Jim), pero más que nada no precisa si es prudente el reexponerse a sí mismo al pueblo. No lo ha visitado desde que regresó después de todo, no pudo.
¿Volver a Cape Cod? No, definitivamente es una mala idea.
Cuando una parte irreparable de sí mismo pereció el Irak y desde ahí no ha sido capaz de retornar a su origen o siquiera de pensarlo, supone que Aslan tiene razón en ese sentido y ha cometido errores, errores al asumir o escamotear y le da un poco de risa que su hermanito enfocara el problema en él mismo, diciendo que sentiría asco cuando le contó del entrenador Wilson, porque para Griff siempre ha sido obvio ser la raíz del problema. Mierda, es mucho que tomar.
—¡Ni siquiera me escribiste! Prometiste enviarme cartas, me sentía como un idiota esperando que lo hicieras, debiste cortar el contacto directamente si tanta repulsión te da verme, admítelo, apenas puedes soportar el asco que te da que casi me hayan abusado.
Todavía tiene pesadillas con esa discusión, fue una de las primeras interacciones que tuvieron desde que empezaron a vivir juntos y mierda, ¿cómo podría mostrarse débil y contarle la verdadera razón?, no podía, le cuesta en demasía salir del papel de hermano parentalizado y dejar de mirarlo como su bebé ya que todavía lo recuerda, tenía un poco más de once años cuando lo conoció entre los brazos de la mujer que corrió a su mamá, aun así, el instante en que Aslan carcajeó envolviendo uno de sus dedos con toda su manito, tirando de Griff y soltando una pompa de jabón, supo que lo amaría para siempre y que lo protegería.
Aslan Jade Callenreese.
Una vida tan hermosa como un jade bajo el amanecer.
El nombre le sentaba de maravilla, era simplemente perfecto y magnánimo, se notaba que su mamá le tenía un cariño desmesurado aún si tuvo que dejarlos (a diferencia de Audrey quién se desligó de Jim y del mismo Griffin apenas tuvo la oportunidad de salir corriendo) por eso cuando Griff consiguió armarse lo suficiente para regresar y cumplir con las promesas fue tan chocante encontrarse el lugar de su hermanito siendo usado por...¿Ash Lynx? ¿un pandillero? Aun no se acostumbra siendo franco.
—Griffin, cariño. —La voz de Max lo saca de su ensoñación, antes de que pueda reaccionar esos dos fuertes brazos ya lo están rodeando de la cintura—. Regresa a la cama, es demasiado temprano para estar afuera y mis brazos te necesitan para poder dormir.
—Aslan dice que los viejos madrugan, me estoy comportando acorde a mi edad.
—¿Tan pronto nos estás poniendo en la tumba? —Griffin sonríe en lo bajo, hay poca luz en el cuarto, es peligroso, la oscuridad lo vuelve mucho más consciente del efecto que los toques de Max tienen.
—Así parece. —Su prometido bufa—. Aunque a ti más que a mí, eres mayor después de todo.
—Por un par de años.
—Aslan dice que eso te hace una momia y que un par de años es lo mismo que un par de centenares.
—Aslan solo quiere acomplejarnos con la edad. —Bufa, hundiendo su rostro contra el hombro de la camiseta que viste Griff de pijama y él podría llorar por lo adorable que le resulta el gesto—. ¿Cuánto tiempo llevas despierto?
—No mucho. —El poeta arroja la nuca hacia atrás, permitiéndose deleitar por la cálida sensación de los labios de Max presionándole los omoplatos y el cuello, en Irak no podían ser tan obvios y es lindo disfrutar de esta clase de privacidad sin temor a que les caiga una bomba—. ¿Algunas horas?
—¿Algunas horas? —Ahoga un quejido contra la tela, atrayendo aún más las caderas de Griffin hacia las suyas, quema, puede sentir la desnudez de Lobo a través de la delgada prenda, aún sigue sensible por la ronda de anoche y por esto, es una tortura tenerlo tan cariñoso acariciándolo—. ¿Te quedaste escribiendo otra vez? Te estás exigiendo demasiado con esa antología de poemas.
—No, no me quedé escribiendo. —Por esta vez, se niega a añadir—. Me quedé leyendo un mensaje de papá.
—¿Del viejo Jim?
—¡Max!
—¿Qué?
—No le digas así, papá no es tan viejo.
—¿A él sí lo defiendes pero a mí no? ¡Eres cruel! —Gimotea—. Me enamoré de un hombre de helado corazón, ¿qué será de mí? Pobrecito Maxie.
—No hables de ti como si fueses el protagonista de una novela. —Resopla—. Y Jim no es tan anciano.
—Podría estar en un museo fosilizado por su cantidad de años, me lo imagino perfectamente al lado de los cavernícolas y los tiranosaurios, acá tenemos un papá mierdoso de la prehistoria que se niega a apoyar al hijo más maravilloso del mundo con su sueño de ir a estudiar artes a la universidad y de mandar a su hermanito menor también ¡porque la universidad es para...! —Puede sentir el entrecejo tenso de Max ante sus espaldillas y eso le saca una risa, lo enternece de sobremanera que se indigne por Griffin porque Griff aun no puede indignarse por él mismo—. ¿Cómo dijo?
—Pretenciosos que se creen mejor que el resto porque la universidad no sirve, Aslan y yo moriremos de hambre con tantos préstamos y créditos para estudiar carreras inútiles y bla, bla, bla.
—¿También cree que mi carrera es inútil?
—Cree que eres un hippie vago que solo trata de ligar chicas guapas con sus habilidades de labia.
—¡¿Qué tiene el sujeto contra las carreras artísticas?! Además el periodismo es algo serio, ¿sabes?
—Infiero que es contra cualquier cosa que me impida atender el negocio, si fuera por Jim estaría en Cape Cod tomando su lugar en el Green Hill comprometido con la hija de la vecina.
