Hi~ El capítulo de hoy debería subirlo ayer pero su servidora anda con mucha carga laboral para variar así que es bien cortito y más que nada para dar contexto. Muchas gracias por leer.

Comienza a tararear la canción puntual, esa que su mamá le cantaba antes de arroparlo, él recuerda que lo cubría con una manta, con su manta favorita, esa de felpudo morado y polar porque sino era esa lloraba, le presionaba un beso encima de la frente y entonces cantaba una melodía china, amaba escuchar más de la cultura de su madre y sentirse partícipe de esta. No sabe porqué memora dichosa melodía acá y ahora pero lo hace. Lo hace y piensa: «Oh bueno, cerraré los ojos y cuando se termine la tonada ya no estaré acá». No posee miedo de Arthur o cualquier barbaridad a la que someta tanto su cuerpo como su alma. Y entonces, en ese cántico maravilloso y pacífico aparece otra letra, es fea, intrusiva y desagradable.

Oh my darling, oh my darling.

Oh my darling, Clementine.

Sí, esa canción de mierda.

Escuchó a Eiji cantarla en la ducha innumerables veces y en retrospectiva las señales de ese romance con Lynx eran obvias, desde las horrorosas chaquetas de mezclilla hasta sus gustos musicales yendo a decadencia, era obvio lo perdidamente enamorado que estaba de Ash pero fue demasiado egoísta para verlo. Shorter tenía razón ¿no es así? No en todo, habiéndolo procesado mejor Yut-Lung valida que ama a su propia manera y si no es la manera que el resto espera que se jodan. Pero ama, mierda, ama más intenso de lo que debería, ama a su mamita linda, ama a su pandilla, ama a Sing, ama a Eiji e inclusive cree que ama a Lao aunque es el menos favorito de sus subordinados.

¿Qué hay de Shorter?

¿Ama a Shorter todavía?

—Estás poniendo una expresión deliciosa en estos momentos.

Supone que sí, que debe seguirlo amando en algún lugar muy escondido de su alma porque todavía en estas circunstancias fantasea que entre por la puerta y lo salve igual que lo haría un caballero de armadura blanca, pero Shorter no entra por la puerta, Shorter tampoco entró por la puerta la última vez que lo necesitó ahora que lo recuerda y por eso terminaron su relación.

Le falló.

¿Le falló?

No, se fallaron mutuamente mejor dicho.

—Yut-Lung Lee. —Pero quién sí entra es Dino Golzine con su sonrisa de pedófilo que tanta bilis hace que le suba a la garganta, sino estuviese atado a una silla y Arthur no tuviese su navaja apoyada bajo su garganta se pararía y se iría luego de pegarle en las pelotas y con suerte, dejarlo estéril. Pero claro que no es tan fácil.

—Monsieur. —Aunque claro, ¿cuándo la vida ha sido fácil para él?

No lo fue cuando eligió convertir el ballet en su pasión.

No lo fue cuando le diagnosticaron personalidad límite.

No lo fue cuando formó su propia pandilla para resguardarse.

No lo fue cuando se enamoró y eso lo mató.

Y no lo es ahora. No cuando los ojos de Dino Golzine lo miran entretenido luego de haberse librado de la prisión, parece una bestia sedienta de venganza y la peor parte es que probablemente lo sea...

Oh my darling, oh my darling.

Oh my darling, Clementine.

Y entonces le pega la realidad, no le da miedo lo que pase con él o que puedan hacerle, pero sí le da miedo resistir, lleva menos de la mitad de la canción mental cuando se da cuenta de que sobrevivirá, que deberá componer la miseria que le quede de vida, que tendrá que sobrellevar las consecuencias (sean buenas o malas) de la negociación que tendrá con Dino Golzine y que la conversación de forma certera tendrá que ver con Lynx y eso afectará a Eiji. Y eh ahí el castigo más terrible que Yut-Lung es capaz de imaginarse. Tendrá que lidiar con la culpa, la aflicción y el dolor de ser el único responsable de perder a su mejor amigo, de mostrarle que es autodestructivo y a su vez destroza al que se acerca, y lo odia, odia tener que pensar eso. Pero no tiene miedo, no todavía.

—Tenemos que hablar.

—No tenemos nada que hablar. —Pero Arthur presiona la daga justo en su manzana de Adán y Dino toma asiento enfrente, divertido.

—Me parece que sí.

—Es bajo que haya contratado estudiantes para hacer el trabajo sucio.

—Escuché que eras más inteligente que esto. —Entonces se burla, desviando su mirada hacia el filo de la navaja y a la piel blanqueada por la cuchilla—. Es una pena, no quería tener que ser...muy duro contigo considerando tu apellido, eres de una familia importante.

—No tendrá ni una palabra de mí, ni siquiera tengo la información que quiere.

—Pero la tienes.

—No tengo contacto con Ash Lynx.

—Con Ash Lynx no. —Tararea, apretando sus dedos alrededor del banquillo—. Pero sí sobre el chico que lo rodea, su pareja, su debilidad. —No. No. No. Absolutamente no.

—Jamás traicionaría a Eiji de esa manera.

—¿Estás seguro? —Entonces el filo presiona su cuello y...—. Porque creo conocer formas de hacerte hablar.

Recuerda su primera crisis en la universidad, recuerda haberse acostado hecho un ovillo, sollozando muy bajo porque a todos les molestaba cuando lo hacía y lo victimizaban, recuerda que Shorter aun siendo desconocidos se recostó a su lado, no dijo palabra alguna, no lo miró con lástima ni tristeza, de hecho, no hizo nada más que abrazarlo en silencio. Y Yut-Lung se quedó ahí, demasiado asustado para devolverle el abrazo, tratando de concentrarse en algún lugar puntual del cuarto mientras toda su vida cambiaba para siempre. Puede que no sepa amar como los demás esperan ser amados y que incluso su amor llegue a transgredir límites que deben reafirmarse constantemente para no dejarlos de propasar. Pero de que ama, mierda, ama cómo nadie.

No sacrificará a Eiji para salvar su propio pellejo.

Y si eso implica salvar a Lynx, que satán lo perdone, pero así será.

Piensa en esa ridícula canción, piensa en Eiji riéndose al salir de la ducha con el cabello esponjosito, piensa en la sensación de hogar, piensa en mamá, en su infancia y sobre todo...

You are lost and gone forever.

Piensa en Shorter.

«Todo este tiempo he estado esperándote».

Piensa en Shorter y en lo mucho que le gustaría arreglar las cosas si sale con vida o lo bastantemente armado de las garras de Dino Golzine, piensa en Shorter, lo mucho que lo amó y jamás ha dejado de amarlo, piensa en las cosas que le gustaría decirle y que si lo rechaza está bien, pero al menos...Solo quiere cambiar, quiere cambiar esas cosas que odia tanto de sí mismo y quiere ser valioso, digno de ese amor que la vida le muestra y le sigue negando. Y si debe hacer cambios y probar que es distinto, bueno, supone que esta es la prueba de fuego, el primer círculo del infierno que él mismo escribió, Dante se sentiría tan orgulloso.

Así que adelante, que le dé su mejor golpe.

—Empecemos la diversión, pero antes hagámoslo con el invitado de honor.

Dreadful sorrow.

—Hua-Lung.

Clementine.

Ahora sí, mañana o subo lo que pasa con eiji por acá o se retoma angel eyes, dependiendo de cómo curse el resto de mi día y que tan muerta quede a la noche. Pero de que nos vemos pronto acá, lo haremos. Mil gracias a quienes se toman el cariño para leer.
¡See ya!