—¿Eh? —Max le lanza una sonrisa felina—. ¿Y cómo acabaste conmigo? —Las palmas del periodista son rápidas y juguetonas, no tardan en colarse bajo la camiseta de Griff, tocan su estómago desnudo y amenazan con bajar aún más, eso hace que tirite—. ¿Qué hace un soldado tan guapo como tú con alguien que usa su labia para ligar chicas? —Sus manos bajan aún más, hará estrellas si continúa así.
—No sé. —Griff se voltea, enrollando sus brazos alrededor de Max, aun si la diferencia de altura no es grande, al contrario, es más bien pequeña y casi insignificante, adora dicha brecha corporal o más bien lo protegido que se siente bajo el abrazo de su prometido, Griff lleva su vida entera protegiendo a los demás y le cuesta dejarse cuidar todavía—. Tuve suerte.
—Tuviste mucha suerte. —Se inclina para besarlo, el toque cae en su mejilla—. Además, te veías tan candente con el uniforme, no podía quitarte la mirada ni las manos de encima.
—¿Qué no habías salido solo con chicas antes? Eras el típico heterosexual cliché y amor, no entendía cómo decirte que los mejores amigos no se tocaban con tanta confianza en las tiendas.
—Era para desahogar nuestras necesidades, los dos somos hombres. —Griff crispa una ceja en suma indignación—. No me mires así, tú fuiste quién me hizo gay.
—Creo que eras un gay de closet. —Se burla y Max le hace un ademán para que enrolle sus piernas alrededor de su cadera y así llevarlo a rastras hacia la cama, Griff ama su faceta juguetona con tanto fervor que podría llenarlo de besos y rogarle que se casen ahí mismo, pero en su lugar obedece, con un solo salto envuelve sus piernas alrededor del exmilitar y permite que lo arrastre.
—Quizás el encanto Callenreese es fuerte.
—No dices eso cuando se trata de Aslan.
—¡Aslan es malo conmigo! —Gimotea, acomodándose sobre la cama para que Griff de todas formas quede a horcajadas porque en secreto le gusta ser mimado—. El otro día estaba leyendo uno de mis artículos porque se ofreció a ayudarme para que "no haga el ridículo." —Arroja un gesto de comillas en el aire—. ¡Y dijo que mi artículo era una basura pretenciosa solo porque hablé mal de Hemingway en una maldita línea! Ni siquiera era relevante, quería darle humor y el mocoso casi me asesina.
—Max.
—Y se puso peor, porque luego quisimos pasar tiempo de calidad juntos así que me ofrecí a leer ese horrible libro pero él no paraba de detenerme y regañarme porque imitaba mal las voces o mi ritmo de lectura era como el de un viejo con Alzheimer o que no captaba la verdadera esencia del conflicto, pero tampoco me dejaba parar la lectura, así que fue una tortura, mierda, es igual al mocoso Holden.
—Cariño.
—Amo a ese irrespetuoso aunque me saque de quicio. —La declaración le hiela la sangre—. Jamás imaginé que querría tener hijos pero al enfrentarme a Aslan, creo que podría ser un papá.
Creo que podría ser papá.
Porque veo a Aslan como mi hijo.
Y de pronto el corazón de Griffin se ve inundado por un sentimiento tan intenso que yace paralizado, con sus manos congeladas contra los mechones ligeramente curvos y castaños de su prometido, con sus piernas envolviéndolo en su torso desnudo, bronceado y musculoso, con su cuerpo cubierto con apenas su camiseta, sintiéndose demasiado expuesto y frágil, ridículo para un hombre por su calibre, su padre siempre odió que fuera tan "afeminado" (o sentimental como prefiere decirse) nunca logró evitarlo. Parte de enlistarse a la guerra fue eso, sí, es cierto que el ejército le facilitó el estudiar tanto a él como a Aslan, pero una parte de él sentía que necesitaba probarle a Jim que era un hombre real y no un marica sentimental, claro ahora es una bola de PTSD, le resulta irónico, más supone que Jim siempre tuvo la certeza en ese sentido.
Pero esa no es la razón para quedarse mirando atontado a Max y sus ojos de cielo, sus rulos de cobre y sus sonrisas de universos, sino que escucharlo decir que ama a Aslan sin tener ninguna obligación de por medio es...demasiado. Porque el corazón de Griffin, su número uno, siempre será su hermano y eso es algo que le aclaró a Max del inicio. ¿Estás dispuesto a lidiar con eso o no?
—¿Qué? —Entonces le pregunta entretenido—. ¿Por qué te quedaste callado?
—Porque muero por besarte en estos momentos.
—¿Es un consuelo para compensar la crueldad de tu hermano? Porque si es así tienes bastante que compensarme todavía y para tu fortuna, acepto pagos en carne, Callenreese.
—Estás pronunciando mal mi apellido otra vez. —Griffin ríe, inclinándose hacia su pareja, inmersos en la oscuridad de la noche sus ojos azules de alguna manera parecen más etéreos y brillantes, como una musa destinada a inspirar los versos más bellos o los cuadros más sublimes, es precioso, todavía le cuesta creer que Max le corresponda siendo franco—. Suenas borracho cuando lo dices.
—¿Es mi culpa que tu apellido sea tan difícil? —Entonces Max lo toma con dureza de la cadera para tumbarlo contra la cama—. Griffin Glenreed definitivamente se escucha mejor.
—Aslan te matará si te escucha decir eso.
—Vale la pena. —El periodista presiona sus labios contra el cuello de su prometido y quema—. Vale la pena correr el riesgo a quedarme sin pelotas si es por ti.
—Eres tan romántico.
—Me lo han dicho, soy todo un partidazo.
—Ya cállate y bésame.
—Oblígame. —Se burla—. Oblígame a callarme.
Entonces Griffin lo acuna del rostro para poder callarlo y aprovechar de besarlo.
La boca de Max resulta deliciosa encima de la suya, el toque comienza siendo dulce e incluso infantil, pero rápidamente cobra intensidad, Max es un hombre impaciente que toma lo que quiere y lo hace saber, tirando del labio inferior de Griff entre sus dientes para exigirle mayor profundidad, su lengua recorre con hambre y Griffin se estremece entero ante tan demandantes caricias, crispa sus piernas contra el duro y musculoso abdomen de su prometido, permitiendo que al son del beso esas manos traviesas lo recorran entero. Se siente bien, demasiado bien. Las palmas de su prometido manosean sus muslos todavía sensibles hasta su trasero, se pasean en su cintura, suben hacia su pecho, bajan otra vez hacia su estómago y finalmente se apoyan en su espalda y la fricción es una combinación mortal con la esencia de Max chispeando en su boca, se derrite en este beso.
El corazón de Griff se aprieta con fuerza en su tórax mientras más lo toca, memora los primeros días en Irak, no le tomó mucho caer rendido ante Max, piensa, esa personalidad relumbrante, descarada, confiada pero al mismo tiempo suave, lo atrajo igual que una polilla deslumbrada por la luz, volando directamente a una trampa y por ende, su perdición certera sin siquiera sospecharlo. Si bien, Griffin quería acercarse a Max nunca entendió lo qué vio Max en un soldado melancólico y deprimente (tan meh en palabras de Ash) para quererse acercar, pero terminaron siendo amigos y se juró no pedirle más o si no sería codicia, bastaba con tenerlo cerca, nada más. Pero Griffin no era idiota y por mucho que se negara sabía que la forma en que se miraban, la forma en que Max lo tocaba y sus dedos por accidente se entrelazaban en la mesa o se acurrucaban en las noches no era normal, a veces Max lo sostenía de las mejillas como si quisiera besarlo y protegerlo, Griffin sufría, dolía, le dolía demasiado.
—Oye. —Max se aparta con una mueca constipada—. Te fuiste un par de minutos.
—Solo estaba pensando. —Es sincero y le cuesta serlo.
—¿En qué?
—En cómo nos conocimos. —Tararea, hunde sus dedos en los cabellos de Max, le gusta la sensación.
—Era bastante obvio lo loco que me traías.
—No para mí. —Confiesa—. De verdad pensaba que alguien como tú nunca...alguien como yo.
—Griff. —Entonces es Max quién sostiene su rostro y es su fortaleza, no porque tenga que serlo sino porque lo ama—. ¿Cómo se supone que es alguien como tú?
—Ya sabes. —Aburrido, fofo, sin gracia y un terrible hermano para rematar—. Simple.
—¿Te parece que eres simple? —Ríe.
—O demasiado complicado. —No sabe cómo ponerlo en palabras todavía—. Papá me decía siempre que era un marica problemático. —Y sabiendo eso dejó a Aslan a su cuidado confiando en que podría hacerse cargo, ¿qué clase de egoísta hace eso? Oh, pero quería huir al sentirse rechazado, ja.
Pobrecito.
—¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?
—Cuando nos presentaron en el pelotón ¿verdad?
—Después de eso. —Griff niega, encogiéndose hacia la cama porque de repente esa brecha corporal se ha vuelto una inmensidad en dónde se siente realmente ínfimo estando bajo Max—. Fue durante nuestra primera misión, la mayoría del pelotón no tenía experiencia enfrentando a personas reales, pero estaban ansiosos, como si ir a disparar y matar fuese una especie de deporte o algo así, estaban farfullando sobre lo qué harían y esa mierda mientras que tú... —Griffin contiene el aliento.
—¿Yo? —Su corazón se desemboca igual que un caballo de carreras ante la forma tan dulce en que Max lo está tocando, ahuecando sus mejillas con sus dedos ásperos, sus ojos están brillando, es casi como si estuviese viendo un tesoro maravilloso en lugar de a un poeta fracasado y tal vez, así sea.
—Tú estabas hablándole a una fotografía de Aslan, lo recuerdo, no estaba tan cerca para escucharte, pero le sonreías y la mirabas con una determinación jodidamente cariñosa que me hizo comprender que necesitaba conocerte. —El poeta intenta cubrirse la cara, la tiene roja, realmente roja y aunque no la pueda ver en la oscuridad sabe que es imposible de ocultar, odia lo vulnerable que es con Max.
—¿Así te enamoraste de mí? —Farfulla y Max entrelaza sus dedos, sus anillos sueltan un chirrido de metal gracioso que lo hace consciente de la argolla, a veces se le olvida que está ahí porque se siente como si siempre hubiera estado en su dedo.
—En retrospectiva creo que sí. —Considera—. Sospechaba que no éramos amigos aun sino pusimos otra etiqueta, ¿lo recuerdas? Te estuve cortejando durante meses y tú seguías insistiendo acerca de que era imposible que tú me gustaras y eras tan terco que no sabía si quería golpearte o besarte.
—Y terminaste haciendo ambas. —Bufa, crispando un mechón de Max con su aliento, el sol se cuela a través de las cortinas empapando la silueta desnuda de su amante con un cobrizo iridiscente que delinea a la perfección cada músculo del mayor, su cuerpo de soldado parece cincelado en mármol.
—E incluso cuando aceptaste la posibilidad de que fuera bisexual creías que me gustaba otro cadete, ¿es en serio Griff?
—Perdón.
—¡Literalmente babeaba cuando te veía! ¿Cómo no lo viste venir?
—¡Perdón! —Se encoge con timidez—. ¿Pero te has visto? Eres tan atractivo que moría en una bola de pánico gay.
—¿Tú?
—¡Sí! Además en Cape Cod no habían chicos guapos así que literalmente fuiste mi primer crush, de verdad Max, me sorprende que no notes lo atractivo que eres.
—No. —Max le mete las manos con descaro dentro de su camiseta—. ¿Acaso tú te has visto? ¿Has visto la forma en que iluminas cualquier habitación a la que entras? Fuiste el despertar homosexual de medio pelotón sin darte cuenta.
—¡Max!
—Ahora que lo pienso debería ser un novio más celoso. —Chilla, acurrucándose contra el pecho del más joven con reticencia—. Sí, me pondré celoso.
—No tienes que estar celoso. —Griffin le besa encima de la frente—. Sabes que solo tengo ojos para ti.
—¡Ya cállense! —Ash golpea las paredes—. ¡Algunos tenemos exámenes de madrugada y tratamos de dormir! —Max y Griffin se miran entretenidos.
—Ustedes los Callenreese van a ser mi perdición. —No solo porque incluso tratar de deletrear aquel apellido es un ataque personal y más sin cafeína en su sistema—. Los amo mucho.
—¡Yo no te amo en estos instantes! —Aslan gimotea al otro lado del apartamento—. ¡Cometeré un homicidio justificado sino me dejan descansar! Eiji tiene práctica mañana y quiero verme atractivo.
—Aww, dijo en estos instantes, es un avance, significa que me ama el resto del tiempo.
—¡No! ¡No te amo! ¡Eso es asqueroso!
—¡Me amas tanto que quieres que te vaya a leer un cuento! ¡Sigamos con Holden!
—¡Si vienes te mataré, anciano!
—¡¿Qué?! ¿Quieres que vaya? Lo siento, como estoy senil no escucho, iré de todas maneras.
—¡Viejo!
La discusión sigue literalmente hasta que Ash se va a la universidad.
Y la vida es buena por un tiempo, incluso con las ambivalencias que le genera ir a Cape Cod cree que de una u otra manera la vida lo ha compensado por sus pérdidas, pero este sentimiento de regodeo no tarda en esfumarse, recuerda haberse levantado mientras Max se daba una ducha con el objetivo de prepararle el desayuno para regalonearlo cuando se permite cometer una imprudencia, su pareja es un desastre y no es raro que deje esparcido el trabajo por doquier pero Griff es lo suficientemente inteligente para apartarse, de esa manera se las ha arreglado para mostrarle a Aslan un solo episodio de síntomas meses atrás, es un super hermano, el problema de meterse en ese papel es que...Griffin no tiene nada de super y menos de hermano.
La taza entre sus dedos se rompe. Crash. Suelta los papeles. Max es fuerte. Max puede escribir sobre Irak sin tener una reexperimentación. Pero Griffin...Mierda, Griffin le disparó a tres hombres dentro de su propio pelotón y se drogó y mató tanto soldados enemigos como si no fuesen nada, y eso...los escucha todavía, sus alaridos suplicantes, llamando a sus mamás, esposas, familias, a otros Aslans.
Ayuda.
Piedad, por favor.
Pero no tuvo piedad y los mató.
Vomita.
Cae de rodillas.
No siente las manos. No siente el cuerpo. No siente la cabeza. No siente los pensamientos. No puede regresar al momento, de repente se encuentra otra vez en medio del campo de batalla y sostiene el arma contra sus propios amigos, contra Max. Dispara. Las balas rechinan. Bang. Bang. Bang. Gritan. No reacciona. Llevan días de hambre y se aprecia al borde de la locura, no hay comida ni agua, son cadáveres tan esqueléticos, desfigurados y enredados que apenas consiguen sombra humana, teme moverse, la piel apenas le recubre los huesos, tiene la sensación de que al estirarse se va a desgarrar como un trozo de papel. Son codos. Rodillas. Costillas que sobresalen. Huesos obscenos. Párpados translúcidos. Ojos de cavernas. Vacíos. Uñas azules. Manos ensangrentadas. Un desfile macabro por Irak. Un trauma en movimiento. Un héroe que se hizo asesino.
Se drogó y mató. Dejó a Aslan. A Aslan casi lo abusa su entrenador. Griffin vivió por Aslan. Casi pierde a Aslan y Aslan pensó que le tenía asco al regresar porque no tuvo las pelotas suficientes y realmente cree que merece esto, ja, qué ingenuo, es un hermano de mierda que lo abandonó, a su bebé, a ese hermanito que juró cuidar el instante en que envolvió su pulgar con toda su mano, mierda, con toda su manito porque era tan pequeño y fracasó, ni siquiera funciona para eso ¿verdad? Jim tenía razón, es un marica debilucho que no sirve para nada.
Ja. Ja. Ja.
Qué risa.
Con razón Audrey lo dejó (¡su propia madre!) Max no tardará en irse cuando se dé cuenta de la clase de bazofia que es.
—¡Griff! —Todo está roto cuando escucha esa voz, no puede despegarse de la sensación de un arma contra sus dedos, del hambre devorándole hasta las entrañas y el terror, está temblando pero ya no sabe si es por miedo o frío ya que apenas tenían el uniforme para cubrirse, no ve nada, los ojos están demasiado mojados para ver algo, Irak vive dentro de él y él vive dentro de Irak—. ¡Griff! Vuelve.
¿Volver?
¿A dónde se fue?
—Griffin, mi amor. —Lo vuelve a llamar y aprecia una presión cálida contra sus mejillas, es casi como si lo estuviesen sosteniendo de la cara, acurrucándolo, escucha un latido de corazón contra su oreja, se siente bien, se escucha bien. Bang. Bang. Bang—. Soy yo, solo soy yo. —La voz es tierna, la conoce bien, sí, la ha escuchado antes, está seguro—. Mi amor, soy Max, deja de hacerte daño. —¿Pero qué está diciendo?
—Yo no...
—Deja de arañarte la cara, por favor. —Oh, por eso le arde tanto—. Soy Max, solo soy Max.
—¿M-Max? —Formula con dificultad, su garganta se siente como si estuviera siendo bombardeada, como si se hubiese tragado un barril entero de pólvora y cada palabra fuera una llamarada.
—Así es. —Se escucha contento—. Soy Max.
—¿Nos estamos yendo? —Apenas balbucea en un jadeo.
—¿Yendo?
—Sí. —Tiene sangre en las manos, ¿es suya o del hombre que recién mató?—. A la siguiente misión.
—Oh, amor. —Siente una presión encima de su frente, eso lo hace retroceder igual que un animalito herido, cae contra el piso, el piso está frío igual que baldosas, pero acá no hay baldosas, es tierra en montañas de cadáveres, claro—. Estamos en casa, en Nueva York.
—¿Nueva York? —Pregunta confundido—. Cape Cod es mi hogar.
—No más. —Concibe un aleteo de mariposa en el mentón, un beso. Todo está roto, nada es real, se siente tan asustado y confundido, quiere un arma para defenderse, para defender a...Aslan.
—El entrenador Wilson. —Max estaba escribiendo sobre los abusos de los niños en las guerras, Griff apenas pudo...es un síntoma de estrés post traumático otra vez, lo racionaliza, aun así no puede irse de Irak e Irak no puede dejarlo ir, es preso y carcelero—. Aslan. —Lo llama con la voz quebrada.
—Aslan está a salvo, en la universidad.
En la universidad.
No con el entrenador Wilson.
Griffin lo dejó a su merced, no lo protegió.
—Por mi culpa casi... yo no estaba ahí Max, ¡yo no estaba ahí y debería haber estado!, no debí irme, mierda, en qué diablos estaba pensando en dejarlo y lo dejé sabiendo que Jim era un padre terrible, eso me hace cómplice, soy cómplice de que él se sienta así hoy, no pude protegerlo, Dios, ¿qué clase de hermano soy? —Y de repente quiere vomitar de nuevo, toda esta experiencia de puñetazo contra el estómago y el corazón se le mete bajo la piel y es una culpa amarga y cansada que le grita que no se merece nada de lo que le está pasando. ¿Felicidad? ¿Luego de descuidar así a Aslan? Hijo de puta.
—Griffin. —Max está arrodillado frente, sosteniendo sus mejillas y llamándolo con tanto amor que el aludido apenas lo puede tolerar—. No es tu culpa. —Y aunque evita menospreciar el dolor de Ash validando que aun sin abuso fue grave—. No estabas ahí
—¡Exacto! —No aplaca la culpa—. ¡No estaba ahí! Estaba drogado en Irak, Max, él me admira tanto, no puedo regresar a Cape Cod sosteniendo esta farsa, no puedo seguir actuando como un héroe, es lo último que me siento, hice cosas horribles pero lo más horrible fue dejarlo y yo no...
—Cariño. —Max aprieta su mano—. No tenías forma de adivinar lo que iba a pasar ni para ti, ni para él. —Esos ojos azules están repletos de dolor, levanta su mentón, es gentil y dulce, más de lo que se siente merecedor en estos momentos—. Gracias a que te fuiste ambos pudieron estudiar y vivir acá.
—No me justifiques. —Suspira.
—No vuelvas a Cape Cod sino estás listo.
—Nunca estaré listo, me duele mentirle a Aslan.
—No le mientes.
—Quizás no explícitamente pero tampoco tengo el valor para hablar con él y tengo tanto miedo que me paralizo, no puedo evitarlo, pero Aslan, diablos, es mi hermanito y solo quiero que esté orgulloso de mí, él es mi mayor orgullo y...¿qué hice? ¿cómo podría decirle lo que hice y en lo que me convertí? No soportaría ver odio en sus ojos, Max, sus ojitos de jades siempre me ven con tanto amor, eso me mantuvo vivo en esa guerra de mierda, no podría, no quiero, no lo soportaré, me duele mucho.
—Él jamás te odiaría. —Max acaricia su barbilla con suavidad, toma un aliento tembloroso antes de volver a presionar sus frentes y de pronto, Griffin está llorando horrible—. El mocoso te adora.
—Porque no me conoce realmente, no desde que volví. —Griffin es cruel consigo mismo, ha estado demasiado tiempo fingiendo que no se conecta con lo que pasó cuando cada día lo atormenta solo que ha aprendido a disimularlo o al menos, frente a Aslan y cuando puede frente a Max, pese a esto Max le regala una mirada tan suave que le atraviesa del corazón hasta el alma—. No estoy bien.
—Lo sé. —No lo presiona, al contrario, lo acoge—. Sé que no estás bien.
—No estoy listo para volver a Cape Cod.
—Lo sé.
—Pero volveré de todas maneras, necesito confrontar lo que pasó, n-necesito...
—Shh. —Max ahueca su rostro con ambas palmas, es tan dulce que la piel se le eriza—. No necesitas darme explicaciones, no a mí.
—Pero...
—Pero también quiero ir.
—No. —Tirita—. No quiero que veas... papá es cruel conmigo, yo no quiero que veas esa humillación.
—Cariño, nos vamos a casar en un par de meses, déjame ser tu apoyo.
—No te merezco de apoyo.
—Ya basta de eso. No necesitas ser el adulto responsable todo el tiempo, tuviste una vida de mierda, entiendo que hayas asumido el rol de padre por Aslan y entiendo completamente que hayas tenido que ser valiente por él pero ambos sabemos que estás realmente jodido con la guerra y que tu padre siempre se las arregla para joderte aún más. —Un nudo se acopla en la garganta de Griffin, de pronto siente una opresión en el pecho que no lo deja respirar—. Puedes ser débil conmigo y sabes que no te dejaré de amar por eso, lo hemos enfrentado juntos antes.
—Lo sé. Suspira y sigue siendo duro.
—Oh, Griffin. —Max lo atrae en un cálido abrazo—. Estás bien, estás a salvo entre mis brazos. —Esa acogida es tan mortificante que Griffin tiene que taparse la boca para no llorar, eso lo rompería por completo y no puede romperse por completo, no todavía, no está listo.
Pero al menos permite que Max lo sostenga.
Al menos por ahora.
Considera lo ocurrido y la importancia de sincerarse con Aslan, entiende que internalizó en demasía aquel papel de hermano mayor protector creando una figura idealizada que solamente Max la logró atravesar igual que un caballero con una armadura quitando la maleza con espinas, pero le da miedo Jim, sí, ¿para qué se miente? Su padre y lo duro que fue lo aterra, lo valida de sobremanera al darle acogida a Aslan y creerle sobre lo que pasaba con sus compañeros de béisbol, pero Jim es cruel con Griffin y lo convirtió en papá siendo un adolescente, mierda, Griff ni siquiera pudo terminar estudios básicos por cuidar de su hermanito y cubrir turnos en el comedor durante su niñez. Pero le da razón a Max y tarde o temprano su papá se pondrá en contacto con Ash para que responda así que asume que lo mejor es que se entere por su parte. Va a su universidad.
No se concibe listo y la catástrofe aún burbujea como un caldo de ideas apocalípticas en su cerebro, pero está agotado y se siente vacío y así como Aslan le pidió que amase esa nueva identidad acerca de pandillas Griffin también necesita que su hermanito lo ame por quién realmente es: un desastre, un trauma, una vivencia destruida, una infancia desgarrada. Es triste haberse convertido en aquello.
—Aslan. —Pero acá está, listo para confrontar sus propias guerras, sosteniendo el arma y apuntando contra su propia cabeza.
—Griff. —Luce sorprendido de verlo y claro, jamás lo viene a buscar, ja—. ¿Qué haces acá? ¿Cómo supiste dónde encontrarme?
—Solo busqué la pista deportiva y asumí que estarías dónde Eiji está.
—Ah. —Su sonrojo es adorable y Eiji los saluda con una sonrisa brillante de la pista, hacen una pareja tan linda, le alegra de sobremanera que estén en una relación sana de apoyo mutuo, los ha visto.
—Eres algo obvio cuando se trata de él.
—Lo sé. —Suspira—. No puedo evitarlo y menos si se ve tan malditamente lindo cuando salta.
—Creo que es adorable.
—Creo que tú y el viejo son asquerosos.
—¿Tan pronto lo estás insultando? Ni siquiera está acá para defenderse, dale crédito.
—Perdón. —Ríe—. Es la costumbre.
—Lo sé.
—Entonces... —Ash se hace pequeño dentro de su camiseta blanca, jugueteando con los bordes de la prenda igual que lo hacía a los seis años—. ¿Qué haces acá? ¿Viniste a acompañar al viejo?
—De hecho. —Llena sus pulmones de aire y saborea la guerra—. Vine a hablar contigo.
—¿Eh? —Lo confunde, más, no lo rechaza—. Claro.
Acá vamos.
Aslan lo arrastra a una zona apartada del ajetreo deportivo, está cerca del equipo de béisbol y ahora que lo desglosa debió ser jodidamente duro para su hermanito lidiar con la constante presión acerca de unirse a un equipo que además de traerle malos recuerdos por su suceso con Barba Azul también debería ser fuente de síntomas y evitación, mierda, la jodió ¿no es así? Le dijo que una de las razones que tuvo para mantenerse con vida fue verlo jugar béisbol en la universidad, ja, vaya hermano, Griff no está ni cerca de ser un héroe, por ende, no debería estarle preguntando sobre Cape Cod sabiendo la carga emocional que tiene pero es complicada esa línea entre proteger y pasar a llevar su libertad.
—Papá quiere que vayamos a Cape Cod este fin de semana. —Entonces solo suelta la bomba, es tal como le soltó que se enlistaría a la guerra al pequeño Aslan con su jardinera de jeans y su corte tan principesco, con sus ojitos verdes repletos de pena siendo tan pequeño.
«¿Vas a dejarme?» le preguntó al borde del colapso por el temor a ser abandonado.
Su hermanito le estaba pidiendo seguridad.
Que se quedara.
¿Y cuál fue el gran consuelo que le pudo dar?
«Aunque esté lejos, nunca te olvidaré».
Bravo.
Buen trabajo animando a un niño, luego lo dejó con Jim justo después de inscribirlo con un predador sexual de menores de edad, grandioso trabajo protegiéndolo.
Griffin se esfuerza por salir de su cabeza para mirar lo cambiado que está su hermano, durante estos años de separación sin duda Aslan se convirtió en un hombre sea por el aumento en su musculatura pese a su delgadez como en el sarcasmo que recubrió su ternura, pero el verde, ese verde que pende en sus ojos, el verde más verde que Griff jamás ha visto en los últimos veinte años...resulta imposible de confundir, no cree que podría confundirlo con nadie.
—Papá quiere que vayamos a Cape Cod este fin de semana. —Entonces repite, se encuentran detrás de las galerías de madera frente a la cancha de béisbol pero no se siente más protegido, al contrario, se profesa expuesto—. Sé que esto debe ser duro para ti, te lo pregunto porque no quiero asumir o que sientas que no tienes voz en esta familia, la tienes, así que si quieres negarte tú...
—Está bien. —Lo interrumpe.
—¿Qué?
—Está bien, vamos a Cape Cod. —Y se lo dice con una actitud tan desinteresada, encoge los hombros y se sacude el cabello como lo haría un galán de película, no un niño vulnerado. No. No. No. Y Aslan definitivamente no quiere ir pero no se lo está diciendo.
—No tienes que forzarte a ti mismo.
—No me estoy forzando.
—No, Aslan. —Griffin apoya ambas palmas en los hombros de su hermanito—. No es necesario que te obligues o te hagas el fuerte, podemos no ir.
—Quiero ir.
—Papá lo entenderá.
—Quiero ir, hablo en serio.
—De verdad, no tienes que mentirme.
—¡Griffin!
—¿Qué?
—Realmente ansío ir, sería divertido llevar a Eiji a Cape Cod, creo que podremos pasar un buen rato para descansar, tengo muchas cosas que quiero mostrarle en ese basurero, el lago será un escenario maravilloso para sacar fotografías, además están los maizales, no sé, las estrellas ahí son muy lindas.
—P-Pero... —Es que Griffin no puede creerlo—. ¿Qué hay del entrenador?
—Ya no me afecta. —Aslan frunce el ceño, deteniéndose—. Me afecta todavía, pero creo que lo que más me afectaba era sentir que en la familia no me apoyaban, así que estoy bien regresando, incluso de verdad siento que tengo ganas de regresar y que es algo que me hace falta para darme un cierre, tengo que confrontarlo ¿lo entiendes? —No, claro que no lo entiende.
—Sí. —Miente—. Lo entiendo.
—Gracias.
Silencio.
No lo puede procesar.
No tiene sentido, ¿Aslan?, ¿queriendo volver a Cape Cod por voluntad? Griff no se imagina poniendo un pie en Irak de nuevo y menos con esas pesadillas o síntomas de trauma, claro que lo comprende, una manera de superar un trauma es a través de una terapia de exposición, enfrentándose estímulo aversivo tras estímulo aversivo hasta hacerse indiferente, pero Griffin nunca ha hablado de ese tema con alguien y menos mostrarle lo mucho que le afecta y le da pena porque a fin de cuentas trató de usar a Aslan como excusa para no volver cuando es el propio Griffin quién jamás se sentirá listo para confrontar a papá. A veces lo culpa ¿saben? De que lo haya incitado de cierta forma a enlistarse, en aquel entonces Jim era mucho más duro, le negó cualquier apoyo sea económico o afectivo asociado a su futuro y era duro tener que sobrellevar eso.
Era duro ser el hermano mayor y el padre al mismo tiempo, tenía un poco más de once años cuando perdió su infancia y no resiente a Aslan por eso, Dios, es lo mejor que le ha pasado en la vida, asegura que si le dieran a elegir aun conociendo la magnitud de las repercusiones lo haría todo de nuevo, él ama a su hermanito y le gusta que dependa (o más bien se apoye) pero le da pena su propia infancia.
Porque cuando Aslan aprendió a hablar, Griffin aprendió a callarse.
Cuando Aslan dio los primeros pasos, Griffin corría entre la taberna y la escuela.
Cuando Aslan entró a la escuela Griffin desertó de su propia educación porque no había tiempo para poderlo cubrir todo y las deudas llegaban y llegaban.
Así que tal vez la verdadera razón para no querer regresar a Cape Cod es no querer enfrentar a Jim, no querer ver su mirada de prepotencia que grite un: te lo dije y saber que efectivamente le advirtió que un marica como él quedaría jodido.
—Tú no quieres volver. —Y claro que su hermanito menor lo infiere, claro, Griffin puede ser su héroe estrellado ante sus ojitos verdes pero su ingenio es incomparable, Griffin siempre ha admirado eso de su hermano y siendo franco, también lo enorgullece.
—No. —Entonces admite y recuerda las palabras de Max—. No quiero volver.
—¿Por qué? —Hay preocupación cristalizando sus pupilas y eso le remueve el corazón ¿cómo puede amar tanto a un hermano al que estaba predispuesto a no amar en su propia adolescencia?
—Porque estoy jodido y odio que papá vea eso. —Lo dice tal como es, sin tapujos ni palabras bonitas ni nada que adorne la realidad—. No quiero darle la satisfacción, menos pensando en lo prepotente que me fui de ahí.
—¿Jodido? —Ash impresiona no entender, sus dedos se han crispado contra su camiseta y a lo lejos se escuchan los gritos de los demás deportistas, hay muchas cosas que le gustaría hablar ahora como pedirle perdón por presionarlo a entrar al equipo (aun si ahora le gusta y lo mantiene a voluntad).
—He tenido varios episodios de... —¿Cómo le explicó Max?—. Reexperimentación desde que llegué.
—¿Qué? —Ash palidece, Griff retrocede.
—Sí.
—¿Por qué? —Y se lo pregunta con esa misma curiosidad de niño que lo rompe.
—Porque hice cosas horribles en Irak. —Hay un encogimiento en los hombros de Aslan, diferente al que le mostró previamente, este es más agudo, casi como si estuviese esforzándose por mantenerse tosco y esconder esas capas de fragilidad, sin embargo, sus manos se estiran de la camiseta hacia el aire, casi pidiéndole que las tome como si fuese su hermanito quién necesitase consuelo—. No creo que me puedas ver con la misma cara cuando te enteres.
—¿Por qué? ¿Qué puede ser tan malo para que te trate diferente?
—Yo... —Griffin lo mira y tiene muchas ganas de llorar, pero se rinde, está demasiado drenado para seguir sosteniendo sus propias mentiras y no da más—. Maté personas, Aslan. Maté a soldados, no lo pude tolerar así que también recurrí a las drogas, no soy un buen hermano, no te merezco.
—Griff.
—Si traje a Max a nuestras vidas fue porque apenas podía mantenerme de pie, no quería exponerte a eso, no quería que tuvieras que lidiar con tu hermano mayor gritando a las tres de la mañana luego de una pesadilla o que tuvieras que consolarme en mis ataques o pasarme mis medicamentos. —Le cuesta sostener una mirada, así que no lo hace, la luz de la tarde es brumosa y azulada y ayuda para que el verde en esos ojos, ese verde tan verde, no sea tan doloroso de mirar.
—¿N-No confías en mí? —Se lo pregunta tan bajito, tan aniñado.
—Claro que confío en ti pero eres mi hermano menor y no te corresponde eso, no tienes porqué tú arreglar mi mierda cuando yo debería ser quién te cuide y más encima cuando volví me comentaste lo del entrenador y no sé, fue demasiado, me rebalsé, simplemente me rebalsé, no pude sostenerlo.
Todavía no puedo.
No puedo sostenerme.
Lo siento, lo siento por ser un terrible hermano mayor.
Pero te amo y me duele.
—Oh, Griff.
—Lo siento. —Griffin aprieta sus dientes, saben a crudeza y amargura, de pronto su cuerpo se siente muy pesado y se supone que sincerarse ayudaría, pero no lo hace, se siente terrible, es un adulto y está terriblemente asustado cuando no debería, diablos, qué patético, papá tenía razón—. Lo siento por arruinar la imagen que tenías de mí.
—¡Me importa un carajo la imagen que tenía de ti!
—¡Aslan! —Regañarlo por la grosería es automático.
—Eres mi hermano y te amo. —Le dice, una lágrima rueda por la mejilla de Aslan pero es demasiado rápido y la frota con un brazo, inhalando profundamente en la bruma de la tarde—. No soy tan bruto y sabía que algo te estaba pasando pero no te quería presionar yo debí...lo siento, me encerré dentro de mi propia cabeza y mis problemas y también asumí cosas que no debería.
—No, no, yo soy el mayor, era mi responsabilidad qué...
—Griffin. —Su voz es seria y cortante como una navaja—. Deja de echarte encima la responsabilidad de tantas personas porque la carga es demasiado pesada.
—Pero.
—Y temo que algún día te termine de aplastar. —Abre los ojos de golpe—. Me preocupas, maldición, eres mi hermano y te amo, Griffin no necesito que seas perfecto y sepas cómo lidiar con todo, nunca me voy a sentir decepcionado porque no estés bien y necesites ayuda, pero quiero estar ahí para ti, así como tú has estado toda mi vida para mí, también quiero apoyarte.
—Aslan. —Ríe, no debería sorprenderle que su hermano sepa leerlo mejor que nadie, no es su orgullo por nada ¿verdad?—. Gracias.
—Yo... —Aslan luce tímido, se planta enfrente con sus converse rojas y sus camisetas de estrella de rock—. Ven acá. —Y le extiende los brazos apenado, con un sonrojo recubriendo sus mejillas porque aún le da vergüenza el contacto físico y más con su familia, pero lo intenta, lo intenta tanto.
—No necesito un consuelo.
—No es para ti. —Miente—. Es para mí.
—Bien. —Y Griffin lo agradece tanto—. Has cambiado.
—Quizás.
Ash lo acuna con fuerza, se ha vuelto mucho más grande y fuerte, es capaz de sostenerse a sí mismo y aún así lo quiere en su vida, siendo un desastre de hermano, un cúmulo imperfecto que excusando la protección bajo la indiferencia se negó a mostrarle esos temas, pero siempre lo supo, no se fueron sino que se quedaron acá, así que ambos descargan las emociones mudas en ellos y dejan que llueva acá dentro y la tempestad los alcance.
—Tú también has cambiado, Griff. —Entonces Ash le dice—. Finalmente estás siendo honesto, debe ser duro para ti, lo sé.
—Lo es.
—Gracias por confiar en mí.
Confianza.
Así su hermanito lo interpreta, no como debilidad. Griffin se queda acurrucado un poco más y piensa en su relación, piensa en cuándo Aslan era un niño y se acurrucaba igual que un gatito contra Griffin para protegerse del frío puesto que no había dinero para la calefacción (gracias, Jim), piensa en esas pecas de estrellas con párpados pesados insistiéndole por que le leyera otro cuento antes de dormir, Griffin cumplía, sin importar lo agotado que estuviera o los turnos en el bar le leía, piensa todos esos cumpleaños tan pobres dónde apenas pudo hornearle un pastel y Aslan lo miró tan agradecido y se ve en la obligación de aceptarlo. A Griffin le costó demasiado amor criar a Aslan y en cierta parte de él mismo le gustaba ser invencible ante sus ojos, porque hubo un tiempo dónde fue invencible para poderlo criar, pero es momento de ser sincero y vulnerable, de pagar con la misma confianza. Y cree que a pesar de los malos entendidos no lo ha hecho tan mal si Ash se despide con una sonrisa brillosa para recoger a Eiji quién al parecer se quedará a vivir con ellos en casa.
—¿Acaso ese es Ash Lynx? —Y le da un poco de orgullo escuchar a esas chicas mirando a su hermano con sonrisas coquetas y tímidas.
—Lo es, su belleza es inconfundible. —Claro que lo es—. ¿Escuchaste lo que pasó con Dino Golzine?
—No, ¿qué pasó?
—Dice que irá por él, no le gustó para nada que Ash lo demandara por abuso sexual. —Griff palidece.
—¿No serán solo rumores?
—No sé, pero las denuncias contra Dino Golzine son reales, el cerdo es...
Griffin no escucha más.
Lo último que sabe es que cae contra el piso y nada vuelve a sentirse real.
El siguiente capítulo damos pie a los conflictos y avances de nuestro Eiji, luego en Cape Cod tenemos el climax de Ash y nos enfocamos más en Eiji pero se nos va este fic, me da penita porque estoy muy encariñada con la trama, ay. Espero que les haya gustado aunque no nos hayamos enfocado tanto en nuestros protas como de costumbre, pero me gustan los capítulos que rompen un poco los esquemas, evitan que nos acostumbremos.
Nos vemos ya la otra semanita por acá~
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